domingo, 22 de abril de 2012

"Sarkozy no tiene ninguna posibilidad" (entrevista a Gérard Grunberg, politólogo)

Decepcionados, los franceses enjuician con gran severidad a Nicolas Sarkozy, a quien la mayoría del país cree ya derrotado. También el politólogo Gérard Grunberg, director emérito del CNRS en el Centro de Estudios Europeos (CEE) de Sciences Po, y reconocido especialista en sociología política y electoral.

- ¿Cree que Nicolas Sarkozy tiene todavía alguna posibilidad de ganar las elecciones?

- No, no creo. No sólo todos los sondeos vaticinan una victoria muy neta de François Hollande, sino que su ventaja se va acrecentando. Está hecho. C’est joué.

- ¿Por qué?

- De entrada, hay una razón de fondo. Todos los gobernantes europeos afectados por la crisis han sido derrotados. En segundo lugar, Sarkozy ha decepcionado mucho personalmente, hasta el punto de que hoy en Francia hay un sentimiento antisarkozysta muy fuerte. Y en tercer lugar, Sarkozy ha hecho una campaña muy a la derecha, con lo que ha perdido apoyos centristas. Enfrente, Hollande no ha hecho una gran campaña, pero no ha cometido ningún gran error.

- El entusiasmo que se percibía en las elecciones del 2007 ha dado paso al desencanto...

- Todos los sondeos muestran que la gente está muy decepcionada. No hay entusiasmo, efectivamente. Y falta confianza. Los franceses son conscientes de que la situación en Francia va a ser mas difícil. Los propios candidatos no se han atrevido a hacer grandes promesas, ha sido una campaña más bien apagada. No ha habido elementos novedosos, ni en las ideas, ni en la personalidad de los candidatos. Hollande no es una persona muy carismática y Sarkozy ha perdido el carisma que tenía en 2007.

- ¿Explica esto, a su juicio, el ascenso de los extremos?

- En 2007, Sarkozy consiguió hacer bajar al Frente Nacional, pero se ha demostrado que ese descenso fue extremadamente coyuntural. En Francia hay estructuralmente un electorado de extrema derecha, de carácter xenófobo, contra la inmigración, que oscila entre el 15% y el 20%.

- El cambio de imagen del FN y la “desdiabolización” impulsada por Marine Le Pen ¿ha contribuido a esta recuperación?

- Marine Le Pen ha hecho una campaña un poco flotante, pero en el último tramo ha regresado al discurso anti-inmigración y anti-islámico. Por otro lado, el ascenso de la extrema derecha es un fenómeno europeo...

- ¿Y el fenómeno del Frente de Izquierda de Mélenchon?

- Justamente porque la campaña de Hollande ha sido tan poco atrayente, ha despertado tan poco entusiasmo, que ha favorecido el ascenso de Mélenchon, quien tiene un discurso radical muy del gusto de una parte de la izquierda francesa. Si Hollande moviliza el voto es porque es el único capaz de derrotar a Sarkozy. Por eso será elegido.

- ¿Cree usted posible una sorpresa en la primera vuelta, como la que dio el FN en 2002?

- No creo. Aún cuando Sarkozy ha empezado a bajar, no lo creo. Hace seis meses, no excluía totalmente que que Marine le Pen pudiera pasar por delante, pero Sarkozy ha hecho después una campaña muy inclinada a la derecha y ha remontado. Los sondeos indican que los dos grandes candidatos van a llegar muy netamente por delante de los demás.

- ¿Cree que la abstención puede acabar siendo elevada?

- Sí, pero menos de lo que se dice. Los sondeos no son un buen instrumento para predecirla.

- ¿Por qué cree que Sarkozy, que había despertado hace cinco años tantas esperanzas, es hoy tan detestado?

- En primer lugar, porque no ha cumplido sus promesas. Los franceses estaban subyugados, seducidos por Sarkozy, y están muy decepcionados. En su descargo hay quer decir que, como el resto de dirigentes europeos, ha tenido que atravesar una crisis terrible. Pero los franceses le consideran responsable de lo que ha pasado y de las promesas incumplidas. Y además no les ha gustado la manera en la que personalmente ha encarnado la presidencia de la República. No les ha gustado el hombre.

- Sin embargo, Sarkozy ha sido un buen gestor de la crisis...

- Sí y no. Porque, al fin y al cabo, los grandes problemas no han sido resueltos. La culpa no es sólo suya, la propia sociedad francesa es reacia al cambio. Pero él ha tenido una manera inconstante de abordar los problemas, a saltos, yendo de una cosa a la otra, cambiando de posición... Su balance no es nulo y ha evitado lo peor, pero los problemas no han sido resueltos. El resultado es mediocre... Pero los franceses creen que es muy malo.


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