lunes, 30 de mayo de 2011

Tron, punto y final

No había salida para Georges Tron. No después del caso DSK. El secretario de Estado de la Función Pública, acusado de abusos sexuales, presentó ayer su dimisión al presidente francés, Nicolas Sarkozy, sólo cuatro días después de que dos ex empleadas municipales del Ayuntamiento de Draveil (Essone) –de la que Tron es asimismo alcalde– le denunciaran ante la justicia. Se trataba de una mera formalidad. Sarkozy, de acuerdo con su primer ministro, François Fillon, había decidido ya el sábado la salida de Tron del Gobierno, con el fin de no verse arrastrados por el mismo descrédito que hoy hace tambalear al Partido Socialista francés tras la detención en Estados Unidos, el pasado 14 de mayo, del ex director del Fondo Monetario Internacional (FMI) y presumible candidato socialista al Elíseo, Dominique Strauss-Kahn, por presunto intento de violación.
Georges Tron, de 53 años, es acusado por dos antiguas colaboradoras suyas en la alcaldía de acoso y abusos sexuales, presuntamente cometidos entre 2007 y 2010, en algunos casos con la supuesta complicidad de una de sus adjuntas. Ambas mujeres, Laura y Eloïse –que enmascaran su identidad bajo nombres falsos– presentaron una denuncia por acoso sexual contra el secretario de Estado el pasado miércoles y al día siguiente corroboraron sus acusaciones ante la policía judicial de Versalles. La fiscalía, que ha abierto una investigación oficial, considera que los hechos denunciados –en caso de confirmarse– podrían ser en realidad calificados de agresión sexual e incluso violación.
El Journal du Dimanche avanzaba este fin de semana que una tercera mujer –comisaria de policía de la población, hasta que fue trasladada a principios de año– podría declarar en los próximos días por este caso, dando a entender que podría haber sido víctima también de las presuntas solicitudes sexuales del alcalde.
Tron asegura ser inocente y dice ser víctima de una maquinación orquestada por el Frente Nacional, toda vez que el abogado de las dos demandantes. el penalista Gilbert Collard, es amigo de la presidenta del FN, Marine Le Pen. Esta última ha amenazado a Tron con demandarle a su vez por difamación. El hasta ahora secretario de Estado se queja en su carta de dimisión del eco mediático del caso, que puede conducir –lamenta– a que “nuestros conciudadanos puedan considerarme culpable antes de haber podido ejercer mis derechos”.
El primer ministro, François Fillon, valoró ayer “el coraje y el sentido de la responsabilidad” de Tron al presentar su renuncia, mientras el ministro de Asuntos Exteriores, Alain Juppé, consideró que era una “buena decisión”.
Abogado de formación, Georges Tron inició su carrera política junto al ex primer ministro Édouard Balladur, para pasarse después a las filas de otro jefe de Gobierno y rival de Sarkozy, Dominique de Villepin, a quien abandonó en marzo del año pasado para entrar en el Gobierno. 

Pasión por los piés femeninos

Georges Tron siente, al parecer, una pasión irrefrenable por los pies femeninos. El dimisionario secretario de Estado de la Funció Pública, y todavía alcalde de Draveil, es un aficionado confeso por la reflexología, hasta el punto de haber montado un gabinete para realizar masajes junto a su despacho de la alcaldía. Su abogado, Olivier Schnerb, le ha quitado toda importancia. “Mi cliente es reflexólogo, nunca se ha escondido”, ha declarado. ¿Afición paramédica o pretexto? Lo cierto es que las dos mujeres que le han denunciado por abuso sexual han explicado que todo empezó con masajes en los pies. Y que tras hacerse pública la denuncia, han empezado a aparecer múltiples testimonios –anónimos hasta ahora– sobre la afición de Tron a masajear los pies de toda mujer que se le ponga a tiro: el Journal du Dimanche citaba ayer a concejales y periodistas. Y una frase presuntamente pronunciada por una mujer en una noche electoral: “Si hubiera sabido que Tron estaba aquí, me hubiera puesto botas”.



domingo, 29 de mayo de 2011

AF447, el final en cuatro minutos

La tragedia del vuelo AF447 de Air France entre Río de Janeiro y París, que el 1 de junio de 2009 se estrelló en el Atlántico causando la muerte de sus 228 ocupantes, se desarrolló en sólo cuatro minutos. Entre las 2:10:05h, momento en que el fallo de las sondas de velocidad desactivó diversos sistemas del avión, y las 2:14:28h, hora del impacto sobre el océano, los pilotos intentaron desesperada e infructuosamente recobrar el control del aparato. Así se desprende de la nota informativa hecha pública ayer por el Bureau d’Enquêtes et Analyses (BEA), el organismo encargado de la investigación, que aún no se pronuncia sobre la causa del accidente.
La información contenida en las dos cajas negras del avión, recuperadas a 3.900 metros de profundidad, ha confirmado que el fallo –presumiblemente a causa del hielo– de las sondas Pitot, encargadas de medir la velocidad del avión, un Airbus A330-203, fue el desencadenante de la tragedia, que pudo precipitarse por un error de pilotaje. La aparición de datos divergentes sobre la velocidad del aparato hizo que se desconectaran el piloto automático y otros sistemas del avión, obligando a los pilotos a gobernar la aeronave a ciegas, de noche, en medio de fuertes turbulencias, y con numerosas alarmas sonando, entre ellas la de caída stall warning.
Las cajas negras han revelado que el comandante del vuelo no se encontraba en la cabina cuando sobrevinieron los problemas, sino descansando. El avión estaba en manos de los dos copilotos, lo que según el BEA es conforme a los procedimientos de la compañía. El comandante regresó un minuto y medio después y dio instrucciones a sus copilotos, pero no tomó los mandos del aparato.
Los parámetros técnicos grabados en las cajas negras indican que, en un primer momento, el avión inició una trayectoria ascendente y que el piloto que estaba a los mandos se empeñó en levantar el morro del avión, lo que pudo resultar contraproducente. El aparato se “descolgó” y empezó a caer medio minuto después. La caída duró tres minutos y medio, sin que los motores dejaran de funcionar en ningún momento.
¿Pudieron los pilotos evitar el accidente? ¿estaban preparados para afrontar la situación? ¿o cometieron un error de pilotaje? Es prematuro aventurarlo. “Para comprender cómo se encadenó todo empieza ahora el trabajo”, afirmó el director del BEA, Jean-Paul Troadec. A finales de julio habrá un informe de etapa.
De momento, Airbus y Air France están procesados por homicidio involuntario. Un informe del pasado mes de marzo –anterior, por tanto, al hallazgo de las cajas negras– elaborado por cinco expertos judiciales concluyó que los pilotos “no estaban preparadas para afrontar” un problema de este tipo, por falta de información y de entrenamiento.

Máxima presión sobre Gadafi

La marcha de Muamar el Gadafi del poder en Libia parece ya ineluctable. Uno de sus últimos apoyos internacionales, Rusia, se sumó ayer al resto de países miembros del G-8 –Estados Unidos, Canadá, Japón, Reino Unido, Alemania, Francia e Italia– para exigir la renuncia del dictador libio. Moscú, que se abstuvo en la votación de la resolución 1973 de la ONU que abrió la vía a la intervencion militar internacional, se había mostrado hasta ahora enormememte crítico con los bombardeos occidentales sobre Libia y reticente a aceptar que la misión de proteccion de la población civil autorizada por el Consejo de Seguridad implicara por extensión la caída del régimen.
La declaración del G-8, aprobada por unanimidad, no ofrece ningún género de dudas al respecto: “Gadafi y el Gobierno libio han fallado en su responsabilidad de proteger a la población libia y han perdido toda legitimidad. No tiene ningún futuro en una Libia democrática y libre. Debe partir”. Los rusos podrían ahora tantear, a petición occidental, una posible mediación para acelerar la marcha del dictador libio, según declaró un alto cargo de Moscú al diario ruso Kommersant.
Formalmente, sin embargo, el discurso oficial es de mano dura. El presidente francés y presidente de turno del G-8, Nicolas Sarkozy, rechazó toda negociación previa con el régimen –“No hay mediación posible con Gadafi”, subrayó– e insistió en que el dictador libio debe marcharse. “O Gadafi se va, o pagará las consecuencias”, dijo en tono amenazador. Sólo después de su renuncia, prosiguió, se podrá hablar de las modalidades de una partida “con honor” y de un país de destino.
Por la mañana, en una reunión bilateral, Nicolas Sarkozy y Barack Obama se pusieron de acuerdo en reforzar la presión militar contra el régimen libio. “Vamos a terminar el trabajo”, expresó el presidente de Estados Unidos, que desde que el mando de las operaciones fue asumido por la OTAN se había colocado en segundo plano. Franceses y británicos, que son los que asumen la carga principal, han acordado enviar helicópteros de combate a la zona, una decisión –militarmente arriesgada– que prefigura ataques mucho más precisos contras las tropas de Gadafi. Mientras los miembros del G-8 discutían en Deauville, la OTAN prosiguió con la intensificación de los bombardeos sobre Trípoli.
La cumbre del G-8 lanzó también una seria advertencia al presidente sirio, Bachar el Assad, al que insta poner fin “inmediatamente” al recurso a la fuerza contra su pueblo y amenaza con “otras medidas” si persiste en ello. Los países occidentales piensan en eventuales sanciones, pero por el momento Rusia no quiere ni oir hablar de ello. El presidente ruso, Dimitri Medvedev, se contentó con llamar a Assad a “pasar de las palabras a los hechos” en lo que concierne a sus promesas de democratización. Nicolas Sarkozy, que se había convertido en el principal valedor occidental del presidente sirio, le dio definitivamente la espalda. “Francia ha hecho todo por atraer a Siria al concierto internacional, pero desgraciadamente los dirigentes sirios han hecho formidablemente marcha atrás. Francia les ha retirado su confianza”, declaró el presidente francés, quien su sumó a la posición de Obama de exigir a Assad que pilote la transición o se vaya. El comunicado final de la cumbre reserva también serias admoniciones a Yemen e Irán.
En el otro plato de la balanza, el G-8 acordó movilizar un vasto plan de ayuda financiera para respaldar el proceso de transición a la democracia en Egipto y Túnez, cuyos primeros ministros –Essam Charaf y Béji Caïd Essebsi, respectivamente– fueron invitados a participar ayer en la cumbre de Deauville. El plan para la región debería sumar 40.000 millones de dólares (28.000 millones de euros) de aquí al 2013, la mitad de los cuales –20.000 millones de dólares– serían vehiculados a través de préstamos de organismos imternacionales: Banco Mundial, Banco Europeo de Inversiones (BEI) y Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (Berd). Otros 10.000 millones serían aportados por los países del G-8 y los 10.000 millones de dólares restantes irían a cargo de países del Golfo: Arabia Saudí, Qatar y Kuwait.
Sarkozy anunció la aportación, por parte de Francia y a cuenta de esta ayuda, de 1.000 millones de euros (1.426 millones de dólares) directamente para Egipto y Túnez, que también podrán acceder a 3.500 millones de euros (5.000 millones de dólares) del BEI. Ambos países, castigados por una dura crisis económica, se enfrentan ahora a la deserción del turismo internacional.
La cumbre del G-8 acordó también hacer un llamamiento a israelíes y palestinos a reanudar urgentemente las negociaciones de paz, a partir del los términos expresados por Barack Obama el pasado 19 de mayo, cuando estableció las fronteras de 1967 como base para la creación de una Estado palestino. El secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, expresó su apoyo a la iniciativa del rpesidente norteamericano. “El presidente Obama ha enunciado una serie de parámetros muy importantes sobre las cuestiones de seguridad y de territorio que pueden facilitar un proceso de paz”, declaró a <CF21>Le Monde</CF>. Sarkozy, que mantiene una relación fluida con los israelíes –a diferencia de sus antecesores en el Elíseo– expresó asimismo su respaldo a Obama y se felicitó de la “reconciliación palestina”.

Indignaciones incomparables

Nicolas Sarkozy rechazó ayer toda comparación entre el movimiento de los “indignados” en España con los producidos en los países árabes. “No se puede comparar, España es una gran democracia”, afirmó el presidente francés, quien subrayó que, “sin querer quitar mérito a los jovenes españoles”, egipcios y tunecinos luchaban contra dictaduras.


Empujón a la primavera árabe

Las revoluciones de la llamada primavera árabe se han colocado en el centro de las discusiones de la cumbre del G-8 que ayer se inició en la ciudad francesa de Deauville, en la costa de Normandía. Los líderes de las ocho grandes potencias mundiales - Estados Unidos, Canadá, Japón, Reino Unido, Alemania, Francia, Italia y Rusia-abordarán durante dos días la forma de dar un empujón político y financiero a los procesos de transición democrática en marcha en Egipto y Túnez, y apoyar - a través de la fuerza militar en un caso, de la imposición de sanciones en el otro-las revueltas populares en Libia y Siria. 

La discusión sobre este asunto, que los mandatarios de los ocho países debían iniciar anoche en una cena informal y concluir hoy durante una sesión de trabajo oficial, debe desembocar en un acuerdo y un compromiso financiero concreto con Egipto y Túnez, cuyos primeros ministros han sido invitados a Deauville. 

El Reino Unido avanzó ayer, por boca de su primer ministro, David Cameron, la aportación de 175 millones de dólares, sumándose así al anuncio realizado por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, la semana pasada de lanzar una especie de plan Marshall dirigido a los países árabes dotado de varios miles de millones de dólares. Egipto y Túnez han desvelado ya un cálculo de sus necesidades, que sitúan en 12.000 millones de aquí a mediados del 2012 - en el primer caso-y de 25.000 millones en los próximos cinco años - en el segundo-.

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, presidente de turno del G-8, subrayó que este es un tema "absolutamente central" de la cumbre, pero no quiso avanzar el volumen que podría alcanzar esta ayuda financiera, en la que participarían asimismo instituciones internacionales como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD), y que estará condicionada a los progresos democráticos en estos países. 

Sarkozy pretende aprovechar también la cumbre para intentar arrancar un compromiso - nada fácil, dadas las reticencias de Rusia-para aumentar la presión sobre el régimen sirio, instándole a cesar en el uso de la violencia contra los manifestantes bajo la amenaza de sanciones. El G-8 debería asimismo instar de nuevo al coronel Muamar el Gadafi a retirar sus tropas y deponer las armas. El presidente francés aseguró ayer que el objetivo de la coalición internacional - liderada por Francia y el Reino Unido-que interviene militarmente en Libia es que Gadafi "abandone el poder". "Si se va, después podemos discutir sobre adónde se va, en qué avión y hasta de los billetes del avión", dijo el presidente francés, quien reafirmó la legitimidad y utilidad de la intervención internacional. "Sin esta intervención, Bengasi habría sido borrada del mapa", afirmó, aludiendo al precedente de Srebrenica durante la guerra de la ex Yugoslavia. 

El presidente francés no olvidó hacer alusión a la situación en Irán, que Francia sigue considerando extremadamente preocupante: "Irán no debe pensar ni un segundo que porque hay las revoluciones árabes, hemos olvidado la revolución iraní, reprimida con una violencia inusitada". 

La primera sesión de la cumbre de Deauville, estuvo dedicada en buena parte a la situación creada en Japón - país al que sus socios se comprometieron a ayudar-por el accidente de la central nuclear de Fukushima y, más en general, sobre la seguridad de la explotación civil de la energía nuclear en el mundo. Los líderes del G-8 se mostraron de acuerdo, según explicó Sarkozy, en la necesidad de establecer una reglamentación exigente, de ámbito mundial, en materia de seguridad nuclear y bajo control internacional. De la cumbre no saldrá, sin embargo, ninguna propuesta concreta al respecto, que deberá ser abordada en la próxima conferencia ministerial del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) el 20 de junio. 

Aunque el asunto no forma parte de la agenda de la cumbre, Sarkozy aprovechó sus contactos bilaterales para buscar el apoyo de sus interlocutores - no los europeos, que están ya convencidos-a la candidatura de la actual ministra francesa de Economía, Christine Lagarde, a la dirección general del FMI. Estados Unidos se mantiene oficialmente reservado, pero la secretaria de Estado, Hillary Clinton, desveló a medias su apoyo: "A título oficioso y personal, soy muy partidaria de dar a mujeres cualificadas - como ella-la oportunidad de dirigir organizaciones internacionales". 



Prohibido el "chabadabadá"


Esta vez, ninguna pareja podrá correr  por la arena de Deauville para besarse al son del chabadabadá,como hicieran en los años sesenta los protagonistas de la película de Claude Chabrol Un hombre y una mujer.Hoy no se ve ni rastro de Jean-Louis Trintignan y Anouk Aimée. Sólo los motoristas y los jinetes de la Policía Nacional se pasean por la playa de este célebre y aristocrática estación balnearia normanda, cerrada a cal y canto al público. 

Nadie puede navegar tampoco a menos de seis millas de la costa. Ni sobrevolar la ciudad - el espacio aéreo ha sido completamente cerrado-.Y muy pocos pueden sobrepasar el doble cordón de seguridad establecido por gendarmes y policías alrededor del Centro Internacional de Convenciones donde se reúnen los líderes de las ocho grandes potencias mundiales. 

El Gobierno francés ha movilizado a más de 12.000 agentes de las fuerzas de seguridad, militares, bomberos y personal sanitario para velar por el buen desarrollo de la cumbre del G-8 y ha convertido Deauville en una ciudad tomada, asediada. Un avión teledirigido, una treintena de helicópteros, dos baterías de misiles y diversos buques de la Marina de guerra completan el imponente dispositivo de seguridad. 

La ciudad y sus alrededores, dividida en dos áreas de hasta 20 kilómetros de radio, sólo es accesible estos días a los participantes en la cumbre - delegaciones oficiales, periodistas-y a unos 15.000 vecinos y comerciantes, previamente identificados y acreditados. Ninguna posibilidad habrá, pues, de que ningún grupo pueda manifestarse cerca del centro de convenciones donde se desarrolla la cumbre o de los hoteles donde se alojan los dignatarios y sus séquitos. Las únicas manifestaciones organizadas han sido convocadas fuera, en Caen y El Havre. 





Venta de buques a Rusia

Francia y Rusia han cerrado finalmente un acuerdo definitivo para la venta de cuatro modernos buques portahelicópteros franceses de tipo Mistral a la Marina de guerra rusa. "La guerra fría ha acabado", sentenció el presidente francés, Nicolas Sarkozy, al anunciar el acuerdo junto a su homólogo ruso, Dimitri Medvédev, en un intento de justificar una venta enormemente controvertida. Que Francia ceda a Rusia buques de tecnología militar avanzada, capaces de transportar carros de combate y tropas, ha causado preocupación en algunos países como EE. UU. y, sobre todo, entre algunos vecinos de Rusia, los países bálticos y Georgia. Sarkozy y Medvédev no quisieron concretar el valor del contrato - evaluado tiempo atrás en 1.500 millones de euros-,pero sí especificaron que dos de los buques serán fabricados en Rusia y los otros dos en Francia. 

jueves, 26 de mayo de 2011

Lagarde, en la arena

Christine Lagarde ya está en la arena. La ministra francesa de Economía oficializó ayer su candidatura a la dirección general del Fondo Monetario Internacional (FMI), prematura e inesperadamente vacante desde que su antecesor, el también francés Dominique Strauss-Kahn, se sintiera forzado a dimitir tras ser detenido el pasado 14 de mayo en Estados Unidos acusado de agresión sexual e intento de violación. Lagarde, que cuenta con el apoyo unánime y entusiasta de los países europeos –la ministra española de Economía, Elena Salgado, expresó ayer el respaldo de España–, rechazó ser etiquetada como la candidata de Europa o de Francia, sabedora de las reticencias que los países emergentes del grupo BRICS –Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica– han manifestado a que un europeo asuma otra vez la dirección del FMI.
“Ser europeo no debe ser una baza, pero tampoco un hándicap”, declaró Lagarde en una conferencia de prensa celebrada en la sede del Ministerio de Economía, en Bercy, calculadamente lejos de Bruselas: “Yo no soy la candidata europea ni la candidata francesa”, subrayó. La ministra, que hizo votos por reunir en torno a su candidatura el más amplio consenso posible, aseguró contar con el apoyo –hasta el momento, confidencial– de otros países fuera de la Unión Europea, cuyo nombre no desveló.
Si Europa se ha manifestado sin ambages en favor de Lagarde –desde Berlín a Bruselas–, el resto de los 187 países miembros del FMI han guardado hasta ahora un prudente silencio. Estados Unidos, en una ambigua declaración del secretario del Tesoro, Timothy Geithner, ha valorado con el mismo fervor las cualidades de Lagarde y del otro aspirante que ha oficializado hasta ahora su candidatura, el mexicano Agustín Carstens. Los norteamericanos desearían dar más juego a los países emergentes, pero estos se han mostrado hasta ahora totalmente incapaces de presentar un candidato común. En medios políticos franceses se da por hecho el apoyo de Washington, interesado en asegurarse el apoyo europeo en la renovación en 2012 de la dirección del Banco Mundial–, así como el de Pekín...
En su intervención pública, así como en una carta dirigida a los gobernadores y los miembros del consejo de administración del FMI, Lagarde valoró el legado de Strauss-Kahn y se presentó, en cierto modo, como una candidata de continuidad, decidida a profundizar las reformas emprendidas por su antecesor, que han convertido –remarcó– a este organismo en un instrumento eficaz en la lucha contra la crisis. La ministra francesa defendió el papel del FMI como sostén de los países en dificultades de la zona euro y abogó por extenderlo a otras zonas del mundo, particularmente África y Oriente Medio. Defendió la nueva sensibilidad social del FMI y, negando ser “la candidata de los bancos y del sistema”, se mostró adepta de la regulación de los mercados: “Soy de temperamento liberal, pero mi liberalismo es atemperado”.
Amenazada por una posible investigación judicial por su papel en el desenlace del caso Adidas-Crédit Lyonnais que enfrentaba a Bernard Tapie con el Estado francés –y que la oposición juzga excesivamente beneficioso para el empresario–, Lagarde rechazó toda posible dimisión: “Tengo la conciencia muy tranquila”.

Al empleo por el despido

Una enfermedad grave precisa de un tratamiento agresivo. Así piensa la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), que en su último informe sobre las perspectivas económicas mundiales recomienda a España medidas drásticas para combatir el cáncer del paro y estimular la creación de empleo. Dos son las medidas que propugna esta institución multilateral nacida hace 50 años como heredera del Plan Marshall: “aligerar más” el coste del despido de los trabajadores con contrato indefinido –de modo que el sistema se aproxime poco a poco a un régimen contractual único– y flexibilizar la obligación de las empresas de aplicar los convenios colectivos de sector.
La OCDE dibuja un sombrío panorama para España en este terreno. Con una previsión de crecimiento económico débil, del 0,9% este año y del 1,6% el año que viene –peor que el 1,8% previsto en el informe de noviembre–, la reducción del nivel de paro se presenta enormemente lenta. El informe vaticina que el desempleo se mantendrá todavía muy alto a finales del 2012 –en el 19%, cuando hace seis meses se pensaba en un más optimista 16,5%– y las perspectivas a largo plazo no son mucho mejores. En una proyección a quince años vista, España aparece aún con un paro elevado –del 14,5%– en el año 2015, para situarse en el 2026 en el 8,9%, más de dos puntos por encima del de la zona euro (7,3%)
Si el PIB ha crecido un 0,3% en el primer trimestre, señala, el informe, es debido a la demanda externa (exportaciones a países emergentes y turismo), mientras que la demanda interna ha sido lastrada por el aumento de precios consecuencia de la subida del petróleo. La actividad del sector de la construcción seguirá siendo “mediocre” algún tiempo, dado el stock de viviendas por vender.
Los recortes del gasto decididos por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero deberían permitir, a juicio de los economista de la OCDE, rebajar el déficit público al 6,3% este año y al 4,4% el año que viene. El principal riesgo de deterioro de estas perspectivas económicas reside, según el informe, en la persistencia de unas primas de riesgo de la deuda soberana elevadas –en el caso de que se proceda a una reestructuración de deuda en la zona euro–, lo que empeoraría las condiciones de financiación del sector privado.
A nivel mundial, la OCDE observa una consolidación de la recuperación económica, pero muy dispar. Con una gran pujanza de China (+9% y +9,2% en 2011 y 2012) e India (+8,5% y +8,6%) que contrasta con la más modesta evolución de Estados Unidos (+2,7% y +3,3%) y aún más de la zona euro (+2,1% y +2,2%) 

Del caso DSK al caso Tron

El terremoto provocado por el caso DSK ha empezado a tener violentas réplicas en Francia. La fiscalía de Evry, capital del departamento de Essone –al sur de París–, decidió ayer abrir una investigación preliminar sobre el secretario de Estado de la Función Pública, Georges Tron, acusado de un presunto delito de agresión sexual. Tron, que además de miembro del Gobierno es alcalde de Draveil –una ciudad de 28.000 habitantes de la región parisiense– por la UMP, ha sido denunciado por dos antiguas empleadas municipales, de 36 y 34 años, que aseguran haber sido víctimas de acoso y agresiones sexuales entre 2007 y 2010.
Las dos mujeres dicen haberse decidido a presentar una demanda tras el reciente arresto del entonces director del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn, en Nueva York, acusado del intento de violación de una empleada del hotel Sofitel de Manhattan. “Cuando veo a una modesta mujer de la limpieza que es capaz de enfrentarse a Strauss-Kahn, me digo que no tengo derecho a callar. Otras mujeres sufren, quizá, lo que yo sufrí. Tengo que ayudarlas. Hay que romper esta omertá”, ha declarado una de ellas –enmascarada bajo el falso nombre de Laura– al diario Le Parisien.
El abogado de las dos denunciantes, Gilbert Collard –un conocido penalista–, confirmó la presentación ayer mismo por sus dos representadas de una denuncia contra Tron por acoso sexual. La fiscalía, sin embargo, apuntó que si los hechos denunciados se revelan ciertos serían algo más que acoso y podrían recibir una calificación más grave: agresión sexual y violación. El abogado del secretario de Estado de la Función Pública, Olivier Schnerb, calificó por su parte las acusaciones de las dos ex empleadas de “pamplinas” y avanzó que Tron presentará a su vez una demanda contra las dos mujeres por denuncia calumniosa.
Según la acusación de las dos demandantes, Georges Tron las habría sometido a un permanente acoso sexual mientras estuvieron a su servicio en la alcaldía, así como a tocamientos sexuales intempestivos. De acuerdo con su relato, el secretario de Estado habría iniciado su acercamiento presionando a las dos mujeres para aceptar masajes en los pies –pretextando sus conocimientos en materia de reflexología–, una práctica que se convirtió en habitual y que acabó pasando a mayores. “El señor Tron me subió la falda y metió la mano en mis bragas. Yo no tenía ninguna reacción, paralizada por el hecho de que no me esperaba eso. Tenía dificultades para respirar”, explica una de las demandantes en la denuncia. Las dos mujeres dicen haber protagonizado sendas tentativas de suicidio por esta causa. Laura explica en Le Parisien que se dió a la bebida y a los anxiolíticos, debido a su estado de ansiedad, y que en abril de 2010 ingirió una sobredosis de medicamentos que la dejaron en coma.
El secretario de Estado de la Función Pública, que admitió la historia de los masajes en los pies –que inscribió, en declaraciones al mismo diario, en el marco de un “intercambio de conocimientos” en materia de reflexología–, negó totalmente todo acoso o agresión sexual, una acusación que consideró “delirante”. En su defensa, Tron acusó a las dos demandantes de actuar por “venganza personal”, tras haber sido despedidas, y se presentó como víctima de una oscura maquinación vinculada a la extrema derecha, pues el abogado de las demandantes, Gilbert Collard, es amigo de la presidenta del Frente Nacional (FN), Marine Le Pen.
Georges Tron, de 53 años y abogado de formación, fue director de gabinete del ex primer ministro Édouard Balladur. Próximo a Dominique de Villepin, de quien era uno de sus más cercanos colaboradores, se alejó del ex jefe de Gobierno tras ser nombrado secretario de Estado, en noviembre pasado, por Nicolas Sarkozy, que lanzó una auténtica opa sobre el equipo político de su rival.

El juicio a Villepin, en la recta final

Los abogados defensores del ex primer ministro Dominique de Villepin, juzgado en segunda instancia por el caso Clearstream, pidieron ayer al tribunal que confirme la absolución de su defendido. La fiscalía, en cambio, ha pedido 15 meses de prisión –con suspensión condicional de la pena– por complicidad.

Más allá del PIB

Hay vida más allá del Producto Interior Bruto (PIB). Esta constatación, percibida como una evidencia por el común de los ciudadanos, había sido hasta ahora menospreciada, sin embargo, por los economistas. Ya no. La necesidad de superar el PIB - unidad de medida del crecimiento económico-como único referente para medir el progreso de los países va ganando poco a poco nuevos adeptos. Y de peso. El último en abrirse a esta nueva perspectiva ha sido la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que agrupa a 34 países de entre los más desarrollados del mundo. Para este organismo adalid de la ortodoxia económica, creado ahora 50 años como herencia del Plan Marshall, es toda una revolución. 

Bajo el lema "Vivir mejor", la OCDE ha lanzado un nuevo instrumento para intentar medir el grado de bienestar económico y social de cada país. No se trata de un índice, sino de un conjunto de once indicadores que, combinados, arrojan una nueva luz sobre el nivel de progreso y desarrollo de una sociedad determinada: vivienda, renta, trabajo, comunidad (relaciones sociales), educación, medio ambiente, gobernanza (participación política), salud, satisfacción subjetiva, seguridad, y equilibrio entre trabajo y vida privada. Algunos de ellos tienen una base estadística cuantitativa, otros son de carácter cualitativo. 

La idea de superar las estrecheces del PIB como indicador de prosperidad no es original de la OCDE. El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ya maneja, desde 1990, un indicador de este tipo: el Índice de Desarrollo Humano (IDH). Lo nuevo, sin embargo, es que lo asuman también las instancias económicas mundiales. La idea surgió de una comisión internacional de expertos, constituida a iniciativa del presidente francés, Nicolas Sarkozy, y presidida por el economista estadounidense Joseph E. Stiglitz, premio Nobel de Economía, que en septiembre de 2009 propugnó "desplazar el centro de gravedad de nuestro aparato estadístico de un sistema de medida que privilegia la producción [ PIB] a un sistema orientado a la medida del bienestar". 

La OCDE se puso desde entonces manos a la obra y ayer dio a conocer su primer análisis sobre el grado de bienestar de sus 34 países miembros - con el objetivo de ampliarlo en el futuro a otras economías del mundo, en especial la de los denominados países emergentes-.El trabajo, sin embargo, no llega hasta el fondo. Pues si cada país es calificado - en una escala de 0 a 10-en cada uno de los 11 ámbitos de análisis, no lo es de forma global, pues la OCDE ha renunciado a hacer una ponderación propia. Por el contrario, ha preferido - algo mucho menos comprometido-dejar que cada cual elija la importancia que quiere otorgar a cada ítem: en función de esa selección, la posición de cada país en el ranking varía de forma dinámica. Esta particular alquimia es accesible a todo el mundo en el sitio web OecdBetterLifeIndex. org. 

Si uno adopta, por ejemplo, una postura maximalista y otorga la máxima importancia (esto es, 5) a cada uno de los 11 indicadores, el mapa resultante coloca en lo alto de la tabla a un grupo de cinco países - Australia, Canadá, Noruega, Nueva Zelanda y Suecia, con una puntuación alrededor de 8-,seguidos por Dinamarca, Finlandia, Islandia, Luxemburgo, Holanda, Suiza, Reino Unido y Estados Unidos. Francia y Alemania - por citar las dos grandes potencias económicas continentales-quedan justo por detrás, con un 7. Mientras que España se queda con un mediocre 6, en mitad de la tabla. 

España sale muy bien valorada en materia de seguridad (8,5), vivienda (8,3) - su mejor posición en el ranking, la 9 ª - y comunidad/ relaciones sociales (8,1), mientras que obtiene una nota cercana al notable en salud (7,4) y un aprobado en equilibrio trabajo-vida privada (6,9), medio ambiente (6,6) y gobernanza (5,6). El gran lastre para la valoración final se debe al suspenso en satisfacción subjetiva (4,8), educación (4,2), renta (2,5) y trabajo (1,8). En este último capítulo - ninguna sorpresa, con un 21% de paro-,España ocupa el 34 º y último lugar de la lista. 

En lo que respecta a la satisfacción subjetiva - percepción personal sobre algo tan etéreo como la felicidad-,la OCDE constata que ésta ha aumentado en España en la última década como en la mayor parte de los países desarrollados y se sitúa hoy en el 49%, una cota bastante modesta - diez puntos por debajo de la media de la OCDE-,que sitúa a los españoles en el puesto 24 º . Con una nota de 4,8, España está a parecido nivel que la República Checa y Eslovaquia y muy lejos del paraíso de los brumosos países del norte. 

lunes, 23 de mayo de 2011

Doctor Strauss y Míster Kahn


A Dominique Strauss-Kahn,  62 años, ángel caído del socialismo francés y las finanzas mundiales, su apellido compuesto le viene de dos abuelos imposibles. Dos abuelos paternos. Su padre, Gilbert Strauss-Kahn, un consejero jurídico y fiscal de origen judío alsaciano, había recibido el doble apellido de la extraña adición de linajes formada a partir de su padre biológico –y legal-, Gaston Strauss, y su padre adoptivo –amante y  marido de su madre cuando ésta enviudó-, Marius Kahn.

Esta doble y conflictiva identidad heredada, desvelada por el periodista Michel Taubmann en su biografía “La verdadera novela de Dominique Strauss-Kahn”, parecería haberse incrustado como una segunda piel en la personalidad del hasta ahora director general del Fondo Monetario Internacional (FMI), quien en una ínfima fracción de tiempo, al filo del mediodía del sábado 14 de mayo, basculó de su condición de gran esperanza blanca del socialismo francés para vencer a Nicolas Sarkozy en las elecciones presidenciales del 2012 a la de presunto criminal, acusado de agresión sexual e intento de violación de una mujer de la limpieza de un hotel de Nueva York. De la gloria plausible del Elíseo al infierno de la prisión de Rikers Island en unos minutos.

Dominique Strauss-Kahn, DSK, son dos personas, siempre lo han sido. Una de ellas es el brillante profesor de economía reconvertido en jefe de filas del ala socialdemócrata del Partido Socialista francés. Un político de solvencia reconocida, de seriedad indiscutible y profundo sentido del Estado. Una persona dotada de una inteligencia excepcional y de una memoria prodigiosa, capaz de hablar fluidamente francés, inglés, alemán y español, y de seguir una conversación en árabe. Un hombre natural y franco, con encanto –ese charme tan francés- y dotado de un acendrado sentido del humor.

Junto a él, indisociablemente unido, hay también un hombre entregado sin freno a los placeres de la vida, “demasiado gozador” en opinión de algunos de sus amigos, diletante y negligente en su comportamiento –lo que más de una vez le había merecido los reproches del que fuera primer ministro socialista Lionel Jospin-, y libertino… Su pasión (pulsión) por el sexo y las mujeres le habían valido una extendida fama de seductor. Sólo que, a veces, la seducción rozaba –si no superaba- el acoso sexual.

Su trayectoria política, trufada de altibajos, aparece marcada por sonados tropiezos. Como si esa segunda personalidad se afanara obcecadamente por hacerle la zancadilla a la primera. Tras velar sus primeras armas como ministro delegado -esto es, subalterno- de Industria en los gobiernos de Edith Cresson y Pierre Bérégovoy entre 1991 y 1993, ya en la etapa final de François Mitterrand, Dominique Strauss-Kahn fue catapultado –gracias al inesperado triunfo electoral de Jospin en 1997- al Ministerio de Economía, desde donde contribuyó al nacimiento del euro y a la instauración de las 35 horas. Pero en la cresta de la ola, una sucesión de escándalos en los que se vio involucrado –y por uno de los cuales fue procesado, aunque después exculpado- le obligó a dimitir de su cargo sólo dos años después. Por inatención, por frivolidad, por ligereza.

Allí estaba, como estaría siempre después, para recoger los pedazos, su esposa, la periodista Anne Sinclair, con quien se había casado en terceras nupcias en noviembre de 1991, dos años después de haberse conocido en un plató de televisión. Dominique Strauss-Kahn, padre de cuatro hijos –fruto de sus dos matrimonios anteriores con Hélène Dumas y Brigitte Guillemette-, rompió con todo para unir su vida a la de quien entonces era la periodista televisiva más popular y deseada de Francia. Además de un buen partido: nieta del célebre marchante de arte Paul Rosenberg –representante de Picasso, Braque y Matisse-, judía como él y también casada –madre a su vez de dos hijos-, Sinclair era la heredera de una importante fortuna, que les ha permitido poseer en la madurez un valioso patrimonio, integrado por dos apartamentos en París –uno de ellos en la carísima plaza de los Vosges, en el Marais-, una casa en el barrio de Georgetown, en Washington, y un riad en Marrakech.

Obligada, por propio sentido de la deontología, a abandonar su célebre programa político 7 sur 7 , en TF1, cuando nombraron a su marido ministro de Economía en 1997, apartada de la pantalla y finalmente despedida en 2001 por la dirección de la cadena, Anne Sinclair se dedicó desde entonces a respaldar la carrera política de su esposo. Y a restañar las heridas de sus sucesivos fracasos. El siguiente se produjo a finales del 2006, cuando Strauss-Kahn –junto a Laurent Fabius- fue batido de forma inmisericorde en las primarias socialistas para elegir a su candidato al Elíseo por Ségolène Royal, a quien DSK cometió el grave error de menospreciar. Pecado esta vez de soberbia y arrogancia.

Lo peor, sin embargo, estaba aún por venir. Mejor dicho, por aflorar, porque en realidad  llevaba tiempo incubándose. En febrero del 2007, una joven periodista, Tristane Banon –amiga de una de sus hijas-, acusó públicamente en un programa de televisión a Strauss-Kahn de haber intentado violarla en el año 2003. El nombre del ex ministro socialista no salió por antena –tapado por un pitido-, por el temor de la productora a ser llevada a los tribunales por difamación. Y tampoco ningún medio de comunicación se hizo eco, no habiendo –como no había- ninguna denuncia de por medio.

Era un aviso muy serio, que DSK desoyó. Como el que le hizo en su blog el periodista Jean Quatremer poco después de su nombramiento como director general del FMI, en noviembre del 2007: “El único verdadero problema de Dominique Strauss-Kahn es su relación con las mujeres. Demasiado perentorio, roza a menudo el acoso”. Entre los periodistas políticos franceses –sobre todo entre las mujeres, reacias a entrevistarle a solas-, el carácter incoveniente de sus aproximaciones era un secreto a voces. Una suerte de adicción que sus amigos disculpaban y su esposa prefería no ver. El propio presidente Nicolas Sarkozy llegó a advertirle de la necesidad de guardar una conducta irreprochable en un país tan exigente en este terreno como Estados Unidos…

Para nada. En octubre del 2008, como una cruel premonición de lo que acabaría pasando después, Strauss-Kahn tuvo que disculparse públicamente –y salvó de milagro el puesto- por haber mantenido una relación adúltera con una de sus subordinadas en el FMI, la economista húngara Piroska Nagy. Su fugaz amante acabaría describiendo a su superior como un hombre “incapaz de dirigir  una organización con mujeres bajo su mando”. Anne Sinclair salió una vez más sin titubear en defensa de su marido, objeto de toda suerte de chanzas. En 2009, el humorista Stéhane Guillon haría una sátira cruel en France-Inter, poco antes de que Strauss-Kahn fuera entrevistado en la misma antena, advirtiendo al personal femenino de que se habían tomado todas las medidas necesarias para salvaguardar su integridad: “Que no haya pánico, pondremos bromuro en su café”.

No se puede decir que Dominique Strauss-Kahn no fuera consciente de su debilidad. En una conversación con periodistas del diario Libération, el pasado 28 de abril, DSK reconocía cuáles eran los tres flancos por los que podía ser atacado durante la campaña de las elecciones presidenciales: el dinero –en un país donde los ricos están muy mal vistos-, su condición de judío –a causa de la permanencia de resabios antisemitas- y las mujeres.“Me gustan las mujeres ¿y qué?”, comentó desafiante a sus interlocutores, ante quienes fantaseó con la hipótesis de que alguien pudiera montar contra él una falsa acusación de violación… Dieciséis días después, Strauss-Kahn era detenido por la policía neoyorquina en un avión de Air France a punto de despegar hacia París.

¿Temerario, Strauss-Kahn? A punto de cumplir 11 años, el 29 de febrero de 1960, un terrible terremoto destruyó la ciudad marroquí de Agadir, adonde sus padres, Gilbert Strauss-Kahn y Jacqueline Fellus  –periodista, de origen tunecino-, se habían mudado unos años antes. Más de 15.000 personas perdieron la vida en aquella catástrofe, pero nadie de su familia. Suficiente para alimentar una presunción de invulnerabilidad.


La ‘frenchie’ de Bercy

Hay muy pocos franceses capaces de acudir en Nueva York al plató de The Daily Show, de Jon Stewart, y colocarse una boina en la cabeza, dispuestos a reirse con inteligencia y sentido del humor –además de un perfecto inglés– de los tópicos que los estadounidenses regalan habitualmente a los frenchies. Y a exhibir, a la vez, un profundo conocimiento de los problemas económicos mundiales. Christine Lagarde lo hizo el 27 de abril del 2009 y, desde entonces, la imagen de la ministra francesa de Economía con la boina negra ladeada ha devenido el símbolo de su triunfo en Estados Unidos, un país que conoce bien –donde ha estudiado y trabajado– y que no le escatima los más encendidos elogios.
Primera mujer en ocupar el Ministerio de Economía en Francia, que dirige desde junio del 2007 –y donde acaba de batir el récord de permanencia que hasta ahora ostentaba un tal Dominique Strauss-Kahn–, Christine Lagarde, de 55 años, también fue la primera mujer en dirigir, entre 1999 y 2005, el potente gabinete de abogados norteamericano Baker & MacKenzie, desde su sede central de Chicago. La posibilidad de convertirse en la primera mujer en dirigir el Fondo Monetario Internacional (FMI) tendría, pues, todo el sentido.
Su competencia es internacionalmente reconocida, su capacidad para concitar acuerdos, unánimamente valorada. Si algo puede obstaculizar su candidatura es su nacionalidad –¡otro francés!– y la posibilidad de que el polémico acuerdo para que el Estado francés indemnice al empresario Bernard Tapie por el caso Adidas-Crédit Lyonnais la someta a una investigación judicial.
Si Christine Lagarde saborea hoy las mieles del reconocimiento mundial, no siempre ha sido así. Por el contrario, su desembarco en la política –donde se inició en 2005 como ministra de Comercio Exterior del gabinete de Dominique de Villepin– fue muy accidentado. Sus meteduras de pata, por falta de experiencia, le valieron el sobrenombre de Christine Lagaffe, y hubo un momento que el presidente Nicolas Sarkozy, muy crítico con su falta de tino político, estuvo a punto de relevarla. Ante la tempestad, Lagarde –que a los 15 años fue medalla de bronce de de Francia de natación sincronizada– aplicó lo que le enseñó su entrenador: “Aprieta los dientes y sonríe”.
El desencadenamiento de la crisis financiera en 2008 cambió completamente el panorama y Christine Lagarde dio –ha dado desde entonces– lo mejor de sí misma. Cuentan que Sarkozy quedó admirado de la forma en que su ministra de Economía se empleó en persuadir a George W. Bush en una reunión preparatoria del G-20.
Madre de dos hijos mayores de 23 y 21 años –uno trabaja en Apple, el otro estudia arquitectura– que viven en el domicilio familiar; unida sentimentalmente al empresario marsellés Xavier Giocanti, Christine Lagarde lleva –entre viaje y viaje– una vida monacal en el apartamento oficial que ocupa en la sexta planta del Ministerio de Economía, en Bercy, a orillas del Sena . La crisis ha dejado la familia en segundo plano

jueves, 19 de mayo de 2011

El último combate de Anne Sinclair

Mientras se dirigía en un taxi hacia el aeropuerto JFK para tomar un vuelo hacia París, a primera hora de la tarde del sábado 14 de mayo –hora de Nueva York–, Dominique Strauss-Kahn telefoneó a su mujer, Anne Sinclair, que estaba ya en la capital francesa. El director del Fondo Monetario Internacional (FMI) le advirtió al parecer, según ha explicado Le Monde citando a amigos de la pareja, que había un “problema grave”, sin más precisiones. Poco después, era detenido por la policía a bordo de un avión de Air France acusado del intento de violación de una mujer de la limpieza del hotel Sofitel de Manhattan. Llamada de aviso, o de socorro, fue la última vez que DSK habló con su esposa –su amante, su amiga, su cómplice, su otro yo– antes de que el suelo se hundiera bajo sus pies.
Como ya hiciera en 2008, tras descubrirse la aventura adúltera de Strauss-Kahn con una de sus subalternas en el FMI –la economista húngara Pyroska Nagi–, Anne Sinclair salió rápidamente a defender a su marido. Como una loba, como siempre. “No creo ni un segundo en las acusaciones en su contra (...) No tengo ninguna duda de que su inocencia quedará demostrada”, escribió en un comunicado difundido la mañana del domingo, poco antes de volar hacia Nueva York, donde espera desde el lunes poder visitar a su esposo.
En sus veinte años de vida en común, Anne Sinclair ha sido el infatigable y fiel sostén de Dominique Strauss-Kahn, así en las duras –y de éstas ha habido varias– como en las maduras, afrontando con enorme discreción y entereza la vida libertina de su marido.
Anne Sinclair, nacida el 15 de julio de 1948 en Nueva York –adonde se había trasladado su familia, de origen judío, abandonando París al principio de la Segunda Guerra Mundial–, era una famosísima periodista política de televisión –su programa semanal 7 sur 7, en TF1, reunía a 12 millones de telespectadores– cuando conoció, en un plató, a Dominique Strauss-Kahn. Era 1989 y el que, hasta el pasado sábado, parecía llamado a ser el próximo presidente de la República francesa era un semidesconocido diputado socialista. El flechazo fue mutuo, fulminante. Ambos acabaron dejando a sus respectivos cónyuges y el 26 de noviembre de 1991 contrajeron matrimonio –ella por segunda vez, él por tercera–, creando una gran familia a la que aportaron dos y cuatro hijos de sus uniones anteriores.
El ascenso político de Strauss-Kahn acabaría forzando el declive profesional de su esposa. Nombrado ministro de Economía por Lionel Jospin en 1997, Anne Sinclair se sintió obligada a abandonar su programa político –“Continuar hubiera supuesto abdicar de mi libertad”, explicó–. Apartada de la primera línea, en 2001 acabaría siendo despedida de forma brutal –y arbitraria, según acordaron después los jueces– por la dirección de la cadena. Desde entonces, pese a mantener colaboraciones periodísticas, Sinclair se ha dedicado a trabajar por la carrera política de su marido, en la que ha invertido inteligencia, contactos y... dinero.
Nieta de Paul Rosenberg, el marchante de arte más importante de la primera mitad del siglo XX –representante de Picasso, Braque y Matisse–, Anne Sinclair es la co-heredera de una impresionante colección de pintura –expoliada por los nazis y recuperada tras la guerra– y de una gran fortuna. Lo que explica el tren de vida de la pareja y su patrimonio: dos apartamentos en París –uno de ellos, en la plaza de los Vosges, donde se pagan a más de cinco millones de euros–; una casa en el barrio de Georgetown, en Washington, y un riad –casa tradicional marroquí–en Marrakech.
La historia de las dos ramas de su familia –su padre, Robert Schwartz, cambió su apellido por el de Sinclair, su nombre de guerra en la Resistencia–, ha hecho de Anne Sinclair una convencida militante de la causa judía, a la que ha arrastrado a su marido, judío él también, pero de una familia laica.
Acostumbrada a remar contra el viento, como en 1999, cuando DSK se vio obligado a dimitir del Gobierno a causa de varios escándalos –de los que sería absuelto–; como en 2006, cuando perdió las primarias frente a Ségolène Royal, Anne Sinclair ha viajado ahora a Nueva York dispuesta a luchar por la libertad de su marido. Es su combate más difícil. El definitivo.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Yes we can, mais non...

MARC BASSETS/ LLUÍS URÍA  
Washington / París. Corresponsales
La detención en Nueva York de Dominique Strauss-Kahn - director ejecutivo del FMI y hasta el fin de semana aspirante a la presidencia francesa-por intento de violación y secuestro ha expuesto algunas fallas culturales y legales que separan a Francia de Estados Unidos.
El silencio de los medios franceses en los últimos años sobre la vida privada de Strauss-Kahn sería inimaginable al otro lado del Atlántico. The New York Times hablaba ayer de un "código de silencio". Pero nada ha abierto tanto la herida como las imágenes del político francés conducido, esposado, por dos agentes de la policía neoyorquina.
En EE. UU. exhibir ante las cámaras a un detenido antes del juicio es una práctica habitual, aunque controvertida; en Francia lo prohíbe la ley: ver a Strauss-Kahn en semejante tesitura ha provocado un auténtico shock, sobre todo en la clase política.
La exhibición pública del detenido se ha denominado en España la pena de telediario.En el argot policial estadounidense se denomina perp walk (paseo del perpetrador). Reflejo de la vocación igualitarista de la justicia de EE. UU. (nadie es más que nadie, ni el más poderoso), el perp walk persigue varios objetivos, desde garantizar el derecho a la información hasta educar a la ciudadanía e intimidar a los acusados.
El perp walk más famoso de la historia fue el del asesino de Kennedy, Lee Harvey Oswald, asesinado a su vez durante el paseíllo ante la prensa. Pero no fue hasta los años ochenta, y en Nueva York, que esta práctica se extendió. El entonces fiscal Rudy Giuliani, que llegaría a alcalde, perfeccionó esta táctica con criminales de cuello blanco. Le llamaban "maestro del perp walk".El Manual de Fiscales de EE. UU., publicado por el Departamento de Justicia, autoriza a "ayudar a los medios de comunicación a fotografiar, grabar o televisar una actividad de las fuerzas de la ley".
En Francia la clase política asiste estupefacta a la caída y humillación pública de uno de los grandes. El desconcierto es todavía más acusado entre los socialistas franceses, muy poco preocupados - salvo excepciones-por la presunta víctima de la agresión sexual y profundamente horrorizados, en cambio, por la suerte reservada a uno de los suyos.
La sorpresa del primer momento ha ido dando paso en las últimas horas a una indignación creciente, combinada con amenazas más o menos veladas a los medios de comunicación franceses. La exhibición pública de un detenido esposado es impensable en Francia. Y no sólo por una cuestión de diferencia cultural. La difusión de imágenes en las que se vea a una persona esposada - o incluso que se intuya que lo está-cuando no ha sido condenada está literalmente prohibida en Francia por una ley sobre la protección de la presunción de inocencia aprobada en junio del 2000, bajo el Gobierno del socialista Lionel Jospin. Su inspiradora, la entonces ministra de Justicia Élizabeth Guigou, defendió ayer esta prohibición y criticó la "brutalidad, violencia y crueldad inauditas" puestas de manifiesto, en su opinión, por la justicia norteamericana.
Numerosas personalidades socialistas se sumaron a estas críticas, como el ex ministro de Justicia Robert Badinter - que calificó la exhibición de Strauss-Kahn de "ejecución mediática"-,o el ex ministro de Cultura Jack Lang - que habló de "linchamiento" y se preguntó si la justicia norteamericana ha querido "cobrarse un francés"-.
La primera secretaria del PS, Martine Aubry, por su parte, interpeló directamente a los medios de comunicación franceses y "lamentó" que hayan difundido las controvertidas imágenes de Strauss-Kahn. Más allá de las declaraciones políticas, el debate podría traducirse incluso en acciones judiciales. Uno de los abogados parisienses de Strauss-Kahn, Dominique de Leusse, advirtió ayer que en un par de días tomarán una decisión sobre la eventual persecución de los medios que han difundido estas imágenes, algo que a su juicio "contraviene la ley" y "atenta contra la dignidad (...) y la "presunción de inocencia" de su defendido.
Una infracción de este tipo está castigada con una multa. La advertencia fue reforzada por un comunicado del Consejo Superior del Audiovisual, que recordó lo dispuesto en la ley y llamó a las televisiones francesas a mostrar "la máxima contención".
Desde el otro lado, el director de L"Express, Christophe Barbier, criticó directamente la ley Guigou, que calificó de "error", y defendió la potestad de los medios de comunicación de decidir qué imágenes publicar o no.
Tampoco en EE.UU. hay unanimidad. Los tribunales han abordado de forma repetida la legalidad de la humillación pública que representa el paseo del perpetrador.
En el 2000, un tribunal de apelaciones de Nueva York estableció que el perp walk escenificado sólo para la prensa y sin justificación –como puede ser el traslado de Strauss- Kahn a la comisaria– viola la cuarta enmienda de la Constitución. La enmienda protege a los ciudadanos de "registros y detenciones irrazonables", pero puede chocar con la primera enmienda, que garantiza la libertad de prensa.
El mismo tribunal, al que pertenecía la actual juez del Supremo Sonia Sotomayor, aprobó dos años después la citada táctica. Siempre que no se trata de una "dramatización ficticia", la imagen de un acusado esposado "comunica poderosamente los esfuerzos del estado para sofocar el elemento criminal,ypuede disuadir a otros de intentar cometer crímenes similares", se lee en la sentencia.
El problema es la condena anticipada del acusado si este resulta inocente. Como reconocía ayer en The Washington Post el columnista Eugeni Robinson, "una foto en un perp walk es algo de lo que ningún político se recupera".

El PS francés, frente al vacío

Herido de muerte el almirante, los desamparados oficiales de la Armada socialista –supuestamente invencible– dirigen ahora su mirada implorante al contramaestre para que marque el rumbo en medio de la tempestad y les salve del naufragio. Las principales corrientes del Partido Socialista francés, que estos días asemeja una flota a la deriva, se conjuraron ayer para reforzar el liderazgo de la primera secretaria, Martine Aubry, con el fin de evitar las tensiones centrífugas y cubrir el vacío dejado súbitamente por Dominique Strauss-Kahn a menos de un año de las elecciones presidenciales. Aubry recibió el apoyo de los pesos pesados del partido, de Laurent Fabius a Bertrand Delanoë, y los primeros guiños del sector strausskahniano, dispuesto a cerrar filas tras la primera secretaria. Algunos barones la empujan explícitamente a presentarse como candidata al Elíseo.
El arresto e inculpación en Estados Unidos del aún director del Fondo Monetario Internacional (FMI) ha privado al PS francés de su mejor baza cara a las elecciones presidenciales del 2012 –en las que le auguraban una victoria aplastante sobre Nicolas Sarkozy– y ha desarbolado dramáticamente toda su estrategia.
En este contexto, Martine Aubry aparece como la figura que más adhesiones internas puede concitar. Su problema, sin embargo, es que no suscita el mismo entusiasmo entre las bases y que la candidatura disidente del antiguo timonel del partido, François Hollande, ha pasado inopinadamente a convertirse en la favorita. Un sondeo de urgencia realizado por Harris Interactive para Le Parisien, publicado ayer, coloca a Hollande claramente en cabeza cara a las elecciones primarias –abiertas a todos los simpatizantes– que el PS celebrará el próximo 9 de octubre en primera vuelta para elegir a su candidato a la presidencia de la República.
De acuerdo con este sondeo, el antiguo primer secretario del PS aventaja claramente a Aubry tanto entre los simpatizantes de la izquierda (37% a 22%) como –todavía más– entre los militantes del partido (49% a 23%). Todos los demás posibles aspirantes, quedarían muy por detrás, entre ellos la malograda candidata de 2007, Ségolène Royal –ex compañera sentimental de Hollande, con quien tiene cuatro hijos–, que quedaría en tercer lugar, con entre un 14% y un 10%. Royal, con escasos apoyos en el partido, podría acabar renunciando, toda vez que según algunos medios los hijos de la pareja estarían esta vez poco motivados a secundar la aventura de su madre, por considerar que ya tuvo su oportunidad y ahora es el turno del padre.
Hollande, que ya dejó pasar el tren en 2007 –cuando era jefe del partido–, no está dispuesto ahora a dar marcha atrás. Lleva ya varios meses en campaña, pateándose toda Francia, agrupación por agrupación, y el lento pero sostenido aumento de sus apoyos confirma el acierto de su estrategia. Pero Hollande no es esta vez el candidato del aparato, sino el outsider. Su candidatura nunca será apoyada por la nueva dirección del partido, lo que augura un duro pulso con Aubry.
El buró nacional del PS se reunió ayer en la sede central de la parisina calle de Solférino –un nombre de evocación bélica– para abordar la situación creada con la neutralización de Strauss-Kahn. La reunión, que por momentos derivó en un psicodrama -con lágrimas incluidas–, no sirvió para tomar ningún acuerdo en concreto, salvo el de mantener el calendario de las primarias y hacer un llamamiento a la unidad. Una unidad bien precaria.

Sarkozy pide “dignidad y altura” a sus filas

Nicolas Sarkozy, extremadamente prudente y cauto, sigue sin pronunciarse públicamente sobre el caso Strauss-Kahn. Ayer, sin embargo, el presidente francés abordó la cuestión en una reunión con los responsables de la mayoría gubernamental, a quienes pidió mantener la “sangre fría” y conducirse con “altura” y “dignidad”. El primer ministro, François Fillon, fue más allá, al subrayar ante los diputados de la derecha que, sin perjuicio de la presunción de inocencia, la acusación contra el aún director del FMI es un “acto muy grave que no tiene ninguna excusa”. “La presunta víctima tiene derecho a la justicia y a la compasión”, remachó el jefe del Gobierno francés.

Un bebé en el Elíseo

Un nuevo Sarkozy llegará al mundo el próximo otoño. El embarazo de la primera dama de Francia, Carla Bruni, que llevaba semanas nutriendo los chascarrillos políticos y mediáticos de París, ha sido confirmado finalmente por dos de los felices futuros abuelos del retoño: Pal Sarkozy, el padre del presidente francés, que anunció la buena nueva al diario alemán Bild, y Marisa Bruni Tedeschi, madre de la cantante y ex modelo, quien según el rotativo italiano La Stampa lo explicó recientemente en una reunión familiar. El Elíseo, como viene siendo norma habitual, se negó a hacer comentarios, alegando que se trata de un asunto privado. Y la propia Carla Bruni, que presentó ayer en conferencia de prensa su fundación contra el analfabetismo, declinó asimismo confirmar su estado, pese al ya visible abultamiento de su vientre.
El padre de Nicolas Sarkozy, sin duda el más locuaz de la familia, explicó que los futuros progenitores no han querido saber con antelación el sexo del bebé, aunque el abuelo hace sus votos por que sea chica: “Estoy seguro de que será una niña y que será tan bella como Carla”, declaró Pal Sarkozy, que de esta forma descartó implícitamente que la esposa del presidente espere gemelos. Pese a la discreción que contra viento y marea mantiene el Elíseo, Bernadette Chirac –esposa del anterior jefe del Estado– se sumó a quienes han decidido hablar abiertamente del embarazo y ante los periodistas declaró que se trata de “una muy, muy buena noticia, la felicidad absoluta”.
Carla Bruni, de 43 años y madre de un niño de 10 –Aurélien, fruto de una unión anterior con el filósofo Raphaël Enthoven–, había expresado hace tiempo públicamente su deseo de tener otro hijo, dando a entender en aquel momento que no se presentaba como algo fácil. Algunos medios han apuntado que Bruni podría haber sido tratada por un especialista en fertilidad.
Para Nicolas Sarkozy, de 56 años, ésta será su cuarta paternidad: el presidente francés tiene tres hijos, los dos primeros –Pierre, de 25 años, productor de rap, y Jean, de 24, metido ya en la política–, nacidos de su primer matrimonio con Marie-Dominique Culioli y el tercero –Louis, de 14 años–, fruto de su segundo matrimonio con Cécilia Ciganer-Albeniz. Todo son, pues, chicos...
Nicolas Sarkozy fue el primer presidente de la República francesa en divorciarse –en octubre del 2007– ocupando la jefatura del Estado, algo que no se había visto en Francia desde que Napoleón repudió a Josefina. Y el primero en contraer nuevas nupcias –el 2 de febrero de 2008– siendo presidente. Ahora va a ser también el primero en traer un niño –o niña– al mundo en el Elíseo.
Capricho de la biología, el nuevo Sarkozy verá la luz a sólo seis meses de las elecciones al Elíseo, a las que el presidente francés –en una de las cotas más bajas de su popularidad– piensa presentarse de nuevo. ¿Cuál será el efecto electoral del nuevo vástago?

martes, 17 de mayo de 2011

El otro caso DSK en Francia

Tristane Banon, periodista y escritora francesa de 31 años, osó lo inimaginable en febrero del 2007: acusar públicamente, a través de un programa de televisión, a Dominique Strauss-Kahn de haber intentado violarla cuatro años antes. La productora del programa –93, Faubourg Saint-Honoré, conducido por Thierry Ardisson en el canal Paris Première– emitió su testimonio, pero tapó pudorosamente el nombre del político socialista con un breve pitido. Su denuncia, a pocas semanas de las elecciones presidenciales que enfrentaban a Nicolas Sarkoy y Ségolène Royal, pasó totalmente desapercibida, ningún medio de comunicación se hizo eco, como si se tratara sólo de una picante histoire de cul.
Tristane Banon probablemente comprendió en aquel momento por qué su madre, Anne Mansouret, veterana militante socialista del departamento del Eure (Alta Normandía), la había disuadido de acudir a los tribunales en su momento. ¿Habría sido detenido DSK entonces por la policía francesa como lo ha sido ahora por la policía neoyorquina? La duda no es ilegítima. El tratamiento que reciben en Francia los llamados affaires de moeurs –asuntos de costumbres– no es exactamente el mismo que en Estados Unidos, sobre todo cuando se trata de hombres públicos, como demuestra el caso del realizador de cine Roman Polanski.
Ahora, ocho años después y al calor del procedimiento abierto en Nueva York tras la denuncia de una camerera del hotel Sofitel de Manhattan, Tristane Banon planea presentar denuncia por aquellos hechos. Así lo confirmó ayer su abogado, David Koubbi, quien dijo estar trabajando ya sobre el asunto. La periodista, según explicó ante las cámaras de televisión en 2007, había preparado poco después de la presunta agresión todos los papeles y constituido el correspondiente dossier para demandar a DSK. Si no lo hizo fue por seguir los consejos de su madre y porque –detalle no menor– quería preservar la amistad que mantenía con una de las hija del político socialista.
Desde el punto de vista jurídico, los hechos no han prescrito, por lo que la presentación de la denuncia es posible.
El relato que Tristane Banon hizo en televisión hace cuatro años –ahora recuperado por los internautas– guarda llamativas similitudes con el de la camarera neoyorquina. Joven periodista en sus inicios, Banon pidió en 2003 una entrevista a Strauss-Kahn para un libro que estaba preparando sobre los fracasos de los políticos (en 1999, DSK se había visto forzado a dimitir como ministro de Economía por un oscuro asunto del que luego fue totalmente exculpado). Su interlocutor –explicó– le citó en un piso desconocido y semivacío, donde al poco empezó a hacer avances inconvenientes hacia la joven.
“La cosa acabó de forma muy violenta. Yo le dije no, no claramente y acabamos peleando en el suelo, yo le di patadas, él desabrochó mi sujetador e intentó quitarme los tejanos (...) Mientras nos peleábamos yo pronuncié la palabra violación para asustarle, pero no le asustó en absoluto”, explicó la periodista, que comparó rudamente a Strauss-Kahn con un “chimpancé en celo”.
El caso no fue aireado en la prensa francesa, pero sí fue recogido posteriormente en algún libro. Christophe Deloire y Christophe Dubois aludieron a él –aunque sin citar la identidad de la periodista ni de su madre– en su libro "Sexus Politicus", publicado en 2006, antes por tanto de que se produjera la revelación en televisión. El capítulo se titulaba, de forma premonitoria, "El affaire DSK". Uno de los autores, Deloire, director actualmente del Centro de Formación de Periodistas (CFP) criticaba ayer abiertamente en una tribuna en Le Monde, la omertá de la prensa francesa.
La madre de la periodista, Anne Mansouret –consejera regional y, curiosamente, candidata a las elecciones primarias socialistas de las presidenciales–, ha confirmado la denuncia de su hija y ha explicado que en aquel momento pensó que Strauss-Kahn, al que conoce personalmente, había sufrido un “momento de extravío” y pensó que era mejor no llevar las cosas al límite. Por eso, y por las relaciones de amistad entre su hija y una de las hijas de DSK, disuadió a Tristane de presentar denuncia. “Ahora me arrepiento”, ha declarado, “Si hubiera hecho explotar el petardo en su momento, quizá eso hubiera enseñado a este hombre a comportarse mejor y a reventar el absceso”. La presunta víctima también temió en aquel momento quedar marcada por el escándalo y frustrar su carrera profesional.
Si Tristane Banon presenta finalmente su denuncia, ésta podría incluir también al “entorno” de Strauss-Kahn, que según la periodista la ha sometido regularmente desde entonces a un acoso moral para mantenerla callada.
La advertencia de Sarkozy
“Si DSK vuelve, no será un problema para mi, sino para vosotras”, alertó hace un tiempo Nicolas Sarkozy a las mujeres periodistas que siguen la política francesa, explicaba ayer en Le Parisien Nathalie Schuck. “A su lado, yo pasaría por un pastor metodista”, añadió el presidente francés, conocedor del auténtico punto débil de su posible adversario.

Cambio de baraja en el PS

Dominique Strauss-Kahn era la gran esperanza blanca del Partido Socialista francés para batir a Nicolas Sarkozy en las elecciones presidenciales del 2012. Ahora se ha convertido en su pesadilla. La inevitable neutralización política del director del Fondo Monetario Internacional (FMI), que los amigos de DSK se resisten ferozmente a admitir, ha trastocado completamente el juego y obligará a repartir nuevas cartas. Eliminado el gran favorito, las elecciones primarias para elegir al candidato socialista al Elíseo, pueden acabar convirtiéndose en una violenta batalla, en la mejor tradición del PS, y aflorar nuevos aspirantes que hasta hoy se mantenían en segundo plano.
La primera secretaria del PS, Martine Aubry, hasta ahora dispuesta a ceder el paso a Strauss-Kahn, podría decidirse a presentar su candidatura y competir así con François Hollade –de repente, el nuevo favorito– y Ségolène Royal. Y nada impide ahora la aparición de otros nombres, como el de Laurent Fabius, que algunos empezaban a mover ayer.
De momento, el Partido Socialista confirmó el mantenimiento del calendario previsto para las primarias –presentación de candidaturas entre el 28 de junio y el 13 de julio, votación el 9 de octubre–, en un intento de aparentar una normailidad que están lejos de sentir sus dirigentes. “El PS no está ni decapitado ni debilitado”, subrayó el número dos del partido, el secretario general de coordinación, Harlem Désir, quien recordó que la dirección está asegurada por Martine Aubry. La reunión semanal del buró nacional ha sido avanzada a hoy para abordar la situación creada por el arresto de Strauss-Kahn.
Al shock inicial de la detención se añadió ayer la visión de DSK, uno de los denominados elefantes del partido, esposado y conducido como un criminal, algo totalmente impensable en Francia. “Profundamente humillante”, “de una crueldad insoportable”... los dirigentes socialistas manifestaban con expresiones de este tipo el impacto que les ha causado el trato recibido por su compañero, de quien defienden la presunción de inocencia.
Los más afectados eran los miembros de su círculo más íntimo. Los Jean-Christophe Cambadélis, Pierre Moscovici, Jean-Marie Le Guen... muestran desde el domingo una total incredulidad ante las acusaciones de que es objeto su campeón, que defienden a capa y espada. Este sector es, dentro del PS, el que está alimentando la hipótesis de que Strauss-Kahn haya sido victima de una conspiración. “Le prometieron fuego nuclear se si presentaba candidato”, dijo Cambadélis.