martes, 17 de diciembre de 2013

La libertad guiando al pueblo... ¿en China?

Su significado, un alegato en favor de la libertad y la democracia, es inequívoco. Pero si Francia se plantea prestar a China el célebre cuadro de Eugène Delacroix “La libertad guiando al pueblo” (1830), que puede contemplarse habitualmente en el Museo del Louvre de París, no es por el mensaje que encierra –no hay ninguna segunda intención al respecto–, sino porque el enorme prestigio y popularidad de la obra podría servir para rubricar con brillantez la conmemoración del 50º aniversario del reconocimiento diplomático del régimen comunista de Pekín por el general De Gaulle en 1964. Pero no todo el mundo está de acuerdo.

El más interesado en la cesión temporal de “La libertad guiando al pueblo” es el ministro de Asuntos Exteriores, Laurent Fabius, que por razones políticas y diplomáticas –y por detrás de todo ello, económicas– desea dar la mayor relevancia posible a la conmemoración del 50º aniversario. Y uno de los elementos más importantes de las celebraciones será una exposición que deberá llevar la próxima primavera a China –donde y cuándo exactamente todavía está por decidir– ocho obras mayores de la pintura francesa. En la lista provisional están cuadros de Picasso, Renoir, Rigaud, Fragonard, Boucher, Clouet, Léger, Soulages... El de Delacroix sería la guinda.

Sin embargo, el Museo del Louvre se opone al traslado de “La libertad guiando al pueblo” por demadiado delicado y en ello ha obtenido el apoyo de la ministra de Cultura. “El cuadro no puede ser prestado a causa de su estado, no vamos a prestar cuadros que puedan correr peligro en un viaje extremadamente largo y complicado”, ha declarado Aurélie Filippetti. La obra de Delacroix, que ya fue prestada en el pasado a Estados Unidos y a Japón, ha regrasado hace poco al Louvre después de haber estado expuesta durante un año en la antena del museo en Lens (norte de Francia), donde el pasado mes de febrero sufrió la agresión de una desequilibrada con un rotulador negro. “El cuadro resultó extremadamente dañado en viajes anteriores”, añadió la ministra.

Los argumentos del sector de la Cultura no son del gusto de la diplomacia francesa. El titular del Quai d’Orsay expresó el domingo su acuerdo con que las grandes obras de arte deben “ser respetadas”, pero insistió en que “hay que encontrar obras excepcionales (para prestar) a la medida del nivel excepcional de nuestra amistad con China”. La decisión está ahora en manos del presidente François Hollande.
Las relaciones entre Francia y China han estado sometidas regularmente a fuertes tensiones –la última vez fue en el 2008, en la época de Nicolas Sarkozy, a causa de las protestas en Francia contra los Juegos Olímpicos de Pekín y la presencia en territorio francés del Dalai Lama– y París busca a toda costa normalizarlas. Hollande realizó el pasado mes de abril su primera visita a China y el primer ministro, Jean-Marc Ayrault, acaba de regresar.

Con una economía estancada y un paro que roza ya el 11% de la población activa, Francia tiene un enorme interés en reactivar los intercambios económicos con China y aumentar su presencia en el gigante asiático, que a pesar de todos los problemas es uno de los que tira del carro de la economía mundial. Francia ha acumulado un gran retraso en este terreno –Renault acaba de desembarcar ahora en el país en alianza con Dongfeng– y el déficit comercial que mantiene con China, de 27.000 millones de euros, es el segundo mayor después del que tiene con Alemania.


Homenaje en los Inválidos

Los dos soldados franceses muertos en la República Centroafricana en el marco de la operación Sangaris, los paracaidistas Nicolas Vokaer y Antoine Le Quinio, de 23 y 22 años, recibieron ayer un homenaje nacional en el recinto de los Inválidos, en París. El presidente francés, François Hollande, impuso la Legión de Honor a los dos militares, de quien valoró su sacrificio por el país. Hollande reivindicó la intervención militar francesa en Centroáfrica, con el fin de poner fin a las matanzas y evitar una guerra civil entre cristianos y musulmanes. “Francia no tiene ningún otro interés que salvar vidas, no estamos allí para cambiar el régimen”, dijo el presidente francés, quien sin embargo hace una semana había puesto en cuestión la continuidad del presidente François Bozizé, aupado en un golpe de Estado el pasado mes de marzo por la milicia rebelde Seleka. Francia, remarcó Hollande, no abandonará Centroáfrica hasta que la situación esté estabilizada.



domingo, 15 de diciembre de 2013

Sobrevivir al silencio

Boris Cyrulnik (Burdeos, 1937) volvió a nacer cuando tenía seis años y medio. La noche del 10 de enero de 1944 fue detenido por agentes de la policía de Vichy y soldados alemanes en la casa donde vivía acogido y conducido, junto a varios centenares de judíos, a la sinagoga de la ciudad para ser deportado. Si el pequeño Boris no acabó sus días en Auschwitz –donde murieron sus padres, judíos de origen ruso y polaco refugiados en Francia y detenidos con anterioridad– fue porque, con la ayuda de una enfermera, consiguió escapar. Esa misma noche tuvo conciencia, por primera vez en su vida, de que era judío y de que esa condición se asemejaba a una condena a muerte.

Neuropsiquiatra de renombre –dirige un equipo de investigación en el hospital de Toulon, de cuya universidad es profesor–, muy conocido en Francia por su actividad divulgativa y su amplia obra, Boris Cyrulnik explica su terrible experiencia en su último libro, “Sálvate, la vida te espera” (Debate), donde desvela aspectos desconocidos de su biografía. En una conversación con La Vanguardia, Cyrulnik aborda el impacto de ese trauma infantil y la construcción de la memoria.

“La memoria es intencional –sostiene–, cuando imaginamos lo que vamos a hacer y cuando tratamos de recordar lo que hicimos activamos los mismos circuitos neurológicos”. Para que la memoria tome forma se ha de construir un relato, “acondicionado y retocado”, y adaptado a las necesidades presentes del narrador. “Si estoy contento, buscaré en mi pasado imágenes, palabras y situaciones que explicarán y justificarán por qué estoy contento; si estoy triste haré lo mismo con otras imágenes, palabras y situaciones. En los dos casos –argumenta– todo lo que digo es cierto y sin embargo los dos relatos son diferentes, incluso opuestos”.

Boris Cyrulnik ha intentado poner orden en el magma de la memoria para explicar –y explicarse– lo que le sucedió siendo niño. Para exponer la tragedia, el trauma, que marcó su infancia. Han tenido que pasar casi setenta años para que ello sea posible.

“Cuando acabó la guerra yo hubiera querido explicar lo que me pasó, pero nadie quería oírlo. Cuando uno ha perdido a su familia, ha sido encarcelado, perseguido, condenado a muerte, es imposible olvidar. Pero yo no podía hablar porque los otros no soportaban escuchar mis palabras”, explica. Lo que tenía que contar era tan terrible que unos –los dos únicos familiares que sobrevivieron a la guerra– no querían removerlo y otros, los demás, preferían no creerlo y atribuirlo a la desbocada imaginación infantil. “Eso partió mi alma en dos: una parte era alegre y la otra parte, obligada al silencio, sufría en secreto”.

Pero para superar un trauma –argumenta el neuropsiquiatra– es necesario ponerlo en palabras, construir un relato que poder explicar a alguien de confianza, dispuesto a comprender: “Hay que dar sentido a lo que nos ha sucedido, porque la definición de traumatismo es la confusión. Para que el mundo vuelva a ser coherente, hay que darle un sentido”.

Pero eso es imposible cuando uno está condenado al silencio. El silencio... El silencio puede ser un escudo o un castigo. “Durante la guerra, el silencio era necesario para protegerme; si no hubiera ocultado mi identidad, estaría muerto. En la paz, en cambio, yo fui forzado al silencio y viví ese silencio como una agresión”.

La posguerra fue, en este sentido, muchísimo más dura para el pequeño Boris. “Yo sufrí más en la paz que en la guerra”, dice consciente de la aparente paradoja. “Durante la guerra, yo me sentía seguro, protegido, por quienes se ocupaban de mí, la agresión venía del exterior, las cosas estaban claras –explica–. Yo corría el riesgo de morir, pero psicológicamente fue menos duro”.

Boris Cyrulnik recuerda a los soldados alemanes, orgullosos y triunfantes al principio, simpáticos incluso, crueles y despiadados después, humanos de nuevo tras la derrota... “Una vez hechos prisioneros, una vez que dejaron de tomarse por superhombres, volvieron a ser cálidos y amables”. “En contra de lo que se dice, la mayoría de los nazis eran personas equilibradas, agradables, cultivadas”, dice, y se pregunta cómo esta gente pudo llegar a cometer “un genocidio increíble sin la menor emoción”.

Pero no fueron los primeros. Ni serán los últimos. “Hoy vemos reaparecer ideologías totalitarias en Oriente Medio y también en Francia, en la extrema derecha. Encontramos los mismos principios, las mismas ideas, las mismas frases que en el nazismo de los años treinta”, advierte Cyrulnik, que cuando tenía once años se propuso ser psiquiatra para tratar de entender todo esto y “comprender el alma humana”.

–¿Ha llegado a comprenderla?
– No... El nazismo fue una locura social, no individual. Un psiquiatra no puede explicarla.


AVE que vas a Francia...

Barcelona es una ciudad de moda en Francia, muy de moda, con una imagen deslumbrante. Desde que en el 2002 Cédric Klapisch estrenara “L’auberge espagnole” –la historia de un grupo de estudiantes de Erasmus en la capital catalana- no hay parisino que no sueñe con pasar unos días en la ciudad de Gaudí. Y, sin embargo, la entrada en servicio de la nueva línea de alta velocidad directa entre París y Barcelona no ha podido pasar más desapercibida. Mientras los barceloneses la festejan, los parisinos la ignoran. Lo que en un sitio es entusiasmo, en el otro es desconocimiento e indiferencia.

Para París, una ciudad acostumbrada desde hace tiempo a tener conexiones de alta velocidad con otras grandes capitales europeas –Londres, Bruselas, Amsterdam, Colonia, Frankfurt, Ginebra-, el enlace con Barcelona es sólo uno más. Nadie espera que la nueva línea aporte cambios sustanciales en las relaciones entre ambas ciudades –ya estrechamente conectadas por avión-, sino una redistribución del mercado existente.

“En este momento, en la conexión París-Barcelona el tren tiene un 5% de cuota de mercado y aspiramos a alcanzar el año que viene el 8%”, explica el director de la división Europa de Voyages SNCF, Jean-Yves Leclercq. No se espera, pues, ninguna revolución. Pero sólo este primer paso representará ya doblar el número de pasajeros, de los de cerca de 500.000 que transitan actualmente entre los dos países por ferrocarril (300.000 por la línea de alta velocidad hasta Figueres y 162.000 por los Talgo que salían de Barcelona y Madrid) a más de un millón, sumando todas las nuevas líneas: Barcelona-París, Madrid-Barcelona-Marsella, Barcelona-Lyon y Barcelona-Toulouse.

Si en París hay una relativa frialdad, las expectativas son muy otras en el sur de Francia, donde la conexión de alta velocidad es esperada con impaciencia desde hace años. Es el caso particularmente de Perpiñán, que confía en el tren de alta velocidad para impulsar el desarrollo económico de la ciudad. “Perpiñán, que ha sido hasta ahora un cul-de-sac, pasará a ser una ciudad puente, rótula de enlace de la Península Ibérica con el resto de Europa”, valoraba recientemente para La Vanguardia el senador Jean-Paul Alduy, alcalde histórico de la ciudad y presidente actual de la aglomeración urbana.

Casi seis horas y media entre Barcelona y París en tren de alta velocidad es un récord francamente mejorable. Y algo mejorará en los próximos meses cuando, una vez lleguen las nuevas unidades Euroduplex, los TGV franceses –los únicos hoy por hoy que pueden llegar hasta la capital francesa, lo que no es el caso de los AVE españoles- puedan aumentar su velocidad en el tramo catalán, por el que de momento no pueden pasar de los 200 kilómetros por hora, y alcanzar los 300 km/h habituales.

Mucho más tiempo tardará, sin embargo, en solventarse el agujero que subsiste entre Perpiñán y Nîmes, donde los TGV circulan todavía por la vía férrea convencional y no pueden pasar de 200 o 250 km/h, según los tramos. La circunvalación de alta velocidad Nîmes-Montpellier, actualmente en obras, debería entrar en servicio en la segunda mitad del 2017, lo que permitirá acortar un poco el viaje. Pero la línea entre Montpellier y Perpiñán no tiene fecha.

Todos los trabajos técnicos y administrativos previos –definición del trazado, estudios para la declaración de utilidad pública- habían seguido hasta ahora el ritmo adecuado para poder iniciar las obras, valoradas en entre 5.000 y 6.000 millones de euros, en el 2015, con una previsión de entrada en servicio en el 2020. Pero los drásticos recortes aprobados por el Gobierno francés el pasado mes de junio en los proyectos de alta velocidad, a causa de las restricciones presupuestarias, han hecho saltar estos planes por los aires. En la nueva programación, la línea Perpiñán-Montpellier –como muchas otras- ha dejado de ser prioritaria y ha pasado al periodo 2030-2050. Una eternidad.

sábado, 14 de diciembre de 2013

Los ángeles de Hollande

Ninguna de las dos dirige –aún– la Policía Nacional francesa, cargo reservado todavía a un hombre, pero ambas están al frente de dos de los puestos más importantes de las fuerzas de seguridad. Desde su elección como presidente de la República, François Hollande ha promovido directa o indirectamente a dos mujeres al frente de lo más selecto de la policía francesa. Mireille Ballestrazzi, de 59 años, presidenta de Interpol desde hace un año –la primera mujer que ha ocupado el cargo desde la creación de este organismo internacional en 1923– ha sido nombrada esta semana directora central de la Policía Judicial, al frente de una vasta y experimentada plantilla de 5.000 investigadores. Su designación no es un caso aislado. Desde junio del 2012, otra mujer, Sophie Hatt, de 46 años, asume la responsabilidad de dirigir el Grupo de Seguridad de la Presidencia de la República (GSPR), un equipo de 62 agentes de los que depende directamente la seguridad del inquilino del Elíseo.

Al igual que a la ex titular de la cartera de Defensa Michèlle Alliot-Marie, que quería que la llamaran “señora el ministro” (Madame le ministre), a Mireille Ballestrazzi no le gusta que le llamen “directora”, prefiere el uso común de “director”. Masculina como es la lengua francesa, el mantenimiento del trato se ha convertido para muchas mujeres en un signo de igualdad, como si la feminización del cargo supusiera una especie de degradación. El feminismo de Ballestrazzi, como el de tantas mujeres, no es tanto de palabras como de hechos.

La hoy directora de la Policía Judicial ha sido una pionera. Nacida el 2 de septiembre de 1954 en Orange (Vaucluse), hija de un coronel del ejército francés, fue una de las primeras mujeres en poder estudiar en la Escuela Nacional Superior de Policía, hasta mediados de los años setenta un reducto masculino. En su promoción –la primera, en 1976– sólo eran ocho mujeres. De la siguiente saldría la única mujer que ha dirigido la Policía Judicial antes que ella: Martine Monteil, directora entre 2004 y 2008 con Jacques Chirac. Las bromas machistas que tuvieron que soportar durante años se han convertido hoy en un respeto unánime.

“Es una gran policía, forma parte de esas mujeres que honran a la policía francesa”, dijo de ella el ministro del Interior, Manuel Valls –quien ha firmado ahora su nuevo ascenso–, cuando en noviembre del 2012 fue elegida sin contestación presidenta de Interpol. En aquel momento era la subdirectora de la Policía Judicial. Hoy es la patrona absoluta.

Casada y con dos hijos, Mireille Ballestrazzi se ha fogueado en todos los frentes. Con sólo 24 años, asumió la dirección del grupo de represión del bandidismo de Burdeos y a los 33 fue puesta al frente de la Oficina central de represión del robo de objetos de arte, donde consiguió algunos brillantes éxitos: en 1987 logró recuperar en Japón cuatro pinturas de Jean-Baptiste Corot que habían sido robadas tres años antes en el museo municipal de Semur-en-Auxois (Côte-d’Or). Poco tiempo después recuperó asimismo en Córcega nueve cuadros de pintores impresionistas –entre ellos, un Manet– robados en el Museo Marmottan de París.
Tras esta experiencia, dirigiría la policía judicial de Córcega, en un momento especialmente activo de los grupos terroristas y de las bandas mafiosas de la isla, y el servicio de represión de la delincuencia económica y financiera. A finales de los años noventa accedió al cuartel general de la PJ.

Con muchos menos agentes bajo su mando pero una responsabilidad superlativa, la comisaria Sophie Hatt garantiza desde junio del año pasado la seguridad del presidente, puesto nunca ocupado hasta ahora por una mujer y para el que la eligió Hollande personalmente. Casada con un policía y madre de tres hijos, ella también está cansada de las suspicacias masculinas y de la eterna pregunta sobre cómo compatibiliza su trabajo y la vida familiar.

Nacida en septiembre de 1967 en Neuilly-sur-Seine (Altos de Sena), hija de un dentista y una profesora, Sophie Hatt siempre soñó con ser policía, que asimilaba a “la aventura y la acción”. Y una vez acabada la carrera de Derecho ingresó en la escuela de Policía. Comisaria en 1993, fue destinada inicialmente en Córcega y luego en París, antes de asumir en el 2000 la dirección del Grupo de Seguridad del Primer Ministro, con Lionel Jospin en Matignon. Su experiencia en este terreno –que incluye un delicado momento, cuando Jospin fue apedreado por estudiantes palestinos en Ramallah– es la que la ha conducido ahora a Elíseo.


jueves, 12 de diciembre de 2013

La leyenda del Hada Verde

“Para hacer poemas no se bebe agua”, cantaba la francesa Barbara en los albores de los años setenta, cuando reivindicar el poder embriagador de la absenta -“esos alcoholes de oro que nos emborrachan el corazón”- suponía una cierta transgresión. Prohibida en Francia durante casi un siglo, de 1915 al 2011 –aunque fue de nuevo parcialmente tolerada a partir de 1988-, en aquella época la absenta se destilaba todavía clandestinamente y era bebida por un puñado de nostálgicos. La leyenda negra atribuía a este brebaje, que puede alcanzar los 72º de alcohol, toda suerte de poderes maléficos, el principal de los cuales era el de destruir la poca o mucha cordura de quien lo bebía. La causa: una molécula euforizante llamada tujona, de la familia del cannabis, presente en el ajenjo…

“La absenta se elabora a partir de la destilación de una decena de plantas medicinales. ¿Se vuelven malas sólo por pasar por el alambique?”, pregunta socarronamente Jean-Paul, quien explica con pasión su compleja composición –en la que no pueden faltar ni la planta de la absenta ni el anís- y su proceso de elaboración. “Dicen que uno se vuelve loco a partir de la copa número 50, así que lo prudente es detenerse en la 49…”, añade.

Beber una copa, desde luego, no altera el juicio. Y si uno cierra los ojos diría que está bebiendo el célebre pastís, su primo hermano. De color verde pálido y de natural amargo, la absenta también se bebe mezclada con agua, a razón de entre tres y cinco partes de agua por una de licor y, en función del gusto de cada cual, se añade una pizca de azúcar. La liturgia tradicional consiste en hacer caer agua helada –almacenada en una fuente de cristal con hielo, dotada de grifos- sobre un terrón de azúcar depositado en una cuchara especial que reposa sobre la copa donde se ha vertido previamente la absenta.

Elaborada tradicionalmente en el cantón suizo de Neuchâtel y en la región francesa del Franco Condado, la absenta se popularizó como aperitivo entre finales del siglo XIX y principios del XX. Y en el París de la bohemia pronto se convirtió en la bebida de referencia de poetas y artistas. Verlaine, Baudelaire y Rimbaud eran bebedores asiduos, como después lo serían Picasso y Hemingway. Pintores como Manet y Degas le dedicaron cuadros, y se dice que Van Gogh se cortó la oreja a resultas de una borrachera verde…

Popular, muy popular, era la absenta. Y barata, más barata que el vino. Lo que sin duda propició una alianza contra natura entre las ligas anti-alcohol y los viticultores para conseguir su prohibición. En Suiza, donde se puso fuera de la ley cinco años antes que en Francia -en 1910-, un estremecedor parricidio fue atribuido al efecto nocivo de la absenta y precipitó su interdicción. “Los productores de vino querían acabar a toda costa con esa competencia”, apunta Francis Martin, hijo y nieto de destiladores en Val-de-Travers, donde la tradición se mantuvo a pesar de todo de forma ininterrumpida.

Hoy los tiempos de la prohibición y la clandestinidad quedan atrás. La absenta ha perdido su legendaria mala fama e incluso se ha convertido, en su tierra natal, en el motivo de una ruta turística… Tampoco queda mucho del París bohemio. Pero si alguien quiere beber una buena absenta, a la manera antigua y en un local de la época, no tiene más que subir a Montmartre y buscar en una empinada calle no muy lejos de Pigalle el restaurante Le Bon Bock, el más antiguo del barrio. Abierto en 1879, el mismo año en que La Marsellesa se convirtió en el himno nacional de Francia, el establecimiento ha mantenido la decoración original y conserva una seductora atmósfera decimonónica. Una vez dentro, el tiempo se detiene. Las hadas no andan lejos…








miércoles, 11 de diciembre de 2013

Francia, en el avispero centroafricano

Francia se ha metido en un avispero en el centro de África. Dos soldados franceses perdieron la vida la noche del lunes cerca del aeropuerto de la capital de la República Centroafricana,  Bangui, durante un violento enfrentamiento armado con milicias locales, en lo que constituye las primeras bajas sufridas por el ejército francés desde que, el pasado fin de semana, enviara un contingente de 1.600 soldados bajo mandato de la ONU para poner fin a las masacres. A pesar de la inestabilidad y la inseguridad, el presidente François Hollande, procedente del funeral de Nelson Mandela en Sudáfrica, decidió hacer escala en Bangui para expresar su apoyo a las tropas francesas.

Once meses después de intervenir militarmente en Mali, Francia se ha visto forzada a hacerlo ahora en otra de sus excolonias, Centroáfrica, en plena descomposición y abocada a una guerra civil e interreligiosa. El pasado mes de marzo, la milicia rebelde del norte del país, Seleka -integrada fundamentalmente por musulmanes-, perpetró un golpe de Estado e impuso como presidente de transición a François Bozizé, que se ha visto incapaz de imponer el orden. Disuelta formalmente el pasado mes de septiembre, Seleka se ha dividido en numerosos grupos, con presencia de mercenarios y bandidos, que siembran el terror en el país. Como respuesta, grupos de cristianos han creado su propia milicia, la antibalaka , que ataca a los musulmanes.

A iniciativa de Francia, el Consejo de Seguridad de la ONU decidió por unanimidad el pasado viernes una intervención militar exterior en apoyo de las fuerzas africanas ya desplegadas en el país -2.500 soldados mal equipados y peor entrenados que han sido incapaces de imponer el orden-, con el objetivo de detener la acción de las milicias armadas, libradas al pillaje, la violación, la tortura y el asesinato. De una población de 4,6 millones de habitantes -para un territorio superior al de Francia-, se calcula que hay 400.000 personas desplazadas en el interior y 70.000 refugiados en los países del entorno.

Durante el pasado fin de semana, Francia culminó la puesta en marcha de la operación Sangaris -nombre de una mariposa local-, integrada por 1.600 soldados, cuya misión principal es garantizar la seguridad en la capital y los principales núcleos urbanos, así como los ejes de comunicación. Acantonados principalmente junto al aeropuerto, al igual que los soldados de la fuerza africana, su presencia ha atraído a 10.000 personas, que se han instalado a su lado huyendo de las matanzas.

Los soldados franceses empezaron el lunes a desarmar a las milicias todavía presentes en Bangui. Durante la jornada, la tensión fue en aumento y por la noche, una patrulla francesa integrada por treinta soldados fue atacada a un kilómetro del aeropuerto. Fruto de este enfrentamiento, murieron dos soldados del 8.º regimiento de paracaidistas de Infantería de Marina, Nicolas Vokaer y Antoine Le Quinio, de 23 y 22 años respectivamente.

En Francia, la oposición expresó ayer su apoyo a la intervención de Francia en Centroáfrica, como en Mali. Y, al igual que en el caso de Mali, denunció la soledad en la que Francia se encuentra, sin ningún apoyo militar europeo. Hollande ha prometido una intervención rápida y controlada. No parece que vaya a ser ni una cosa ni otra.



Cárcel por la estafa de los implantes mamarios

Los responsables de la estafa de los implantes mamarios defectuosos de la empresa francesa PIP, que afecta potencialmente a unas 300.000 mujeres en todo el mundo, pagarán su fraude con la cárcel. Así lo ha decidido el Tribunal Correccional de Marsella, que condenó al fundador y presidente de PIP (Poly Implant Prothèse), Jean-Claude Mas, a cuatro años de cárcel firmes y a 75.000 euros de multa –indemnizaciones aparte–, además de prohibirle ejercer de por vida en el sector médico o dirigir una empresa. Otros cuatro directivos han sido condenados a penas de entre 18 meses y tres años de cárcel.

La sentencia se ha ajustado bastante a lo solicitado por la fiscalía y ha satisfecho a la acusación particular. Sin embargo, su aplicación no es firme, por cuanto los condenados han anunciado ya su intención de presentar un recurso de apelación. Y ello tendrá una consecuencia directa sobre el pago de las indemnizaciones, que quedarán también en suspenso. La sentencia reconoce el derecho a percibir una indemnización a cerca de 5.000 mujeres de las 7.113 que se constituyeron en parte civil y que se vieron obligadas a extirpar los implantes. El tribunal ha establecido como baremo cuantías de hasta 6.000 euros en el caso de que sólo se reconozcan perjuicios psicológicos y hasta 13.000 si además se han constatado perjuicios físicos.

En total, las indemnizaciones pueden sumar alrededor de 40 millones de euros, según la fiscalía. El problema es que Jean-Claude Mas –que se vio obligado a cerrar la empresa y que al inicio del juicio declaró como únicos ingresos de entre 1.700 y 1.800 euros de pensión de jubilación– se declarará insolvente. Para sortear este problema, una parte de las víctimas logró el pasado mes de noviembre la condena de la empresa alemana de control de calidad TÜV –que sí es solvente– en un procedimiento civil, pero esta sentencia también ha sido recurrida.

El fallo del Tribunal Correccional de Marsella considera probado que los directivos de la empresa PIP fabricaron sus implantes con un gel no autorizado y de fabricación casera, sobre cuya inocuidad no tenían ninguna garantía, con el único fin de ahorrarse un millón de euros al año. Los susodichos implantes se revelaron asimismo defectuosos, con un nivel de rupturas muy alto, del 25%. Según la sentencia, los empleados contribuyeron a ocultar el fraude, que ni la empresa encargada de controlar el producto –TÜV– ni las autoridades sanitarias francesas lograron detectar.

En Francia unas 30.000 mujeres llevan estos implantes, que han sido sustituidos en 17.135 casos. En España, eran 18.500 las mujeres afectadas, de las que 1.451 se los habían hecho retirar hasta el pasado verano.



domingo, 8 de diciembre de 2013

Torturador empecinado

Paul Aussaresses
General del ejército francés
Saint-Paul-Cap-de-Joux 1918 – París 2013-12-07


Noventa y cinco años tenía el general francés Paul Aussaresses cuando dio su último suspiro, el martes pasado, en París. La misma edad que Nelson Mandela, que expiraría dos días después en Johannesburgo. Es el único punto en común entre los dos hombres. Porque si el líder sudafricano era la luz, Aussaresses era la oscuridad. Si el primero era la vida, el segundo era la muerte. Repudiado por todo el mundo –incluida su propia familia- y desposeído de sus más preciadas condecoraciones, el viejo general encarnaba uno de los aspectos más sombríos de la historia reciente de Francia: la guerra sucia llevada a cabo por el ejército francés en Argelia en la segunda mitad de los años cincuenta. Torturador y asesino confeso, Aussaresses no sólo no se arrepintió nunca de su inhumana actuación sino que la reivindicó públicamente con un raro empecinamiento. “La tortura es legítima cuando la urgencia se impone”, proclamó.

Nada hacía pensar que el joven Paul Aussaresses, un estudiante modelo aficionado a la literatura, acabaría convirtiéndose en un verdugo. Todo lo contrario. Incluso empezó forjándose una leyenda de héroe de la Resistencia. En 1941, sublevado por la ocupación nazi, se enroló voluntario en las fuerzas de la Francia Libre e integró los célebres Jedburghs, comandos británicos formados por tres paracaidistas que eran lanzados detrás de las líneas alemanas para realizar acciones de sabotaje y hacer de enlace con grupos de resistentes. Aussaresses fue lanzado en 1944 en el Ariège, donde combatió al lado de un grupo del maquis integrado por anarquistas españoles de la FAI. Sus acciones de guerra le valieron varias condecoraciones, entre ellas la Legión de Honor.

Pero la guerra tiene muchas caras. Y los hombres también. Acabada la guerra, en aquel momento con el grado de teniente, Paul Aussaresses participó en 1946 en la creación del servicio de información y contraespionaje francés. Tras servir como jefe de batallón paracaidista en la guerra de Indochina, en 1955 fue enviado a Argelia, a Philippeville, donde empezaría su siniestra carrera de carnicero. Pronto llamó la atención del general Jacques Massu, que en 1957 se lo llevó a su lado para librar la Batalla de Argel.

“Formábamos un escuadrón de la muerte”, confesaría el propio Aussaresses muchos años después sin asomo de arrepentimiento ni remordimiento. Cada noche, su equipo procedía al arresto de sospechosos, que eran sistemáticamente torturados y “neutralizados”. Algunos hablaban, otros no, pero muy pocos sobrevivieron. “Era raro que los prisioneros interrogados durante la noche, se encontraran todavía vivos al alba », explicó él mismo. Entre las 24 personas que el general confesó haber matado personalmente estaba el jefe del FLN en Argel, Larbi ben M’Hidi, ahorcado para hacer pasar su muerte por un suicidio.

Paul Aussaresses , que en los años sesenta y setenta instruyó a los boinas verdes norteamericanos y a los militares brasileños y chilenos en sus técnicas de “lucha antisubversiva”, podría haber acabado sus días apaciblemente si a partir del año 2000, por narcisismo o aburrimiento, no hubiera desvelado la infame verdad en una serie de entrevistas periodísticas y en dos libros de memorias: “Servicios especiales: Argelia 1955-1957” y “No lo he dicho todo”. Cuando saltó el escándalo, el presidente Jacques Chirac le retiró la Legión de Honor, el ejército le repudió, sus hijas le abandonaron, la justicia le condenó en el 2004 por apología de la tortura y a punto estuvo de sucumbir a varios atentados. Impasible, el viejo general acusó a la clase política de haber “tolerado e incluso recomendado” la tortura. “Yo no soy un criminal, un asesino, un monstruo -dijo una vez-, sólo soy un soldado que hizo lo que Francia le pidió”.





El inesperado regreso de los 'conquistadores'

Francia vuelve a mirar hacia España. Lo hizo con envidia antes del estallido de la crisis y después, con piedad. Ahora, lo hace con aprensión. España sigue en estado de postración económica y tardará todavía tiempo en salir verdaderamente de la crisis. Pero la recuperación, aún limitada y balbuciente, de la economía española está teniendo a Francia como su principal víctima colateral.

Los medios de comunicación franceses observan, por ahora, con benevolencia el tímido resurgir de la actividad económica allende los Pirineos. Los titulares positivos –“España inspira de nuevo confianza”, “España se pone a soñar”– van sustituyendo poco a poco a los negativos. La estabilización de la economía española es una buena noticia para la zona euro. ¿Pero lo es también para Francia? Los analistas franceses más avisados se han dado ya cuenta de que los brotes verdes de la economía española tienen espinas.

“España no saldrá de la crisis mientras no haya resuelto el problema del paro y el problema de sus bancos, pero sí ha salido de la recesión, y las reformas emprendidas –reducción del gasto público, mejora de la productividad, rebaja de los costes laborales, flexibilización del mercado laboral– empiezan a dar sus frutos, como demuestra la mejora espectacular de la balanza comercial –que es excedentaria– y de la balanza corriente”. Así opina el economista y abogado francés Nicolas Baverez, quien constata que “el crecimiento de las exportaciones españolas, principalmente en la Unión Europea, se está produciendo a costa de Francia”.

La batalla está entablada en diversos sectores, de la construcción a la agricultura, pasando por el turismo, pero se produce sobre todo en la industria. Una industria que en Francia ha ido retrocediendo año tras año: entre 1998 y el 2008 perdió 500.000 puestos de trabajo y el peso de su valor añadido sobre el valor añadido total de la economía francesa ha descendido de forma constante durante la última década, hasta hasta situarse en el 2011 –según datos del Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos (Insee)– en el 10%, mientras que en España la caída empezó a remontarse en el 2010 y un año después estaba en el 14%. La rentabilidad de las empresas españolas empezó a recuperarse también a partir de ese año, hasta situarse –según datos del banco francés de negocios Natixis– en torno al 12%, mientras que las francesas están en el 7%.

"El peso de la industria en el Producto Interior Bruto (PIB) español es un 30% superior al de Francia”, remarca Alain Minc, presidente de la sociedad de autopistas francesa Sanef –filial de la española Abertis– y miembro de numerosos consejos de administración de empresas francesas y españolas. “Los españoles han hecho el trabajo, han realizado esfuerzos extremadamente significativos dentro de una relativa calma social”, opina Minc –un amante y fino observador de la realidad española–, para quien no hay duda de que “la industria española vuelve a ser competitiva”.

“Este año, España va a fabricar más coches que Francia, algo nunca visto”, subraya por su parte Nicolas Baverez, dando indirectamente la razón al patrón del grupo Renault-Nissan, Carlos Ghosn, quien pronto vió la oportunidad de aprovechar la coyuntura para negociar en el 2012 con los sindicatos acuerdos de competitividad por los cuales se garantizaba la carga de trabajo en las plantas de Palencia, Valladolild y Sevilla a cambio de la aceptación por parte de los trabajadores de medidas de flexibilidad. “España es el país europeo que más ha avanzado para recobrar su competitividad y ha conseguido suprimir la rigidez de su mercado de trabajo”, ha declarado Carlos Ghosn, quien en marzo de este año alcanzó un acuerdo similar con los sindicatos franceses.

Miembro del gabinete de abogados Gibson Dunn y del comité ejecutivo del Instituto Montaigne, Nicolas Baverez atribuye en gran medida este cambio a la drástica reducción del coste del trabajo en España, mientras que en Francia –con cuya política económica es muy severo– ha seguido aumentando. “En la relación coste de trabajo-productividad, la ganancia española ha sido espectacular: su ventaja sobre Francia ha crecido casi un 15% desde el 2008”, remarca. Y añade gráficamente: “Francia está cogida en una tenaza, entre la competitividad-calidad de Alemania, por un lado, y la competitividad-precio de España, por el otro”. Y así seguirá, vaticina, si el presidente François Hollande sigue postergando las reformas que a su juicio son necesarias: “Francia corre el riesgo de quedar al margen de la recuperación europea a causa de una política lamentable”. “La recuperación española agrava el problema francés”, zanja.

Si la principal batalla económica entre España y Francia se libra fuera de sus fronteras, las relaciones económicas y comerciales bilaterales reflejan también en alguna medida esta situación. Fruto de la mayor actividad exportadora de las empresas españolas y de la atonía de la demanda interna, las exportaciones de España a Francia han crecido este año –de enero a septiembre– un 1,7%, según datos de la oficina económica de la Embajada española en París, mientras que las importaciones han caído un 3,3%. Los principales productos exportados son automóviles y maquinaria, pero los que más han crecido son los combustibles minerales, los productos aeronáuticos, las frutas y la carne. El saldo global es favorable para España –de 8.041 millones de euros–, lo que representa un incremento en este mismo periodo del 15,7%. Francia sigue siendo el primer cliente de España (16% de las exportaciones totales) y es el segundo proveedor (10,8%)

“Todo esto no ha pasado por milagro, España ha hecho reformas dolorosas que le han permitido ser más competitiva”, constata por su parte José Miguel García, presidente de la Cámara Oficial de Comercio de España en Francia (Cocef), quien señala que las empresas españolas son cada vez más conscientes de que su supervivencia pasa por su internacionalización y cada vez más salen a buscar nuevos mercados. En esta búsqueda, “Francia tiene un interés doble: es una prolongación natural del mercado doméstico y tiene una posición geográfica estratégica para saltar a otros países”, argumenta.

“Para los españoles, Francia es un mercado cercano y maduro”, apunta por su parte, Alicia Ramos, responsable del área de proyectos españoles de la Agencia de Desarrollo de Val-de-Marne, cuyo Centro de Negocios abierto en el 2007 para acoger a empresas españolas ha apadrinado el desembarco de unas 40 sociedades.

Lo cierto es que cada vez hay más empresas, tanto grandes como pequeñas y medianas, que buscan negocio en Francia y se llevan concursos públicos. Eso es especialmente así en el sector de la construcción – “Los españoles les están quitando mercado”, constata el presidente de la Cocef–, pero no únicamente. Así, la empresa española Gowex se ha hecho con la instalación de wifi en la red de metro de París, ACS se ha adjudicado una parte del contrato de limpieza de la capital francesa y Gas Natural, el suministro de la región Île-de-France.

Con 33 proyectos, que han generado 1.056 empleos, España se situó el año pasado como el séptimo inversor extranjero en Francia, según datos de la Agencia Francesa para las Inversiones Internacionales (Afii). Las inversiones españolas en este país –donde hay instaladas 500 empresas hispanas– crecieron en el 2012 un 22%, mientras que las inversines europeas bajaron en conjunto un 4%. El grupo Abertis, el primer inversor español, negocia en estos momentos con el Gobierno francés nuevos proyectos de inversión por 700 millones...

Los conquistadores, como se bautizó en Francia a las empresas españolas en el momento más fulgurante del engañoso milagro español, están de regreso. Algunos, en realidad, nunca se fueron.


A la ofensiva en el sur de Francia

En Perpiñán, el nuevo cuartel de bomberos de la ciudad está siendo construido por la empresa barcelonesa Urcotex, que ganó de calle el concurso público convocado por el Consejo General de los Pirineos Orientales. En Frontignan ha sido la sociedad catalana Arcadi Pla quien ha sido encargada de la nueva mediateca. En Toulouse y en Albi, la también catalana Comsa ha ganado sendos concursos para las obras del tranvía y la nueva variante...

Poco a poco, en un goteo interminable, las empresas españolas del sector de la construcción van ganando terreno en el mercado público francés, especialmente en el Sur, para cólera de los constructores franceses.
“España juega a la ofensiva”, titulaba recientemente en portada la revista de obras públicas Le Moniteur, que resucitaba de nuevo la imagen del toro. El sector está que arde con la repentida competencia de las empresas españolas, que están aprovechando a fondo la reducción de los costes laborales para poner en práctica una agresiva política de precios que deja a los franceses totalmente desarmados. Todos los intentos por impugnar los concursos ganados por los españoles –y ha habido varios– han fracasado ante los tribunales administrativos.

“En España, las cargas sociales son la mitad que en Francia, lo que al final representa una ventaja del 25% respecto a una oferta francesa del mismo nivel”, se quejaba recientemente el presidente de los constructores de los Pirineos Orientales, Guy Durand. Pero la ley es la ley, y las empresas españolas pueden legalmete llevar temporalmente a sus propios trabajadores a Francia y pagar las cotizaciones en España. Mientras cumplan las normas laborales francesas –35 horas, salario mínimo...–, su posición es totalmente inatacable.

El pasado 29 de octubre, la Federación Francesa de la Construcción (FFB) lanzó una petición para combatir la “competencia desleal extranjera”, procedente de “empresas del Sur y del Esta de Europa”. Fruto de esta presión, el Gobierno francés pretende buscar ahora la complicidad de sus socios comunitarios para endurecer los controles y evitar los excesos en esta materia.

En Francia hay actualmente 144.000 trabajadores “desplazados”, principalmente polacos, portugueses y rumanos. Los españoles son 9.000, la mitad que los 18.500 franceses contratados en empresas situadas en otros países y reenviados a su país...



jueves, 5 de diciembre de 2013

Cruzada contra la prostitución

“¿Cuánto?”. A partir de ahora, la formulación de esta pregunta puede causar en Francia serios disgustos a quienes –en su mayoría, hombres, pero también algunas mujeres– sean cogidos in fraganti en el momento de contratar o disfrutar del sexo de pago. Así lo prevé la nueva ley de “lucha contra el sistema prostitucional” (sic) aprobada ayer por la Asamblea Nacional, que descarga a las prostitutas de toda responsabilidad penal –vender el propio cuerpo no será delito– y la traspasa a los clientes, a quienes se prohíbe la compra bajo pena de una multa. La sanción será de 1.500 euros y de 3.750 en caso de reincidencia, eventualmente acompañada de un cursillo de sensibilización.

La proposición de ley, que deberá ser discutida y aprobada por el Senado antes de su entrada en vigor, fue aprobada por una clara mayoría de 268 votos contra 138. Pero detrás de este contundente apoyo, esencialmente procedente de la izquierda, se esconde una división que trasciende las diferencias de partido. Ayer, un total de 79 diputados de todos los partidos se abstuvieron y 92 eludieron quedarse en el hemiciclo.

Los socialistas votaron mayoritariamente a favor, aunque cinco de ellos –como el histórico Jean-Marie Le Guen– lo hicieron en contra y 18 se abstuvieron. El resto de la izquierda apoyó el texto, salvo los ecologistas, que en su mayoría lo rechazaron. La derecha votó en bloque en contra, en desacuerdo con la supresión del delito de “incitación pasiva” introducido por Nicolas Sarkozy para perseguir a las prostitutas y por las facilidades que se darán ahora a las prostitutas extranjeras para obtener la residencia, pero once de sus diputados –como la candidata a la alcaldía de París, Nathalie Kosciusko-Morizet– votaron a favor y 42 se abstuvieron.

La nueva ley pretende también reforzar la lucha contra el proxenetismo y las redes de trata de mujeres, así como fomentar la reinserción social y profesional de las prostitutas que quieran abandonar lel oficio, para lo que el Gobierno promete aprobar un programa dotado con 20 millones de euros. Pero la decisión de penalizar a los clientes, siguiendo el modelo aplicado en Suecia, ha sido la que ha centrado el debate, suscitado el rechazo de las profesionales y generado una viva polémica social y política.

La votación de ayer es un triunfo para la ministra de los Derechos de las Mujeres y portavoz de Gobierno, Najat Vallaud-Belkacem, declaradamente abolicionista y una de las más firmes defensoras de la ley, que se felicitó del voto de la Asamblea y auguró que con este nuevo instrumento se podrá combatir mejor la prostitución, identificada como una violencia ejercida sobre las mujeres, y a medio y largo plazo reducir el número de profesionales que se dedican a ello, cifradas oficialmente –probablemente a la baja– en entre 20.000 y 40.000.

La nueva ley, sin embargo, es percibida con enorme suspicia, cuando no aversión, por los sectores más directamente concernidos. De entrada las prostitutas independientes, agrupadas en el Sindicato de Trabajadoras del Sexo (Strass), que reivindican la libertad de ejercer el oficio sin que se persiga a sus clientes y se ponga en peligro su modo de vida. Y también las organizaciones de salud pública que trabajan sobre el terreno en la prevención de las enfermedades de transmisión sexual, como Médicos del Mundo, porque a su juicio la ley empujará a los clientes y a las prostitutas a la clandestinidad, dejando a estas últimas en una situación de mayor fragilidad. Por no hablar de los sindicatos de policía y de los agentes encargados de le represión del proxenetismo, que dudan de la eficacia de la ley y de su posibilidad real de aplicación, y lamentan la supresión del delito de “incitación pasiva”, que les permitía detener a las prostitutas y, a partir de ahí, tratar de llegar a sus proxenetas.

Finalmente, diversos grupos de intelectuales y feministas, con la filósofa Elisabeth Badinter a la cabeza, se han pronunciado también en contra por entender que el Estado no debe inmiscuirse en las prácticas sexuales consentidas de los ciudadanos adultos.


La operación secreta de Hollande

François Hollande fue operado en febrero del 2011 de una hipertrofia benigna de la próstata. Así lo confirmó ayer oficialmente el Elíseo, que subrayó en un comunicado que la intervención no requirió ningún seguimiento médico. Esto es, no se trataba de un cáncer. Si la operación del presidente francés, en vísperas de declararse candidato al Elíseo, se convirtió ayer en una noticia nacional en Francia es porque Hollande se preocupó en aquel momento de guardarla absolutamente en secreto. Y porque una vez elegido se comprometió a hacer público cada seis meses su estado de salud, por considerar que cuando se trata del jefe de Estado los ciudadanos tienen derecho a saber si se encuentra en condiciones de ejercer el cargo. El resultado de los dos exámenes que ha hecho públicos hasta ahora –en junio del 2012 y en marzo de este año– no han relevado ningún problema de salud.

Si existe en Francia una preocupación, legítima, sobre el estado de salud del presidente es porque la historia reciente de la V República ha estado marcada por engaños y ocultaciones. Georges Pompidou murió en 1974, dos años antes de acabar su mandato, de una forma de cáncer de huesos –la enfermedad de Kahler– que había mantenido oculta. Lo mismo que François Mitterrand, quien en noviembre de 1981 –poco después de ser elegido presidente de la República– supo que padecía cáncer de próstata, lo ocultó y aún estando enfermo se presentó a un segundo mandato en 1988. El cáncer le acabó matando en 1996. Recientemente, la ministra delegada de la Familia, Dominique Bertinotti, reveló públicamente que padece un cáncer de mama desde el pasado mes de febrero.



miércoles, 4 de diciembre de 2013

Bob Dylan irrita a los croatas

Tres inolvidables conciertos en el Grand Rex, una inusual condecoración como caballero de la Legión de Honor y una no menos infrecuente imputación judicial por los presuntos delitos de injurias e incitación al odio... No se puede decir que la estancia de Bob Dylan en París, el pasado mes de noviembre, haya pasado desapercibida. El origen de los problemas judiciales de quien el presidente Barack Obama calificara como “el músico americano más grande de la Historia” está en unas declaraciones que el cantautor, de 72 años, realizó a finales del 2012 a la revista Rolling Stone y que han sido percibidas como calumniosas por la comunidad croata en Francia.

¿Escuchaban los croatas a Bob Dylan en los años sesenta, cuando el músico estadounidense cantaba contra la guerra de Vietnam y en favor de los derechos civiles de los negros norteamericanos? En la época de Tito no debía ser muy fácil. En todo caso, los croatas que hoy viven en Francia le leen. Y lo que leyeron hace una año en Rolling Stone no les gustó nada. Hablando de la pervivencia del racismo en Estados Unidos, Dylan señaló: “Si usted tiene un esclavista o un miembro del Ku Klux Klan en su sangre, los negros pueden percibirlo. Incluso todavía hoy. Lo mismo que los judíos pueden percibir la sangre nazi y los serbios, la sangre croata”.

Bob Dylan aludía aquí, sin duda, no a la guerra de la ex Yugoslavia de los años noventa, sino a la actuación del régimen pronazi que gobernó Croacia durante la Segunda Guerra Mundial y que causó la muerte de cientos de miles de serbios, judíos, gitanos y opositores en campos de concentración. Dylan, cuyo verdadero nombre es Robert Zimmerman, nació en el seno de una familia judía de origen ucraniano y lituano, aunque a finales de los setenta se convirtió al cristianismo.

El Consejo representativo de la comunidad y las instituciones croatas en Francia (Criccf) consideró que las declaraciones del artista, publicadas en octubre del 2012 en la edición francesa de Rolling Stone, eran injuriosas para su comunidad y alimentaban el odio entre serbios y croatas, y en diciembre presentó una demanda. La justicia francesa la admitió a trámite, como es usual en estos casos, y el mes pasado aprovechó la presencia de Dylan en París para tomarle declaración y comunicarle su imputación. En principio, el caso deberá ser juzgado en una fecha todavía por determinar por la sala 17 del Tribunal de Gran Instancia de París, encargada de los asuntos de prensa. Como coacusado está también el editor francés de Rolling Stone.

El abogado del Crifcc, Ivan Jurasinovic, señaló a la agencia France Presse que su entidad, más que una condena judicial, desearía que Bob Dylan pidiera disculpas públicas. Por el momento, ni el cantante ni su casa de discos, Sony Music, han querido hacer comentarios al respecto.

La estancia de Bob Dylan en Francia pudo haber sido todavía más accidentada, puesto que –según reveló el semanario Le Canard Enchaîné–, la Gran Cancillería de la Legión de Honor se había opuesto a la condecoración del músico por sus posturas abiertamente antibelicistas y por haber fumado marihuana... En todo caso, su principal mérito, a ojos de la ministra de Cultura, Aurélie Filippetti, era precisamente haber “encarnado la fuerza subversiva de la cultura”.



viernes, 29 de noviembre de 2013

Villepin, fuego y llamas

¿Qué tienen en común una edición original de la Constitución francesa de 1791 y una primera edición de Los Miserables de Victor Hugo, un rarísimo ejemplar del poema Leaves of Grass de Walt Withman y el decreto del zar Alejandro II aboliendo la servidumbre en 1861, una primera edición de Memorias de guerra del general De Gaulle y un ejemplar de El hombre rebelde dedicado por el propio Albert Camus a Jean-Paul Sartre antes de enemistarse, una carta del emperador Carlos V datada en 1535 y la portada del diario L’Aurore de 1898 con el célebre Yo acuso de Émile Zola, una serie de fotografías originales de Churchill y Lenin, y carteles de la Comuna de París y de Mayo del 68, la primera edición del Tratado sobre la tolerancia de Voltaire de 1763 y uno de los primeros cuadernos de Tintín en el país de los soviets de 1930?

Todo ello forma parte de la biblioteca personal del ex primer ministro francés Dominique de Villepin, integrada por 542 libros, impresos, cartas, fotografías y carteles de los siglos XVI al XX, que entre ayer y hoy es subastada en la sala Drouot de París bajo el villepinesco título de Fuegos y llamas. Un recorrido íntimo y apasionado por algunos de los momentos y los personajes claves de la Historia occidental.

La venta de su biblioteca política viene a cerrar el ciclo iniciado por Dominique de Villepin hace cinco años, cuando tras culminar su trilogía sobre Napoleón I, vendió en subasta su amplia biblioteca napoleónica por un millón de euros. Una cifra inferior a la que podría obtener en esta ocasión...

Los motivos económicos tienen sin duda su peso en la decisión del ex primer ministro francés de desprenderse de su biblioteca: su actividad profesional como consultor internacional no pasa por su mejor momento –el año pasado sus beneficios se redujeron de 1,5 millones a 392.000 euros, según reveló recientemente Le Nouvel Observateur–. Pero hay también razones de tipo personal. “Es una forma de cerrar un capítulo, pero sobre todo de abrir uno nuevo”, explica Villepin en la introducción del catálogo. Abandonado hace dos años y medio por su mujer, Marie-Laure Le Guay, Villepin –que en algún momento barajó la idea de presentarse a las elecciones presidenciales del 2012– ha sido también abandonado por la política.

El fogoso ex primer ministro, célebre por su histórico discurso en las Naciones Unidas contra la guerra de Iraq en 2003, goza estos días de una inesperada –y fugaz– popularidad con el estreno de la película Quai d’Orsay, de Bertrand Tavernier, que adapta el exitoso cómic homónimo de Christophe Blain donde bajo los rasgos de un inventado Alexandre Taillard de Vorms se ve –más que se adivina– el carácter vehemente y egocéntrico de un tal Dominique Galouzeau de Villepin.

Pero los franceses ya lo han guardado en el baúl de los trastos viejos e inservibles: un sondeo reciente de BVA para Le Parisien constataba que el 75% de los ciudadanos no le quiere como candidato al Elíseo en el 2017 –lo ven demasiado aislado, snob, personalista y oportunista– y un 57% desea que se retire de la política.

Fascinado por los grandes hombres que han escrito la Historia, persuadido de su propia talla, para Villepin la venta de su biblioteca viene ser una manera de subrayar su desprecio por una época que juzga banal. “Una forma –escribe– de convencerme a mí mismo de que no hay fatalidad en la mediocridad política”.



miércoles, 27 de noviembre de 2013

Los viejos amantes del hotel Lutetia

Eran las 9.30 horas del viernes 22 cuando el camarero de planta del hotel Lutetia, uno de los históricos palaces de París, llamó a la puerta de la habitación ocupada por Bernard y Georgette Cazes. Llevaba el desayuno, tal como los huéspedes, ambos de 86 años, habían pedido la víspera. El matrimonio había llegado el jueves, con una pequeña maleta, pasadas las siete de la tarde y ya no había bajado a cenar. Habían reservado la habitación –a 266 euros– una semana antes por internet para una noche. No necesitaban más.

Cuando, extrañado por la falta de respuesta, el camarero abrió la puerta se encontró a la pareja tumbada en la cama, uno al lado del otro, cogidos de la mano. Muertos. Ambos tenían la cabeza cubierta con una bolsa de plástico. La habitación estaba pulcramente ordenada. Dos sobres depositados sobre la cómoda, uno con una carta manuscrita dirigida a la familia y otro mecanografiado destinado a la fiscalía, dejaban claramente a entender que se trataba de un suicidio.

“Mis padres habían tomado esta decisión hace varias decenas de años”, explicó el hijo mayor –el único hijo vivo de la pareja, puesto que el segundo murió de accidente de coche en 1976 a los 21 años– al diario Le Parisien, profundamente afectado. “Temían a la separación y a la dependencia mucho más que a la muerte”, añadió, sin explicar nada más sobre la enfermedad que amenazaba a su madre. Para los dos, pero especialmente para su madre, el hotel Lutetia tenía un significado particular. Porque fue allí donde Georgette se reencontró con su padre al final de la guerra tras cinco años de cautiverio en Alemania.

“La ley prohíbe el acceso a toda pastilla letal que permitiría una muerte dulce. ¿Mi libertad no está 
únicamente limitada por la de los demás? ¿En nombre de qué derecho se impide a una persona sin cargas, en regla con el fisco, que ha trabajado todos los años deseados y ha ejercido después como voluntaria en servicios sociales, con qué derecho se la obliga a prácticas crueles cuando quiere serenamente abandonar la vida?”, dejó escrito Georgette en su carta al fiscal, en la que presenta una demanda por trabas a su libertad. Más que un testamento, su misiva es un gesto de reivindicación. Un alegato.

Residentes en Issy-les-Molineaux, una población al sur de París, Bernard y Georgette Cazes –de soltera, Beros– se habían conocido en Burdeos, cuando estudiaban, y en sesenta años nunca más se separaron. Economista, Bernard fue jefe de estudios en el Comisariado del Plan y autor de varias obras económicas, antes de jubilarse y pasar a colaborar regularmente con la revista La Quinzaine littéraire. Su mujer, profesora de letras y de latín, había escrito también varios libros y manuales, y en el último tramo de su vida se dedicaba a colaborar con organizaciones sociales.

Ambos se han ido como Les amants d’un jour que cantó Edith Piaff: “Cogiéndose de la mano, los ojos cerrados, hacia otras mañanas llenas de sol”.


martes, 26 de noviembre de 2013

Irán respirará en diciembre

Los países occidentales empezarán a levantar las primeras sanciones contra Irán, fruto del acuerdo alcanzado este fin de semana en Ginebra sobre su programa nuclear, de forma inmediata. Así lo avanzó ayer el ministro francés de Asuntos Exteriores, Laurent Fabius, quien precisó que la Unión Europea adoptará esta decisión el próximo mes de diciembre, y lo mismo hará –añadió– Estados Unidos. El levantamiento de sanciones será “limitado, selectivo y reversible”, declaró el titular del Quai d’Orsay a la emisora de radio Europe 1, donde explicó que en las próximas semanas los titulares de Exteriores de la UE se reunirán en Bruselas con este objetivo. El acuerdo firmado con Irán por los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU –EE.UU., Reino Unido, Francia, Rusia y China–, más Alemania, con una validez inicial se seis meses, prevé un levantamiento parcial de las sanciones adoptadas contra el régimen de los ayatolás en los últimos años a cambio de la paralización de aquellos aspectos del programa nuclear iraní que podrían conducir a la fabricación de la bomba atómica. Durante este tiempo, las partes deben buscar un acuerdo total y definitivo.

Teherán ha aceptado detener los trabajos de enriquecimiento de uranio por encima del 5% –límite suficiente para la generación de electricidad–, neutralizar sus depósitos de uranio enriquecido al 20% –que fácilmente podrían conducir a darle una utilidad militar–, no construir nuevas centrifugadoras para el enriquecimiento de uranio –aunque podrá mantener las 19.000 que ya tiene–, paralizar la construcción de la central de Arak –susceptible de producir plutonio para uso militar– y permitir el libre acceso de los inspectores de la agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) a sus instalaciones.

Las condiciones aceptadas por Irán se aproximan mucho a las exigidas por Francia, como se cuidó de subrayar el presidente François Hollande el domingo. “Es un paso importante en la buena dirección”, consideró el jefe de Estado francés, que ha jugado fuerte en el dossier iraní. Hasta el punto de que hace quince días no dudó en abortar un acuerdo por considerar que las concesiones iraníes eran insuficientes. La actitud firme de París, criticada en privado por algunos diplomáticos occidentales, fue en cambio aplaudida en Israel y entre los republicanos norteamericanos. “Vive la France!”, llegó a escribir el senador y ex candidato a la Casa Blanca John McCain, para quien la postura de Hollande ponía en evidencia la debilidad de la administración de Barack Obama.

Los israelíes, que recibieron hace una semana al presidente francés como a un héroe, han enfriado considerablemente su entusiasmo con el papel de París, después de que éste diera su aval al acuerdo de este fin de semana, que el primer ministro Benjamin Netanyahu ha calificado de “error histórico”. El ministro de Finanzas, Yaïr Lapid, expresó ayer su decepción y se preguntó cómo Laurent Fabius –al que calificó de “verdadero amigo de Israel”– pudo levantar el dedo pulgar en señal victorias tras la conclusión del acuerdo, a cuyos ojos falta un elemento fundamental: el desmantelamiento de las centrifugadoras. Este es un asunto clave, pues Teherán se acoge a la letra del acuerdo para interpretar que hay un reconocimiento implícito del derecho de Irán al enriquecimiento de uranio. El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, lo ha negado categóricamente, pero Laurent Fabius lo ha aceptado indirectamente al admitir que si no un “derecho” sí se ha reconocido la existencia de un “programa de enriquecimiento”, aunque sea sometido a “limitaciones precisas”.

Para Francia, la conclusión del acuerdo en los términos en que ha sido firmado constituye la validación de la estrategia aplicada en los últimos años –por Nicolas Sarkozy primero y por Hollande después–, consistente en una dura política de sanciones con el objetivo de forzar una negociación y evitar una intervención militar.
El dossier iraní conforta asimismo los esfuerzos de París por mantener su influencia internacional. Confrontada a una progresiva pérdida de peso económico, Francia está empeñada en mantener su peso en el mundo, lo que sustenta en su condición de miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU con derecho a veto, su capacidad militar –incluida aquí su potencia nuclear– y una red diplomática sólo superada por Estados Unidos.


Empresas a la espera

Los mercados financieros recibieron ayer con alzas generalizadas el acuerdo con Irán y las empresas occidentales se frotan ya las manos ante la posibilidad de volver a hacer negocios en Irán. En esta carrera, los franceses parten con mal pie, habida cuenta de la línea dura de París. Uno de los sectores que van a liberarse es el del automóvil, en el que Francia esta muy interesada. Antes de dejar el país en el 2012. Renault y PSA Peugeot-Citroën producían allí 600.000 vehículos.






viernes, 22 de noviembre de 2013

Paranoia antifascista

Abdelhakim Dekhar, el tirador del rifle, estaba obsesionado con la existencia de un supuesto “complot fascista” en el que los medios de comunicación y los periodistas tendrían un papel fundamental, al transmitir “mentiras” y participar en la “manipulación de las masas”. Esta fijación, expresada en una carta sin fecha hallada por la policía –donde también denuncia el capitalismo y ataca a los bancos– , podría explicar sus ataques contra BFMTV, Libération y la Société Générale.

Antiguo activista de la extrema izquierda, condenado en 1998 a cuatro años de cárcel por asociación de malhechores por sus vínculos con la pareja integrada por Florence Rey y Audry Maupin –responsables de la muerte de tres policías y un taxista en París cuatro años antes–, parecería que Dekhar, que ahora cuenta con 48 años, ha recuperado, si alguna vez las abandonó, las inquietudes políticas que enarbolaba cuando utilizaba Toumi como nombre de guerra.

La principal diferencia es que, en esta ocasión, parece haber actuado completamente en solitario. Ésta es al menos la convicción de los investigadores, según expresó ayer el fiscal de París, François Molins, quien dio a entender que el comportamiento de Abdelhakim Dekhar deberá ser objeto de un examen psiquiátrico. En la citada carta, confusa e incoherente, el tirador del rifle alude también a la situación en las banlieues y evoca los conflictos de Libia y Siria, para acabar reproduciendo un fragmento del Canto de los Partisanos. Molins recordó que ya en 1998 se le atribuyeron tendencias “fabulatorias” y “mitomaníacas”.

Desequilibrado o no, la fiscalía ha presentado en su contra los cargos de tentativa múltiple de asesinato y secuestro, por los ataques realizados entre el viernes y el lunes pasados en París, que causaron heridas de gravedad a un joven fotógrafo de Libération, y la retención de un automovilista al que obligó a trasladarle de La Défense a los Campos Elíseos.

Detenido la tarde del miércoles en un parking público subterráneo de Bois-Colombes, al noroeste de la capital francesa, Dekhar había ingerido medicamentos con el fin de suicidarse. En el coche se halló otra carta con sus últimas voluntades. Ingresado en un hospital, ayer mismo fue dado de alta y trasladado a la sede de la Brigada Criminal para ser interrogado. La policía, que tiene pruebas suficientes para inculparle –su ADN ha sido identificado en todos los escenarios de los ataques–, no ha hallado hasta ahora ni el arma utilizada, un rifle de caza de calibre 12, ni la indumentaria que llevó esos días.

Dekhar fue delatado por un amigo que lo había alojado en su casa de Courbevoie (periferia de París) entre el mes de julio y el 10 de noviembre pasados, después de identificarlo en las imágenes difundidas por la policía al regreso de un viaje de trabajo. En los últimos años, el tirador había vivido en Londres, donde había trabajado en un restaurante.




jueves, 21 de noviembre de 2013

Tirador del rifle, fin de la partida

El cazador ha sido cazado. La policía francesa detuvo a última hora de la tarde de ayer al tirador del rifle, que ha tenido a la ciudad de París en jaque desde que el lunes irrumpiera, armado con un rifle de caza, en los locales del diario Libération y disparara contra las personas presentes en el vestíbulo, hiriendo de gravedad a un joven fotógrafo. La fiscalía de París confirmó de madrugada que se trata de Abdelhakim Dekhar, que en 1998 fue condenado a cuatro años de cárcel por integrar la banda de Florence Rey y Audry Maupin, autores cuatro años antes del asesinato de tres policías y un taxista en la capital francesa. El ADN prueba su implicación en los ataques de los últimos días.

El sospechoso, detenido hacia las 19 horas en un parking público subterráneo del centro de Bois-Colombes (Altos de Sena) –una ciudad de la banlieue noroeste de París–, fue hallado en estado comatoso, probablemente a causa de la ingestión de medicamentos, que podría haber tomado con la intención de quitarse la vida, y trasladado a un hospital. Por esta razón, todavía no ha podido ser interrogado y se desconocen sus móviles.

El tirador del rifle intentó atacar el pasado viernes la sede del canal de información continua BFMTV, pero –acaso por un posible fallo de su arma– no llegó a disparar. Armado con un rifle de calibre 12 mm., utilizado para cazar jabalíes, el hombre cambió su objetivo y el lunes disparó –esta vez sí– en Libération, hiriendo de gravedad a un joven fotógrafo de 23 años, que está hospitalizado en estado crítico. Posteriormente, se desplazó a La Défense y disparó contra la sede de la Société Générale, sin causar heridos. Tras este último ataque, el hombre secuestró a un automovilista de 65 años y le obligó a conducirle hasta las Campos Elíseos, donde se perdió su pista.

Las muestras de ADN recogidas en todos estos escenarios –en los cartuchos y en la puerta del vehículo del secuestrado- coinciden con las del detenido, por lo que no hay ninguna duda sobre la autoría de los ataques. El ADN de Dekhar no figuraba en el Fichero Nacional de Huellas Genéticas, pues cuando fue condenado no se registraba de forma sistemática el ADN de los presos.

La policía recibió en las últimas cuarenta y ocho horas más de 900 llamadas de ciudadanos con presuntas informaciones o indicios sobre el tirador, pero el testimonio que parece haber sido definitivo para su localización llegó de la parte de un testigo que se acercó ayer tarde a la comisaría de Courbevoie –periferia oeste de París-, el municipio donde se levanta el barrio de negocios de La Défense, y explicó haber dado alojamiento al sospechoso. El alcalde de Bois-Colombes, Yves Révillon, aseguró que no el detenido no reside en el municipio.


miércoles, 20 de noviembre de 2013

El tirador tiene rostro y ADN

El misterioso tirador del rifle, que en los últimos días ha cometido atentados contra varios medios de comunicación franceses sigue huido, perdido, camuflado en algún rincón de la aglomeración de París, sin que la policía haya conseguido hasta ahora identificarle ni detenerle. La investigación, en la que el Ministerio del Interior ha volcado todos los medios a su disposición, ha permitido sin embargo obtener una muestra del ADN del individuo, del que existe también una nueva imagen donde puede apreciarse claramente su rostro.

La policía científica ha conseguido recuperar una muestra de ADN del sospechoso en el vehículo a cuyo conductor secuestró, poco después del mediodía del lunes, para que le llevara desde el barrio de negocios de La Défense hasta los Campos Elíseos. El testimonio de este hombre, que estuvo retenido por el tirador durante aproximadamente veinte minutos –los que tardó en completar el trayecto hasta su destino–, es una de las principales fuentes de información que están explotando los investigadores. Según su declaración, el sospechoso le explicó que acababa de salir de prisión, le dijo que además del rifle llevaba granadas de mano en una bolsa y le aseguró que estaba dispuesto a llegar hasta el final...

Si fuera cierto que ha estado en prisión, su identificación no debería resultar muy difícil, pues todos los presos están fichados con sus huellas genéticas. Pero si nunca ha sido fichado, el ADN no permitirá identificarle, aunque posteriormente ello pueda ser utilizado como prueba de cargo.

El individuo perpetró su primer acción a primera hora de la mañana del pasado viernes, cuando entró en la sede del canal de información BFMTV armado con un rifle de caza del calibre 12 mm. y amagó con disparar, sin que se sepa si el arma le falló. “La próxima vez no fallaré”, amenazó al marcharse. El mismo individuo volvió a la carga a media mañana del lunes, cuando entró en la sede del diario Libération y disparó contra los presentes en el vestíbulo, hiriendo de gravedad a un joven fotógrafo. Posteriormente, se trasladó hasta La Défense y disparó contra la fachada de la sede del banco Société Générale.

Las autoridades francesas difundieron ayer una nueva imagen del tirador del rifle en la que, por primera vez, puede vérsele claramente el rostro. Se trata, como ya avanzó anteayer el fiscal de París, François Molins, de un hombre de tipo europeo, de entre 35 y 45 años de edad, y de 1,70 a 1,80 m. de altura. Aunque siempre aparece cubierto, puede observarse que lleva el pelo corto y que tiene algunas canas. Sus cabellos, como dicen los franceses, son de color “pimienta y sal”.

Esta nueva imagen fue captada por una de las cámaras de vídeovigilancia de la RATP en la estación Pont de l’Alma del metro regional RER, lo que indica que después de bajar del coche, en la avenida de Georges V –cerca del hotel del mismo nombre–, por debajo de los Campos Elíseos, el sospechoso descendió a pie hasta el Sena y cruzó a la ribera izquierda del río. La línea C del RER conduce a numerosas ciudades de la banlieue de París, con finales en Pontoise, Versalles, Saint-Quentin-en-Yvelines, Massy-Verrières, Dourdant-la-Fôret y Saint-Martin-d’Étampes. A su paso por el centro de la capital francesa tiene media docena de enlaces.

La imagen del Pont de l’Alma, la última de la que la policía dispone del sospechoso, contiene un dato de enorme importancia: el tirador aparece en ella con una vestimenta diferente a la que llevaba cuando irrumpió en la sede de Libération y cuando, alrededor de una hora y media después, disparó contra la torre de la Société Générale. En lugar de una trenka de color caqui y una gorra de mismo color, luce en ella una cazadora roja y un gorro beige. Lo cual indica que antes de secuestrar al conductor en La Défense se cambió de ropa –que presumiblemente llevaba en la bolsa que cargaba en bandolera– con el fin de difuminar su rastro. Y confirma que sus acciones estaban meticulosamente preparadas.

La policía confía en que la colaboración ciudadana permita finalmente identificar al huido. Más de 400 personas han llamado ya al número de teléfono habilitado para recoger todos aquellos testimonios que puedan conducir a la captura del tirador. Alrededor de 120 de estos testimonios han retenido la atención de la policía, que realiza en cada caso las comprobaciones necesarias. Fruto de estas indagaciones, a media mañana de ayer fue detenida una persona en el distrito 7 de París, lo que dio lugar a una cierta confusión sobre el posible arresto del tirador. Posteriormente fue puesta en libertad sin cargos. La policía comprobó asimismo las coartadas de otras personas.

El ministro del Interior, Manuel Valls, recordó ayer que el tirador del rifle –un hombre solitario y determinado, que puede volver a actuar– representa “un verdadero peligro” y pidió de nuevo a los franceses a que comuniquen a la policía cualquier indicio. “No estaremos tranquilos hasta que no le hayamos puesto la mano encima”, afirmó.


El fotógrafo herido sale del coma

El joven ayudante de fotografía herido de gravedad por el tirador del rifle en el vestíbulo del diario Libération salió ayer del coma artificial inducido por los médicos del hospital de la Pitié-Salpêtrière de París, donde el lunes fue intervenido durante seis horas y donde permanece ingresado. Aunque en estado crítico, su estado ha mejorado ligeramente y se encuentra estable. El fotógrafo, de 23 años y de nombre César, colaborador habitual del diario, se encontraba en el vestíbulo –esperando para realizar una sesión de fotos para el suplemento mensual Next– cuando el tirador entró en el edificio y le disparó dos tiros a bocajarro. Simplemente porque fue él a quien encontró primero. El fotógrafo resultó herido de gravedad en el tórax, muy cerca del corazón, y en el abdomen. El ataque causó una verdadera conmoción en el diario, que nunca antes había sido objeto de un atentado tan grave como éste.

El director del rotativo, Nicolas Demorand, considera que la agresión constituye un verdadero atentado contra la libertad de expresión y de información. En un editorial publicado ayer bajo el título “Continuaremos”, Demorand recuerda que un diario es “un actor irreemplazable de la vida democrática”. “Disparar en un diario –prosigue– es atentar contra la vida de hombres y mujeres que sólo hacen su trabajo. Y contra una idea, un conjunto de valores que en nuestro país se llaman República”. "Libération no cambiará (...) Seguiremos trabajando con nuestras propias armas, no violentas, que son las de la libertad y el periodismo”, concluye el director.





El tratamiento va bien, pero la curación...

El tratamiento va bien, pero la curación tardará en llegar. Éste es en síntesis el pronóstico que sobre la evolución de la economía española hace en estos momentos la OCDE. En su último informe sobre las Perspectivas económicas mundiales, presentado ayer en París, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos vaticina para los próximos dos años una clara recuperación de la economía española, pero tan débil que apenas servirá para reducir sustancialmente el paro, que no empezará a bajar hasta el 2015 y aún para entonces se mantendrá a un nivel extremadamente alto, superior al 25%.

España saldrá en el 2014 de dos años de recesión y eso, según el secretario general de la OCDE, Ángel Gurría, es de por sí una muy buena noticia. “El color de la tinta vuelve a ser negro, ya no es rojo”, dijo gráficamente. Lo cual no quita, sin embargo, que España será, si se cumplen sus previsiones, uno de los países que menos va a crecer en los próximos dos años: 0,5% y 1%. La competitividad de la economía española ha mejorado, las exportaciones crecen, el país gana cuotas de mercado, pero la demanda interna –aunque estabilizada– sigue siendo débil, el crédito es escaso, la consolidación presupuestaria va a seguir siendo un lastre y la situación del resto de Europa no ayuda precisamente.

La consecuencia inmediata de esta atonía es que el paro, uno de los más elevados de la OCDE –especialmente el juvenil, que ronda el 50%–, va a seguir instalado en cifras insoportables: del 26,3% en el 2014 –prácticamente los mismo que en el 2013– y del 25,6% en el 2015. “Estamos más ante una fotografía que ante una película”, añadió Gurría. Un modo de decir que apenas nada se mueve en el horizonte inmediato. Algo se mueve, sin embargo, porque el pasado mes de mayo la misma OCDE vaticinaba para el año que viene un paro del 28%.

El problema no es únicamente de España. El conjunto de la zona euro va a crecer a niveles modestos en el 2014 y el 2015, un 1,3% y un 1,8% respectivamente, por lo que el paro va a seguir estabilizado en torno a un 12% de media. La situación económica mundial es precaria: las inversiones son muy débiles, lo mismo que los intercambios comerciales, el crédito está estancado y el crecimiento de los países emergentes –uno de los motores de la recuperación– se está desacelerando. La salida de la crisis es lenta y, según la OCDE, todavía frágil.