martes, 30 de abril de 2013

Tensión franco-alemana


Las relaciones entre Francia y Alemania, considerablemente degradadas en los últimos meses a causa del desencuentro político y personal entre François Hollande y Angela Merkel, acaban de ser sometidas a una dura prueba con la actitud beligerante adoptada en los últimos días por el Partido Socialista francés hacia la canciller alemana. En una delicada situación a causa de los malos resultados económicos –el paro, con 3,2 millones de personas, ha alcanzado un récord histórico–y crecientemente acosados por su izquierda, los socialistas franceses parecen haber encontrado en Merkel el adversario ideal y, a riesgo de tensar aún más las relaciones entre París y Berlín, han lanzado un ataque en toda regla.

El gesto probablemente más hostil es un proyecto de resolución preparado por la dirección del PS –bajo la batuta del secretario nacional del partido para asuntos europeos, Jean-Christophe Cambadélis– en el que además de cuestionar la política económica dictada por Berlín, se atacaba personalmente a Angela Merkel, calificándola de “canciller de la austeridad” y acusándola de “intransigencia egoísta”. Las alusiones personales fueron finalmente retiradas, pero el mal ya estaba hecho. Sobre todo porque ha sido amplificado por una cascada de declaraciones realizadas por algunas de las figuras del ala izquierda del PS –del ministro de Consumo, Benoît Hamon, al presidente de la Asamblea Nacional, Claude Bartolone–, que han planteado la necesidad de ir a la “confrontación” con Berlín.

La ofensiva ha sido contrarrestada desde dentro por la palabras conciliadoras con Alemania expresadas por el primer ministro, Jean-Marc Ayrault, o la reacción exasperada de ministros como Michel Sapin o Manuel Valls, críticos con la deriva de sus compañeros de filas. El ministro del Interior, el más duro, llegó a tildar sus declaraciones de “irresponsables, démagogicas y nocivas”.

Pero en medio de este batiburrillo lo más audible es el silencio de Hollande, cuyo papel es equívoco. La ofensiva antialemana del PS ¿es un desafío lanzado al presidente francés por su ala izquierda? ¿o es un movimiento propiciado por el mismísimo jefe del Estado? ¿No fue, a fin de cuentas, Hollande quien defendió hace poco la dinámica de “tensión amistosa” con Alemania?

Berlín reaccionó con mesura –el portavoz de Merkel, Steffen Seibert, se limitó a reiterar que la relación franco-alemana es a sus ojos “esencial”–, pero dando algunas muestras de incomprensión. Así, el presidente del grupo de amistad franco-alemana y vicepresidente del grupo parlamentario de la CDU-CSU, Andreas Schockenhoff, calificó los ataques del PS de “inapropiados”. Hasta el presidente del grupo aeronáutico EADS, el alemán Thomas Enders, se sintió obligado a intervenir en el debate y pedir a ambos países que cooperen.

Las palabras más duras surgieron de la derecha francesa, que reprochó ásperamente a Hollande que ponga en peligro a la pareja franco-alemana. La controversia permitió incluso que viejos enemigos como Jean-François Copé y François Fillon se unieran por un día para atacar al presidente, a quien responsabilizan de la “degradación” de las relaciones entre París y Berlín, y deplorar “el clima de germanofobia que está ganando al PS y su aliado de extrema izquierda”. El ex primer ministro Alain Juppé, por su parte, calificó de “detestable” el “resurgimiento en Francia del sentimiento antiálemán”. 


Reducción de los ejércitos en 24.000 efectivos

François Hollande va a proseguir –déficit y deuda obligan– el camino abierto por su antecesor, Nicolas Sarkozy, de reducción de los efectivos del ejército francés. El Libro Blanco de la Defensa, que marca los principales ejes de la política en la materia para los próximos años prevé en este sentido mantener lo previsto en la etapa anterior –esto es, una disminución de 10.000 empleos de aquí al 2014, dentro de los 54.000 previstos– y añadir una reducción de 24.000 más entre 2015 y 2019. Actualmente, el ejército francés dispone de 280.000 efectivos, entre personal militar y civil. El marco presupuestario se mantendrá estable, con un gasto previsto de 179.200 millones de euros constantes en este periodo, lo que mantiene el esfuerzo en el 1,5% del PIB (sin pensiones). El capítulo de la disuasión nuclear se mantiene sin recortes y se consolida el papel de Francia en la OTAN. La capacidad de intervención militar en el exterior, sin embargo se reducirá de 30.000 a entre 10.000 y 20.000 soldados.



domingo, 28 de abril de 2013

Francia teme un estallido


Francia tiene miedo. Tiene miedo de todo. Del mundo exterior, de la globalización, de la pérdida de referentes, del cambio de valores, del paro, del empobrecimiento, de la inmigración, del islam... Y tiene miedo de sí misma. De una explosión, de un estallido social como los ha habido otras veces en su Historia. La profundidad de la crisis económica –por más que haya sido hasta ahora menos brutal que en otros países europeos– ha agravado las fracturas sociales y la crispación, mientras se ha derrumbado la confianza en la clase política y las instituciones, minadas por su impotencia para cambiar las cosas y gangrenadas por los casos de corrupción. En este contexto, los discursos populistas –y en particular el del Frente Nacional (FN)– van ganando terreno, los movimientos de contestación adquieren una amplitud inédita –como ha sucedido con la protesta contra el matrimonio homosexual, liderado por la activista católica Frigide Barjot al margen de los partidos–, y empieza a haber algunos brotes de violencia. Los más recientes, protagonizados por grupúsculos de extrema derecha.

Nada sorprendente si se tiene en cuenta que el propio lenguaje político está preñado últimamente de una gran virulencia. Se habla de “sangre” y de “guerra civil” con una facilidad pasmosa, mientras desde los extremos –donde se sitúa también la izquierda radical de Jean-Luc Mélenchon– se lanzan anatemas y descalificaciones con un inusitado grado de violencia verbal.

El ambiente empieza a ser tan tóxico, tan malsano, que algunos observadores no han dudado en comparar la situación actual con la que había en Francia en los años treinta e incluso en vísperas de la Revolución de 1789. El veterano analista político Alain Duhamel fue uno de los primeros en advertirlo en un artículo publicado en Libération bajo el título “El agrio perfume de los años treinta”, donde alertaba de la radicalización del debate político en un contexto de “aumento del paro con su cortejo de sufrimientos personales, patologías sociales, ansiedad colectiva, resentimiento hacia los gobernantes y amarga decepción”. El semanario Le Nouvel Observateur le siguió los pasos titulando en portada “¿Los años treinta están de regreso?”. El cóctel de crisis, paro, corrupción, xenofobia y pujanza de la extrema derecha parece recordarlos, aunque pocos sean quienes crean verdaderamente que la comparación es posible.

Puestos a buscar referentes, hay quien se va al siglo XVIII. “Estamos en 1788 –afirmaba gráficamente en Le Point el historiador Patrice Gueniffey–. Hay una acumulación de varias crisis: monetaria (un euro demasiado fuerte), una deuda pública exorbitante, una crisis económica desde el 2008 y una crisis política, de liderazgo, de las instituciones incluso. Es exactamente lo mismo que en vísperas de la Revolución”.

Si tales paralelismos pueden parecer anacrónicos, no es menos cierto que reflejan un estado de ánimo. El ex primer ministro François Fillon advirtió hace pocos días que, o se produce un cambio de rumbo político, o Francia corre el riesgo de una “explosión social”. Un temor que, según un sondeo del instituto Ifop aparecido ayer mismo, comparte el 70% de los franceses y especialmente los obreros (un 81%)

El sostenido y constante aumento del paro –que ha alcanzado el récord histórico de 3,2 millones de personas– es el principal foco de tensión social. Aunque alejado del nivel abisal que tiene en España, lo cierto es que el desempleo no tiene perspectivas de reducirse en los próximos meses, pese a las promesas del presidente François Hollande de invertir la curva a finales de año. Hasta ahora el sistema de protección social francés –donde aún no ha ha habido verdaderos recortes– ha aguantado el tirón, pero ¿hasta cuándo será así? Francia carece de los amortiguadores –solidaridad familiar, economía sumergida– que tiene España...

La crisis ha agravado los niveles de pobreza y agudizado las desigualdades sociales, como ha confirmado un informe del Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos (Insee), según el cual a finales del 2010 el 14,1% de la población francesa (8,6 millones de personas) vivían bajo el umbral de la pobreza. Para alimentar el resentimiento y el descreimiento de las clases populares no hacía falta más que se descubriera que el exministro del Presupuesto, Jérôme de Cahuzac, tenía una cuenta bancaria no declarada en Suiza...

La crispación y la angustia atraviesan a la sociedad francesa, según pone de manifiesto otro reciente estudio de opinión del instituto Ipsos (ver gráfico adjunto). Los franceses sienten como ineluctable el declive de su país, recelan del mundo exterior y reclaman una mayor protección, desconfían de los políticos, a quienes califican de corruptos, y desearían un jefe con autoridad... y ven con suspicacia a los inmigrantes, los extranjeros y los musulmanes. “En la sociedad francesa la tentación de repliegue es extremadamente fuerte”, subraya al respecto el director general delegado de Ipsos, Brice Teinturier.

No podría haber mejor caldo de cultivo para el crecimiento de los movimientos populistas, especialistas en ofrecer remedios sencillos para problemas extremadamente complejos y en designar sin contraste a los culpables ideales de la crisis, desde Europa a los poderes financieros, pasando –en el caso de la ultraderecha– por los inmigrantes. El Frente Nacional de Marine le Pen, aparentemente apagado detrás del brillo mediático de Frigide Barjot, va creciendo e instalándose poco a poco en el paisaje político. Síntoma de esta corriente de fondo, en la elección parcial celebrada el pasado 24 de marzo, el FN eliminó al Partido Socialista en la primera vuelta y en la segunda se quedó sólo tres puntos por detrás (48,4% a 51,4%) de la UMP.


El Mayo de Hollande

El presidente François Hollande va a verse atenazado este mes de mayo por una pinza política. El día 5, el Frente de Izquierda –coalición de la izquierda radical y los comunistas– ha convocado una gran marcha contra la política económica del Gobierno y por la VI República. El día 26 será el turno de una manifestación de la derecha y el movimiento contra el matrimonio gay. Aprobada ya la reforma, la UMP busca convertirla en un acto contra Hollande.



"Francia se encamina hacia una crisis social muy grave" (entrevista a Dominique Reynié)


Profesor en Sciences Po y director de la Fundación para la Innovación Política, Dominique Reynié (Rodez, 1960) alertó hace dos años del ascenso de los movimientos populistas en Europa en un libro devenido una referencia, “Populismos: la pendiente fatal”.

-¿Las cosas están sucediendo como usted se temía?

-Desgraciadamente, el deslizamiento de Europa hacia movimientos de protesta y populistas se ha confirmado ampliamente. Ha habido incluso cierta aceleración, como en el caso de Italia.

- En Francia, el movimiento de Frigide Barjot contra el matrimonio homosexual ¿forma parte de este fenómeno?
- Es un síntoma más del debilitamiento de los partidos de gobierno, que es uno de los aspectos de la crisis populista. Ello refuerza a los partidos de protesta.

- Que en Francia son el Frente Nacional de Le Pen y el Frente de Izquierda de Mélenchon...

- En efecto. Aunque por el momento es el Frente Nacional el principal beneficiario. El FN es el mejor situado, puesto que está contra la austeridad, contra Europa, contra los inmigrantes… En términos de intensidad de protesta, presenta el modelo más puro.

- ¿Cabe esperar un gran ascenso electoral del FN en el 2014?

- En las elecciones europeas, sí. La abstención es aquí elevada y ello hace que aumente el peso relativo de los partidos de protesta. En las municipales, los votos del FN también aumentarán. Otra cosa es que obtenga más ciudades.

- ¿La cuestión de la inmigración es un elemento esencial?

- De manera general, el populismo es electoralmente más eficaz cuando mantiene un discurso de hostilidad hacia la inmigración. Esta es la cuestión clave, la que más moviliza al electorado de protesta. Eso y el llamado chauvinismo social o etnosocialismo, que consiste en decir que puesto que no hay más dinero, hay que reservarlo para los nacionales.

- En su libro habla de un nuevo populismo “patrimonial”.

- Es la respuesta a la combinación de la mundialización, económica y cultural, y del envejecimiento demográfico, que da la sensación a muchos europeos de que su estilo de vida está desapareciendo. La asociación de una crisis material, que afecta al nivel de vida, y una crisis inmaterial, que atañe al estilo de vida, a la identidad, crea una desestabilización existencial. La oferta de los partidos populistas es el cierre de fronteras, pero eso no funciona. La única solución es crear un poder público europeo fuerte.

- ¿Es Francia es un país dominado por el miedo?

- Sí, ciertamente. La campaña presidencial del 2012 ya se desarrolló bajo el signo del miedo. Ningún candidato propuso la apertura, sino la protección: social, nacional, étnica... Los franceses tienen muchos miedos. Temen el paro, la crisis económica, la inmigración, la inseguridad, la ruina por la deuda, la presión fiscal, el conflicto social, el Islam, el fin de la familia… Frente a esto, no hay ningún discurso político de esperanza, de horizonte.

- Hay quien compara la situación actual con las de los años treinta e incluso con 1789…

- La Francia de hoy no tiene nada que ver con la de los años treinta, es una comparación imposible. Atravesamos una crisis muy grave y hay movimientos de grupos de extrema derecha, pero la situación es muy diferente.

- Hay quien teme, en cualquier caso, una explosión social...

- Francia se encamina hacia una crisis social muy grave, pero que no se expresará como en otros momentos de la Historia. No habrá grandes movimientos, porque no hay grandes jefes, ni grandes partidos, ni grandes sindicatos, ni grandes intelectuales. Será una crisis caótica. Hay algunos signos, brotes de violencia... Podemos encontrarnos con una crisis parecida a la de las banlieues en el 2005, que fue un movimiento sin organización, sin líderes, sin cultura política ni sindical.

- Esto es, protestas violentas, pero no una insurrección...

- Por el momento lo veo así. Pero no hay que olvidar tampoco que Francia es un país donde hay mucho dinero, que el 60% de los franceses son propietarios y que hay una tradición conservadora fuerte. Esta Francia, a la que no le gusta la agitación, puede pedir una reacción de orden.


viernes, 26 de abril de 2013

El muro de los 'indeseables'


La cosa empezó como una broma. Es fácil imaginarse la escena. Primero uno colgó una foto en la pared, la del ex ministro del Interior Brice Hortefeux, por tomar un ejemplo, y anotó: “El hombre de Vichy”. Después, otro siguió el ejemplo y colgó otra foto, con otra leyenda. Poco a poco, la pared se fue llenando de imágenes, un mosaico hecho de retratos de ministros, diputados, senadores, periodistas, comentaristas, intyelectuales y jueces de derechas, cada uno de ellos con su etiqueta, más o menos divertida, más o menos ofensiva. Hasta que a alguien se le ocurrió bautizar el collage indelicadamente como el Muro de los Gilipollas... ¡Un desahogo!

Si este muro de los indeseables hubiera adornado una sala de reuniones cualquiera en un local, pongamos por caso, de la CGT, de Fuerza Obrera o de cualquier otro de los sindicatos franceses de trabajadores, nadie se hubiera escandalizado. La anécdota podría haber quedado reducida a una infantilidad. El problema es que la injuriosa pared –cuya existencia ha sido desvelada por el sitio de información digital Atlantico, que utilizó para ello una cámara oculta– estaba en la sede parisina del Sindicato de la Magistratura y que los autores de esta suerte de vudú son jueces. De izquierdas, pero jueces, a quienes les es exigible por tanto una absoluta neutralidad e imparcialidad.

La revelación de Atlantico ha provocado un verdadero escándalo y la derecha no ha tardado en pedir sanciones. El presidente interino de la Unión por un Movimiento Popular (UMP), Jean-François Copé, ha instado al Gobierno a abrir una investigación oficial. “El Gobierno no puede mantenerse en silencio”, afirmó el líder de los conservadores, para quien la actitud de los magistrados del Sindicato de la Magistratura es “indigna” y un atentado contra la imparcialidad de la justicia. Algunos de sus compañeros de filas directamente señalados, como la ex ministra Nadine Morano, han anunciado la presentación de una denuncia. Otros, como el ex presidente de la Asamblea Nacional Bernard Accoyer, proponen ampliar los supuestos legales para poder recusar formalmente a un juez...

El Sindicato de la Magistratura se defendió alegando que el muro se encuentra en un local privado y que sus imágenes fueron “robadas”, y acusó a la derecha de hacer “agitación política”. Pero no ha encontrado apoyos...

La ministra de Justicia, Christiane Taubira, que en un primer momento trató de quitar importancia al asunto, tratándolo como si fuera una inocente chiquillada, ayer cambió radicalmente de actitud y –ante la imposibilidad de abrir un expediente disciplinario, por tratarse de un acto privado– solicitó al Consejo Superior de la Magistratura que diga si este hecho puede constituir un falta a la deontología. Taubira utilizó palabras extremadamente duras en el Senado para calificar el gesto de los magistrados progresistas: “inaceptable, insoportable, estúpido y malsano”. 


jueves, 25 de abril de 2013

Amnistía de ida y vuelta


La incomprensión y la ira reinaban ayer entre los dirigentes del Frente de Izquierda –la coalición que agrupa a los comunistas del PCF y a los izquierdistas radicales de Jean-Luc Mélenchon– y de algunos socialistas después de que el presidente francés, François Hollande, decidiera bloquear una proposición de ley para amnistiar a sindicalistas y trabajadores condenados por haber perpetrado daños en el transcurso de protestas laborales. Los más exaltados hablaban de “una puñalada” y de “una traición insoportable”, los más moderados –en las propias filas del PS–, de “una renuncia” y “un error”.

Contestado ya por su política económica, la decisión de Hollande –una autentica marcha atrás– agranda el abismo que le separa de sus aliados de izquierda y tendrá una traducción directa en la manifestación que el Frente de Izquierda ha convocado para el próximo 5 de mayo. Organizada a consecuencia del escándalo Cahuzac, su objetivo es tratar de forzar un cambio de rumbo de la política actual –juzgada demasiado acomodaticia con los poderes financieros y la patronal– y va camino de convertirse en una movilización antigubernamental.

Inicialmente, el proyecto de amnistía sindical contaba con la aprobación benevolente del Gobierno, que veía en la iniciativa del Frente de Izquierda una manera de congraciarse con los sindicatos y reconstruir un poco su maltrecha imagen entre los obreros afectados por los grandes planes de reducción de plantilla. Y ceder también un poco ante el ala izquierda del propio PS, donde está aflorando el descontento.

La proposición de ley fue aprobada en primera instancia por el Senado el pasado mes de febrero con los votos de comunistas, izquierdistas y socialistas. En ella se preveía que los sindicalistas y trabajadores condenados por determinadas acciones cometidas en el transcurso de un conflicto laboral –entre 2007 y 2013– verían perdonada su condena y borrada su infracción. El perdón alcanzaba a todos los delitos penados con menos de cinco años de cárcel, como destrozos y daños materiales, ocupación de locales, confiscación de stocks y difamación, pero excluía las agresiones físicas y los secuestros. Entre los potenciales beneficiarios estaban los dirigentes sindicales de Continental, que en el 2009 saquearon la subprefectura de Compiègne, o los asalariados de Arcelor-Mittal de Grandange, que en el 2008 destrozaron el despacho del director y tiraron todo su material.

La aprobación inicial de la medida puso los pelos de punta a la patronal, que se quejó amargamente. La presidenta del Medef, Laurence Parisot, calificó de “incomprensible” e “inaceptable” la iniciativa, que en su opinión era una forma de alentar las protestas violentas. La derecha no fue más suave. La UMP, por boca de su secretaria general, Michèle Tabarot, calificó la proposición de ley de “inicua” y consideró que se trataba de una “maniobra clientelista y electoralista” de los socialistas dirigida a congraciarse con la extrema izquierda.

El golpe de timón dado por Hollande no se entiende al margen de lo que ha sucedido con las protestas contra el matrimonio homosexual, en las que algunos grupúsculos han cometido actos de violencia. Difícilmente el Gobierno podría hacer aquí muestra de firmeza y hacer la vista gorda en el otro lado. Siguiendo las instrucciones del presidente, el PS tumbó ayer en la Asamblea Nacional, en el trámite de comisión, la proporsición del Senado. El texto será discutido modos en el pleno el 16 de mayo. Pero no pasará.


Cárcel por mentir con el dinero

Los ministros, parlamentarios y cargos públicos franceses que mientan en su declaración de patrimonio y de intereses económicos –como hizo el ex ministro del Presupuesto, Jérôme Cahuzac, al ocultar su cuenta bancaria en Suiza– podrán ser castigados con penas de hasta cinco años de cárcel, 75.000 euros de multa y un mínimo de diez años de inelegibilidad (que podría acabar siendo definitiva). Así lo prevé el proyecto de ley que el Gobierno enviará al Parlamento dentro del paquete de medidas para moralizar la vida pública anunciado por el presidente François Hollande. El proyecto obliga a presentar esta declaración a los ministros del Gobierno, consejeros del Elíseo, miembros de gabinetes ministeriales, diputados, senadores, presidentes de ejecutivos territoriales, de autoridades estatales y de empresas públicas, lo que supone en total unas 12.000 personas. Sólo en el caso de los miembros del Gobierno, parlamentarios, presidentes regionales y departamentales, y alcaldes de poblaciones de más de 30.000 habitantes, la declaración se hará pública.



miércoles, 24 de abril de 2013

Los gais podrán casarse (también en Francia)


En Francia habrá un antes y un después del 23 de abril del 2013. El Parlamento francés aprobó ayer de forma definitiva, después de 136 horas y 46 minutos de agitados y tensos debates, la extensión del derecho al matrimonio y a la adopción a las parejas homosexuales, como ya habían hecho mucho antes otros trece países de todo el mundo, entre ellos España. Se trata de la primera gran reforma de la presidencia de François Hollande, a quien habrá causado un desgaste inesperado.

La correlación de fuerzas en la Asamblea Nacional no dejó resquicio para la duda: hubo 331 votos a favor frente a 225 en contra, por sólo diez abstenciones. El proyecto de ley recibió el inesperado apoyo de Henri Guaino, ex consejero de Nicolas Sarkozy y furibundo opositor a la reforma, que cometió un error garrafal cuando fue a accionar el botón en el momento de la votación.

Pero si el proyecto de legalización de las bodas gais no se ha enfrentado a grandes dificultades en la Asamblea Nacional –tampoco en el Senado, pese a que allí la mayoría gubernamental es más exigua–, no ha pasado lo mismo en la calle. La reforma del napoleónico Código Civil –un auténtico tótem nacional– para cambiar el estatus del matrimonio ha abierto una profunda división en el país que está lejos de haberse cerrado y ha desencadenado un amplio movimiento de protesta.

Para la izquierda y los partidarios de la reforma –entre los que se encuentran también algunas figuras del centroderecha–, el reconocimiento del derecho al matrimonio a las parejas del mismo sexo es un triunfo de la igualdad. “No hemos quitado nada a nadie, hemos abierto un derecho a algunos de nuestros conciudadanos”, subrayó la ministra de Justicia, Christiane Taubira, para quien “la lucha contra las discriminaciones es una exigencia del pacto republicano”. Para los opositores, la reforma altera de forma grave y fundamental la naturaleza del matrimonio y de la filiación. Argumentando que ello implica un “cambio de civilización”, los adversarios del matrimonio homosexual habían exigido un referéndum y llegado a acusar al Gobierno de antidemocrático por rechazar esta solución.

Los opositores al cambio, que han sacado a cientos de miles de personas a la calle, no han tirado la toalla y ya han organizado una nueva macromanifestación en París para el 26 de mayo, en la que se plantea una abierta contestación al Gobierno socialista. El principal partido de la derecha, la Unión por un Movimiento Popular (UMP), intenta por todos los medios tomar las riendas de la protesta, pero el movimiento está en manos de una variopinta plataforma, de signo conservador y tintes populistas, dirigida por la exhumorista Frigide Barjot, desbordada últimamete por las acciones violentas de algunos grupúsculos de la extrema derecha. La activista católica fue abucheada ayer a las puertas de la Asamblea Nacional por unos cuantos partidarios del matrimonio homosexual. Por una vez, el escrache cambió de dirección.

Los candidatos a aprovechar la nueva ley para casarse deberán esperar todavía un poco, pues difícilmente las primeras bodas podrán celebrarse antes de mediados del mes de junio. La causa es el recurso presentado ayer mismo por la UMP ante el Consejo Constitucional. Con la doctrina de este organismo en la mano parece difícil, sin embargo, que la derecha pueda tumbar la reforma. En una sentencia dictada en enero del 2011, en la que rechazó la demanda de dos lesbianas para poder casarse, el Consejo Constitucional consideró que determinar la naturaleza del matrimonio era una competencia exclusiva del Parlamento. “No corresponde al Consejo Constitucional sustituir por su apreciación la del legislador”, remarcó entonces. La UMP ha prometido volver a cambiar la ley cuando gobierne. Pero algunos de sus dirigentes ven inviable dar marcha atrás.


Coche bomba antifrancés en Trípoli

Francia sufrió ayer, fuera de sus fronteras, el primer atentado terrorista desde su intervención militar en Mali contra los grupos armados islamistas. Un coche bomba estalló junto a la embajada francesa en la capital libia, Trípoli, causando heridas a dos gendarmes de la legación diplomática y a varios civiles del vecindario, entre ellos una niña que tuvo que ser evacuada a un centro hospitalario extranjero, La embajada quedó en gran parte destruida. El coche bomba, que explotó poco después de las siete de la mañana, había sido aparcado tan sólo unos pocos minutos antes frente al edificio de la embajada. La fuerza de la bomba derribó el espeso muro de protección.

Libia ha dejado de ser un paraíso para los franceses, aureolados hasta ahora con la imagen de liberadores por su papel determinante en el derribo del régimen del coronel Muamar el Gadafi en el 2011. Los grupos armados islamistas, que campan a sus anchas en algunas zonas del país y que el pasado mes de septiembre atacaron el consulado de Estados Unidos en Bengasi –con el resultado de cuatro muertos, entre ellos el embajador norteamericano–, se han revuelto ahora contra Francia y lo han hecho en la misma capital.
Al cierre de esta edición ningún grupo había reivindicado el atentado, que el Gobierno libio no dudó en calificar de “acto terrorista”. Libia es justamente uno de los lugares donde han buscado refugio los terroristas islamistas expulsados por los franceses del norte de Mali.



martes, 23 de abril de 2013

Mali, entre el éxito militar y el fracaso político


Tres meses y medio después de que las fuerzas aéreas francesas lanzaran las primeras bombas sobre los grupos armados islamistas que se habían apoderado del norte de Mali, el 11 de enero, el peligro de ver erigirse un nuevo Afganistán en el corazón del Sahel ha desaparecido. Al margen de algunas pequeñas bolsas de resistencia –particularmente en la zona de Gao–, el terreno ha sido limpiado. Buena parte de las fuerzas yihadistas han sido destruidas –600 combatientes han muerto, según cálculos militares franceses– y otra parte ha buscado refugio en Níger y Libia. El macizo del Adrar de los Ifoghas, la región del norte donde campaban las milicias de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), ha dejado de ser santuario de terroristas.

Pero este éxito militar, que ha permitido a Francia iniciar un cierto repliegue de sus tropas –más de 500 soldados han regresado a sus bases, aunque todavía permanecen en Mali cerca de 4.000–, contrasta fuertemente con el empantanamiento del proceso político. La reconstitución del maltrecho Estado maliense y de su precario ejército, la democratización del régimen –con la celebración de elecciones libres–, la reconciliación entre las poblaciones tuareg del norte y las negras del sur, y la reconstrucción económica del país van para largo.

Cumplido el plazo de tres meses, el Gobierno francés tuvo que someter ayer al Parlamento la continuidad de la intervención militar, conocida como Operación Serval, en la que Francia ha perdido cinco soldados y ha gastado hasta ahora unos 200 millones de euros. La Asamblea Nacional avaló por unanimidad –342 votos a favor, ninguno en contra y una abstención– la iniciativa del presidente François Hollande, con la conciencia de que la presencia francesa en ese país será más larga de lo deseado.

De entrada, en el terreno militar el calendario previsto por el Elíseo podría no llegar a cumplirse. Los planes de Hollande pasan por reducir el contingente militar a la mitad –unos 2.000 soldados– el próximo mes de julio y a una cuarta parte –unos 1.000– a finales de año. Pero todo ello está condicionado al despliegue efectivo de 11.500 soldados de las Naciones Unidas, algo que el Consejo de Seguridad de la ONU debe aprobar a finales de este mes. Las fuerzas africanas de la Misma, integradas por 6.500 soldados y que ya han empezado a desplegarse por el territorio, quedarán integradas en las anteriores. Pero la presencia en Mali de una fuerza de intervención rápida francesa seguirá siendo necesaria.

Lo que más preocupa a París, sin embargo, es menos la situación militar que la política. A este respecto, hay varios síntomas preocupantes. Para empezar, el Consejo de la Reconciliación, que debe abordar el diálogo para poner fin a la guerra civil entre el norte y el sur –designado hace pocos días por presión francesa–, aún no ha empezado a reunirse. Las promesas del presidente interino, Dioncounda Traoré, de celebrar elecciones el mes de julio chocan también con la realidad de los hechos: apenas nada se ha organizado y la administración del Estado todavía está ausente en buena parte del territorio. Y para añadir más interrogantes, el capitán golpista Amadou Sanogo –cuyo pustch de marzo del 2012 precipitó el avance de los terroristas en el norte– sigue manejando los hilos en Bamako. Finalmente, y pese a las promesas, la Unión Europea aún no ha puesto ni un euro sobre la mesa...





lunes, 22 de abril de 2013

Frigide Barjot prepara el salto


La ley que autorizará el matrimonio homosexual en Francia será aprobada definitivamente mañana por la Asamblea Nacional y las decenas de miles de personas que salieron ayer a la calle en París para protestar contra esta reforma lo saben. Como lo saben también los dirigentes del movimiento, que en unos pocos meses han logrado movilizar a una parte importante de la sociedad francesa como no lo había logrado hacer la derecha, hundida por sus luchas intestinas. Pero la batalla no ha hecho sino empezar.

Los líderes del movimiento antibodas gais, con la mediática y controvertida Frigide Barjot a la cabeza, se preparan ya para lanzarse a la política y su primer objetivo serán las elecciones municipales del 2014. Un nuevo fenómeno de ecos populistas y tinte conservador amenaza con surgir en Francia, siguiendo la estela de Beppe Grillo en Italia.

Frigide Barjot, que hasta ahora había planteado una intervención activa en la campaña de las municipales pero desde fuera, ha decidido cruzar el Rubicón: el movimiento presentará candidaturas propias en un número todavía indeterminado de municipios, allí donde los políticos de la Unión por un Movimiento Popular (UMP) –el gran partido de la derecha– se han alineado con la reforma socialista o se han mostrado excesivamente tibios.

“Bajo una forma y una apelación que todavía están por defnir, presentaremos candidatos en las ciudades donde los cargos electos no han jugado el juego”, anunció ayer Barjot aprovechando la celebración en París de una nueva manifestación –en este caso, de ámbito regional– contra el matrimonio homosexual, que reunió sin incidentes a entre 45.000 y 270.000 personas, según los cálculos contradictorios de la Prefectura y de los organizadores. En otro punto de la ciudad, 3.500 personas se manifestaron a favor de la reforma.

La ambición de los antibodas gais va, sin embargo, mucho más allá del objeto inicial de su protesta. Su apuesta es convertirse en el eje mismo de la contestación social a la política del presidente francés, François Hollande. La gran cita es el próximo 26 de mayo, fecha en la que el movimiento prepara una gran manifestación nacional en París, en la que quieren movilizar de nuevo a cientos de miles de personas. Después de haber reivindicado cerca de un millón el 13 enero, y 1,4 millones el 24 de marzo, el objetivo es ahora llegar a los dos millones... Pero no se tratará ya única y exclusivamente de combatir el matrimonio homosexual –que ya estará aprobado– sino al Gobierno en sí mismo. La manifestación sumará “bastantes otras quejas contra la política del gobierno de François Hollande”, subrayó Barjot, quien vaticinó que la cita de 26 de mayo “será la primera de una nueva era”. La derecha francesa sueña con su propio Mayo del 68.



sábado, 20 de abril de 2013

Liberada la familia secuestrada en Camerún


Los siete miembros de la familia francesa Moulin-Fournier secuestrados por un grupo armado islamista en el norte de Camerún el pasado 19 de febrero –entre los cuales hay cuatro niños de entre 5 y 12 años– fueron liberados sanos y salvos en la madrugada de ayer en la frontera entre este país y Nigeria, de donde procedían los secuestradores, el grupo Boko Haram, y donde los rehenes estaban retenidos. La pesadilla habrá durado exactamente dos meses, día por día.

Ni el Gobierno francés, ni el camerunés, ni el nigeriano –que han colaborado estrechamente en este asunto– dieron ninguna pista sobre las condiciones de la liberación, aunque la realización de una operación militar parece completamente descartada. El presidente francés, François Hollande, reiteró ayer que Francia se mantiene firme en el principio de no pagar ningún rescate, pero no explicó nada más. “Siendo discretos es como seremos más eficaces”, se contentó con decir. Discreción máxima, desde el principio al final... Expertos en este tipo de secuestros dan por hecho algún tipo de acuerdo y transacción –aunque no sea económica– con Boko Haram, cuya reivindicación principal era la liberación de varios islamistas presos en Nigeria.

Tanguy Moulin-Fournier, directivo de la sociedad francesa GDF Suez destinado desde hace dos años en Camerún; su mujer, Albane, sus cuatro hijos, y su hermano, Cyril Moulin-Fournier –empleado en una empresa de informática en Barcelona, que se había unido a ellos por las vacaciones escolares de invierno– fueron secuestrados por un grupo armado poco después de visitar el parque nacional de Waza, en el norte del país, uno de los más famosos de Camerún.

El secuestro causó una profunda conmoción en Francia, por cuanto era la primera vez que los grupos terroristas islamistas capturaban a niños.
Los siete miembros de la familia Moulin-Fournier, demacradados, serios –sobre todo los niños– y extremadamente delgados, pero aparentemente en buen estado de salud, fueron trasladados ayer a la capital camerunesa, Yaundé, antes de viajar a París, donde está previsto que lleguen esta mañana. El ministro de Asuntos Exteriores, Laurent Fabius, se desplazó a Camerún para recoger en persona a los liberados.

Poco se sabe de las condiciones de detención de los miembros de la familia Moulin-Fournier, más allá de que han sido particularmente penosas. En un dramático mensaje enviado el 18 de marzo, el padre advirtió que sus condiciones de vida eran “muy duras”, especialmente para sus hijos. Y advertía “No aguantaremos mucho tiempo”.



viernes, 19 de abril de 2013

Deriva violenta contra el matrimonio gay


Agresiones homófobas, ataques a periodistas, enfrentamientos con la policía, amenazas de muerte a diputados, hostigamiento a ministros... El movimiento de oposición a la autorización del matrimonio homosexual en Francia está derivando en una protesta violenta que escapa ya al control de sus promotores. Los líderes del movimiento, con la controvertida Frigide Barjot a la cabeza, que se dicen pacíficos y antihomófobos, han resultado totalmente desbordados por la dinámica que ellos mismos –en colaboración activa con la derecha parlamentaria– han desencadenado.

La protesta anti matrimonio gay va camino de ser secuestrada por diversos grupúsculos violentos de extrema derecha y católicos integristas –Grupo Unión Defensa (GUD), Juventud Nacionalista, Bloque Identitario, Primavera Francesa, Civitas...– que, pese a constituir una minoría, están marcando la dinámica cada vez más agresiva del movimiento. Su emergencia no ha sido espontánea: la espiral de violencia verbal y de deslegitimación sistemática del poder democráticamente elegido en la que se ha embarcado la derecha han sido el caldo de cultivo que ha propiciado esta deriva.

Una de las primeras en derrapar fue Frigide Barjot, quien pese a definirse como “no violenta” reaccionó a la aprobación del proyecto de ley por el Senado diciendo: “Si quieren sangre, habrá sangre”. A parecido nivel se puso la muy católica ex ministra Christine Boutin, presidenta del Partido Demócrata-Cristiano –aliado de la UMP–, quien se preguntó si el presidente François Hollande quería la “guerra civil”. La escalada llevó ayer a un diputado conservador, Philippe Cochet, a acusar al Gobierno en el hemiciclo de estar “asesinando a niños” (en alusión a la concesión a las parejas homosexuales del derecho a la adopción en las mismas condiciones que las heterosexuales)

Unos y otros han acusado asimismo al Gobierno, que cuenta con una amplísima mayoría absoluta en el Parlamento, de autoritario cuando no de totalitario, y de querer imponer su reforma “contra el pueblo de Francia”. Una idea que se puede escuchar en declaraciones y comunicados, así como en las filas de los manifestantes, cada vez más encrespados ante la evidencia de que el proyecto de ley, que acaba de volver a la Asamblea Nacional, será aprobado el próximo martes.

La deriva empezó hace unos días, cuando grupos diversos –algunos dirigidos por las huestes de Frigide Barjot y su organización “La Manif pour tous”, otros por libre– empezaron a hostigar y a increpar a políticos favorables a la reforma en sus actos públicos o a la puerta de sus casas. Una especie de escrache, pero de derechas. Los insultos estuvieron a punto de pasar a la agresión en el caso de la periodista Caroline Fourest, cuyo tren fue bloqueado por extremistas en Nantes, adonde había acudido para participar en un debate.

A Fourest la habían amenazado a través de las redes sociales. Lo mismo que les ha sucedido a dos parlamentarios socialistas de la Vendée, una región particularmente católica y tradicionalista, que además han recibido cartas anónimas amenazándoles de muerte. “A mi me han amenazado con secuestrarme y con hacerme saltar con explosivos”, contó la diputada Sylviane Bulteau.

Como si alguien hubiera levantado una veda, las agresiones homófobas han empezado a proliferar. Una pareja de homosexuales fue agredida el pasado día 7 en París. Y la noche del miércoles, un grupo de ultras agredió a tres empleados de un bar de ambiente gay en el centro de Lille.

Esa misma noche, los extremistas hicieron también aparición en la concentración organizada por los opositores a la reforma frente a la Asamblea Nacional, donde agredieron a varios periodistas y se enfrentaron violentamente a los antidisturbios. La policía detuvo a 11 personas.

El presidente François Hollande salió ayer al paso de este clima y advirtió que no tolerará comportamientos de este tipo. “No puedo aceptar, como presidente de la República, ni los actos hómofobos ni la violencia, ni que los parlamentarios no puedan expresarse libremente”, dijo.



jueves, 18 de abril de 2013

El ajuste "razonable" de Hollande


“La solución a esta crisis no es la austeridad”. El presidente francés, François Hollande, volvió a repetir ayer, en el marco del Foro Nuevo Mundo de la OCDE, su disconformidad con la política económica que que se está imponiendo a toda Europa, pero guardándose mucho –una vez más– de señalar a nadie. Fiel a este principio, aunque comprometido a la vez con el objetivo de sanear las finanzas públicas –lo que le deja un estrechísimo margen de maniobra–, Hollande ha decidido no hacer nuevos ajustes este año, lo que le llevará a incumplir el objetivo de reducción del déficit –que quedará en el 3,7%–, y diluir el esfuerzo en el tiempo.

Los planes del Gobierno francés para el 2014 son realizar un ajuste moderado, de 20.000 millones de euros –inferior al de este año–, con el fin de situar el déficit justo en el 2,9%. Un “objetivo razonable”, en palabras del ministro de Economía, Pierre Moscovici. Este es el planteamiento incluido en el programa de estabilidad financiera aprobado ayer por el Consejo de Ministros y que será sometido a la supervisión de Bruselas, en la confianza de contar con la comprensión benevolente del comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn, y la canciller alemana, Angela Merkel.

A diferencia del presupuesto de este año, las cuentas del año que viene pondrán el acento, ma non troppo, en el recorte del gasto público –14.000 millones de euros–, pero no renunciarán a apretar de nuevo los tornillos al contribuyente. Los impuestos subirán, pues, de nuevo en el 2014, a la altura de 6.000 millones de euros, lo que elevará la presión fiscal a cotas nunca vistas antes en Francia: el 46,5% del PIB. Un nivel que el Gobierno se compromete a estabilizar durante el resto del quinquenato, hasta el 2017.

La evolución del déficit debería ser del 2% en 2015, el 1.2% en 2016 y el 0,7% en el 2017, mientras que la deuda alcanzaría el año que viene un récord histórico (94,3% del PIB) para luego ir descendiendo al 92,9%, el 90,7% y el 88,2%. Globalmente, el gasto público debería bajar en el 2014 del 56,9% del PIB al 56,4%.

El problema de todas estas previsiones vuelve a ser una hipótesis de evolución de la economía que muy pocos foros nacionales e internacionales comparten. Así, el Gobierno francés apuesta por un modestísimo crecimiento del PIB del 0,1% este año, para pasar el año que viene al 1,2% y saltar al 2% a partir del 2014.

Sin embargo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) es menos opimista. La última previsión de este organismo es que Francia entrará en recesión este año (-0,1%) y que la recuperación en el 2014 será más corta (+0,9%). El Alto Consejo de las Finanzas Públicas –organismo independiente de reciente creación– no comparte la visión del Ejecutivo, aunque no cifra la suya. Y el Observatorio Francés de Coyunturas Económicas (OFCE), vaticina una evolución del PIB todavía inferior: del -0,2% este año y del +0,6% el que viene.



El fraude de los implantes mamarios, a juicio


La hora de la justicia ha llegado para el caso de los implantes mamarios defectuosos de la empresa francesa PIP (Poly Implant Prothèse), un fraude masivo de alcance planetario del que fueron víctimas más de 300.000 mujeres de 65 países entre los años 2000 y 2010. El presidente fundador de la empresa, Jean-Claude Mas, y otros cuatro ex directivos, se sentaron ayer en el banco de los acusados para responder de un delito de estafa y fraude agravado por el que podrían ser condenados a cinco años de prisión.

La vista, que se celebra excepcionalmente en el palacio de congresos de Marsella, se abrió en medio de una gran tensión. Más de 300 víctimas –de las 5.250 que se han constituido en acusación, la mayoría de ellas francesas– asistieron a la apertura del proceso y abuchearon a Mas cuando se identificó ante el tribunal y expuso sus ingresos: “Entre 1.700 y 1.800 euros de pensión de jubilación”. “¡Gilipollas!”, gritó una mujer.

El fraude de los implantes mamarios de la empresa PIP –que era la cuarta productora mundial de prótesis mamarias– se descubrió en el 2009, cuando varios especialistas alertaron sobre la inusual frecuencia con que se rompían los implantes. La investigación posterior en Francia ha situado el nivel de ruptura en un anómalo 25%. Pero las inspecciones de las autoridades sanitarias permitieron descubrir algo peor: el gel de silicona utilizado por PIP para rellenar sus implantes no era el autorizado y homologado, sino un gel “de la casa” –diez veces más barato que el oficial– en cuya fabricación se habían utilizado sustancias de uso industrial.

Jean-Claude Mas, que permaneció en prisión preventiva entre marzo y octubre del 2012, ha reconocido el engaño, que le permitía ahorrar un millón de euros al año, pero ha negado que el gel utilizado fuera peligroso o dañino para la salud.

Lo cierto es que la Agencia Nacional de Seguridad del Medicamento (ANSM) sostiene que los análisis químicos y toxicologicos realizados no han puesto en evidencia ningún riesgo “significativo”. Y a falta de disponer de resultados de estudios epidemiológicos a largo plazo, el Instituto Nacional del Cáncer tampoco juzga que haya una relación de causa a efecto en los 65 casos de cáncer de mama detectados en Francia.

Lo que es indudable, en todo caso, es que ha habido un perjuicio claro. En Francia, sobre una población de 30.000 mujeres a quienes se implantaron prótesis PIP, se han contabilizado 4.100 casos de ruptura de los implantes y, como consecuencia, 2.700 casos de reacciones inflamatorias. Un total de 15.000 mujeres se han operado para retirarlos. En España, eran de cerca de 20.000 las mujeres afectadas por el problema, que ha tenido una especial incidencia en países de América Latina.

Antes de entrar en el meollo de la cuestión, el tribunal debe resolver diversos recursos, presentados tanto por la defensa de los acusados como por algunas de las partes afectadas. Los primeros piden, entre otras cosas, la nulidad del procedimiento alegando que los mismos hechos han sido separados en tres causas (hay otras dos pendientes por heridas involuntarias y por infracciones financieras). En el segundo caso, una de las asociaciones de víctimas –el Movimiento en defensa de mujeres portadoras de implantes y prótesis– ha impugnado el proceso alegando que en el banquillo de los acusados faltan responsables: desde la empresa PIP en tanto que persona jurídica –liquidada judicialmente en marzo del 2010–, la consultora alemana que certificó los implantes –TÜV (Technischer Überwachungs-Verein), aceptado como parte afectada por el fraude–, la ANSM y el sindicato de cirujanos plásticos.



martes, 16 de abril de 2013

Ministros millonarios... y otros no tanto


Operación de transparencia o ejercicio de voyeurismo, que de las dos maneras ha sido juzgada, el Gobierno francés dio a conocer ayer de forma detallada la declaración de patrimonio de los 38 miembros del Consejo de Ministros, una iniciativa decidida por el presidente de la República, François Hollande, para tratar de contrarrestar el efecto ante la opinión del escándalo de la cuenta bancaria suiza del exministro del Presupuesto, Jérôme Cahuzac.

A tenor de lo declarado por ellos mismos, ocho de los miembros del Gobierno disponen de más de un millón de euros de patrimonio y varios de ellos están sujetos al pago del Impuesto de Solidaridad sobre la Fortuna (ISF), al que deben contribuir todos los ciudadanos con un patrimonio neto superior a 1,3 millones de euros. La lista está encabezada por el ministro de Asuntos Exteriores, Laurent Fabius, que con un patrimonio de 6,07 millones de euros, es el más rico del Ejecutivo. Hijo de un anticuario y nieto de un célebre marchante de arte, su fortuna le viene de herencia familiar. Fabius declara un apartamento en París y dos casas en Ariège y Normandía, valores bursátiles y otras inversiones, así como bienes mobiliarios diversos, pero ningún vehículo.

Muy cerca de Fabius se encuentra la ministra delegada para las Personas Mayores y de la Autonomía, Michèle Delaunay (5,3 millones) –lo que le viene de su marido–, y algo más lejos pero por encima del millón están los ministros de Asuntos Sociales y Salud, Marisol Touraine; Trabajo, Michel Sapin; Éxito educativo, George Pau-Langevin; Ultramar, Victorin Lurel, y Deportes y Juventud, Valérie Fourneyron.

En este grupo se encuentra también el primer ministro, Jean-Marc Ayrault, que declara bienes por valor de 1,55 millones, entre ellos dos casas en Nantes, seguros de vida, bienes muebles y dos coches, un Volkswagen Combi y un Citroën C4 Picasso.

Lo esencial del patrimonio de los miembros del Gobierno francés lo constituyen propiedades inmobiliarias y, en general, quien más quien menos tiene todavía créditos que pagar. En su mayor parte no se trata de patrimonios elevados. El ministro del Interior, el catalán Manuel Valls, por ejemplo, declara bienes por valor de 640.000 euros, entre los que se incluyen un apartamento de 88 m2 en Evry –la ciudad de la banlieue sur de París de la que fue alcalde– y otro de 44 m2 en París, así como bienes mobiliarios por 80.000 euros. En sus cuentas bancarias dice tener un saldo de sólo 1.600 euros y tampoco declara vehículo alguno.

Cuanto más jóvenes, los ministros –como cualquier hijo de vecino– menos tienen. Es el caso de la portavoz del Gobierno y ministra de los Derechos de las Mujeres, Najat Vallaud-Belkacem, quien con 85.000 euros, en su mayor parte depositados en cuentas bancarias, es probablemente la más pobre del Gobierno. No tiene ningún piso y como vehículo cita una scooter Piaggio. No mucho más tiene Delphine Batto, titular de Ecología, que declara 110.000 euros y no tiene ni piso, ni coche, ni moto, ni nada...

El objetivo de François Hollande –quien, en tanto que presidente electo, ya tuvo que declarar hace un año su patrimonio, valorado en 1,17 millones– pretende que lo que han hecho ahora sus ministros sea obligatorio para todos los parlamentarios y grandes gestores públicos. Sus planes son que el Gobierno apruebe un proyecto de ley al respecto el día 24 y lo envíe inmediatamente al Parlamento para que pueda ser aprobado antes del verano. Una autoridad independiente tendrá poder para controlar la veracidad de las declaraciones presentadas.

La iniciativa ha sido recibida con no pocas suspicacias, tanto en la filas de las derecha como de la izquierda. Los más críticos consideran que la medida no tiene ninguna utilidad práctica clara y excita, en cambio, una curiosidad malsana y desprotege la vida privada. Es curioso que, en este sentido, el presidente de la Asamblea Nacional, el socialista Claude Bartolone, y el presidente de la Unión por un Movimiento Popular (UMP), Jean-François Copé, hayan coincidido en hablar de “voyeurismo”. El Partido Comunista (PCF) considera que “lo importante no es conocer la vida privada de los diputados, sino combatir la evasión fiscal”.


Los anti bodas gay se radicalizan

“¡Si quieren sangre, habra sangre!”, exclamó fuera de sí la líder del movimiento contra el matrimonio homosexual, Frigide Barjot, después de que el Senado votara el proyecto a mano alzada. Ayer retiró sus palabras, pero la radicalización del movimiento es patente y amenaza con agravarse después de que los socialistas hayan decidido acelerar la votación definitiva de la ley y fijarla el próximo día 23. Los grupos más extremistas del movimiento, algunos de ultraderecha, han empezado a hostigar a algunos políticos –como los ministros Manuel Valls y Delphine Batho–en sus desplazamientos públicos o privados, incluso en su casa –como la ex ministra Chantal Jouanno–, al estilo escrache. Los gendarmes detuvieron la noche del domingo a 67 personas que intentaron acampar junto al Parlamento.





lunes, 15 de abril de 2013

Barcelona, olvidada en Marsella


Hubo un tiempo en que, al decir del oficial almogávar Ramon Muntaner, cronista de la Gran Companyia Catalana d’Orient, los peces que surcaban el Mediterráneo llevaban las cuatro barras de Catalunya y Aragón grabadas en el lomo. Entre los siglos XIII y XV, el dominio de la corona catalano-aragonesa se extendía por Córcega, Cerdeña, Sicilia, Nápoles, Atenas… y los almogávares, guerreros mercenarios de una extraordinaria ferocidad, eran la punta de lanza de esta expansión impuesta al grito sangriento de “Desperta, ferro!”. En el Mediterráneo oriental, y particularmente en Grecia, todo el mundo sabe lo que quiere decir la expresión “venganza catalana”, sombrío recuerdo de las masacres cometidas por los almogávares en represalia por el asesinato de su caudillo, Roger de Flor, en 1305. Las tradiciones populares en la región, sometida a dos años de pesadilla, están llenas de alusiones negativas hacia los catalanes…

No son los únicos en tener algo que reprocharnos. Entre las dudosas hazañas catalano-aragonesas se cuenta también el saqueo e incendio, en 1423, de Marsella, que quedó casi completamente arrasada. Dirigidas personalmente por el rey Alfons V, el Magnànim, las tropas catalanas se dedicaron durante tres días y tres noches, del 20 al 23 de noviembre, al pillaje y a la destrucción. Para quebrar la fuerte pero desordenada resistencia de los marselleses, que luchaban casa por casa, los atacantes prendieron fuego a los edificios. En los años que siguieron, para vengarse de los “chiens de catalans” (perros catalanes), Marsella armó una flota de barcos pirata que se dedicó a hostigar al comercio marítimo aragonés.

Acaso por este pasado torturado, o por la tenaz rivalidad que existe entre Marsella y Barcelona por la capitalidad marítima del Mediterráneo occidental –en la que sus puertos libran una batalla comercial sin piedad-, el caso es que Marsella ha olvidado a Barcelona y a la Corona de Aragón en una de las principales exposiciones del programa de la capitalidad cultural europea 2013: “Mediterráneos, de las grandes ciudades de ayer a los hombres de hoy”, abierta hasta el 18 de mayo en el edificio J1 del puerto marsellés.

Concebida como un viaje en el espacio y en el tiempo, en el que hace de guía un reinventado Ulises, la exposición recorre la historia del Mare Nostrum desde los siglos XIII-XII a JC hasta nuestros días, mezclando historia y actualidad, y utilizando como hilo conductor las ciudades-faro del Mediterráneo,. El relato arranca en Troya, para proseguir en Tiro (siglos X-VIII a JC), Atenas (s.V a JC), Alejandría (s. IV-III a JC), Roma (s. I-III), Al-Andalus (s. IX-XII) –única parte de la exposición donde no hay una ciudad identificada como centro neurálgico de la época-, Venecia (s. XII-XIII), Génova (s. XVI), Estambul (s. XVI), Argel-Túnez (s. XVI-XVII) y… Marsella (s. XIX-XX)

No se puede reprochar a los marselleses que culminen el viaje con un brindis a mayor gloria de su ciudad –“la plus belle ville du monde”, según un marinero, “la ville de l’amour”, en palabras de otro-. Pero sí haber dejado un ostensible vacío geográfico y cronológico en su relato. La Corona de Aragón fue una gran potencia marítima durante la Baja Edad Media y Barcelona -como atestiguan las Reials Drassanes y la institución del Consolat de Mar- se erigió en uno de los grandes puertos del Mediterráneo Occidental. Su ausencia en la exposición es clamorosa.

Será que los marselleses no han perdonado aún que la gruesa cadena que cerraba el Vieux Port, arrancada por las tropas de Alfons V, se exhiba todavía como trofeo en la catedral de Valencia…

viernes, 12 de abril de 2013

70 años de un fenómeno universal


Nació como un encargo, un cuento infantil para regalar en Navidad a los pequeños de la casa. Poco sospechaba entonces su autor, Antoine de Saint-Exupéry –ni él, ni nadie por otra parte–, que aquel modesto libro, que asumió casi como undivertimento, acabaría convirtiéndose en un fenómeno universal. Setenta años después de su publicación en Estados Unidos –el 6 de abril de 1943–, a la vez en inglés y francés, "El Principito" se ha instalado como una referencia global, por encima de razas, religiones y creencias.

Traducida a 270 lenguas, desde el inuit al tuareg –sólo superado en esto por la Biblia–, objeto de 1.300 ediciones y con 145 millones de ejemplares vendidos en todo el mundo, la historia del pequeño habitante del asteroide B-612 ha trasladado a varias generaciones, a través de los ojos de un niño, los valores de la paz, la amistad, la apertura a los otros, la tolerancia, la responsabilidad, el respeto por la naturaleza y la generosidad.

“Es un hombrecito que llevo en el corazón”, había dicho Saint-Exúpery de su personaje, trasunto del propio autor, que lo había garabateado y dibujado en numerosas ocasiones mucho antes de ponerle palabras.
“Más que un cuento, "El Principito" es un libro filosófico para adultos”, subraya François d’Agay, director de la Sucesión Antoine de Saint-Exúpery - d’Agay, que agrupa a los herederos del escritor y gestiona su legado. Un libro, añade, que mantiene su frescura original y que se hace eco de preocupaciones tan contemporáneas como “la paz, la defensa del planeta y la protección de la infancia”.

Antoine de Saint-Exupéry tenía cerca de 43 años cuando "El Principito" vio la luz, publicado por la editorial de Nueva York Reynal & Hitchcock. Escritor reconocido, aviador célebre, Saint-Exupéry había ganado América huyendo de la ocupación nazi en 1940. Allí escribió su famoso cuento, así como "Piloto de guerra" y "Carta a un rehén", y ultimó su testamento literario inacabado, "Ciudadela", publicado póstumamente. Reintegrado en las fuerzas aéreas de la Francia Libre, su avión fue abatido en la ensenada de Marsella el 31 de julio de 1944.

El 70º aniversario de la publicación de "El Principito" será la ocasión para la celebración de numerosos actos conmemorativos en todo el mundo, particularmente en Francia y Estados Unidos. Ediciones especiales, biografías, exposiciones, charlas, coloquios, conciertos, adaptaciones teatrales, concursos...

A lo largo de todo el año, el pequeño príncipe reinará en todo el mundo, preparando la que se presume la gran exposición sobre la obra, que se abrirá en el 2014 –coincidiendo con el 70º aniversario de la muerte del escritor– en Nueva York, en la sede de The Morgan Library & Museum, que conserva el manuscrito y las 35 acuarelas originales. La exposición viajará en el 2015 a París.

En la capital francesa, sólo algunos escogidos podrán degustar un anticipo en una exposición privada –con manuscritos y dibujos originales– montada ahora en la nuevísima sede del Instituto de Cartas y Manuscritos, en el Hôtel de la Salle. En ella pueden verse cartas manuscritas de Saint-Exupéry y dibujos del pequeño príncipe, expresando el mal de amores del escritor por una joven enfermera de la Cruz Roja.

En el 2015 "El Principito" puede vivir una nuevas juventud. Ese año, el libro pasará a dominio público en todo el mundo, salvo en Estados Unidos (hasta el 2035) y en Francia (2038)


Conmemoración en Catalunya

La conmemoración internacional del 70º aniversario de la publicación de ‘El Principito’ tendrá una particular resonancia en Catalunya, donde la Generalitat –de acuerdo con los herederos del escritor– ha organizado numerosos eventos y la editorial Salamandra tiene previsto sacar una edición especial en Sant Jordi. El presidente catalán, Artur Mas, que se formó en el Liceo francés de Barcelona y es un fan del cuento de Saint-Exupéry, figura como presidente de honor de la comisión de conmemoración. En el programa, todavía abierto, figuran actos institucionales, pedagógicos y literarios. Uno de los puntos fuertes será la proyección, en septiembre, en la Fimoteca de Catalunya de un ciclo con todas las películas, rodadas en todo el mundo, dedicadas al personaje. El Museu de la Joguina de Figueres montará una exposición y varios ayuntamientos preparan otras iniciativas.




Víctimas de la telerrealidad


Una doble tragedia, sobrevenida en uno de los programas de ‘telerrealidad’ más populares de la televisión francesa, Koh Lanta –equivalente del español Supervivientes–, donde murió un concursante y posteriormente el médico se suicidó, ha llevado al Gobierno a plantearse una regulación especial de este tipo de emisiones. Así lo avanzó el miércoles la ministra de la Cultura y la Comunicación, Aurélie Filippetti. “Hay que regular estos programas para que aseguren bien la preservación de la dignidad de la persona humana, de aquellos que participan y de los telespectadores que les miran”, dijo en el canal France 2.

El Consejo Superior de lo Audiovisual (CSA), por su parte, ha planteado la posibilidad de retrasar la emisión de este tipo de programas a después de las 22 horas –esto es, en segunda sesión– y de abrir un diálogo con las cadenas de televisión para pactar una carta de “buenas prácticas” en este ámbito.

El suceso, que ha hecho temblar al mundillo de la televisión y ha conmocionado a todo el país, se produjo el pasado 22 de marzo, cuando uno de los concursantes en el programa Koh Lanta, que acababa de empezar a rodar su décimosexta temporada en la isla de Koh Rong, en Camboya, murió de un ataque cardíaco. Gérald Babin, un fornido joven de 25 años, empezó a quejarse de calambres en un brazo durante la primera prueba a la que se sometía a los concursantes nada más llegar a la isla. Atendido en primera instancia por el médico urgentista del programa, Thierry Costa, fue posteriormente trasladado en helicóptero al hospital más cercano, donde falleció. El canal privado de televisión que emitía el programa, TF1, decidió anular el rodaje y repatriar a todos los concursantes.

La productora de Koh Lanta, Adventure Line Production (ALP), sostuvo desde el primer momento que el joven fue evacuado rápidamente al hospital, pero testimonios posteriores pusieron en cuestión la versión oficial y apuntaron presuntas deficiencias en la atención prestada al concursante. Presionado por las críticas, el médico del programa, Thierry Costa, se suicidó diez días después en el hotel donde se alojaba en Camboya, dejando una amarga carta en la que se dolía de ser lanzado a la vindicta pública.

La autopsia realizada al cadáver de Gérald Babin ha demostrado que el joven sufría una patología cardíaca, una “cardiopatía dilatada”, deformación de las cavidades del corazón que puede ser congénita o adquirida. La fiscalía de Créteil (periferia de París) ha abierto una investigación preliminar por homicidio involuntario. 


jueves, 11 de abril de 2013

El patrimonio de los políticos, bajo control


Los políticos franceses estarán obligados a partir de ahora a declarar públicamente su patrimonio y sus intereses económicos –una medida ya presente en la mayor parte de los países de la Unión Europea, pero no en Francia– y su veracidad será controlada por una autoridad independiente. La medida, que ha sido recibida con división de opiniones en el seno de la derecha y de la izquierda, afectará no sólo al presidente y los miembros del Gobierno como hasta ahora, sino también a los parlamentarios, los responsables de los grandes ejecutivos locales y los dirigentes de las grandes administraciones.

La medida, anunciada ayer por el presidente francés, François Hollande, al término del Consejo de Ministros, será incluida en el proyecto de ley de moralización de la vida púbica que el jefe del Estado quiere aprobar el próximo día 24 y enviar inmediatamente al Parlamento para su entrada en vigor antes del verano. Los ministros deberán hacer pública su declaración a más tardar el próximo lunes –algunos ya se han avanzado esta semana–, mientras que todos los demás estarán obligados a hacerlo tras la aprobación de la ley.

Precipitada por el escándalo de la cuenta suiza del exministro del Presupuesto, Jérôme Cahuzac –quien, por cierto, mintió en su declaración–, la medida trata de recuperar la confianza de la ciudadanía ofreciendo transparencia. Pero no todo el mundo está de acuerdo, lejos de ahí. Numerosos son los políticos, de todo el arco parlamentario, que rechazan esta medida o ponen en cuestión su eficacia. Entre ellos está el líder de la UMP, Jean-François Copé... pero también los ecologistas Daniel Cohn-Bendit y Noël Mamère, y el izquierdista Jean-Luc Mélenchon, por ejemplo. Otros verdes, como Cécile Duflot o Jean-Vincent Placé, están en cambio a favor. Lo mismo que el ex primer ministro conservador François Fillon –quien ya ha hecho público su patrimonio– y otros de sus compañeros de filas, como los exministros Bruno Le Maire o Laurent Wauquiez.

En este capítulo, el presidente francés avanzó también que la ley prohibirá a los diputados y senadores compatibilizar su mandato parlamentario “con ciertas actividades profesionales para prevenir todo conflicto de intereses”. Cuáles y en qué condiciones, no lo precisó. Pero en el ambiente está el caso de los parlamentarios que actuán a la vez como abogados de negocios, de los que hay una treintena. Laurent Wauquiez los señaló con el dedo días atrás, al proponer que se les obligue a hacer pública su cartera de clientes... Una propuesta que iba dirigida como un dardo –en el contexto de la guerra interna de la UMP– contra el presidente del partido, Jean-François Copé.

François Hollande subrayó, en alusión a Cahuzac, que “el fallo de un hombre no debe lanzar el descrédito y la sospecha sobre los cargos electos que se consagran al bien público sin obtener la menor ventaja”. Pero para que ello ssea creíble, señaló, es necesario que la lucha contra la corrupción sea inequívoca. “Yo seré implacable, porque fui elegido por la voluntad de una República ejemplar, y créanme, yo me he sentido herido, golpeado, mortificado incluso, por lo que se ha producido, que va contra todas mis concepciones personales, mis exigencias políticas, mis compromisos”, afirmó.

Junto a las medidas que afectan a los responsables políticos, el presidente francés anunció también la creación de una fiscalía anticorrupción de ámbito nacional para combatir los casos de corrupción y de gran evasión fiscal –algo que los jueces observan con recelo y reclaman más medios para el polo financiero del Tribunal de Gran Instancia de París– y nuevas medidas contra los paraísos fiscales. La ley obligará a los bancos franceses a detallar todas sus filiales internacionales y permitirá al Gobierno hacer su propia lista –más restrictiva– de paraísos fiscales. Francia ha firmado asimismo, con Alemania, el Reino Unido, Italia y España una petición a la UE para que se adopte un intercambio automático de datos sobre los haberes de los ciudadanos en el exterior.


El propietario de LVMH renuncia a la nacionalidad belga

Bernard Arnault, el hombre más rico de Francia y décima fortuna mundial, tira la toalla y renuncia a solicitar la nacionalidad belga. Así lo anunció ayer personalmente el presidente del grupo LVMH (Louis Vuitton Moët Hennessy) en una entrevista publicada por el diario Le Monde, donde el propietario del gigante del lujo justifica su decisión por su deseo de “evitar todo equívoco” sobre sus intenciones y salvaguardar la imagen de las sociedades del grupo. “He explicado varias veces que yo iba a mantener mi residencia en Francia y que aquí iba a continuar pagando mis impuestos. En vano”, se lamenta Arnault, quien posteriormente añade: “No quiero ser asociado a una situación de la que se pueda sospechar que deseo el exilio fiscal”.

El descubrimiento, el pasado mes de septiembre, de que el presidente de LVMH había pedido la nacionalidad belga –un país que atrae a las fortunas francesas por su débil fiscalidad sobre el patrimonio– levantó una gran polémica en Francia y le granjeó violentas críticas. “¡Lárgate, rico gilipollas!”, llegó a titular en portada el diario Libération, a quien Arnault retiró después la publicidad. Y algunos políticos le calificaron de traidor y de antipatriota.

El presidente de LVMH ha dado marcha atrás a pocas semanas de que la comisión de naturalizaciones del Parlamento belga se pronunciara sobre su petición, prevista a mediados de mayo. La fiscalía y la oficina de extranjería habían emitido dictámenes negativos al respecto, pese a lo cual Arnault considera que tenía “importantes posibilidades” de obtener la doble nacionalidad.

“Habida cuenta de la situación del país, el esfuerzo de enderezamiento debe ser compartido. Con este gesto, quiero expresar mi apego a Francia y mi confianza en su futuro”, afirma Arnault, quien subraya que LVMH pagó el año pasado 1,000 millones en impuestos y que él personalmente es uno de los principales contribuyentes del país. Según sus explicaciones, la iniciativa tenía como único objetivo blindar la fundación que creó en el 2011 en Bélgica –y a la que trasladó sus acciones de LVMH– con el fin de evitar la desintegración del grupo cuando él falte. Con 64 años y una fortuna calculada por Forbes en 22.100 millones de euros, Arnault quiere –según él mismo explica– evitar el efecto devastador que ytendria una eventual guerra entre sus cinco hijos.



miércoles, 10 de abril de 2013

Camello a la cazuela


"Lo utilizaré tanto como pueda como medio de transporte, pero...”. Sin gran convicción, pero son su habitual gracejo, François Hollande recibió el pasado 2 de febrero en Tombuctú (Mali) un regalo inusual: un joven y ruidoso camello que eludió bruscamente el tímido intento del jefe de Estado francés de acariciarle la cabeza. Acompañado por el presidente maliense, Dioncounda Traoré, Hollande había acudido a la ciudad de los 333 santos como liberador, después de que las tropas francesas echaran de la ciudad a los grupos islamistas armados que habían sembrado el terror durante casi un año. Aclamado por la multitud, el presidente francés recibió diversos presentes, particularmente el camello. Dos meses después, el animal ha acabado en la cazuela...

La primera intención de Hollande fue conducir el joven dromedario a París, donde hubiera sido alojado en el zoo de Vincennes o en el Jardin des Plantes. Como la mayor parte de los ilustres animales presidenciales que recibieron algunos de sus antecesores, como Georges Pompidou (dos tigres de Bengala), Valéry Giscard d’Estaing (bisontes europeos) o François Mitterrand (un elefante indio), por citar los más espectaculares. Entre los obsequios vivos, a los que son especialmente inclinados los africanos, ha habido tortugas, dromedarios, osos, leones, antílopes, cebras, serpientes, monos, loros...

El joven dromedario de Hollande debería haber seguido sus pasos y aterrizar en París, previo paso por el zoo de la capital maliense, Bamako, donde debería haber pasado una cuarentena y ser vacunado. Pero, por alguna razón, el Elíseo cambió de opinión. Así que el camello, que empezaba a estar rodeado de cierta polémica –corrió el rumor de que había sido robado a su propietario original, un tuareg– fue cedido por el presidente francés, de acuerdo con las autoridades malienses, a una familia de Tombuctú.

Pero, ¡oh, sorpresa!, la familia agraciada, en lugar de criarlo, decidió cocinarlo y comérselo. Según la revista Valeurs Actuelles, informado del triste fin del camélido el pasado 7 de marzo, el ministro de Defensa, Jean-Yves Le Drian, se lo comunicó a Hollande en un aparte del Consejo de Ministros. Consternadas, las autoridades malienses indicaron ayer su intención de enviar a París un nuevo camello. Vivo.




martes, 9 de abril de 2013

Ambiente envenenado en la política francesa


Un ambiente enrarecido, tóxico, venenoso, envuelve la política francesa desde que estalló el escándalo de la cuenta suiza del exministro del Presupuesto, Jérôme Cahuzac. Las revelaciones del caso, y particularmente la investigación abierta en torno al banco que organizó la evasión fiscal del hasta hace poco responsable de la Hacienda pública francesa –Reyl & Cie., en cuya cartera de clientes podrían figurar numerosas personalidades francesas–, ha disparado la paranoia entre la clase política y ha generalizado la sospecha entre la población: la mayoría de los franceses ve hoy corrupción por todas partes y –escandalizada por las mentiras de Cahuzac– no acredita valor alguno a la palabra de los políticos, ya sean de izquierda o de derecha.

Fruto de esta situación emponzoñada, el rotativo Libération –presionado por una nueva investigación en curso de Mediapart, el diario digital que reveló el caso Cahuzac– se hizo ayer eco de un rumor sin confirmar según el cual el ministro de Asuntos Exteriores, Laurent Fabius, tendría también una cuenta en Suiza. El máximo responsable del Quai d’Orsay lo desmintió “formalmente” –algo que ha perdido muchos enteros después de los falsos desmentidos del exministro del Presupuesto– y anunció la presentación de una demanda contra el periódico. Libé se justificó alegando que sólo pretendía informar de que la investigación de Mediapart había sembrado el pánico durante el fin de semana en el Elíseo... Un argumento contestado en la propia redacción.

La inquietud en el Elíseo está plenamente justificada. Si en los próximos días o semanas aparece un nuevo caso Cahuzac, el daño puede ser irreparable. Si el implicado es un político de la oposición, añadirá más descrédito a la clase política en general, percibida como una casta. Si el implicado es un miembro del Gobierno, podría precipitar su caída y la convocatoria de elecciones legislativas anticipadas. En ambos casos, como apuntan algunos observadores, puede acabar poniendo en cuestión el sistema político-institucional de la V República.

La caja de Pandora, en fase de apertura, se llama Reyl & Cie., una sociedad de gestión de activos con sede en Ginebra (Suiza) que en el 2010 adquirió el rango de banco. Fue a través de esta entidad financiera, fundada por el francés Dominique Reyl, que Jérôme Cahuzac trasladó la cuenta bancaria que tenía en el banco USB a Singapur, para evitar el control fiscal. A petición de la justicia francesa, la policía helvética registró el 22 de marzo la sede de Reyl & Cie, que gestiona activos financieros por valor de 6.000 millones de euros. Y aunque en principio el objeto sólo era la cuenta de Cahuzac, todo lo que puedan haber descubierto podría inclinar a los jueces a ampliar el ámbito de la investigación. Según el diario Le Monde, uno de los medios internacionales que ha participado en la investigación periodística Offshoreleaks, el banco tendría entre sus clientes a “decenas de VIP franceses, políticos de derecha como de izquierda, industriales y empresarios”.

La televisión suiza informó el pasado fin de semana de que, más allá de los 600.000 euros que Cahuzac ha admitido tener depositados en su cuenta, el exministro habría intentado sin éxito en el 2009 colocar una cantidad muy superior, de 15 millones de euros, lo que su abogado niega. La cifra, de ser cierta, hace pensar a algunos expertos en la implicación de otras personas... o acaso del Partido Socialista.

Para tratar de frenar el descrédito y recuperar su imagen y la de su Gobierno ante la opinión pública, el presidente François Hollande prepara medidas de choque en materia de lucha contra la corrupción, en línea con lo anunciado personalmente en su comparecencia televisiva para evocar el caso Cahuzac. Hollande se reunió el domingo en el Elíseo con el primer ministro, Jean-Marc Ayrault, y diversos ministros para preparar un proyecto de ley de moralización de la vida política que será estudiado por el Consejo de Ministros de mañana mismo. El objetivo es aprobarlo el próximo día 24 y enviarlo inmediatamente al Parlamento.

De momento, de aquí al próximo lunes, Ayrault ha exigido a todos sus ministros que hagan público su patrimonio, en un gesto de transparencia que pretende apaciguar los ánimos. Sin esperar a la orden, ayer se adelantó la ministra delegada para los Minusválidos y la Exclusión, Marie-Arlette Carlotti, quien en su blog declaró un patrimonio por valor de cerca de 640.000 euros, incluyendo dos apartamentos, una casa, dos coches, acciones en Bolsa, seguros de vida y cuentas bancarias.