sábado, 7 de abril de 2012

España como arma arrojadiza

Un país al borde de le hecatombe financiera, hundido por una crisis de confianza, incapaz de cumplir sus compromisos, obligado a pagar intereses elevadísimos por su deuda, carcomido por un paro colosal y forzado a rebajar salarios y pensiones. Éste es el crudo retrato que Nicolas Sarkozy trazó ayer de España, convertida a su pesar en arma arrojadiza de la campaña electoral francesa. El presidente francés, en una nutrida conferencia de prensa ante más de 200 periodistas de todo el mundo, recurrió abundantemente al ejemplo español para vaticinar toda suerte de desastres a Francia si el 6 de mayo gana las elecciones presidenciales el candidato socialista, François Hollande, presentado como un émulo de José Luis Rodríguez Zapatero. “Miren cómo está España después de siete años de gobierno socialista”, exclamó Sarkozy.

No está claro que tanto énfasis en la dramática situación de España –por más que eche todas las culpas sobre el PSOE– vaya a ser muy apreciado por el presidente español, Mariano Rajoy, empeñado en restablecer la confianza de los mercados. Pero Sarkozy está librando una batalla a vida o muerte (política) y las amistades pasan a un segundo término.

Las recurrentes referencias del presidente francés al caso español, que pespuntearon toda su intervención, no fueron colaterales ni secundarias. Por el contrario, Sarkozy colocó a España en el centro de su discurso, dedicado a descalificar el programa económico de François Hollande y alertar de las graves consecuencias que su aplicación podría tener para Francia. “La situación que conocen nuestros amigos españoles, después de los griegos, recuerda cuál es la realidad”, subrayó Sarkozy, quien acusó a su rival socialista de “inspirarse en Zapatero”, de pretender ignorar la gravedad de la crisis y de preparar un “festival del gasto”. “En el mundo de hoy, bastan dos días para arruinar años de esfuerzos. Miren lo que pasa en España”, insistió el presidente francés.

Poco dado a las conferencias de prensa –un ejercicio que reserva habitualmente a los asuntos internacionales–, Sarkozy convocó a los medios de comunicación en la sala Equinoxe de París para presentar su proyecto presidencial. En la lista de las 32 principales propuestas de gobierno no hubo grandes novedades –la mayoría ya habían sido destiladas por el presidente-candidato mitin tras mitin–, lo novedoso era que, por primera vez, todo estaba cuantificado y enmarcado en una política presupuestaria cuyo principal objetivo es sanear las cuentas públicas y alcanzar el equilibrio –esto es, el déficit cero– en 2016, un año antes de lo que propone François Hollande.

El marco económico propuesto por Sarkozy exigirá, según explicó, hacer un esfuerzo de austeridad adicional de 53.500 millones de euros –tanto para cumplir con los objetivos de reducción del déficit como para financiar sus nuevas promesas electorales–, de los cuales el 75% se obtendrán del recorte del gasto y el resto de un aumento de los impuestos. El presidente remarcó que el ahorro no sólo concernerá al Estado, sino también al Seguro de Enfermedad y a las administraciones locales. Algunas de las medidas de recorte del gasto son, por el momento, de incierta concreción, además de fuente segura de polémica, como la intención de Sarkozy de plantear a sus socios comunitarios la congelación de la aportación de Francia a la Unión Europea, a la que confía hurtar 3.000 millones de euros durante el próximo quinquenio...

El pulso cada vez más encarnizado entre Sarkozy y Hollande tendrá su máxima expresión el domingo 15 de abril, a una semana de la votación de la primera vuelta. Los dos principales contendientes rivalizarán en atraer a decenas de miles de seguidores en sendos mítines a aire libre en París. En la plaza de la Concordia el primero. En el parque del Bois de Vincennes, el segundo.



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