miércoles, 30 de noviembre de 2011

Camino de la gran depresión

La crisis de la deuda soberana de la zona euro arrastra a la economía europea hacia el abismo. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) desató ayer todas las alarmas y revisó fuertemente a la baja las perspectivas económicas en Europa, que situó en una “ligera recesión”, antesala de males mucho mayores sin no se detiene el contagio de la crisis. España no sólo no escapa al parón económico general, sino que el problema del desempleo va todavía a agravarse. El último informe de la organización, presentado ayer en París, vaticina que el paro en España acabará este año en el 21,5% y alcanzará en 2012 el techo del 23%. Si nada irreparable sucede, el desempleo no debería empezar a bajar hasta el 2013 y aún muy moderadamente: al 22,7%.
La última previsión de la organización, que agrupa a los países más desarrollados del mundo, empeora notablemente la del pasado mes de mayo, cuando la OCDE creía que el paro podía bajar en 2012 en España hasta el 19,3%. La crisis de la zona euro ha roto esta recuperación. El aumento del paro español es, además, proporcionalmente más acusado que en el conjunto de la zona euro, donde el desempleo pasará de una media del 10% al 10,4%.
Las Perspectivas Económicas de la OCDE vaticinan para España un crecimiento este año del 0,7% y del 0,3% el año que viene (cuando hace seis meses la previsión era del 0,9% y el 1,6%). Nada sorprendente, pues el estancamiento es general, con una previsión para la zona euro del 1,6% y el 0,2% –con varios países con cifras negativas: Grecia, Hungría, Italia y Portugal– y una Alemania (del 3% este año al 0,6% en 2012) claramente lastrada por la situación general. A fin de cuentas, la mayor parte de sus exportaciones van al resto de Europa. La evolución en el conjunto de la OCDE es sólo un poco mejor, con crecimientos del 1,9% y 1,6%.
El informe de la organización valida las medidas adoptadas hasta ahora por el Gobierno español, que a juicio del informe deberían permitir cumplir los objetivos de déficit (4,4% en 2012 y 3% en 2013). No es el caso de otros países, Francia por ejemplo, a la que se le piden nuevos recortes. El eventual empeoramiento de la crisis de la deuda soberana, sin embargo, puede obligar al futuro Ejecutivo de Mariano Rajoy a tener que adoptar nuevas medidas. La OCDE se las apunta: nuevos recortes, aumento del IVA para determinados productos y servicios, aumento de la fiscalidad de los carburantes y reintroducción del impuesto de sucesiones, flexibilización de la negociación colectiva, abaratamiento del despido... A juicio del economista jefe de la OCDE, Pier Carlo Padoan, lo prioritario es “abordar la reforma del mercado de trabajo”.
La ministra de Economía, Elena Salgado, relativizó la importancia de las previsiones de la OCDE alegando la “variabilidad” de las mismas. Las perspectivas se sitúan, efectivamente, en un difícil –e improbable– camino intermedio. “Otros escenarios son posibles e incluso más probables”, admitió Padoan. El más optimista, suponiendo que se ponga freno a la crisis de la deuda, podría elevar el crecimiento de la zona euro al 1% en 2012. El más negativo –si se produjera la quiebra de algún país o banco importante– dibuja una depresión del -2% que arrastraría a Estados Unidos y Japón. Padoan advirtió que la situación es “realmente crítica” y urgió a los dirigentes europeos a actuar “rápidamente” para frenar el contagio de la crisis. Subrayó que no hay tiempo y abogó por recurrir sin más espera al Banco Central Europeo.

domingo, 27 de noviembre de 2011

DSK, ¿víctima de un complot político?

Lo que pasó realmente el sábado 14 de mayo en la suite presidencial 2806 del hotel Sofitel de Nueva York, de las 12.06 a las 12.13 horas, entre el entonces director del Fondo Monetario Internacional (FMI), el francés Dominique Strauss-Kahn, y la mujer de la limpieza Nafissatou Diallo, sigue siendo un misterio. No el hecho de que ambos mantuvieron un rápido contacto sexual - las pruebas recogidas por la policía son concluyentes-,sino si se trató de una relación consentida o de una violación.

Pero ¿pudo ser una trampa?, ¿un complot político? Nuevos interrogantes, suscitados por una investigación de la revista norteamericana The New York Review of Books,resucitan ahora la hipótesis de una conspiración.

Detenido por la policía y acusado formalmente de violación - cargos que posteriormente fueron retirados por la fiscalía por falta de pruebas-,Strauss-Kahn se vio forzado a dimitir al frente del FMI y a renunciar a encabezar la candidatura socialista al Elíseo en las elecciones presidenciales del año que viene, en las que partía como favorito frente al presidente Nicolas Sarkozy.

Uno de los abogados estadounidenses de Strauss-Kahn, William Taylor, se apuntó ayer a esta posibilidad. "No podemos excluir que Dominique Strauss-Kahn haya sido el blanco de una empresa deliberada para destruirle políticamente", declaró. La teoría de la conspiración puede ser un arma de la defensa en el proceso civil iniciado por Diallo, que en caso de condena podría costarle al ex ministro socialista millones de dólares por indemnización.

La investigación, realizada por el periodista Edward Jay Epstein - autor de un libro sobre el asesinato de John F. Kennedy-,no aporta ninguna prueba que confirme la teoría del complot, pero sí arroja nuevas sospechas. El primer dato turbador es la misteriosa desaparición del teléfono oficial, un Blackberry, que Strauss-Kahn utilizaba en tanto que director del FMI y que, según Epstein - quien guarda el anonimato de sus fuentes-podría haber sido pirateado por sus rivales políticos.

Cuando Strauss-Kahn llamó a su mujer, Anne Sinclair, la mañana del 14 de mayo advirtiéndole de "un gran problema", eran las 10.07 h. y el motivo de la llamada era advertirle de sus sospechas sobre el espionaje de su teléfono. Al parecer, una amiga que trabajaba temporalmente en la sede de la UMP en París le había alertado poco antes de que un mail privado enviado por él mismo a su esposa había sido leído en las oficinas del partido de Sarkozy.

Fue con este teléfono con el que Strauss-Kahn llamó a las 12.13 horas a su hija Camille, con la que había quedado a comer ese sábado, para anunciarle que llegaría con retraso (lo que permitió a la policía concluir que el incidente con Diallo no duró más de siete minutos, pues la camarera había entrado con su llave magnética en la suite a las 12.06 horas).

Y fue este mismo teléfono el que Strauss-Kahn echó posteriormente en falta y por cuya recuperación llamó después al hotel mientras se dirigía al aeropuerto, dando involuntariamente a la policía los datos necesarios para poder detenerle en el avión que debía conducirle a París. Según el artículo de The New York Review of Books,el teléfono nunca ha sido encontrado. Pero alguien, a las 12.51 horas mientras Strauss-Kahn iba del hotel al restaurante, desconectó el BlackBerry, así como su localizador GPS. ¿Fue algo voluntario o pudo ser un accidente? En cualquier caso, la última localización emitida por el aparato es la del hotel Sofitel, del que no salió.

El secretario general de la UMP, Jean-François Copé, desmintió la implicación de su partido en el supuesto espionaje telefónico a Strauss-Kahn, lo que calificó de "absolutamente ridículo".

Otro hecho que arroja sombras sobre lo sucedido atañe a la extraña actitud de la propia Nafissatou Diallo, quien después del encuentro con Strauss-Kahn acudió a otra habitación de la misma planta, la número 2820, teóricamente para limpiar. Un dato fundamental que Diallo ocultó a la policía y al gran jurado, y que resultó fundamental - junto a otras omisiones y engaños-para desacreditar su testimonio y obligar a la fiscalía a retirar la acusación.

La investigación de Epstein demuestra que Diallo entró también varias veces en esa misma habitación antes del incidente con Strauss-Kahn, aparentemente cuando todavía estaba ocupada. ¿Quién o quienes estaban alojados allí? ¿Por qué Diallo hizo tantas idas y venidas? No hay respuesta. El hotel se niega a revelar la identidad del o los ocupantes por razones de privacidad.

El artículo reconstruye asimismo las comunicaciones entre los responsables de seguridad del hotel Sofitel y de la cadena Accor a la que pertenece - de nacionalidad francesa-,quienes tardaron casi una hora en avisar a la policía, y sugiere que uno de los comunicantes pudo ser René-Georges Querry, director de Seguridad de Accor y amigo de Ange Mancini, coordinador de los servicios de información en el Elíseo. Epstein sostiene también que las cámaras del hotel muestran a dos de los empleados que asistieron a Diallo festejando algo sólo dos minutos después de llamar a la policía... El grupo Accor negó ayer que existan tales imágenes y aseguró asimismo que el cliente de la habitación 2820 se marchó a las 11.15 h...

"La estrategia alemana conduce a la catástrofe"

Autor de un libro de referencia sobre el declive francés publicado en 2003 –La France qui tombe (titulado en España “Francia en declive”)–, el economista y abogado Nicolas Baverez (Lyon, 1961) hace un severo juicio sobre la situación económica de Francia, que ve como la próxima víctima de los mercados financieros. Para Baverez, prolífico ensayista y miembro del comité director del Instituto Montaigne –uno de los más influyentes think tank franceses–, la intransigente ortodoxia de Alemania puede conducir al mundo a una depresión global.

- ¿Francia va por el mismo canino que Italia?

- Francia está en una situación de extrema vulnerabilidad que la convierte en el nuevo blanco de los mercados. Su deuda pública es inferior a la de Italia (86% contra 120% del PIB), pero tiene déficit primario, mientras los italianos tienen excedente (-2,5% contra +1,9% del PIB). Los fundamentos de la economía francesa se degradan: crecimiento potencial inferior al 1%, partes del mercado en caída libre, déficit comercial de más de 70.000 millones de euros –récord en el seno de la zona euro–, un paro que va camino del 10% de la población activa, exclusión de seis millones de personas que viven en 750 guetos urbanos... Francia no es víctima de la crisis iniciada en 2008, sino de la implosión de su modelo económico. Un modelo fundado, desde hace más de tres decenios, en un crecimiento a crédito, impulsado por el consumo y alimentado por las transferencias sociales, es decir, por la deuda pública. Este modelo se estrella hoy contra la crisis de los riesgos soberanos.

- ¿La degradación de la deuda francesa es inevitable?

- La situación de los mercados, con un spread de más de 200 puntos de base con Alemania, muestra que Francia, de hecho, ya ha perdido su triple A, por más que el anuncio de su degradación por las agencias aún esté por llegar. Francia ha estado mucho tiempo protegida por la diversión que ofrecía Italia a causa de Silvio Berlusconi y por la solidaridad de la pareja franco-alemana. Con la llegada al poder de Mario Monti y el rechazo nítido de Alemania de acudir en socorro de París, Francia deviene el corazón de la crisis, atrapada entre el hundimiento del crecimiento y el aumento de los tipos de interés. Como Italia, perderá el control de su deuda si los tipos que se le aplican pasan del 6%.

- Los dos planes de austeridad del Gobierno de François Fillon ¿se han quedado cortos?

- Los planes más bien han acelerado el problema. De entrada, son muy limitados, con un ahorro de 18.000 millones de euros, cuando harían falta 120.000 de aquí a 2016. A continuación, sólo hay 2.500 millones de reducción de gastos,  no especificados –por tanto, virtuales–, mientras 15.500 millones proceden del aumento de impuestos, la mitad de los cuales a cargo de las empresas. Y eso cuando el gasto privado no representa más que el 43,4% del PIB. Los planes no obedecen a ninguna estrategia macroeconómica de recuperación. Francia carece de una estrategia de modernización que asocie el rigor, a fin de volver al equilibrio de aquí a 2016, la recuperación de la competitividad –dirigiendo el dinero a inversiones productivas, la investigación y la innovación, y reduciendo el coste del trabajo con el abandono de las 35 horas–, la lucha contra el paro y la negociación de un nuevo pacto social. Al rechazar el rigor y la degradación, Francia corre detrás de los acontecimientos. Para acabar perdiendo la triple A y cayendo a la vez en la recesión.

- Algo tendrá que ver la proximidad de las elecciones...

- Evidentemente, hay una parte de cálculo electoral. Pero las cosas cambian. La clase política francesa busca desesperadamente una prórroga para prolongar tres decenios de endeudamiento furioso. Pero la continuacion del crecimiento a crédito es imposible, no sólo a causa de los tipos, sino por la desconfianza de los inversores, con un doble riesgo para la solvencia y la liquidez. Francia, como en 1983, debe optar entre reorientar drásticamente su modelo o sufrir la tutela de la UE y el Fondo Monetario Internacional.

- Nicolas Sarkozy prometió en 2007 una ruptura que no se ha producido. ¿Decepcionado?

- La historia es siempre inesperada. La ruptura ha tenido lugar, pero en el sistema mundial, no en Francia. Choque deflacionista de 2008, crisis de las deudas soberanas y del euro, declive de Estados Unidos y Japón, basculamiento del capitalismo hacia los países emergentes, revoluciones en el mundo arabo-musulmán... las rupturas estratégicas se han multiplicado. Pero la modernización de Francia no se ha producido. Es imposible juzgar el quinquenato de Nicolas Sarkozy a partir de su programa de 2007, pues todo ha sido barrido y convertido rápidamenteen obsoleto por la crisis. La contribución de Francia a la gestión de la crisis ha sido muy positiva, a través de la constitución del G-20, el salvamento de los bancos, el plan europeo de relanzamiento de 2008 y 2009, los esfuerzos para salvar el euro y la UE... Pero, como sucede a menudo en su historia, los franceses se han revelado incapaces de aplicarse ellos mismos los consejos generalmente sagaces que reparten a los demás.

- Francia ha tenido un papel activo frente a la crisis, pero desde este verano es Berlín quien impone sus puntos de vista...

- Incontestablemente. La dificultad no proviene de divergencias políticas entre ambos países, sino de sus divergencias económicas y sociales. Alemania concentra hoy los factores de poder en Europa y tiene la llave del destino tanto del euro como de la Unión, pero no tiene ni voluntad ni estrategia de liderazgo. Alemania se mantiene, por otra parte, apegada a dogmas monetarios que son anacrónicos y peligrosos en las circunstancias actuales. Francia se mantiene inventiva, móvil, y dispone de un verdadero savoir-faire en materia de gestión de crisis, pero ha perdido los medios de poder que podrían respaldar sus ideas y propuestas.

- Las propuestas de Francia ¿son a su juicio las correctas?

- No se puede poner fin a la crisis del euro si no es por la mutualización de las deudas –a través de las euro-obligaciones– o por su monetización a través del Banco Central Europeo, que es de lejos la solución más eficaz, la menos costosa y la más natural. Los franceses lo han comprendido. Pero son los alemanes quienes deciden. Y son muy desconfiados, no saben si Francia se mueve por el interés europeo o por la voluntad desesperada de seguir gastando el dinero que no tiene. Francia paga hoy muy caro, incluido en términos de soberanía y de influencia diplomática, el hecho de haber aplicado la eutanasia a su aparato productivo y dejado desintegrar sus finanzas públicas.

- ¿La estrategia alemana nos conduce a la catástrofe?

Si se mantiene, sí. Italia es la tercera economía de la zona euro y la cuarta deuda mundial –más de 1,9 billones de euros–. Si la deuda italiana salta porque Berlín persiste en prohibir la monetización de la deuda por el BCE, Europa pero también el mundo se hundirán en una gran depresión comparable a las de los años treinta, indisociable de la explosión de la mundialización y de un retorno hacia economías cerradas y administradas. La responsabilidad de Alemania sería inmensa no sólo de cara a Europa,  sino frente al planeta entero. Por eso tengo la convicción de que Alemania, que ya ha mostrado signos de apertura sobre las euro-obligaciones, acabará por aceptar la monetización cuando disponga de garantías políticas y jurídicas sobre la vuelta al orden de los países deficitarios, con Francia a la cabeza.

viernes, 25 de noviembre de 2011

La sombra del Canal du Midi se acaba

La sombra legendaria de los orgullosos plátanos del Canal du Midi se acaba. Y con ella, una de las imágenes más difundidas de la luminosa campiña francesa, una bucólica postal que cada año buscan los 50.000 turistas –la mayoría, extranjeros– que navegan por sus perezosas aguas entre Toulouse y Sète, en la costa mediterránea, entre viñedos y campos de girasoles, en busca de su particular atmósfera y del art de vivre francés. La sombra del Canal du Midi se acaba, porque sus 42.000 plátanos, plantados linealmente en sus riberas en el siglo XIX, se están muriendo. Inexorablemente.
Un hongo depredador, el Ceratocystis platani –conocido también como chancro colorado–, introducido accidentalmente en Francia en 1945 a través de la madera de las cajas de municiones de las tropas norteamericanas desembarcadas en Provenza, ha desencadenado una epidemia imparable en las márgenes del canal. No tiene remedio. Nada puede detenerla. Sólo queda talar los árboles, arrancar sus raíces y quemar la madera. En quince años pueden haber desaparecido todos, tocando de muerte el valor paisajístico de una obra incluida en la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco. Una tragedia.
Los primeros signos de la presencia de la enfermedad se detectaron en 2006, cuando ya era demasiado tarde. Hoy, la mayor parte del recorrido está afectado –con cerca de 200 focos– y se han tenido que arrancar ya alrededor de 800 plátanos. Sólo la zona próxima a Toulouse parece provisionalmente a salvo. El Gobierno ha puesto en marcha un plan para intentar contener su propagación aguas arriba de Castelnaudary, sanear las zonas contamimadas y replantarlas con tilos y una especie de plátano –Platanus Platanor– desarrollada en Estados Unidos e inmune a la enfermedad. La ministra de Ecología, Nathalie Kosciusko-Morizet, aprovechó ayer la primera replantación en Trèbes (Aude), cerca de Carcasona, para hacer un llamamiento a los ciudadanos a cooperar con donaciones en la financiación del proyecto, con un coste de 200 millones de euros.
Diseñado por el ingeniero Pierre-Pol Riquet e inaugurado en su totalidad en 1681, el Canal du Midi es el más antiguo de Francia todavía en funcionamiento. La obra, de una envergadura enorme, fue uno de los numerosos trabajos públicos impulsados bajo el reinado de Luis XIV por el superintendente real Jean-Baptiste Colbert, cuya política dirigista de la economía a través de la intervención del Estado –el colbertismo– ha marcado la práctica económica en Francia hasta hoy.
Con 240 kilómetros de longitud, el Canal du Midi –rebautizado así por los revolucionarios de 1789– constituye la vertiende mediterránea del Canal de los Dos Mares, completado en la vertiente atlántica por el Canal Lateral del Garona, entre Toulouse y Burdeos, de 193 kilómetros. Antaño ruta comercial del vino y los cereales, hoy las 950 embarcaciones que lo navegan han cambiado las barricas por los turistas

jueves, 24 de noviembre de 2011

La conciencia libre

Una mujer libre. Así se definía, y como  tal se condujo siempre - así fuera en el palacio del Elíseo o en la selva de Chiapas-Danielle Mitterrand. Una mujer libre, comprometida, militante y combativa - contradictoria, también-hasta el último de sus días. La viuda del presidente socialista François Mitterrand, presidenta y fundadora de la organización France Libertés, activista incansable en defensa de los derechos humanos, dejó de existir en la madrugada de ayer en el hospital Georges Pompidou de París, donde había sido ingresada el pasado viernes. Tenía 87 años. Apenas hace un mes había pronunciado su discurso de conmemoración del 25. º aniversario de su fundación.

Nacida en Verdun el 29 de octubre de 1924, en el seno de una familia de profesores de izquierdas, Danielle Gouze - su apellido de soltera-se comprometió muy joven, con sólo 17 años, en la Resistencia, después de que su padre - director de instituto-fuera apartado por el régimen de Vichy al negarse a identificar a los profesores y alumnos de origen judío. Aquel espíritu de revuelta íntima nunca le abandonó. Ni siquiera cuando la elección de su marido como presidente de la República en 1981 - cargo que ocupó hasta 1995-la llevó al palacio del Elíseo. "Las alfombras rojas de los viajes presidenciales no me perdieron, los brillos no me deslumbraron", dejó escrito en la presentación de su fundación.

Justo autorretrato de una mujer que, firme en sus convicciones, a la par que obstinada, nunca se plegó a las conveniencias ni a las obligaciones de su condición de primera dama de Francia. Y que utilizó incluso esta atalaya - para desesperación de los servicios del Elíseo y del Quai d´Orsay-para proclamar y defender en voz alta sus convicciones, así chocaran con el obligado pragmatismo político de su marido o la acción de su Gobierno. François Mitterrand, procedente de una familia católica conservadora, gustaba de calificar a su mujer como su "conciencia de izquierdas".

Todo el mundo en Francia, incluidos sus adversarios políticos, saludaron ayer el coraje de Danielle Mitterrand, la militante por la causa de los desfavorecidos. El presidente Nicolas Sarkozy, tan alejado de sus postulados, elogió la trayectoria de una mujer "que nunca abdicó de sus valores y prosiguió hasta el final de sus fuerzas los combates que juzgaba justos". El activismo insobornable de Danielle Mitterrand en defensa de los derechos humanos y de los pueblos oprimidos - las víctimas del apartheid, los kurdos, los saharauis, los tibetanos, los indios de América Latina...-desfallecía, sin embargo, frente a la dictadura de Fidel Castro, a quien siempre justificó. O a la hora de defender, con uñas y dientes, a su hijo Jean-Christophe, condenado por complicidad en un tráfico de armas en el caso Angolagate.

Casada a los 20 años con François Mitterrand, a quien había conocido en la resistencia y con quien muy pronto tendría tres hijos - uno de ellos fallecido al poco de nacer-,Danielle decidió volcarse en su marido y respaldar su carrera política. Lo hizo conscientemente y libremente. Igual que decidió seguir a su lado pese a sus continuas infidelidades y - la mayor traición de todas-su entrega a una vida familiar paralela y secreta con la conservadora del museo de Orsay, Anne Pingeot, y su hija común, Mazarine. Los franceses quedaron impresionados por su enorme dignidad al acoger a la hija clandestina de su marido en el entierro de éste en el cementerio de Jarnac en 1996.

"Para todos aquellos que nos aman, François y Danielle son inseparables, indisociables", escribió ese mismo año en su libro de memorias "En total libertad". Indisociables en vida, pero no en la muerte. Excluida del panteón familiar de los Mitterrand en Jarnac (Charente), Danielle será inhumada en Cluny (Borgoña), en la sepultura de sus padres. A casi 500 kilómetros de distancia.

martes, 22 de noviembre de 2011

Máxima presión sobre Irán

Cegada la vía del Consejo de Seguridad de la ONU para forzar a Irán a abandonar su programa de armamento nuclear, debido al rechazo de Rusia y China, Francia apeló ayer a una acción coordinada de los países occidentales y sus aliados para endurecer la presión sobre el régimen de los ayatollahs con la adopción de “nuevas sanciones de una amplitud sin precedente”. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, pone en concreto sobre la mesa la suspensión de las compras de petróleo iraní y la congelación de todos los haberes del Banco Central de Irán en el extranjero.
Sarkozy, que lleva meses clamando por el endurecimiento de las sanciones a Irán, envió ayer una carta con sus propuestas al presidente de Estados Unidos, Barack Obama; la canciller de Alemania, Angela Merkel, y los primeros ministros del Reino Unido, David Cameron; Canadá, Stephen Harper, y Japón,Yoshihiko Noda, así como a los presidentes del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, y de la Comisión, José Manuel Durao Barroso. En su misiva, según informó el Elíseo a través de un comunicado, el presidente francés propone que los países citados, todos los miembros de la Unión Europea en su conjunto y “otros países voluntarios” adopten dichas sanciones de forma unilateral.
“El comportamiento del régimen iraní constituye una amenaza grave y urgente a la paz”, razona Sarkozy en su carta, en la que advierte que el desarrollo de su capacidad nuclear militar –denunciado por el último informe de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), presentado este mes de noviembre– podría comportar “una escalada militar en la región cuyas consecuencias serían catastróficas para Irán y para el mundo”.
Las medidas propugnadas por Sarkozy van más allá de las que se preparan en Bruselas. Los miembros de la UE podrían cerrar hoy de forma preliminar un acuerdo sobre una lista adicional de 190 personas y entidades iraníes a quienes se aplicaría la congelación de sus activos en el exterior y la prohibición de la entrada o tránsito en Europa. Según fuentes diplomáticas comunitarias citadas por Reuters, el endurecimiento de las sanciones debería recibir la luz verde en la reunión de ministros de Asuntos Exteriores del próximo 1 de diciembre.
El activismo en solitario del presidente francés en el dossier iraní, reforzado por el éxito de la intervención militar internacional en Libia, coincide en el tiempo con nuevas iniciativas combinadas de Estados Unidos, Reino Unido y Canadá, que podría anunciar en las próximas horas la secretaria de Estado, Hillary Clinton.
Según fuentes del Departamento del Tesoro, EE.UU. prepara nuevas sanciones consistentes en prohibir todas las transacciones financieras con con los bancos iraníes, excepto –por el momento– el Banco Central de Irán, así como la congelación de los haberes de las sociedades potencialmente implicadas en el programa nuclear. El Reino Unido, según avanzó por su parte George Osborne, canciller del Exchequer, y Canadá, por boca del representante del Gobierno en la Cámara de los Comunes, Peter Van Loan. adoptarán un paquete de medidas similar.

domingo, 20 de noviembre de 2011

Cerco al penúltimo baluarte del euro

Un sudor frío recorrió a primera hora de la mañana del jueves los despachos de la Agencia Francia Tesoro (AFT), organismo encargado de gestionar la deuda del Estado francés. En aquel momento, con cerca de 7.000 millones de euros por colocar, el diferencial (spread)de los tipos de interés de la deuda francesa a diez años respecto a los de Alemania superaban la barrera simbólica de 200 puntos básicos - o dos puntos porcentuales-por primera vez en veinte años. Sólo fue un susto. Al final de la jornada, el spread entre Francia y Alemania se había resituado en 175 y los títulos del tesoro francés lograron ser colocados sin problemas.

Pocos motivos tiene Francia, sin embargo, para sentirse aliviada. El coste de su deuda, aunque todavía en márgenes sostenibles, no ha parado de crecer en los últimos meses, aumentando la distancia con Alemania. Y la crisis de la zona euro ha acabado por alcanzarla. Junto a países teóricamente a salvo - como Austria, Holanda o Finlandia-,Francia ha empezado también a ser objeto de tensiones en los mercados financieros. Segunda economía del continente, si Francia vacila, es el penúltimo baluarte del euro el que se tambalea. Si cayera, el efecto dominó alcanzaría a la última pieza: Alemania.

Con una deuda pública de casi 1,7 billones de euros (el 86,2% del PIB) - según datos del Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos (Insee) correspondientes al segundo trimestre del año-,y un déficit público que alcanzó en el 2010 el 7%, Francia es uno de los países más endeudados de la zona euro. Con una economía que tarda en arrancar - el crecimiento del 0,4% en el tercer trimestre apenas oculta el -0,1% del segundo-,un paro elevado - casi el 10%-y una balanza comercial negativa, Francia es el eslabón débil del motor franco-alemán. Algo que ha empezado a traducirse en un acusado desequilibrio político en favor de Berlín.

"La diferencia creciente entre los tipos de interés de la deuda de Francia y Alemania demuestra que empieza a haber dudas y tensiones de liquidez sobre la deuda francesa", constata el profesor Radu Vranceanu, director de investigación del departamento de economía de la escuela de negocios Essec, para quien la zona euro está pagando "el derrumbe del mito de la infalibilidad de los países desarrollados". Especialista en crisis financieras y de cambios, política monetaria y deuda pública, Vranceanu ve "extremadamente difícil" detener la actual espiral de desconfianza de los inversores - "los compradores de deuda están desapareciendo", afirma-y considera que todos los países de la zona euro, sin excepción, pueden verse confrontados a crisis de falta de liquidez. "Ningún país está al abrigo, incluida Alemania", advierte.

En medio de la tormenta, Francia se agarra como un clavo ardiendo a la máxima calificación de su deuda - la famosa triple A-,pero su mantenimiento es más que dudoso. La agencia Moody´s decidió ponerla bajo vigilancia hace unas semanas y Standard & Poor´s llegó a avanzar - por error-su degradación la semana pasada. Para muchos observadores, su pérdida es sólo cuestión de tiempo. "Francia ha perdido, de facto, la triple A, es inútil obstinarse", afirmaba días atrás en una entrevista en La Tribune el ex presidente de la comisión para el Crecimiento, Jacques Attali, en cuya opinión Francia sólo escapará a "la dictadura de los mercados" con una "política rigurosa sobre las finanzas públicas".

De momento, los dos planes de austeridad consecutivos aprobados por el Gobierno - con un ahorro de 19.000 millones de euros-no han bastado para restaurar la confianza. Como las malas noticias nunca vienen solas, la última edición del informe Euro plus monitor,elaborado por el centro de estudios europeo The Lisbon Council y el banco alemán Berenger, hecho público esta semana, emite un severo juicio sobre la situación de Francia, a la que no duda en colocar en el puesto 13. º - por encima de Italia (14. º ) y por debajo de España (12. º ) - en su clasificación de los 17 países de la zona euro. "Las alarmas deberían sonar en Francia", cuyos resultados - advierte el informe-"son demasiado mediocres para un país que quiere salvaguardar su lugar en los puestos de cabeza".

Si las agencias de notación llegan a la misma conclusión, la pérdida de la triple A es inevitable. Y con ella caería algo más: el propio Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) creado para poner freno al contagio. "Si Francia pierde la triple A, habría que rehacer la última construcción europea, pues la fuerza de disuasión del fondo reposa sobre el hecho de que emite con una doble garantía triple A, la de alemanes y franceses", señalaba Daniel Cohen , vicepresidente de la Escuela de Economía de París, en Le Nouvel Observateur.

Para Vranceanu, el FEEF no puede arreglar el problema. "El fondo de estabilidad no existe, es una maquinaria virtual. Lo único creíble sería la intervención del Banco Central Europeo (BCE). Si el BCE empieza a comprar masivamente deuda europea, puede estabilizar la situación", argumenta. No es el único. Esta es la opinión prácticamente unánime en Francia. El presidente, Nicolas Sarkozy, ha defendido en vano esta idea - y otra subsidiaria, como la conversión del FEEF en un banco susceptible de financiarse en el BCE-frente a la negativa radical de la canciller alemana,

Angela Merkel, que el jueves reafirmó su determinación de no ceder en este punto. Para los alemanes, la actuación del BCE como un auténtico banco central abriría la puerta al riesgo de un inflación desbocada, lo que les remite a los sombríos años treinta y el ascenso del nazismo.

"Si el contagio llega finalmente a Alemania, deberán plantearse si asumen ese riesgo. Y quizá lo hagan. Pero no lo harán para salvar al resto", opina Vranceanu, para quien los alemanes se verán enfrentados entonces a una decisión crucial: "Deberán decidir si siguen en el euro, o no".

Una deriva típicamente francesa

El laxismo presupuestario francés,que tanto horror causa allende el Rin, es un mal enraizado en el país desde hace tres décadas.Desde la elección de François Mitterrand, todos los gobiernos franceses sin distinción de ideología, así de izquierda como de derecha, han tirado alegremente de la chequera. Hasta la victoria socialista de 1981, las finanzas públicasestaban bajo control. ValéryGiscard d´Estaing, quien sin embargo tuvo que lidiar con la primera crisis del petróleo, dejó el Elíseo con una deuda públicadel 20,7% del PIB - menor que la que había encontrado-y un déficitdel 0,3%. Cualquier país de la zona euro soñaría con estar hoy en semejante situación. Durante sus dos septenios (1981-1995), en los que se incluyen dos periodos de cohabitación con gobiernos de derechas - con Jacques Chirac y Édouard Balladur-,Mitterrand elevó la cuenta al 55,5% del PIB. Una vez investido Jacques Chirac presidente de la República,nada cambió esencialmente en este terreno. Al cabo de sus dos mandatos (1995-2007), que incluyen tambiénun periodo de cohabitación con el socialista Lionel Jospin al frente del Ejecutivo, la deuda se había colocado ya en el 64,2% del PIB...

Esta deriva, sobre el papel, tendría que haber cambiado con la llegada de Nicolas Sarkozy al poder. Su primer ministro, François Fillon, lo proclamó nada más ser designado, en el 2007, con una controvertida frase que encerraba un notable grado de osadía: "Estoy al frente de un Estado en quiebra", dijo el jefe del Gobierno francés,sin que se sepa todavía quéera más atrevido: si dramatizar el estado de las finanzas públicas- algo que hoy sería letal-o ponerse políticamente por encima del jefe del Estado. En cualquiera de los casos, las proclamas no fueron seguidas de hechos y cuatro años y medio después,la deuda se come ya el 86,2% del PIB y el déficitha alcanzado récordshistóricos. Nicolas Sarkozy ha adelgazado la Administración - a base de amortizar la mitad de los puestos de trabajo de los funcionarios que se jubilan-,pero esta ganancia no ha compensado ni de lejos los regalos fiscales realizados al inicio de su mandato. El presidente francésha esperado al año 2011 a aprobar sus primeros planes de austeridad, por un montante - 19.000 millones de euros en total, la mayor parte procedente de subidas de impuestos y sólo en menor medida de un recorte del gasto-que algunos observadores consideran irrisorio. Entre ellos, Jacques Attali, quien a partir del informe de su comisión de expertos sobre el Crecimiento del 2010 propugnaba recortar 95.000 millones de euros en tres años. "El primer plan de Fillon no estaba a la altura y el segundo, tampoco", considera a la luz de sus propuestas. Radu Vranceanu entiende que, desde el punto de vista de la sostenibilidad de la deuda a largo plazo, las medidas gubernamentales "son suficientes". "El Gobierno ha hecho lo que debía", asegura. Aunque, a la vez, expresa serias dudas de que los recortes, que "no son de un rigor extraordinario", devuelvan la confianza a los inversores.

jueves, 17 de noviembre de 2011

El átomo de la discordia

El futuro de la energía atómica en Francia, el país más nuclearizado del mundo tras Estados Unidos, va a situarse en primera línea del combate entre la derecha y la izquierda cara a las elecciones presidenciales de 2012. La consecución de un frágil acuerdo entre socialistas y ecologistas en este terreno –puesto ya en cuestión apenas veinticuatro horas después de firmado–, levantó ayer una dura ofensiva de la derecha contra el candidato del Partido Socialista al Elíseo, François Hollande, así como fuertes presiones del potente sector industrial nuclear.
La cuestión central es de gran calado: ¿va a seguir Francia los pasos de otros países europeos, como Alemania, y abandonar progresivamente la energía atómica? Tratándose del segundo país con más reactores nucleares del mundo –un total de 58, que generan el 76% de la energía eléctrica–, con un potentísimo sector industrial que da trabajo directa e indirectamente a 400.000 personas y en el que cuenta con grandes líderes mundiales –Areva, EDF–, la pregunta no es menor.
“Aberración”, “regresión”... el ministro de Industria, Eric Besson, no encontraba ayer palabras suficientemente duras para calificar el contenido del acuerdo electoral firmado en la madrugada de ayer por los socialistas y los Verdes para las elecciones legislativas del año que viene, en el que se prevé reducir, de aquí al año 2025, la energía eléctrica de origen nuclear del 76% actual al 50%, lo que comportará el cierre de 24 reactores. “Se trata de una amputación”, se exclamó Besson, quien anunció una cascada de consecuencias negativas para el país: desde el encarecimiento de la energía para los consumidores a la pérdida de puestos de trabajo –el presidente de la eléctrica EDF, Henri Proglio, ha llegado a hablar de un millón–, pasando por deslocalizaciones industriales y pérdidas de exportaciones, aparte de un aumento de la contaminación atmosférica y pérdida de independencia energética.
El acuerdo entre el PS y la coalición Europa Ecología-Los Verdes –que incluye la cesión de varias decenas de circunscripciones electorales a los ecologistas– recoge las tesis de François Hollande, favorable a reducir el peso de la energía nuclear pero hostil a su abandono total. El candidato socialista también se opuso terminantemente a la suspensión del proyecto del reactor nuclear de tercera generación EPR, que se construye actualmente en Flamanville (Normandía) como reclamaban los Verdes. El pacto a punto estuvo de naufragar por esta causa, pero finalmente los ecologistas aceptaron dejarlo provisionalmente de lado.
Puede que en vano. El acuerdo volvía a estar anoche en el alero, después de que el PS decidiera retirar asimimismo del documento la referencia a la “reconversión” –abandono, según los Verdes– del sector de retratamiento de residuos nucleares y de fabricación del combustible MOX a partir del reprocesamiento de combustible ya usado. El grupo público Areva admitió ayer haber intervenido para advertir a los dirigentes socialistas de las repercusiones económicas, industriales y laborales de semejante decisión. Esta marcha atrás desconcertó a los ecologistas, quienes podrían dar por roto el acuerdo.

sábado, 12 de noviembre de 2011

El sátiro de la República

Un político puede sobrevivir a una condena judicial. Y si no, ahí está el ejemplo del ex primer ministro francés Alain Juppé, condenado en 2004 a un año de inhabilitación por malversación de fondos públicos –en el mismo caso por el que ha sido juzgado ahora Jacques Chirac–, hoy reconocido ministro de Asuntos Exteriores y eventual aspirante algún día al Elíseo. Pero difícilmente puede sobrevivir al ridículo.
Apartado de la carrera presidencial de 2012 debido a la acusación de violación presentada en su contra por la fiscalía de Nueva York –luego retirada por falta de pruebas–, Dominique Strauss-Kahn ha caído finalnente fulminado no tanto por la acumulación de escandalos sexuales y la gravedad de algunas de las sospechas que recaen sobre él como por la burla y la chanza de que es víctima en Francia. Convertido en objeto de pitorreo nacional, la imagen del ex director del Fondo Monetario Internacional (FMI) ha quedado irremediablemente, definitivamente, arruinada.
Presentado como un libidinoso, semicubierto con un batín estampado de leopardo –“Perdone mi vestimenta, acabo de salir de la ducha”, repite como una letanía–, el títere de Strauss-Kahn se ha convertido en la estrella del popular programa de marionetas Les Guignols de l’Info, emitido diariamente por Canal Plus. El personaje, rebautizado mordazmente como “DSK. Homo Erectus”, aparece regularmente en pantalla y es tratado de forma corrosiva. Baste, como ejemplo, un trozo escogido del diálogo entre el falso presentador del telediario y el sosias de Strauss-Kahn emitido el pasado jueves:
–“Tras Grecia y España, Italia está ahora en la tormenta. Y pronto lo estará Francia. Díganos, ¿qué hacer en caso de pánico?
–Es muy sencillo. En caso de pánico, de entrada, se hace salir a la prostituta de la habitación. Después, se cogen unas toallitas para secarse los genitales...
–¡No, no, no...! Esta noche está aquí para hablar de economía.
–Es cierto que es otra de mis especialidades...”.
La violencia de los ataques humorísticos de que es objeto Strauss-Kahn en los guiñoles de Canal Plus sólo tiene parangón con los que le lanza, también regularmente, el dibujante Plantu desde la portada del vespertino Le Monde, de cuya tira cómica DSK se ha convertido en un personaje casi permanente. Apenas hay tema, le concierna o no, en el que no aparezca, ni que sea colateralmente. Al igual que en televisión, la caricatura de DSK aparece aquí con un sempiterno batín.
Uno de los chistes más ácidos de los publicados por Plantu es el que presenta a Strauss-Kahn como un –sospechosamente– solícito “tío” de la recién nacida Giulia Sarkozy, claramente reconocible por su semejanza con la caricatura del presidente de la República. “Suerte que estoy yo aquí para ocuparme de la pequeña”, le hace decir a DSK el autor...
El humorista Stéphane Guillon, desembarcado en 2010 de la radio pública France Inter por sus inquisitivas bromas sobre políticos, puede jactarse de haber sido un pionero. Ya en febrero de 2009, a resultas del escándalo del affaire entre Strauss-Kahn y la economista del FMI Piroska Nagy, Guillon ironizó en directo por radio sobre la inminente entrevista con el ex ministro socialista anunciando la falsa adopción de medidas excepcionales de seguridad para proteger al “personal femenino” de la emisora, entre ellas la disolución de bromuro en su café... Strauss-Kahn protestó entonces airadamente. Hoy, impotente, nada puede hacer para detener el diluvio de mofas y escarnios que le caen encima.
Cierto es que los humoristas siguen teniendo material en el que inspirarse. Archivado en Estados Unidos el caso de la supuesta violación de la camarera del hotel Sofitel de Nueva York Naffisatou Diallo –aunque todavía en trámite la demanda civil–, archivada también en Francia la denuncia por intento de violación de la periodista y escritora Tristane Banon en 2003, el nuevo escándalo de proxenetismo en hoteles de lujo de Lille sigue salpicando abundantemente a Strauss-Kahn.
Las investigaciones policiales han revelado las estrechas relaciones del ex director del FMI con un grupo de personas de Lille –un relaciones públicas, un empresario, un alto cargo de la policía...–, que al parecer organizaban citas con prostitutas de lujo y fiestas picantes para Strauss-Kahn, así en Lille como en París, Madrid, Viena o Washington. Las últimas revelaciones vienen de mensajes de texto que Strauss-Kahn habría enviado con su teléfono móvil a uno de los encausados, el empresario y militante socialista Fabrice Paszkowski, encarcelado desde finales del pasado mes de octubre.
Strauss-Kahn pidió ayer de nuevo, a través de sus abogados, poder declarar ante los jueces que instruyen el caso para poner fin a los rumores, mientras denunciaba el “linchamiento mediático” al que dice estar siendo sometido. El interrogatorio de DSK puede estar bien próximo.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Francia, en el punto de mira

Un patinazo –¿incomprensible?– de la agencia de notación Standard & Poor’s, que anunció por error la degradación de la calificación de la deuda francesa, causó ayer tarde un momento de pánico en Francia, donde el mantenimiento de la máxima nota –la famosa triple A– ha sido convertido por el presidente Nicolas Sarkozy en una causa nacional. Al final fue sólo un susto. Pero puede ser una premonición. Sometida a vigilancia por parte de Moody’s, la calificación máxima de Francia pende hoy de un hilo y, al decir de numerosos observadores, su pérdida no ofrece dudas: es sólo cuestión de tiempo. Lo más significativo del traspiés de Standard & Poor’s, rápidamente rectificado por otra parte, es que fue inmediatamente creído. Sin generar un asomo de duda.
El ambiente en Francia es eléctrico. La tormenta financiera que descarga sobre Italia ha empezado a salpicar a a este lado de los Alpes. Hasta el punto de que la pregunta “¿puede ser la segunda economía de Europa el próximo objetivo de los ataques de los mercados financieros?” ha dejado de ser un tabú. Las señales emitidas por los mercados son muy poco tranquilizadoras.
La diferencia –spread– entre los tipos de interés de las obligaciones a 10 años de Alemania y Francia alcanzó ayer un nuevo récord, situándose en algo más de 170 puntos de base. Los dos grandes motores económicos de Europa mantienen oficialmente la misma calificación –AAA–, pero mientras los alemanes pagan un 1,77% de interés, los franceses deben pagar un 3,45%. Poco importa que, para Francia, sea uno de los tipos de interés históricamente más bajos. Lo preocupante es que el spread con Alemania –que era de sólo 30 puntos el pasado mes de mayo– no para de crecer.
Los analistas consideran que,más allá del efecto llamada que los bonos alemanes ejercen sobre los inversores, los mercados dejan traslucir su desconfianza hacia Francia. Tanto por la exposición de sus bancos a la deuda soberana italiana como por el estado de sus cuentas públicas. “No nos hagamos ilusiones, en los mercados la deuda francesa ya no es AAA. No hagamos las cosas por una nota perdida”, advertía ayer desde las páginas del diario económico La Tribune Jacques Attali, que presidió la comisión de expertos sobre el crecimiento.
Lo más llamativo es que esta situación se produce después de que, el pasado lunes, el primer ministro, François Fillon, anunciara el segundo plan de austeridad desde el verano, que comportará un ajuste adicional de 7.000 millones de euros sobre los Presupuestos del Estado de 2012, que se añaden a los 12.000 millones del plan de agosto. El objetivo oficial es reducir el déficit el déficit al 3% en 2013 y alcanzar el equlibrio presupuestario en 2016.
El problema, para Francia, es que no son sólo los mercados quienes desconfían. También la Comisión Europea pone en duda las previsiones y cálculos de París. Si el Gobierno francés acaba de revisar a la baja su previsión de crecimiento para el año que viene –del 1,75% al 1%–, Bruselas lo rebajó ayer aún más, hasta situarlo en el 0,6%. Una evolución más acorde con la marcha actual de la economía francesa: el Banco de Francia anunció el miércoles que prevé un crecimiento cero para el cuatro trimestre.
A la vista de las circunstancias, el comisario europeo de Asuntos Económicos, Olli Rehn, advirtió ayer que cara a 2013 “serán necesarias medidas suplementarias para corregir el déficit público excesivo” e instó a París a “anunciar lo más rápidamente posible” lo que pretende hacer para cumplir los objetivos de la UE.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Sakozy, Obama y el "mentiroso" de Netanyahu

Para nadie es un secreto que fuera de los focos las discusiones entre los líderes políticos mundiales tienen poco que ver, por su nivel de franqueza, con sus habitualmente aterciopeladas declaraciones públicas. En la mayoría de las ocasiones –diplomacia obliga–, las broncas sólo se conocen a tiro pasado, a partir de versiones de segunda mano. Y sólo muy raramente se ofrece a unos pocos la posibilidad de escucharlas en directo.
Esto es exactamente lo que les pasó a un puñado de periodistas que el jueves pasado esperaban pacientemente el inicio de la conferencia de prensa de los presidentes de Francia y Estados Unidos, Nicolas Sarkozy y Barack Obama, en la cumbre del G-20 en Cannes, mientras ambos mandatarios mantenían su reunión en una sala cercana.
Por un error, o por un exceso de anticipación, ambos líderes tenían ya colocados y activados los micros de la conferencia de prensa, pese a que la entrevista todavía no había acabado. Perfectamente al caso, la organización empezó a distribuir entre los periodistas presentes que lo precisaban los transmisores de la traducción simultánea, pero reteniendo los auriculares. Alguna alma cándida, o excesivamente confiada, explicó a los presentes el porqué, consiguiendo que los pocos que llevaban auriculares personales encima los conectaran inmediatamente para escuchar lo que se decía.
Y lo que escucharon, según reveló el sitio web francés Arrêt sur images, dirigido por el periodista Daniel Scheneidermann, no duró más de tres minutos pero fue realmente jugoso.
Al margen de la crisis financiera de la zona euro, los presidentes de Estados Unidos y deFrancia dedicaron la parte final de su conversación al conflicto de Oriente Medio. Obama reprochó a Sarkozy no haberle prevenido del voto francés a favor del ingreso de Palestina en la Unesco. “No me gustó tu modo de presentar las cosas. Nos debilitó. Nos deberías haber consultado. Pero bueno, ahora eso ya ha pasado”, le dijo.
Más tarde, la conversaciòn derivó hacia el papel del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, a quien Francia acusa de obstaculizar el proceso de paz. Sarkozy, que hace un tiempo se dijo “decepcionado” por Netanyahu, esta vez fue más allá, al decirle a su interlocutor: “No puedo verlo, es un mentiroso”. A lo que el estadounidense, lejos de defender al israelí, apostilló: “Tú estás harto de él, pero ¡yo tengo que tratar con él todos los días!”. El Elíseo no hizo ayer comentarios al respecto.
Pillados en falta, confrontados a la obligación de respetar el carácter privado de la conversación, los periodistas aceptaron la petición de la organización de no difundir el contenido de lo escuchado. Tanto por motivos deontológicos como por la voluntad de no crearles un problema a los miembros del servicio de prensa. Sólo el periodista de Le Monde Arnaud Leparmentier evocó la charla en su blog. Pero sin desvelar las palabras pronunciadas.

martes, 8 de noviembre de 2011

Carlos, profesional del terror

"Yo soy revolucionario de profesión”. Con esta facundia, y una provocadora sonrisa en los labios, se presentó ayer el venezolano Ilich Ramírez Sánchez, alias Carlos, ante el tribunal de París que le juzga por cuatro atentados mortales perpetrados en Francia en los años ochenta. A sus 62 años, canoso y tripudo, quien fuera el terrorista internacional más buscado por las policías de todo el mundo, visto por algunos como un héroe de la causa palestina y de la revolución mundial, es hoy una sombra del mito que fue. Encarcelado en Francia desde 1994, donde cumple una condena de cadena perpetua por el asesinato de tres hombres –dos agentes de los servicios de información y un informante– cometido en 1975 en París, del escurridizo Chacal sólo queda un rastro de sangre. Y el espectro de una época en que el terrorismo palestino y de la extrema izquierda sembraban la muerte en las calles de Europa.
Encuadrado en el Frente Popular de Liberación de Palestina (FPLP) –desde donde saltó a la fama con el secuestro de los ministros de la OPEP en Viena en diciembre de 1975–, Carlos pasó después a actuar por libre, amparado por algunos regímenes comunistas del Este y algunas capitales árabes. La caída del telón de acero precipitó su final, consumado en 1994 con su secuestro por agentes secretos franceses en Sudán y su conducción a Francia.
En absoluto arrepentido de su pasado de violencia, Carlos se jactaba todavía el domingo pasado, en una entrevista publicada por el diario venezolano El Nacional, de haber dirigido o llevado a cabo más de un centenar de ataques y atentados con un balance de 1.500 a 2.000 muertos, entre los cuales –precisaba con despampanante autoindulgencia– “sólo” había 200 víctimas civiles. “Menos del 10% de inocentes sufrieron por eso”, argumentaba.
Curiosamente, el venezolano niega hoy toda implicación en los cuatro atentados cometidos en Francia por los que está siendo juzgado, y en los que murieron 11 personas y otras 150 resultaron heridas. Los cuatro atentados, que en la época no tuvo reparos en reivindicar a través de comunicados, perseguían forzar al Gobierno francés a liberar a dos de sus camaradas, Magdalena Kopp –con la que acabaría casándose y teniendo una hija– y Bruno Bréguet, dos antiguos militantes de la banda alemana Baader-Meinhof detenidos por la policía francesa el 16 de febrero de 1982.
El primer ataque se produjo el 29 de marzo, cuando una bomba explotó en un tren –el Capitole– cerca de Limoges, causando cinco muertos. El 22 de abril, coincidiendo con el inicio de la vista contra los dos activistas, un coche bomba explotó en la calle Marboeuf de París, provocando la muerte de una mujer. Los otros dos atentados se produjeron el 31 de diciembre de 1983: sendos artefactos fueron explosionados en el TGV Marsella-París y en la estación marsellesa de Saint-Charles, causando respectivamente tres y dos muertos.
Los abogados de Carlos, Isabelle Coutant-Peyre –su actual esposa– y Francis Vuillemin, intentaron retrasar ayer el proceso renunciando a la defensa. Alegaron para ello que puesto que Ramírez había perdido la ayuda económica que recibía de Venezuela no podía pagarles. El presidente del tribunal, Olivier Leurent, decidido a llevar el juicio hasta el final los nombró de oficio en el acto y los obligó a seguir en la sala. El juicio quedará visto para sentencia el 16 de diciembre.

Cuando las barbas de tu vecino veas...

Con un ojo puesto en Grecia y el otro en Italia, Francia se dispone a su vez a dar una vuelta de tuerca en su política de austeridad. Aumento del tipo reducido del IVA –del 5,5% al 7%–, subida del impuesto de sociedades a las grandes empresas y de la imposición sobre el capital, reducción generalizada de las desgravaciones fiscales, aceleración de la reforma de las pensiones, congelación de las prestaciones sociales... El nuevo plan de ajuste aprobado ayer por el Gobierno de Nicolas Sarkozy, consecuencia de la revisión a la baja de la previsión de crecimiento para 2012 –del 1,75% al 1%–, va a endurecer considerablemente la situación en Francia, donde la oposición socialista habla ya de una “dilapidación del model social francés”.
“La palabra quiebra ha dejado de ser una palabra abstracta”, afirmó el primer ministro, François Fillon, en alusión implícita al caso griego, para justificar la necesidad de una decidida política de reducción del déficit y la deuda. “El mantenimiento de nuestra soberanía financiera exige esfuerzos e incluso sacrificios”, dijo. Y añadió: “Nuestro país debe arremangarse”. El plan del Gobierno, que amplía el ya aprobado a finales de agosto, mantiene el objetivo de reducir progresivamente el déficit –al 4,5% en 2012 y al 3% en 2013– con la perspectiva de alcanzar el equilibrio presupuestario en 2016, para lo cual prevé economizar durante este periodo unos 64.700 millones de euros, 7.000 millones de los cuales en 2012. Una cura de austeridad que pretende salvaguardar la AAA puesta bajo vigilancia por Moody’s.
El Gobierno francés pretende conseguir este ahorro recortando gastos y subiendo impuestos –más o menos mitad y mitad–, algo que contrasta fuertemente con las promesas de Sarkozy de no aumentar la presión fiscal. La medida que más impacto tendrá sobre más gente es el aumento del tipo reducido del IVA del 5,5% al 7% –como en Alemania–, aplicable a productos y servicios exceptuando la alimentación y la energía. Los sindicatos ya han amenazado con movilizaciones.
Las subidas de impuestos, sin embargo, no acabarán aquí. El Gobierno impondrá asimismo durante dos años un recargo del 5% del impuesto de sociedades a las empresas con más 250 millones de euros de cifra de negocios; elevará del 19% al 24% el tipo del impuesto sobre dividendos e intereses; congelará los baremos del impuesto de la renta, del impuesto sobre la fortuna y de sucesiones –en lugar de actualizarlos en función de la inflación–, por lo que los contribuyentes que aumenten su renta subirán más fácilmente de tramo y pagarán más, y, finalmente, reducirá en un 15% el valor de todas las desgravaciones fiscales existentes –los denominados nichos– y alguna será incluso totalmene suprimida.
La otra medida conflictiva es la aceleración del ritmo de implatación de la reforma de las pensiones. La nueva edad legal de jubilación, fijada en 62 años, deberá alcanzarse ahora en el año 2017, un año antes de lo previsto, lo que de aquí a 2016 permitirá ahorrar 4.400 millones de euros.


Sueldo congelado en el Elíseo

El sueldo del presidente de la Repúlica, del jefe del Gobierno y de los ministros será congelado hasta el retorno al equilibrio presupuestario, lo que está previsto alcanzar en 2016. Fillon invitó formalmente a los dirigentes de las grandes empresas francesas –en particular las que figuran en la lista CAC40 de la Bolsa– a seguir el ejemplo. Los partidos verán reducidas un 5% las ayudas públicas.


Pestaciones sociales

Las ayudas a la familia y a la vivienda sólo aumentarán un 1%, en lugar de actualizarse con la inflación. El gasto de la Seguridad Social en materia de salud se recortará en 700 millones.


sábado, 5 de noviembre de 2011

Tras Grecia, Italia...

La cumbre del G-20 arrancó el jueves en Cannes con Grecia hundiéndose en el abismo - y amenazando con arrastrar detrás de sí a toda la zona euro-y acabó ayer, viernes, con Italia señalada con el dedo como el nuevo eslabón débil de la cadena. La desconfianza de los mercados financieros hacia la situación de Italia - lastrada por un deuda de 1,9 billones de euros y obligada a endeudarse a elevadísimos tipos de interés (6,4%)-y el temor a una extensión de la crisis de la deuda a la tercera economía de Europa han acabado forzando al primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, a aceptar la supervisión exterior.

La Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional (FMI) van a colocar a partir de ahora a Italia bajo control. La decisión, adoptada de común acuerdo durante la cumbre del G-20, aparece formalmente como un gesto voluntario del Gobierno italiano para tranquilizar a los mercados. Pero esta benévola presentación de las cosas no oculta el hecho de que la política de ajustes del Gabinete de Berlusconi va a ser "evaluada", "supervisada" y "verificada" por la Comisión Europea y el FMI, que cada tres meses enviarán a sus expertos a Roma para controlar la aplicación efectiva de las reformas comprometidas por el primer ministro italiano en la cumbre de Bruselas del 26 y 27 de octubre, en particular las reformas de las pensiones y del mercado de trabajo, así como el programa de privatizaciones.

El control no afecta tanto al contenido de las reformas, decididas ya por el Gobierno taliano, como a su real implementación. Italia no necesita por el momento ninguna ayuda financiera internacional, y de lo que se trata precisamente es de que eso no llegue a ser necesario. "Italia tiene enormes activos", reconoció ayer el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, quien no obstante subrayó que la superación de la crisis - que "en parte es psicológica"-precisa la adopción de medidas que restablezcan la confianza de los mercados. La "invitación" a la intervención del FMI en Italia - dijo-es un ejemplo. Como ilustró con franqueza la directora del Fondo Monetario, Christine Lagarde, el problema de Italia es de "falta de credibilidad".

La crisis de la zona euro ha acabado centrando la cumbre de Cannes. Los países del G-20, que habían exigido a los europeos un plan creíble para salir del atolladero, han valorado las medidas acordadas en la cumbre de Bruselas, pero han acordado reforzarlas. Una vez más, con la intervención del FMI, como había planteado Barack Obama, que tras la cena oficial del jueves se reunió durante una hora con todos los dirigentes europeos presentes en Cannes: Nicolas Sarkozy; la canciller alemana, Angela Merkel, Silvio Berlusconi; José Luis Rodríguez Zapatero, y los presidentes del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, y de la Comisión, José Manuel Durao Barroso.
Los países de la zona euro acordaron en las horas previas al inicio de la cumbre del G-20 acelerar las medidas decididas en Bruselas, y en particular la ampliación de la dotación del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) -que debe pasar de 440.000 millones de euros a un billón-, con el fin de evitar que la crisis abierta en Grecia por el anuncio de controvertido referéndum no se extendiera a otros países, como Italia o España.

Para que este "cortafuegos" funcione eficazmente, el FEEF será reforzado desde el exterior. Descartada la implicación del Banco Central Europeo (BCE) –a lo que se opone Alemania– será el FMI quien asuma este papel. Con este fin, los países del G-20 acordaron ampliar los recursos del Fondo Monetario –algo que antes de la espantada de Grecia era rechazado por países como Estados Unidos o Alemania–, aunque la fórmula exacta debe definirse de aquí a la próxima reunión de minsitros de Economía programada en febrero. El FMI verá asimismo ampliadas sus funciones, con la creación de una nueva línea de créditos a corto plazo, más flexibles, para ayudar a aquellos países que, pese a aplicar una política económica rigurosa y una situación sólida, tengan problemas de liquidez a causa de ataques exteriores.

ALIVIO DE ESPAÑA

Hay veces que figurar en el comunicado final de una cumbre internacional, como le sucedió ayer a Italia, es algo parecido a una condena. No es el caso de España, que ha atravesado la prueba sin dificultades. E incluso con elogios, como los que reiteró al principio de la cumbre el presidente francés, Nicolas Sarkozy, al valorar el esfuerzo y el sentido de la responsabilidad tanto del Gobierno como de la oposición. Lo cierto es que, a diferencia de Italia, nadie ha pedido a España estos días ninguna medida adicional de ajuste. El presidente del Gobierno español, José Luis Rodriguez Zapatero, aprovechó la oportunidad para sacar pecho y desautorizar a quienes han “encasillado” a España entre los países problemáticos de Europa. Zapatero reivindicó que las reformas adoptadas han permitido evitar le necesidad de pedir ayuda al exterior -“España es capaz de financiarse por sí misma”, remarcó– y, como consecuencia, la imposición de condiciones más duras.

Contra la crisis, pasito a pasito

Los países del G-20 acordaron una estrategia global, coordinada, para relanzar la economía mundial y salir del marasmo que amenaza con una nueva recesión. Según los términos del acuerdo, el plan de acción por el crecimiento marca compromisos diferentes en función - forzosamente-de la situación en que se encuentre cada país. Así, la mayoría de los países desarrollados, con una situación difícil de sus finanzas - entre los que se cuenta España, pero también Francia y el Reino Unido-,deben seguir dando prioridad a las políticas de consolidación fiscal y presupuestaria. A los demás, en cambio, se les pide un mayor compromiso para relanzar la actividad.

Los que tengan una situación más sólida, como Alemania, deberían dejar funcionar los "mecanismos de estabilización automáticos", es decir, dejar que aumente el déficit por el efecto natural de ralentización de la economía. Y los que presentan excedentes corrientes importantes, como China y otros países emergentes, se comprometen a adoptar reformas que impulsen la demanda interna y a introducir una mayor flexibilidad en sus tipos de cambio. Este último compromiso, por vago que aparezca, introduce una novedad muy importante, y así lo valoró el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, pues significa que China empieza a aceptar la necesidad de revisar el tipo de cambio del yuan, como le piden los occidentales.

En el comunicado final, los países del G-20 se comprometen a potenciar la dimensión social de la globalización, ofreciendo una especial atención al problema del empleo de los jóvenes y al establecimiento - como principio-de un "zócalo" mínimo de protección social en todo el mundo. Eso sí, adaptado a la realidad de cada país.

A nivel financiero, la cumbre aprobó como estaba previsto una lista de bancos de importancia sistémica mundial - esto es, cuyos problemas podrían tener repercusiones a escala global, como la quiebra de Lehman Brothers en el 2008-,que serán sometidos a una vigilancia reforzada y a los que se exigirá un incremento adicional de sus fondos propios. En la lista, integrada por 29 establecimientos, está el español Banco Santander.

En este ámbito, el G-20 se puso asimismo de acuerdo en regular el denominado shadow baking, para evitar que las mayores exigencias impuestas a los bancos deriven a otras entidades financieras que no tienen el estatuto de banco las actividades más arriesgadas. "No permitiremos el retorno a los comportamientos precrisis en el sector financiero", señala con contundencia el comunicado. Asimismo, se refuerza la presión sobre los países - una lista de un total de once-que no han adaptado su legislación a las nuevas exigencias mundiales y que siguen actuando como paraísos fiscales.

Tal como quería Francia, en la cumbre se acordaron también una serie de medidas - en materia de información y regulación-destinadas a reducir la volatilidad de los precios agrícolas, así como de los mercados de la energía. A medio plazo, los países del G-20 se comprometen a acabar con los subsidios a los combustibles fósiles.

La cumbre se puso asimismo de acuerdo en la necesidad de prevenir la tentación del proteccionismo y acordó buscar nuevos métodos y nuevas vías de aproximación para revitalizar las negociaciones de la ronda de Doha sobre el comercio internacional.

Uno de los debates a priori más conflictivos era el de la instauración de una tasa sobre las transacciones financieras para obtener nuevos recursos con los que financiar la ayuda al desarrollo. Una opción, entre otras, planteada en el informe elaborado por el fundador de Microsoft, Bill Gates, y del que el presidente francés, Nicolas Sarkozy, ha hecho una bandera. El comunicado final incluye esta medida como una posibilidad - sin ningún compromiso-y da vía libre a que los países que lo deseen la apliquen. Sarkozy ya anunció el acuerdo de Francia, Alemania, España, Argentina y Brasil, entre otros, para ponerla en práctica. La Comisión Europea ya trabaja en ello.

viernes, 4 de noviembre de 2011

La zona euro, foco de inquietud

"No podemos aceptar la explosión del euro, porque eso supondría la explosión de Europa", afirmó anoche con tono grave - aunque con un aspecto un poco más distendido que la víspera-el presidente francés, Nicolas Sarkozy, determinado junto con la canciller alemana, Angela Merkel, a defender la moneda única e impedir el contagio de la crisis griega a otros países en situación difícil, como Italia o España. Para el resto de los países del G-20, sin embargo, el problema excede Europa, en la medida en que puede acabar arrastrando a la economía mundial a una nueva recesión, y no parecen dispuestos a dejar en las solas manos europeas la resolución de la crisis. El seísmo provocado por la iniciativa unilateral del primer ministro griego, Giorgos Papandreu, de someter a referéndum el plan de salvamento de Grecia acordado la semana pasada en Bruselas ha puesto demasiado en evidencia la fragilidad de la respuesta europea.

La cumbre del G-20, que ayer se inició oficialmente en Cannes, apenas tuvo ojos para otra cosa que para la situación en Grecia y la crisis de la zona euro. "La tarea más importante del G-20 en los próximos días es resolver la crisis en Europa", subrayó el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, tras su llegada a Cannes, donde mantuvo encuentros bilaterales con Sarkozy y Merkel. La presión sobre los europeos procedente de los países emergentes conocidos como BRICS - Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica-era asimismo apremiante.

Durante la tarde y noche de ayer, los representantes de los países de la eurozona yde las instituciones europeas negociaban con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y otros países del G-20, entre ellos Estados Unidos, la forma de reforzar el dispositivo diseñado por la zona euro para evitar un efecto dominó. Así lo reconoció Sarkozy cuando se le preguntó sobre la suficiencia del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) - que deberá estar dotado con un billón de euros-para hacer frente a una crisis de la deuda de un país como Italia. "Ese es precisamente el objeto de las discusiones", dijo el presidente francés, quien remarcó la necesidad de "hacer algo creíble, ambicioso y rápido".

Una de las cuestiones que están sobre la mesa es una mayor implicación del FMI, cuyos fondos podrían ser reforzados - a título voluntario, con la contribución de determinados países-y sus funciones ampliadas, estableciendo una nueva línea de créditos a corto plazo para países enfrentados a turbulencias externas.

Una minicumbre europea abordó, por la mañana, la necesidad de acelerar la puesta en práctica de los acuerdos de Bruselas, como medio de evitar la extensión de la crisis. El principal instrumento de este "cortafuegos", como lo definió un miembro de la delegación española, es la activación inmediata del Fondo Europeo de Estabilidad, que podría adoptar la forma jurídica de una agencia de financiación. El FEEF debería asegurar la compra de deuda en los mercados secundarios, ayudar a la recapitalización de los bancos cuando resulte necesario y, en caso extremo, la concesión de créditos para cubrir problemas de liquidez. En la reunión participaron Sarkozy, Merkel, el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, y el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi - miembros de la zona y del G-20-,así como los presidentes del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, y de la Comisión, José Manuel Durão Barroso, y la directora del FMI, Christine Lagarde.

La situación cambiante en Grecia parecía inclinar anoche a los dirigentes europeos hacia un prudente optimismo, más acusado en Sarkozy, más reservado en Merkel. El ultimátum lanzado al Gobierno griego la víspera con la congelación de toda ayuda internacional y la amenaza de una salida de la zona euro, parecía haber surtido efecto. El mismo efecto, como apuntó el presidente francés, de un "electrochoque".

ESPAÑA

José Luis Rodríguez Zapatero defendió ayer, en la primera jornada de la cumbre del G-20, en la población francesa de Cannes, la necesidad de compensar las políticas de ajuste y consolidación fiscal de aquellos países obligados imperativamente a hacer recortes - como España-con políticas de estímulo de la economía de la parte de aquellos países cuya situación económica se lo permite, según señalaron fuentes de la Moncloa. La ministra de Economía española, Elena Salgado, subrayó después que hay países con superávit comercial en todas las regiones del mundo - una forma elegante de señalar a Alemania, en Europa-,con capacidad para aplicar políticas que impulsen el crecimiento económico.

El presidente del Gobierno español coincidió en este terreno con otros dirigentes internacionales, entre ellos el presidente francés, Nicolas Sarkozy, persuadido de que una austeridad generalizada ahogará toda posibilidad de recuperación económica. Precisamente, uno de los objetivos principales de la presidencia francesa del G-20 es alumbrar al final de la cumbre una estrategia global, concertada, de salida de la crisis, en la que cada país sin embargo se comprometería a aplicar políticas adaptadas a su situación: la consolidación presupuestaria, en aquellos casos en que las finanzas públicas no dejen margen para otra cosa, y un mayor compromiso de quienes sí lo tienen para estimular la demanda interna.

En su intervención, Zapatero se alineó con la posición francoalemana en relación con Grecia - favorable por tanto a la suspensión de la ayuda internacional mientras aquel país no asuma los compromisos que adquirió en Bruselas-,pero pidió a la vez que el G-20 envíe al pueblo griego un mensaje de esperanza.

El presidente del Gobierno aprovechó que su intervención se produjo justo después de la del primer ministro británico, David Cameron, para subrayar que si el Reino Unido, pese a tener una deuda y un déficit superior a los españoles, no tiene los mismos problemas que España es porque el Banco de Inglaterra compra la deuda británica - de la que detiene un 20%-,mientras que no sucede lo mismo en la zona euro con el Banco Central Europeo (BCE). Zapatero, sin embargo, no tenía ninguna posibilidad de convencer a la canciller alemana, Angela Merkel, totalmente hostil a tal práctica.

Ultimátum a Grecia

No se muerde la mano de quien te da de comer. Con ese mensaje inequívoco, los máximos líderes europeos recibieron anoche en Cannes, en la Costa Azul francesa, al primer ministro griego, Giorgos Papandreu, convocado de urgencia por el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y la canciller alemana, Angela Merkel, la víspera de la cumbre del G-20, para abordar la situación creada por el inesperado anuncio griego de someter a referéndum el plan de ayuda aprobado la semana pasada por los países de la zona euro. La reunión acabó con un severo ultimátum: Grecia no recibirá ninguna nueva ayuda mientras no cumpla todos y cada uno de los compromisos que adquirió el pasado 27 de octubre. Si rechaza, deberá abandonar la zona euro.

El primer ministro griego reivindicó el derecho democrático a convocar un referéndum y se comprometió, a petición de sus socios, a acelerar al máximo su celebración, con el fin de no eternizar la actual situación de incertidumbre. Papandreu citó el 4 de diciembre como fecha probable.

Lo que a lo largo de toda la jornada de ayer planeó como una amenaza, se precisó por la noche, durante la tensa cena que mantuvieron, en el Palacio de Festivales de Cannes, Nicolas Sarkozy, Angela Merkel y Giorgos Papandreu - acompañados por sus ministros de Economía, François Baroin, Wolfgang Schäuble y Evangelos Venizelos-,junto con la directora general del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, y los representantes de las instituciones europeas: el presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy; el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, y el presidente del Eurogrupo y primer ministro de Luxemburgo, Jean-Claude Juncker.

Al término de la cena, cerca ya de las once y media de la noche, Sarkozy y Merkel comparecieron para reafirmar su determinación de aplicar los acuerdos del 27 de octubre - que se comprometieron a acelerar-y de situar la salvación del euro como moneda común y estable por encima de cualquier otra consideración: incluida la permanencia de Grecia en la zona euro, una eventualidad hasta no hace mucho totalmente descartada por los líderes europeos. El tabú se ha roto.

La primera medida adoptada anoche es la congelación de toda nueva ayuda a Grecia, por parte de la Unión Europea y del FMI mientras este país no cumpla todos y cada uno de los compromisos adquiridos con sus socios europeos. "Si no se cumplen las reglas no habrá ni un céntimo", remarcó Sarkozy con brutal claridad. Grecia debía recibir en noviembre 8.000 millones de euros, correspondientes al sexto tramo de la ayuda internacional comprometida. Ahora, como confirmó por su parte Christine Lagarde, este dinero quedará en suspenso, agravando el riesgo de una posible bancarrota.

Los griegos deberán asumir sus obligaciones, subrayaron Sarkozy y Merkel al unísono, si quieren recibir la ayuda europea y si - y esto es totalmente nuevo-quieren seguir dentro de la zona euro. Ambos mandatarios asimilaron un eventual rechazo griego a las condiciones del plan de salvamento a una autoexclusión de la moneda única. Lo de menos es la pregunta: un no será interpretado como un no a Europa. "Grecia debe decidir si quiere seguir en el euro o no", afirmó el presidente francés, a lo que Merkel, que se dijo dispuesta a asumir decisiones "difíciles y duras", apostilló: "Queremos que Grecia siga en el euro. Si decide lo contrario, respetaremos su elección, pero no reunciaremos al euro".

Papandreu no se llamó a engaño. "Lo que está en juego [ en el referéndum] es saber si queremos seguir en la zona euro, eso está muy claro", declaró poco después de la reunión a los medios de comunicación. El primer ministro griego cree posible articular un amplio consenso en su país a favor de esta permanencia. Pero sus socios no lo ven tan claro.

La canciller alemana expresó, por otra parte, su convicción de que la puesta en marcha y aplicación del acuerdo del 27 de octubre bastará para asegurar la estabilidad de la zona euro, aun en el caso de una salida griega de la modena única. Merkel y Sarkozy acordaron una rápida puesta en marcha del Fondo Europeo de Estabilidad, para lo que hoy mismo mantendrán una reunión los ministros de Economía alemán y francés con el comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn.

La cuestión griega monopolizó ayer la jornada previa a la cumbre del G-20, que se desarrollará entre hoy y mañana en Cannes. Y aún seguirá en la mañana de hoy, antes del inicio formal de la cumbre con un almuerzo. Nicolas Sarkozy convocó para media mañana una reunión de los jefes de Estado y de Gobierno de la zona euro que forman parte también del G-20 - esto es, Francia, Alemania, Italia y España-así como los responsables de la UE, para acudir a la cumbre con una única voz. El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, avanzó por ello su viaje a Cannes, donde aterrizó anoche.

La inesperada - y arriesgada-jugada del primer ministro griego de convocar un referéndum ha dinamitado la estrategia de Sarkozy - presidente de turno del G-20-cara a la cumbre. El presidente francés quería llegar a la cita con la crisis de la zona euro resuelta y poner el acento en otros ámbitos. Raté...

Integristas contra caricaturistas

En el 2006, los integristas islámicos inundaron de amenazas al semanario satírico francés Charlie Hebdo por haber osado publicar las controvertidas caricaturas del profeta Mahoma. Cinco años después, han pasado al acto. Unos desconocidos perpetraron en la noche del martes al miércoles un atentado contra la sede de la publicación, situada en el bulevar Davout (en el distrito 20 de París), sobre la que lanzaron al menos un cóctel molotov. El fuego prendió en el sistema informático y destruyó completamente la redacción del semanario. Debido a la hora en que se produjo el ataque, no hubo heridos.

Al cierre de esta edición, el atentado - así lo calificó el ministro del Interior, Claude Guéant-,no había sido reivindicado y la policía no daba por cerrada ninguna pista. Sin embargo, el director de Charlie Hebdo,el diseñador Charb, no dudó en vincularlo directamente a la aparición del número de esta semana, dedicado al triunfo de los islamistas en las elecciones tunecinas y titulado provocativamente Charia Hebdo."En los últimos días hemos recibido numerosas cartas de protesta, insultos y amenazas, a través de Facebook y Twitter", explicó. Como para corroborar sus palabras, el sitio web del semanario sufrió ayer el ataque de piratas informáticos, que colgaron de su página principal una foto de la gran mezquita de La Meca y la frase en inglés "Not god but Allah" (No hay más dios que Alá).

El ataque no evitó, sin embargo, que el número saliera ayer a la calle. Ya fuera por curiosidad, por solidaridad, por afán coleccionista, o por todo un poco, el semanario se agotó en la mayoría de quioscos en unas horas.

"Todo ha quedado destruido", se lamentaba ayer Patrick Pelloux, cronista del semanario, afectado por los efectos del atentado. Para evitar que la publicación deje de salir la semana que viene a causa de este ataque, el director del diario Libération,Nicolas

Demorand, ofreció albergar en sus locales a la redacción de Charlie Hebdo el tiempo que haga falta. Dicho y hecho, los responsables del semanario empezaron a instalarse a primera hora de la tarde.

"Nosotros sólo hemos hecho nuestro trabajo. Nosotros hacemos humor. La provocación la hacemos todas las semanas", explicó el director de la revista en la emisora de radio Europe 1, donde aclaró que el número dedicado al empuje islamista en Túnez y Libia no incluye ninguna caricatura de Mahoma, que aparece presentado como "un tipo gracioso".

Toda la clase política francesa reaccionó de forma unánime para condenar el ataque contra Charlie Hebdoydefenderla libertad de expresión. El primer ministro, François Fillon, expresó su "indignación" por el atentado y pidió al ministro del Interior que se esclarezcan los hechos y se persiga a sus autores. En términos parecidos se expresaron ministros como Nathalie Kosciusko-

Morizet o Xavier Bertrand, así como el secretario general de la UMP, Jean-François Copé. Lo mismo hicieron el candidato del Partido Socialista al Elíseo, François Hollande, y otros dirigentes de la izquierda francesa. También el presidente del Consejo Francés del Culto Musulmán (CFCM), Mohamed Musaui, condenó el ataque y juzgó que la imagen de la portada era "menos violenta" que la del 2006.

La reacción política fue muy diferente a la que suscitó, en el 2006, la publicación por este mismo semanario de las polémicas caricaturas de Mahoma aparecidas en varios medios de Dinamarca. En aquel momento, el entonces presidente de la República, Jacques Chirac, deploró la reproducción de las caricaturas, por considerar que eran una "provocación manifiesta" y podían herir la sensibilidad de los ciudadanos que profesan la religión musulmana.

Católicos contra una obra de teatro


Organizaciones ultracatólicas han mostrado su indignación por la mofa que, según ellas, hace de Jesucristo el artista Dieudonné en un monólogo teatral en París. Si un día rezaron el rosario en la sala, el pasado sábado se manifestaron en la plaza de Pyramides, donde hubo choques con la policía.