domingo, 3 de agosto de 2014

Amor multidimensional

ENTREVISTA a Sophie Marceau, actriz
Magazine de La Vanguardia (03/08/2014)


Sophie Marceau recibe al Magazine en el Café de l’Alma, no lejos de la torre Eiffel. Es un establecimiento típicamente parisino, elegante y discreto. Como ella. Se nota que la actriz es una cliente habitual. Su presencia no despierta ninguna atención particular ni altera el ritmo del local, cuya tranquilidad se ve no obstante seriamente perturbada por las cercanas obras de la futura iglesia ortodoxa rusa de París, cara a Vladimir Putin. La actriz más popular de Francia, elegida “Parisina del año 2014” por los lectores de ‘Le Figaro’, acaba de estrenar en España “Reencontrar el amor”. Realizada por Lisa Azuelos, que ya la dirigió en “LOL”, y coprotagonizada por François Cluzet –el inolvidable tetrapléjico de “Intocable”-, el filme aborda el inesperado encuentro y fulgurante enamoramiento de un hombre y una mujer en la cuarentena –casado, él, recién divorciada, ella-, enfrentados al desafío de la infidelidad.

Una historia mil veces contada en la literatura y en el cine. Y que seguirá siendo contada, incansablemente, obstinadamente, mientras la vida de hombres y mujeres siga bailando al son de los caprichos del corazón. Todo el interés reside, pues, en cómo se escribe, en cómo se explica. “Cuando leí el guión, me pareció que trataba el tema de un modo diferente, eficaz y justo –argumenta la actriz-, la historia se mantiene siempre en el filo entre la fantasía y la realidad. Encontré que era una bella alegoría del amor”.

Mientras habla, Sophie Marceau mueve expresivamente las manos, unas manos largas y delgadas, que tiende con firmeza en el momento de saludar. De cerca, es como en la pantalla. No hay engaño ni artificio en esta espléndida mujer de 47 años cuya mirada. intensa e inteligente, parece escudriñar en el interior de su interlocutor y cuya voz , ligeramente ronca, envuelve como una tela de araña.

La película de Lisa Azuelos, que escribió el guión pensando en Sophie Marceau –su actriz “fetiche”, según propia confesión- y que se reservó el papel de esposa de François Cluzet, juega constantemente con la realidad y la fantasía, mezclando lo que los personajes realmente hacen con lo que imaginan, sueñan o temen, a medida que la tela del amor se va tejiendo a su alrededor. La realizadora ha querido superponer en su relato diferentes dimensiones, partiendo de la convicción de que –como explica la física cuántica- la realidad es multidimensional y está compuesta de universos paralelos. No porque sí la versión inglesa de la película se titula “Quantum of love”… “En el amor estamos también ante una dimensión cuántica. El amor no es tangible, pero nos atraviesa. Yo creo en la dimensión cuántica de todo. Un día podremos estar aquí y en otro lado en el mismo instante”, se adhiere Marceau.

-¿Quiere decir que algún día se podrá amar a dos mujeres (o a dos hombres) a la vez sin estar loco, como dice el bolero?

-Eso será posible cuando podamos estar aquí y en otro lado al mismo tiempo… ¡Jajaja!

-Mientras tanto, es una ecuación irresoluble…

-Lo es porque nos movemos en el mundo físico. Y cuando las cosas devienen físicas, devienen también morales, estructurales, societales, graves… El mundo físico en el que todavía estamos hoy es un mundo cojo, incompleto. Estamos entre dos mundos.

Entre dos mundos se encuentra, en efecto, el protagonista masculino de la película interpretado por François Cluzet. Abogado penalista de éxito, Pierre es un hombre felizmente casado desde hace quince años con una anticuaria, con la que tiene dos hijos. Es un profesional reconocido, un marido satisfecho, un padre realizado. Todo le sonríe, nada le falta. O eso cree. Porque toda su seguridad se derrumba el día en que por azar –o por el destino- conoce a Elsa, una escritora recién divorciada con tres hijos adolescentes… Reacia a liarse con un hombre casado, el personaje encarnado por Sophie Marceau tiene al principio tantas reticencias como su ‘partenaire’, determinado a no desviarse del camino correcto. “Yo amo a mi mujer y soy fiel”, espeta a las primeras de cambio a modo de solemne declaración. A modo de escudo protector, también.

Porque en el instante mismo en que pronuncia estas palabras sabe que la atracción que siente por Elsa le arrastra irresistiblemente en sentido contrario. Como a un adolescente. Lisa Azuelos explicaba que para filmar una escena de la película pidió a los dos actores que se comportaran como si tuvieran 15 años… ¿No es siempre así en el amor, se tenga la edad que se tenga? “Sí, así es, porque es en la primera vez en la que es más fuerte el momento amoroso –comenta la actriz-. Es como todas las primeras veces, es particular. También en el dolor, ¿eh?, en toda la complejidad del sentimiento amoroso”.

-El amor siempre va acompañado de dolor de alguna forma…

-Hay siempre dolor en el amor. En el amor hay mucho de todo. Mucho deseo, mucho placer… y mucho dolor también.

-¿Y miedo?

-El miedo es el sentimiento más primitivo de todos, es muy animal, es muy difícil tomar conciencia de él y controlarlo. No es un buen sentimiento. El miedo puede inmovilizar.

No parece ser el miedo, sin embargo, el que frena a Pierre en la película, sino más bien sus convicciones morales.  “Hay mucha moral, mucha cultura, en todo esto –prosigue Marceau-. En nuestro comportamiento influye dónde hemos nacido, la educación que hemos recibido, cómo nos hemos construido a nosotros mismos. Las sociedades han sido más severas y restrictivas en el pasado, hoy las cosas han evolucionado.”

-Restrictivas y severas han sido y son sobre todo con las mujeres… 

-¡Desde siempre! El pueblo que ha sido más martirizado en la historia de todos los tiempos son las mujeres. Y todavía lo son. Las cosas, como en todo, han evolucionado también en este caso. Hoy las mujeres votan, trabajan, ganan dinero, además de todo el resto (ser madres y ocuparse del hogar). Pero más nuestras sociedades serán tolerantes, más se van a endurecer las cosas en otros lados en nombre de los valores de antes.

¿Dónde empieza realmente la infidelidad? ¿En qué momento se traspasa la línea que no debe ser traspasada? “La infidelidad es tanto física como mental, estamos hechos de las dos cosas -subraya Marceau-. Cuando uno se enamora, cuando uno no sólo siente deseo de hacer el amor con la otra persona, que también, sino de estar en su compañía, de hablar con ella, a partir del momento en que se convierte en una obsesión, ya hay infidelidad”. “Después –prosigue- está la etapa física, que los dos personajes de la película no quieren traspasar pensando que de este modo sólo habrán sido medianamente infieles. Medianamente es menos que enteramente, es un término medio…”.

Sophie Marceau no parece una mujer de compromisos ni de medias tintas. En su vida personal no ha dudado –o no ha dudado más que cualquier otro- a la hora de poner fin a una relación sentimental y empezar una nueva historia. “Si alguien deja a su mujer es porque no es feliz con ella, si alguien deja a su marido es porque no es feliz con él”, reflexiona en voz alta. ¿No es posible ser feliz en su pareja y sin embargo enamorarse de otra persona, como Pierre? “Todo puede pasar. En amor todo puede pasar…”.

La actriz ha tenido, que se sepa, tres hombres importantes en su vida: el realizador polaco Andrzej Zulawski, con quien estuvo casada entre 1984 y el 2001, y con el que tuvo un hijo, Vincent, que hoy tiene 19 años; el productor norteamericano Jim Lemley, a quien conoció en 1999 en el rodaje de la película de la serie de James Bond “El mundo nunca es suficiente”, con quien estuvo unida entre el 2000 y el 2007, y del que tuvo otra hija, Juliette, hoy de 12 años, y el actor francés Christophe Lambert, a quien conoció en el 2007 durante el rodaje de su segundo largometraje como directora, “La desaparecida de Deauville”, y con quien acaba de romper. Cuatro días después del encuentro en el Café de l’Alma, la secretaria de Sophie Marceau comunicó oficialmente a la agencia France Presse la “separación amistosa” de la pareja.

“Existe una moralidad social, de grupo. Pero creo que individualmente tenemos derecho a nuestra propia moralidad personal. Y el sentimiento del amor puede empujarte a hacer cosas que van en contra de tu cultura y de tu educación”, reflexionaba en aquel momento. “Hay que buscar la armonía, tratar de encontrar lo justo –decía-. Hay que dar una oportunidad a las cosas, hay que pensar en los demás, pero también confiar en nosotros mismos. Sin modelos, nos da miedo quedarnos solos con nosotros mismos,  tememos decirnos que en el fondo somos un personaje horrible que va a hacer lo peor… Pienso que si nos dejamos siempre un espacio de libertad de pensamiento, evitaremos la frustración. Tenemos que confiar en nosotros mismos, en nuestro juicio”.

La película de Lisa Azuelos, cuyo título original en francés es “Une rencontre” (Un encuentro), aborda la cuestión del azar, en el que la realizadora a todas luces no cree. O quiere no creer. “El azar es cuando Dios quiere mantener el anonimato”, dijo una vez Albert Einstein, una cita que es reproducida en el filme. “Yo tampoco creo en el azar”, declara Marceau: “Creo que el amor, el encuentro con una persona, viene de la necesidad. Creo que hay una predisposición, una orientación, una disponibilidad… que inconscientemente ponemos en evidencia y que nos convierte en receptivos hacia lo que estamos buscando. Pero es muy inconsciente. Cuando nuestra sed de amor necesita expresarse, nosotros mismos vamos a desencadenar el azar, el encuentro…”.

Para no creer en el azar, la entrada de Sophie Marceau en el cine no pudo ser más azarosa. Nacida en una familia modesta de Gentilly, en la “banlieue comunista” de París –como a ella misma le gusta subrayar-, hija de un camionero y una dependienta que se divorciaron cuado ella tenia nueve años, la futura actriz pronto quiso ser independiente y ganarse la vida por sí misma. No soñaba con el cine, ni siquiera se le había pasado por la cabeza, cuando, con 12 años, se inscribió en una agencia de modelos infantiles. “Trabajaban sobre todo con bebés, yo ya era demasiado vieja”, se sonríe… Cinco meses después la llamaron por primera vez para pasar un casting –“Nunca había oído semejante palabra, no sabía ni lo que quería decir”, admite-, al que se presentó y del salió con el papel protagonista de la película “La Boum” (1980), la historia de los amoríos de una adolescente que la lanzó definitivamente a la fama.

Tras ese primer y precoz éxito, cuya secuela – “La Boum 2”- le valió en 1983 el César a la mejor esperanza femenina, Sophie Marceau empezó a encadenar trabajos y se acabó convirtiendo en una estrella. No sólo en Francia, sino también en el resto del mundo, en China particularmente. Su fama internacional la debe a sus esporádicas incursiones en el cine de Hollywood, que empezó en 1995 con su participación en “Braveheart”, junto a Mel Gibson. En estos treinta y cuatro años de carrera Marceau ha rodado más de cuarenta filmes y ha realizado dos largometrajes –“El alba al revés” y “La desaparecida de Deauville”-, además de intervenir en algunas obras de teatro. Pero lo de ser actriz, nunca ha llegado a sentirlo como una vocación. “Nunca verdaderamente –confiesa-. Me gusta actuar, me gusta este trabajo, me ha permitido desarrollarme. Pero después de tanto tiempo, no sé, es un oficio complicado… Lo cierto es que yo me cuestiono constantemente”.

Sophie Marceau, como los dos protagonistas de la película, está en esa edad en la que a veces hombres y mujeres se interrogan sobre su vida y se plantean acaso un nuevo comienzo. Esa necesidad de cambiar también la siente la actriz francesa. “Sí, totalmente. Yo me mudo constantemente, me he mudado dos veces en dos años… Siento necesidad de aligerarme, de no vivir en el pasado. Es algo que no he hecho nunca. Y así sigo. Debemos vivir el momento presente”. Su mirada se detiene por unos instantes en un lugar impreciso y calla. “Ha pasado una buena parte de la vida, ¿eh? –añade-. Pero en realidad sólo estamos en la mitad. Tenemos el máximo de energía y de conocimiento, tenemos las cosas un poco arregladas, para empezar la segunda parte”.







domingo, 27 de julio de 2014

Coches con piloto automático

Un día no muy lejano, los coches buscarán una plaza de aparcamiento solos, estacionarán solos y luego vendrán a buscarnos a casa o a la oficina solos… Parece todavía ciencia ficción, pero ya hay quien piensa –y trabaja- en ello. Si en algo está todo el mundo de acuerdo, es en que el futuro del automóvil pasa por dos vectores: la reducción y eliminación total de la emisión de gases contaminantes, por un lado, y la automatización de la conducción, por otro.

“La gente pasa una media de dos horas al día en el coche, sin poder hacer nada más, lo que teniendo en cuenta que el día dispone de 17 horas útiles es enorme. La gente quiere más tiempo disponible y más agradable, y el coche autónomo –y conectado- podrá proporcionárselo, además de evitar el riesgo de accidentes”, explicaba recientemente, durante un almuerzo con corresponsales europeos en París, el presidente de Renault y Nissan, Carlos Ghosn. “Un coche autónomo no vulnera el código de circulación, no ingiere alcohol, no se duerme al volante…”, añadía.

En la preparación de este futuro, los grandes grupos automovilísticos mundiales se apoyan fundamentalmente en los fabricantes de equipos especializados. Y entre ellos destaca el grupos francés Valeo. Poco conocido del gran público, es sin embargo uno de los principales actores de la industria del automóvil. Recientemente reincorporado al club CAC-40, que agrupa a los cuarenta principales valores bursátiles en la Bolsa de París-Euronext, gracias a una valorización de 8.200 millones de euros, Valeo es un gigante que emplea a 74.800 personas en 187 centros de producción, investigación, desarrollo y distribución repartidos por 29 países, entre ellos España. Sus principales clientes están en Alemania (30%), Japón (27%) y Francia (16%)

“En Valeo tenemos trabajando a 10.000 ingenieros y cada año reclutamos a un millar”, se enorgullece Guillaume Devauchelle, director de Innovación del grupo, que destina a investigación y desarrollo algo más del 5% de su cifra de negocios, que el año pasado alcanzó los 12.110 millones de euros. Desde el 2013 convoca un concurso internacional anual (ver información adjunta) para captar las ideas y equipos más innovadores.

El advenimiento del coche autónomo no se producirá en un día, subraya Devauchelle, sino poco a poco, a medida que las diferentes innovaciones sean asumidas y digeridas por la industria, las autoridades y los conductores. El aparcamiento semiautomático, la adaptación automática de la velocidad a la del vehículo que circula por delante, el sistema de alerta en caso de cambio de carril imprevisto –no señalizado por el intermitente o porque el conductor se ha dormido-, la automatización del encendido y profundidad de los faros… son novedades que preparan el camino. “El proceso se hará por etapas, pero en diez años tendremos el coche autónomo”, vaticina.

Cuando llegue, el coche autónomo permitirá avanzar de forma segura en medio de un embotellamiento sin tocar el volante ni los pedales, olvidándose del tráfico, mientras uno navega por Internet, consulta los mails o lee -¿por qué no?- un libro. El automóvil seguirá la corriente como si tuviera un piloto automático. “En un atasco, o cuando la conducción carece de interés, la gente quiere hacer otras cosas”, constata Devauchelle.

Eso no será posible, naturalmente, en todo lugar y circunstancia. “La automatización total de un itinerario es complicada”, admite el director de Innovación de Valeo. Eso será posible en la ciudad, a baja velocidad y en vías segregadas, sin cruces, ni semáforos, ni peatones, ni vehículos que circulen en sentido contrario…

En este camino, una de las primeras etapas fue franqueada por Valeo en el 2011, cuando desarrolló el aparcamiento automático, de forma que el coche realiza la maniobra de estacionamiento completamente solo, sin necesidad de que el conductor se encuentre en el interior. A finales del 2013 dieron otro salto, al presentar un sistema que permite al automóvil, situado a la entrada de un parking cerrado, buscar solo una plaza libre y aparcar en ella.

“Dentro de unos años, el coche podrá venir a buscarnos al despacho, no hará falta tenerlo aparcado abajo, -¡eso cambiará el urbanismo!- y todos los coches podrán arrancar a la vez en un semáforo, evitando los atascos en acordeón…”, se entusiasma Devauchelle, quien subraya que lo importante para avanzar en este proceso es la “fusión de los datos” proporcionados por las cámaras, captores de ultrasonidos y escáneres colocados a bordo. “A la larga –añade-, el coche aprenderá a medida que circule los hábitos y los trayectos del conductor”. Mientras le deje la capacidad de decisión…


El Valeo Innovation Challenge 

Valeo ha lanzado este año un concurso inédito, bautizado con el nombre de Valeo Innovation Challenge y con vocación anual, para captar nuevos valores y nuevas ideas para el automóvil del futuro entre los estudiantes de ingeniería –a partir de 17 o 18 años de edad- del todo el mundo. Un total de 1.412 estudiantes de 455 universidades de 55 países, encuadrados en 969 equipos presentaron sus proyectos, de los que el pasado mes de abril fueron seleccionados veinte finalistas. Los proyectos presentados son muy variados, pero marcan las diferentes preocupaciones que existen en cada continente. Así, en los países emergentes prima la seguridad, mientras que en Europa son temas como la conducción intuitiva y nuevas funcionalidades. Entre los seleccionados hay un equipo de la Escuela de Ingeniería de Zaragoza. Los finalistas han recibido 5.000 euros cada uno para que transformen su proyecto en un prototipo funcional. A mediados de septiembre, los seis mejoras tendrán la oportunidad de presentar sus proyectos ante un jurado internacional en el marco del Salón del Automóvil de París, en octubre. El 17 de ese mes se dará a conocer el ganador, que se llevará 100.000 euros. Los que queden en segundo y tercer lugar, recibirán a su vez 10.000 euros cada uno. Y, quién sabe, quizá alguno acabe con un contrato en el bolsillo.




sábado, 26 de julio de 2014

Tormenta aérea sobre Mali

Apenas cae una gota agua sobre el centro semidesértico de Mali, pero en las alturas se registran tormentas portentosas. Fueron probablemente las fuertes turbulencias causadas por unas condiciones meteorológicas particularmente adversas las que desencadenaron el accidente del vuelo AH 5017 de la compañía española Swift Air, fletado por Air Algérie para cubrir la ruta entre Uagadugú (Burkina Faso) y Argel (Argelia), que se estrelló la noche del jueves con 118 personas a bordo, entre las que no hay ningún superviviente. A falta de lo que revele la investigación –una de las dos 'cajas negras' ha sido ya recuperada–, esta es la hipótesis que gana terreno en estos momentos, mientras que la de un atentado terrorista ha quedado prácticamente descartada.

Los restos del avión, que quedó casi desintegrado por el impacto, fueron localizados en la madrugada de ayer por un drone del ejército francés –que envió enseguida un par de helicópteros a la zona para confirmarlo– entre las ciudades de Gossi y Gao, una región semidesértica y arenosa donde viven algunas comunidades nómadas. La concentración de los restos en un área relativamente pequeña –nueve hectáreas (300 por 300 metros)– sugiere que el avión se estrelló contra el suelo y no explotó en el aire, a diferencia del aparato de Malaysia Airlines derribado en Ucrania por un misil, cuyos restos quedaron esparcidos en un área de varias decenas de kilómetros.

La hipótesis de que el avión de Swift Air hubiera sido también interceptado por un misil fue rápidamente descartada, pues los grupos militares que operan en Mali no disponen –que se sepa– de tal armamento y además los yihadistas están concentrados más al norte, junto a la frontera de Argelia. La posibilidad de que alguien hubiera hecho explotar una bomba dentro del avión parece asimismo alejarse. Las autoridades no han encontrado a ningún sospechoso en la lista de pasajeros.

Sí se sabe, en cambio, que la noche del accidente las condiciones meteorológicas eran muy malas y que el piloto de Swift Air anunció –poco antes de perderse el contacto radiofónico– que iba a desviarse de su ruta para evitar el centro de la tormenta.Algunos expertos apuntaban ayer que probablemente el avión –un McDonnell Douglas 83, de 18 años de antigüedad– no disponía de un radar lo bastante avanzado como para afinar suficientemente.

Las víctimas eran de 16 nacionalidades distintas –los seis miembros de la tripulación eran españoles–, pero la mayoría, un total de 54, eran franceses. Debido a esta circunstancia y al hecho de que el accidente se produjera en Mali, un país donde hay estacionados 1.600 soldados franceses movilizados en la lucha antiterrorista, Francia ha estado desde el primer momento en primera línea. El presidente francés, François Hollande, decidió aplazar un viaje oficial a las islas de La Réunion y Mayotte, en el Índico, y se mantiene al frente de la respuesta gubernamental a la crisis.

Legalmente, Mali es el país responsable de la investigación, pero las autoridades de Bamako ya han solicitado la asistencia técnica de Francia, que ha enviado un equipo del Bureau d’Enquêtes et d’Analyses (BEA). El lugar del accidente está vigilado por unos 200 militares: 120 soldados franceses enviados desde Gao, 60 malienses y 40 holandeses de la fuerza internacional Minusma. 


El fin de la familia Reynaud 

"Oh, Señor, ayúdanos!”. Los comentarios, doloridos, desgarrados, afluyen en busca de un imposible consuelo a la página de homenaje creada por unos amigos en homenaje a la familia Reynaud, residente en Chambery, desaparecida en el accidente del avión de Swift Air estrellado el jueves en suelo maliense. Las sonrisas de Franck, Laure y sus dos hijos, Nathan y Julia –junto a otros dos familiares–, hablan de un tiempo feliz que se ha ido para siempre. Pero la tragedia, si se ha de medir en número, es aún mayor, más honda. Porque no son cuatro, sino diez, los miembros de la familia Reynaud que viajaban a bordo del MD83 entre Uagadugú y Argel. Regresaban a Francia, tras acudir a una boda.

Franck, Laure, Nathan y Julia bno debían haber ido. De hecho, estuvieron a punto de no hacerlo, pues Nathan, de 16 años, se había roto una pierna y acababan de retirarle el yeso. ¿Pero cómo renunciar a semejante viaje? Allí estaban también sus abuelos, Michel y Michèle, sus tios, Eric y Estelle, y sus primos, Alexi y Zoé...

“Estoy totalmente abatido, es monstruoso, ¡toda una familia borrada del mapa!, uno no se imagina que algo así pueda llegar a pasar”, se exclamaba el alcalde de Gex (Ródano-Alpes), Patrice Dunand, donde vivían Eric y Estelle Reynaud y sus dos hijos, a la edición digital del diario 'Le Dauphiné Liberé'. Todos ellos eran muy deportistas y estaban muy implicados en la vida asociativa local.

Los Reynaud no son los únicos que han sufrido una pérdida de magnitud. En la región de Nantes (Loira), los Ouedraogo han tenido un destino parecido. Siete miembros de esta familia franco-burkinesa han perdido asimismo la vida en el accidente de Mali: un matrimonio con sus cuatro hijos y un sobrino, que viajaban por segunda vez desde el año 2005 a su país de origen. “Querían enseñar a sus hijos sus raíces”, contaba con los ojos enrojecidos el hermano del padre de familia, Amadou Ouedraogo, quien se quejaba de la falta de información. “Nuestra familia ha sido diezmada, es muy duro”, decía en sollozos.

Francia ha enviado un equipo de la Gendarmería a Mali para trabajar en la identificación de los cadáveres de las víctimas, lo que será largo y difícil.



Eternamente modelo

“¡Para mantenerse joven, hay que mantenerse frívolo!”. Consejo y declaración de principios a la vez, esta frase de Inès de la Fressange está contenida en su libro “La Parisienne”, una exitosa guía de moda, belleza y 'art de vivre' escrito en el 2010 en la que la otrora modelo y hoy empresaria revelaba las claves para adoptar el estilo típicamente parisiense. Mantenerse joven es algo que la antigua musa de Karl Lagerfeld, devenida en la madurez icono de la elegancia a la francesa, ha conseguido de forma impresionante. A sus cerca de 57 años, que cumplirá el próximo 11 de agosto, Inès de la Fressange ocupa hoy las portadas de las revistas como en sus mejores tiempos de 'top model'.

Siempre sonriente –fue la primera maniquí en romper el tabú de la seriedad desplegando una amplia sonrisa en las pasarelas–, fresca, atractiva, 'chic', extremadamente delgada, parece tener diez años menos. Y eso sin haberse sometido aparentemente a ninguna intervención quirúrgica. Ni pretender ser más joven de lo que realmente es. “Por lo general, esconder demasiado la edad, envejece”, declaró tiempo atrás al Magazine de La Vanguardia.

Quizá sea esta mezcla de despreocupación y alegría de vivir el secreto de Inès de la Fressange. De casta le viene, en cualquier caso. Cuando uno tiene unos padres que prefieren dejar a sus hijos en un piso aparte –al cuidado de una niñera– para poder gozar plenamente de su libertad, a quienes les gusta más pasearse arriba y abajo a bordo de un Triumph descapotable de color rosa que llevar a sus vástagos a los columpios, eso forzosamente imprime carácter. “Mis padres me transmitieron su gusto por la extravagancia, la originalidad, la creatividad”, explicaba Inès de la Fressange hace dos semanas en Paris Match, ¡una nueva portada! Sus progenitores, André y Cecilia, siguen viviendo a su aire en Argentina –tierra natal de la madre– y cuando vienen de visita a Francia, se alojan en un barco en la bahía de Saint-Tropez...

La pequeña Inès, una niña tímida y reservada, y sus dos hermanos –Emmanuel e Iván–, se criaron pues junto a su niñera polaca, Victoria ('Toya'), y bajo la tutela efectiva y directa de su abuela paterna, Simone de la Fressange, hija y heredera del banquero André Lazard, una dama de alta alcurnia y modos propios del siglo XIX cuyo segundo marido –de los tres que tuvo–. Louis Jacquinot, fue ministro de De Gaulle.

Que a Inès nunca le faltó de nada es poco decir. Nacida cerca de Saint-Tropez en el seno de una familia de la alta burguesía, con el aristocrático nombre de Inès Marie Laetitia Églantine de Seignard de la Fressange, la futura modelo pasó su infancia a caballo de Septeuil (Yvelines) –unos cuarenta kilómetros al oeste de Versalles– y un internado de muchachos en Château-d’Oex (Suiza), con regulares estancias vacacionales en Biarritz (País vasco francés), Verbier (Alpes suizos) y el balneario de La Roche-Posay.

Descubierta por el fotógrafo Jean-Jacques Picart, tenía 18 años cuando una sesión de fotos con el reputado Oliviero Toscani para la revista Elle lanzó su carrera como modelo, un trabajo que ella –que había soñado con ser psiquiatra y pintora– siempre consideró frívolo y anodino, y por tanto provisional. Para ganar dinero. Algo que también había hecho ocasionalmente su madre, maniquí para Guy Laroche. Y que ha seguido su hija mayor, Nine, de 20 años, quien también ha hecho sus pinitos como modelo publicitaria, aunque sin por ello abandonar sus estudios preparatorios para ingresar en la Escuela Normal Superior de Letras (no así la pequeña, Violette, de 15 años, quien de todos modos parece igualmente atraída por el mundo de la moda y realiza un 'stage' con el modisto Karl Lagerfeld para ser estilista)

La de Inès de la Fressange no ha sido la única carrera exitosa falsamente provisional... En 1975 consiguió su primer contrato para Thierry Mugler y en 1983 recibió la consagración con un contrato en exclusiva con Chanel, que durante siete años la convertiría en la musa de Lagerfeld. El idilio con el creador franco-alemán acabó, sin embargo, abruptamente en 1990 –ambos se enfrentaron agriamente y no se reconciliaron hasta veinte años después–, ocasión que Inès de la Fressange aprovechó para abandonar las pasarelas y aventurarse en el papel de empresaria en el mundo de la moda.

“No hay que tener miedo de los cambios, todo cambia constantemente”, dice ella. Aunque, en ocasiones, los cambios caen como un mazazo. En 1990 todo le sonreía. Ese año se casó con el empresario italiano Luigi d’Urso –con quin tendría a sus dos hijas– y fundó junto a dos socios su propia empresa y su propia marca, “Inès de la Fressange”, de la que en 1991 abrió una gran boutique en la selecta avenida Montaigne de París, la gran arteria de la moda. Todo le sonreía, en efecto, como siempre... Pero, poco a poco, todo se iba a estropear. E incluso a acabar dramáticamente.

A finales de 1999 y después de un cambio de accionistas, Inès de la Fressange fue despedida de su propia empresa, perdiendo a la vez el derecho a utilizar su nombre y su imagen con fines comerciales. Empezó entonces una larga batalla judicial de cinco años que acabaría perdiendo definitivamente en diciembre del 2004 ante el Tribunal de Casación.

Obligada a hacer de ama de casa y a apuntarse en la oficina de empleo, Inès de la Fressange orilló en esa época la depresión. Y cuando empezaba a levantar cabeza, tras ser contratada como asesora y embajadora de la casa de calzados y accesorios Roger Vivier, un infarto acabó brutalmente con la vida de su marido. Era el 23 de marzo del 2006 y el cielo se le cayó encima, dejándola completamente “aniquilada”.

Pero la vida, “hecha de luces y de sombras”, le guardaba sorpresas más felices. En el 2008 encontró un nuevo amor en la persona del presidente de la cadena de radio Europe 1, Dennis Olivennes, de 53 años –¡“El príncipe azul existe, yo tengo uno!”, dice extasiada–. Y hace apenas dos meses, merced a un nuevo cambio accionarial, ha reencontrado su empresa. Y recuperado su nombre.


miércoles, 23 de julio de 2014

Un Borbón en el Elíseo

España y Francia deben trabajar juntos por dar un nuevo impulso al proyecto europeo y colocar como prioridad el crecimiento económico y el empleo. Así lo planteó ayer el rey Felipe VI en su primera visita oficial como monarca a Francia, última etapa de la gira de presentación que tras su coronación le ha llevado al Vaticano, Portugal y Marruecos. Los reyes Felipe y Letizia permanecieron seis horas en la capital francesa, donde fueron recibidos por el presidente de la República, François Hollande; el primer ministro, Manuel Valls –nacido en Barcelona–, y los presidentes de las dos cámaras del Parlamento: Claude Bartolone, de la Asamblea Nacional, y Jean-Pierre Bel, del Senado. El Rey acudió acompañado, en representación del Gobierno, por el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz.

“España y Francia comparten la responsabilidad de dar un nuevo impulso al proyecto europeo. La prioridad es trabajar por un mayor crecimiento económico y sobre todo por la creación de empleo, en particular para nuestros jóvenes”, afirmó Felipe VI en el breve discurso que pronunció en el brindis previo al almuerzo celebrado en el palacio del Elíseo. El Rey consideró que la UE “es un imperativo geopolítico y económico” común y subrayó la necesidad de “lograr una mayor cohesión económica, social y territorial” en el seno de Europa.

El monarca español destacó en su alocución la estrecha amistad entre Francia y España, y valoró muy especialmente la cooperación en la lucha contra le terrorismo de ETA, esencial –dijo– “para acabar con aquella lacra que vulneraba los derechos más elementales de la persona”. Don Felipe insistió asimismo en la necesidad de “intensificar las conexiones tanto de transportes como energéticas” entre ambos países.

En el almuerzo oficial del Elíseo, previamente al cual Hollande recibió en privado a los reyes durante cerca de cuarenta minutos, participaron un total de 25 comensales. Por parte francesa estaban, entre otros, el jefe del Gobierno, Manuel Valls, y la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, ambos de origen español, además del secretario de Estado de Auntos Europeos, Harlem Désir. “Perdonen por mi acento, no todos somos aquí hispánicos”, bromeó el presidente de la República tras tropezar con los nombres de origen y destino de la nueva línea transfronteriza de muy alta tensión entre Baixàs y Santa Llogaia. Posteriormente señaló a Valls e Hidalgo como “dos eminentes símbolos” de la presencia española en Francia. 

Hollande no pudo acoger mejor la intervención de Don Felipe, pues conforta su discurso sobre las prioridades de la política europea, en las que ayer volvió a insistir: “Millones de jóvenes, en Francia y España, viven la brutalidad del paro (...) Por eso trabajamos para reorientar Europa alrededor del crecimiento, del empleo, de la juventud”, dijo.

Que Francia no está por los procesos de secesión ni la revisión de los fronteras en Europa no es un secreto para nadie. Pero por si a alguien pudiera caberle aún alguna duda, François Hollande aprovechó el brindis para deplorar el auge de los separatismos en Europa y abogar por la unidad. “La crisis ha golpeado duramente a Europa y eso ha creado desconfianza hacia la Unión Europea. Este sentimiento de alejamiento ha alimentado la tentación del repliegue e identidades regionales que quieren ser mañana identidades nacionales”, constató el presidente francés, quien –sin referirse explícitamente ni a Catalunya ni a Escocia– abogó por que “el espíritu de cohesión y solidaridad se imponga a la división y el miedo” en Europa.

El presidente francés invitó a Felipe VI a realizar una visita de Estado a Francia la próxima primavera, coincidiendo con la inauguración de una gran exposición sobre Velázquez en París.


Alfombra roja, según y dónde

François Hollande no puso alfombra roja en el patio del Elíseo por la visita de los reyes Felipe y Letizia, a quienes recibió al pié de la escalinata (pero sin bajar del todo, para que no se notara tanto la diferencia de estatura). Manuel Valls, en cambio, sin ser más alto, sí puso la alfombra y bajó a recibir a los reyes junto a su esposa.






martes, 22 de julio de 2014

La sombra de Gaza sobre París...

La tragedia de Gaza amenaza con envenenar el clima social en Francia. Como sucediera a raíz de la Segunda Intifada, entre los años 2000 y 2005, el conflicto israelo-palestino podría acabar disparando la tensión entre las comunidades judía y musulmana en suelo francés. El domingo, en Sarcelles (periferia norte de París), una ciudad con una importante comunidad judía de origen sefardí, se produjeron fuertes disturbios tras una manifestación pro-palestina no autorizada. Grupos de extremistas quemaron coches, destrozaron mobiliario urbano, asaltaron comercios judíos y trataron de atentar contra dos sinagogas. La policía detuvo a 19 personas. “Lo sucedido en Sarcelles es intolerable (...) es simplemente antisemitismo, racismo”, denunció ayer el primer ministro, Manuel Valls, quien insistió en que el Estado no tolerará la 'importación' del conflicto a Francia.

En Sarcelles, conocida también como 'La pequeña Jerusalén' y de la que fue alcalde Dominique Strauss-Kahn, es donde se han producido hasta ahora los incidentes más violentos. Los vándalos, varios centenares de jóvenes de 'banlieue' presuntamente dirigidos o alentados por islamistas radicales, sembraron la destrucción durante cinco horas –uno de los comercios dañados, un colmado 'kasher' ya había sido objeto der un atentado antisemita en el 2012– y se enfrentaron a las fuerzas antidisturbios. La policía impidió que los alborotadores se acercaran a la sinagoga de la ciudad, interponiéndose entre estos y un grupo de la extremista Liga de Defensa Judía (LDF). La sinagoga de la población vecina de Garges-lès-Gonesse fue atacada con cócteles molotov, que sin embargo no llegaron a prender.

La comunidad judía de Sarcelles quedó muy impactada por lo sucedido. “Semejante desencadenamiento de odio y de violencia no se había visto nunca en Sarcelles –declaró el alcalde, el socialista François Pupponi–; hoy (por ayer) la gente está estupefacta, la comunidad judía tiene miedo”.

El día anterior, en París, otra manifestación pro-palestina asimismo prohibida por orden gubernativa degeneró en fuertes disturbios en el barrio de Barbès, donde grupos de jóvenes –al grito de “¡Muerte a Israel!”– se enfrentaron violentamente con la policía, con lanzamiento de piedras y de gases lacrimógenos. Ese mismo sábado hubo también manifestaciones –en este caso, autorizadas– en ciudades como Lyon, Marsella, Estrasburgo o Lille, sin que hubiera incidentes.

La controvertida decisión del Gobierno de prohibir las manifestaciones de París y Sarcelles –un hecho poco frecuente– fue debida a que ya había habido algunos incidentes cerca de una sinagoga parisina el 13 de julio. Pero a la vista de lo sucedido, no sólo no logró evitar nuevos incidentes, sino que posiblemente los exacerbó. La prohibición fue criticada por algunos políticos, como el ex ministro Bruno le Maire, candidato a presidir la UMP –“Cuestionar el principio constitucional de la libertad de manifestación no me parece una buena idea”, dijo–, o el vicepresidente del FN, Florian Philippot, para quien la prohibición es “la peor solución”. El diario Le Monde censuró al respecto con dureza en su editorial de portada la postura del presidente francés, François Hollande, y de su primer ministro, Manuel Valls, a quienes acusó de “jugar a los bomberos pirómanos”.

El ministro del Interior, Bernard Cazeneuve, defendió la línea de firmeza: “No es la prohibición de las manifestaciones lo que genera violencia, es la violencia lo que genera la prohibición”, afirmó. Horas después, sin embargo, dio un giro a esta política y autorizó una nueva manifestación pro-palestina mañana miércoles en el centro de París.

La discusión sobre el papel del Gobierno frente a las manifestaciones pro-palestinas trasciende, sin embargo, la mera cuestión del orden público y se enmarca en un debate más amplio de carácter político. Una parte de la izquierda francesa, incluidos miembros del Partido Socialista, acusan a Hollande de haber roto con la tradición de equilibrio entre Israel y Palestina, perfectamente encarnada por el ex presidente Jacques Chirac, y decantarse demasiado del lado israelí. Para apoyar esta opinión citan un comunicado oficial del Elíseo al principio de la crisis en el que avalaba el derecho de Israel a defender a la población de los ataques de Hamas, sin cuestionar después la ofensiva terrestre en Gaza.


Llamamiento a la calma de los líderes religiosos

Los máximos representantes de los seis principales cultos religiosos seguidos en Francia –entre ellos, judíos y musulmanes– fueron recibidos ayer por el presidente Hollande en el Elíseo, con el fin de abordar las tensiones intercomunitarias del pasado fin de semana. A la salida de la reunión, el presidente del consistorio judío, Joël Mergui, y el rector de la Gran Mezquita de París, Dalil Boubakeur –presidente del Consejo del Culto Musulmán–, hicieron un llamamiento a la calma y a la tolerancia.











jueves, 17 de julio de 2014

El alba de la gran crisis

"Si no se para ya a los islamistas, dentro de un año será tarde"

Entrevista a Michel Kilo, presidente de la Unión de los Demócratas Sirios

Desde hace diez meses, preside la Unión de los Demócratas Sirios, una organización fundada en septiembre del 2013 con el objetivo de reagrupar a las fuerzas democráticas de oposición. Pero sabe que el camino es arduo. El escritor Michel Kilo (Latakia, 1940), cristiano laico y ex marxista, es un hombre tenaz. Lleva desde los años ochenta asumiendo el difícil papel de disidente en Siria –contra Hafez el Asad, primero, contra su hijo Bachar, después–, lo que le ha conducido en varias ocasiones a prisión. Refugiado en París, sigue al pie del cañón. Pero no se hace demasiadas ilusiones sobre el delicado momento que atraviesa la revolución iniciada en marzo del 2011.

- La oposición democrática siria parece más débil que nunca...

- La sociedad civil siria esta completamente desgarrada, La mitad está o bien en el exterior –donde hay más de 5,5 millones de refugiados, algunos en una situación catastrófica–, o bien en una situación muy precaria dentro del país. Para la mayoría de la gente no es el momento de hacer política, sino de sobrevivir. El movimiento democrático ha sido neutralizado por la lucha armada.

- Y superado por los islamistas...

- La revolución del 2011 era una revolución por las libertades. El pueblo sirio reclamaba pacíficamente lo mismo que existe en Europa desde hace siglos: la libertad. Pero la revolución ha siso robada por los islamistas. En el plano militar son los más fuertes.

- ¿Cree posible una salida política al conflicto en este momento?

- El régimen rechazó la solución propuesta por la comunidad internacional en las conversaciones de Ginebra, porque comportaba la marcha de Bachar el Asad, y ha optado por la solución militar. Ahora mismo, no hay solución política posible. No existen condiciones. A causa de la actitud del régimen y de la cobardía de la comunidad internacional.

- Que renunció a intervenir contra El Asad como había hecho contra Gadafi en Libia...

- Yo creo que Estados Unidos decidió, muy rápidamente, dejar que el conflicto durara, con el fin de dar tiempo a la resolución de los problemas de la región. Si los norteamericanos hubieran lanzado un misil, Asad habría comprendido que no tenía otra salida que buscar una solución política, un compromiso. Rusia dejó claro que no quería entrar en ninguna guerra. Si los norteamericanos adoptaran una política seria, no habría ninguna fuerza para oponerse. El presidente Barack Obama dijo una vez que la guerra en Siria no le dejaba dormir. ¡Pues que haga algo y podrá dormir!

- El líder de la principal organización armada islamista, el Estado Islámico en Iraq y el Levante (EIIL), Abu Bakr al-Baghdadi, se ha proclamado califa y pretende erigir un Estado islamista en la región. ¿Tienen la capacidad?

- Ya son un Estado. Y se lo han tomado en serio, muy en serio. Hay informaciones que apuntan a que preparan una movilización general de jóvenes en Iraq y Siria para formar un ejército de varias decenas de miles de soldados, dotado con el armamento y los carros de combate que Estados Unidos dejó en Iraq. Si lo logran, vamos a tener un gran problema. Esto no será Al Qaeda, ni Afganistán. Será mucho más duro. Si los países occidentales no reaccionan rápido, muy rápido, y adoptan una política seria, dentro de un año será demasiado tarde.

- Hay quien cree que, frente a la ofensiva del EIIL, los antiguos enemigos, EE.UU. e Irán, podrían acabar colaborando.

- Es posible... Pero hay también otra posibilidad: que EE.UU. utilice a las organizaciones integristas contra Irán, para implicar a Irán en una guerra que puede durar años. No creo que la gente del EIIL entrara en Siria a espaldas de los norteamericanos, no lo creo. Como no creo que 700 combatientes pudieran ocupar 5.000 kilómetros cuadrados en Iraq en tres días, sin resistencia, frente a un ejército de 85.000 hombres, sin que el primer ministro iraquí, Nuri Al Maliki, estuviera de acuerdo con lo que sucedía. Al Maliki no tiene la fuerza para controlar todo el país, lo que puede llevar a su separación. Eso dejaría el sur de Iraq en manos de los chiís, es decir, de los iraníes.

- ¿La crisis en Siria ha dejado de ser, pues, una crisis siria?


- El conflicto, que en una primera fase enfrentaba al pueblo sirio con el régimen de Asad, se ha convertido en un conflicto entre fuerzas extranjeras, regionales e internacionales. Y no habrá una solución hasta que los grandes problemas con Irán, con Rusia, con Israel, con Estados Unidos, se hayan resuelto. La degradación de la situación en Iraq ha complicado aún más las cosas. Y podría dar lugar a la aparición de nuevos Estados en la región: un Estado alauita (grupo al que pertenece El Asad), un Estado islamista, un Estado kurdo... Estamos quizá ante el principio de la gran crisis, y no al final. Si es así, será una catástrofe que durará decenios.



Cárcel por llamar mona a una ministra


Nueve meses de prisión firme, cinco años de inhabilitación para ocupar un cargo electo y 50.000 euros de multa. El Tribunal de Gran Instancia de Cayenne (Guyana francesa) ha condenado con gran dureza a una ex candidata del ultraderechista Frente Nacional (FN) por haber lanzado insultos racistas contra la ministra francesa de Justicia, Christiane Taubira. a la que comparó con una mona en las redes sociales.

Christiane Taubira, una mujer negra natural de la Guyana, fue objeto en el 2013 de una dura campaña de los sectores más extremistas de la derecha francesa por la legalización del matrimonio homosexual. En las manifestaciones, compararla con un simio se convirtió en un lugar común. Y la entonces candidata del FN a la alcaldía de Rethel, en las Ardenas, Anne-Sophie Leclère, una comerciante de 33 años, no quiso quedarse atrás: en su cuenta de Facebook publicó un montaje con las fotos de un mono y de la ministra, acompañadas de las leyendas “a los 18 meses” y “ahora”. Preguntada en televisión por su broma, se lo tomó con la misma ligereza con que la colgó. “Es sólo humor”, se defendió.

El tribunal que la ha juzgado en su ausencia no ha sido de la misma opinión y la ha considerado culpable de difusión de injurias racistas, algo castigado con la pena de prisión pero no siempre ejecutada (en general, los tribunales conceden una suspensión condicional de la condena si no se tienen antecedentes). “Es totalmente desproporcionado, estoy muy afectada”, declaró Leclère tras conocer la sentencia, contra la que presentará un recurso.

La dirección del Frente Nacional, que cuando estalló el escándalo, retiró a su candidata la investidura del partido, ha reaccionado también de forma furibunda, toda vez que la sentencia le sanciona asimismo a pagar una multa de 30.000 euros. El FN protestó alegando que una organización política no puede ser objeto de una condena relativa a la libertad de expresión, de la que sólo deben responder los individuos o los medios. Para el vicepresidente del partido, Florian Phillippot, el fallo –que calificó de “grotescamente desproporcionado”– evidencia un “juicio político”.

Por lo general, los partidos tanto de izquierda como de derecha consideraron justificada la condena. Y las organizaciones antirracistas, como SOS Racisme y la Liga internacional contra el racismo y el antisemitismo (Licra), celebraron que la justicia haya actuado aquí de modo “ejemplar”. La ministra Christiane Taubira, por su parte, se limitó a subrayar que los magistrados “juzgan según lo previsto en el Código Penal y no según sus fantasías”.



martes, 15 de julio de 2014

Un desfile entre dos guerras

En plena efervescencia mundialista, el alcalde de Niza, el sarkozysta Christian Estrosi, prohibió –antes de que la justicia le enmendara la plana– la exhibición de banderas extranjeras en la ciudad. No pensaba en la de Alemania, naturalmente, ni en la de Brasil... sino en la de Argelia, abundantemente ondeada por los aficionados francoargelinos mientras duraron las hazañas futbolísticas de los 'fenec'. Ayer, la bandera de Argelia desfiló por los Campos Elíseos, con motivo de la fiesta nacional del 14 de Julio –dedicada este año al centenario del inicio de la Primera Guerra Mundial–, junto a la de cerca de 80 países beligerantes. Y no lo hizo sin levantar ampollas a un lado y otro.

“Esta presencia militar vergonzosa sobre el suelo francés es una provocación indigna y el signo de un gran desprecio hacia todos los muertos y desaparecidos, víctimas de ese ejército”, protestó en cuanto se conoció la invitación el ultraderechista Frente Nacional (FN), cuyo rechazo a la presencia militar argelina en el desfile del 14 de Julio sólo era superada por los descendientes de los 'harkis', los combatientes argelinos que lucharon en las filas del ejército colonial francés durante la Guerra de Argelia (1954-1962) y que fueron masacrados o forzados al exilio tras la independencia.

Más de cincuenta años después, la guerra sigue atormentando la memoria histórica de franceses y argelinos. Al otro lado del Mediterráneo, la decisión del presidente argelino, Abdelaziz Buteflika, de aceptar la invitación de su homólogo francés, François Hollande, también fue objeto de polémica. Algunas asociaciones argelinas, como la Organización Nacional de los Muyahidines, protestaron y argumentaron que antes de participar en un acto así Francia debería pedir perdón por su dominación colonial...

Los tres militares argelinos –un abanderado y dos soldados de escolta– que participaron en el desfile, así como los de diversos países de la llamada 'Françafrique', tenían simbólicamente todo el derecho a hacerlo. Durante la Gran Guerra, Francia movilizó en sus filas a 137.000 soldados de sus entonces colonias, de los que 28.250 perecieron en los campos de batalla de Europa. En aquel momento, sin embargo, no lucharon bajo su propia bandera...

El tradicional desfile militar del 14 de Julio estuvo dedicado a conmemorar el centenario de la hecatombe de 1914 con un mensaje de paz y un homenaje a los millones de caídos en la conflagración. Un total de 4.000 soldados, 285 vehículos, 54 aviones y 36 helicópteros participaron en el desfile militar, que se benefició de un paréntesis de buen tiempo después de días y días de lluvia.

Escoltado por la Guardia Republicana a caballo, el presidente François Hollande cumplió con el ritual de recorrer los Campos Elíseos a bordo de un vehículo militar descubierto. Y si esta vez no se mojó bajo la lluvia –lo que al principio de su mandato a punto estuvo de convertirse en costumbre–, no se libró en cambio de algunos abucheos del público. Según la emisora de radio RTL, la policía arrestó a una decena de los contestatarios más exaltados.

Puestos a cumplir con todos y cada uno de los ritos del 14 de Julio –incluidos aquellos de los que abominaba inmediatamente después de ser elegido presidente–, Hollande fue entrevistado en directo desde el Elíseo por los dos principales canales de televisión, el privado TF1 y el público France 2. El presidente francés, a quien la opinión pública sigue dando la espalda, intentó justificar por enésima vez su política económica y las reformas anunciadas en los últimos meses, pidió confianza y confirmó su intención de bajar los impuestos a “cientos de miles de franceses” en los próximos meses.

Pero ante el crecimiento casi nulo de la economía francesa –el Insee vaticina un 0,7% para este año– y el aumento constante del paro –que supera el 10%– se vio obligado a admitir que su promesa de invertir el año pasado la curva del desempleo “no se produjo” y a moderar su sempiterno optimismo: “La recuperación está ahí”, insistió, repitiendo lo que ya es en él una vieja letanía. “Pero es demasiado frágil”, añadió esta vez. Una de las más frágiles de Europa, a decir verdad.


jueves, 10 de julio de 2014

A la caza de los 'lobos solitarios'

Un joven argelino instalado en Francia, Alí M., lleva un año en prisión esperando juicio por terrorismo. Detectado por los servicios de la Dirección General de Información Interior (DGSI), el joven había intercambiado mails extremadamente comprometedores con un alto dirigente de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), a quien propuso una lista espeluznante de posibles objetivos para cometer atentados terroristas en Francia: la torre Eiffel, el Museo del Louvre, el festival de Avignon, centrales nucleares, bares y discotecas de gran concurrencia... Fue detenido cuando se disponía a viajar al desierto argelino para entrenarse.

Para frenar en lo posible a todos los Alí candidatos a bregarse en la Yihad mundial y llevarla después al corazón de Europa –como el autor de la matanza del Museo Judío de Bruselas, Mehdi Nemmouche, un franco-argelino que combatió en Siria–, el Gobierno francés aprobó ayer un proyecto de ley que endurece una vez más la legislación antiterrorista. La última reforma, consecuencia de los atentados de Mohamed Merah en la zona de Toulouse, databa de diciembre del 2012. Pero a pesar de ser tan reciente, se ha demostrado ya insuficiente para detener a los “lobos solitarios”. Las nuevas medidas, algunas de las cuales prometen ser polémicas –por cuanto restringen las libertades individuales–, pretenden obstaculizar el reclutamiento de yihadistas.

La medida probablemente más controvertida es la facultad de prohibir la salida del país –por más que sea de forma temporal y supervisada por un juez– a todo aquel de quien se sospeche que pretende viajar a algún país –Siria, Iraq, Afganistán, etc.– para combatir en la Yihad o seguir un entrenamiento militar. Y eventualmente regresar a Francia con la aviesa intención de continuar combatiendo contra los 'infieles'. Se trata, por sus propias características, de una sanción preventiva, puesto que el posible delito –instaurado como tal en la reforma del 2012– todavía no ha sido cometido. Lo cual arroja dudas sobre su constitucionalidad. Por otro lado, su efectividad es asimismo dudosa, puesto que si es fácil controlar los pasaportes en los aeropuertos, mucho más difícil será en cambio detectar a quienes aprovechando la libertad de circulación del espacio Schengen viajen en coche hasta Turquía.

“No será nada discrecional o arbitrario, tendrá que haber un conjunto de elementos que muestren que una persona está determinada a acudir a un teatro de operaciones yihadista”, explicó en radio France Info el ministro del Interior, Bernard Cazeneuve, quien argumentó así la iniciativa gubernamental: “Todos estos jóvenes que parten, que han frecuentado una violencia espantosa, con torturas, decapitaciones, crucifixiones, asesinatos en masa, y que regresan destruidos por esta frecuentación de violencia bárbara representan una amenaza para nuestro país. Están preparados para cometer actos de una extrema violencia. Por consiguiente, debemos protegernos”.

Se calcula que unos 700 jóvenes franceses han combatido,combaten o pretenden combatir en Siria, una cifra que se eleva a 2.000 si se contabilizan todos los yihadistas europeos que se han sumado a la lucha contra el régimen de Bachar el Assad.

El proyecto de ley introduce asimismo un nuevo delito, la “empresa terrorista individual”, que penaliza la preparación de atentados por parte de terroristas aislados –y complementa al de “asociación de malhechores en relación con una empresa terrorista”–, y refuerza la lucha contra la propaganda yihadista a través de internet, al autorizar el bloqueo de los sitios que hagan apología.

Por otro lado, el coordinador europeo de la lucha contra el terrorismo, Gilles de Kerchove, anunció ayer en Milán la adopción de un plan de acción común para identificar a los yihadistas europeos por parte de Alemania, Bélgica, Dinamarca, España, Francia, Italia, Países Bajos, Reino Unido y Suecia. 


martes, 8 de julio de 2014

Sarkozy, otra más

Nicolas Sarkozy no sale de una que ya entra en otra. Imputado hace menos de una semana por corrupción y tráfico de influencias en el llamado caso de las escuchas, el ex presidente francés vuelve a ser objeto de una nueva investigación judicial. La fiscalía de París, según se supo ayer, abrió días atrás una información preliminar por un supuesto delito de abuso de confianza, consistente en hacer pagar a su partido, la Unión por un Movimiento Popular (UMP), la penalización –de varias decenas de miles de euros– que la Comisión Nacional de cuentas de campaña y financiación política le había impuesto en tanto que candidato al Elíseo por haber sobrepasado el límite legal en sus gastos electorales en las presidenciales de 2012.

Lo más notable de este caso, más aún que el fondo mismo del problema, es la manera en que ha llegado a manos de la justicia. Porque han sido los comisarios de cuentas de la UMP –y ninguna otra instancia externa al partido– quienes pusieron esta supuesta irregularidad en conocimiento de la fiscalía la semana pasada. Y no cualquier día: justamente el martes 1 de julio, mientras Sarkozy pasaba 15 horas detenido e interrogado en la sede central de la Policía Judicial por el caso de las escuchas. Si el ex presidente francés quiere seguir denunciando una conspiración para bloquear su retorno a la primera línea política, deberá empezar haciéndolo en sus propias filas.

Para más inri, la investigación ha sido encargada a la Oficina anticorrupción de la Policía Judicial, la misma que lo tuvo arrestado para interrogarle sobre el supuesto intento de influir en la decisión del Tribunal de Cuentas sobre el caso Bettencourt.

El origen de los nuevos aprietos judiciales de Sarkozy se encuentran en la campaña de las pasadas elecciones presidenciales, donde el otrora líder de la derecha gastó todo lo que tenía y más. Más de lo que tenía y más de lo que debía. De tal forma que la Comisión Nacional de cuentas, primero, y el Consejo Constitucional, después, acabó invalidando sus cuentas de campaña. Ello privó a la UMP de toda financiación pública, obligando al partido a organizar de forma urgente una campaña de recaudación excepcional entre militantes y simpatizantes para tapar el enorme agujero que se acababa de abrir.

El llamado 'Sarkothon' –en alusión a un programa televisivo, el 'Téléthon', que se emite cada año para obtener financiación popular para la investigación médica contra algunas enfermedades– fue un éxito y la UMP recaudó 11 millones de euros. Ahora bien, una parte de ese dinero sirvió también para pagar la penalización que la citada Comisión de Cuentas impuso a Sarkozy: 150.000 euros que le habían sido avanzados a cuenta y 363.615 euros –que era la cantidad exacta en que sobrepasó el límite legal, fijado en 22,5 millones de euros– como sanción.

La dirección de la UMP en aquel momento, que estaba en manos de Jean-François Copé, no vio ningún problema en enjugar las deudas de su líder. No es el caso de la actual, en manos del triunvirato formado por los exprimeros ministros Alain Juppé, François Fillon y Jean-Pierre Raffarin. En concreto, Fillon –que dirigió el Gobierno durante los cinco años de presidencia de Sarkozy y salió escaldado de la experiencia– se preguntó públicamente el 30 de junio si el pago de tales obligaciones era o no legal.

Las cuentas de campaña de Sarkozy son asimismo objeto de otra investigación judicial, después de que se descubriera que la sociedad de comunicación Bygmalion –próxima a Copé, lo cual precipitó su renuncia– había presentado facturas falsas a nombre de la UMP para enmascarar de nuevo gastos electorales indebidos.


sábado, 5 de julio de 2014

Trágico último día de escuela

Último día de clase. Ayer era un día especial en las escuelas francesas. En las mochilas y carteras de los niños sólo había juegos de sociedad y lápices de colores. El último día de clase es casi un día de asueto. Un día de sonrisas y, también, de despedidas. Para Fabienne Terral-Calmès, de 34 añosy madre de dos niñas de corta edad, maestra del último año de preescolar en la escuela Édouard-Herriot de Albi (sur de Francia), fue inesperadamente, brutalmente, el último día de su vida. A las nueve de la mañana, mientras sus 14 alumnos –de entre cinco y seis años de edad–se instalaban tranquilamente en el aula, la madre de una de la niñas se abalanzó sobre ella armada de un cuchillo de cocina y la apuñaló hiriéndola de muerte.

La agresora, una mujer de 47 años que según la radio RTL es de nacionalidad española, tiene al parecer totalmente perturbadas sus facultades mentales y la fiscalía ordenó ayer tarde su ingreso en un centro psiquiátrico. La mujer, como es habitual en las escuelas maternales francesas (preescolar), acompañó a su hija, de seis años, hasta su clase. Y fue en ese momento cuando sacó el cuchillo de su bolso y atacó a la maestra, a la que hirió fatalmente de una puñalada en el costado. “¡Yo no soy una ladrona!” parece ser que gritó en el momento de abalanzarse sobre ella, según relató un testigo presencial. Los intentos por reanimar a la profesora fueron vanos y falleció poco antes de las 11 de la mañana. La escuela –que tiene 284 alumnos, contando los de primaria– fue evacuada y las autoridades educativas enviaron un equipo de psicólogos para atender a los pequeños que presenciaron el drama.

La agresora fue detenida veinte minutos después por la policía en las proximidades de su domicilio, paseando como si nada. Sus primeras explicaciones fueron tan incoherentes como su comportamiento. Un examen psiquiátrico encargado de urgencia por el fiscal de Albi, Claude Deren, concluyó que presentaba “problemas mentales severos bajo la forma de ideas delirantes de persecución”. En marzo pasado ya había seguido un tratamiento psiquiátrico. La justicia la había acusado entonces de abandono de un menor: su hijo de 15 años.

Según fuentes de una de las principales organizaciones de padres, la FCPE, citadas por el diario 'La Dépêche', no consta que hubiera ningún problema especial entre la maestra y la madre de su alumna. Todo lo más, un comentario sobre su impuntualidad. Nada que explique lo sucedido.

La tragedia de Albi causó una honda conmoción en el país, especialmente en el mundo educativo. El presidente de la República, François Hollande, expresó su “consternación” por un crimen que calificó de “abominable”, y el ministro de Educación, Benoît Hamon, acudió inmediatamente al centro escolar para expresar su solidaridad a los enseñantes.

Dramas de este tipo son relativamente excepcionales en Francia. En los últimos treinta años sólo se habían producido otros cuatro casos. No lo son, en cambio, las amenazas y los insultos, de los que los profesores son crecientemente víctimas por parte de los padres de los alumnos. Un estudio del Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos (Insee) publicado el jueves señala que este problema afecta al 12% de los enseñantes, el doble que en otras profesiones.



viernes, 4 de julio de 2014

Sarkozy se echa a los jueces encima

La violencia del ataque lanzado el miércoles por la noche en televisión por Nicolas Sarkozy contra los jueces, y en particular contra una de las dos magistradas que acababan de imputarle por corrupción y tráfico de influencias en el caso de las escuchas, ha causado una gran estupefacción y un profundo malestar en Francia, del que sólo han quedado al margen los más fieles seguidores del ex presidente francés, detrás de su líder como Fuenteovejuna.

El mundo de la judicatura reaccionó ayer con evidente indignación, mientras el Gobierno socialista –a pesar de haber sido directamente señalado por el dedo acusador de Sarkozy– mantenía una calculada prudencia. La prestación televisiva del ex presidente de la República no convenció a la mayoría de los franceses –el 63% no cree en una conspiración y considera que ha sido tratado por la justicia como cualquier otro ciudadano, según un sondeo de 'Le Parisien'– y la incomprensión alcanza a algunos de los dirigentes de su propio partido, la Unión por un Movimiento Popular (UMP), como Alain Juppé.

“Vilipendiar a una institución de la República, en este caso la institucion judicial, como lo hacen ciertos responsables políticos no me parece el método adecuado”, declaró el ex primer ministro y miembro del triunvirato que dirige provisionalmente la UMP, quien deploró asimismo la excesiva “teatralidad” de la puesta en escena del ex presidente.

El presidente de la Asamblea Nacional, el socialista Claude Bartolone, expresó asimismo su “preocupación” por el tenor de las acusaciones de Sarkozy, viniendo como vienen de un ex jefe del Estado, supuesto garante de las instituciones de la República. El primer ministro, Manuel Valls, en cambio se mantuvo a distancia –siguiendo la línea marcada el día anterior por el presidente François Hollande– y se limitó a pedir “respeto hacia la presunción de inocencia y hacia la independencia de la justicia”.

En la entrevista, emitida simultáneamente por TF1 y radio Europe 1, Sarkozy calificó de “grotescos” los cargos de los que se le acusa, denunció una “instrumentalización política de la justicia” y acusó a las dos jueces de instrucción, Claire Thépaut y Patricia Simon, de actuar con parcialidad, de haber querido “humillarle” con su interrogatorio bajo detención y buscar su “destrucción”. Sus dardos fueron dirigidos especialmente contra Claire Thépaut, por ser miembro del Sindicato de la Magistratura, de orientación izquierdista y muy crítico con la política de Sarkozy en su tiempo de presidente.

El Sindicato de la Magistratura fue el que reaccionó con mayor contundencia. Su secretario general, Eric Bocciareli, reprochó a Sarkozy que “persista en tratar de arrojar el descrédito sobre (los jueces) que buscan la manifestación de la verdad” y calificó este fenómeno de contestación de “inquietante”. El presidente de la mayoritaria Unión Sindical de Magistrados (USM), Christophe Regnard, calificó en una tribuna de “lastimosos” estos “desbordamientos anti-magistrados” y añadió que “cuestionar al juez, tratar de desacreditarle, permite sobre todo evitar hablar del fondo (del asunto)”. “La independencia de los jueces es una condición esencial de la democracia”, recordó en fin por su parte la presidenta del Tribunal de Gran Instancia de París, Chantal Arens.

Las relaciones entre Sarkozy y la judicatura han sido históricamente tumultuosas. El expresidente, que en el 2007 había llegado a calificar despreciativamente a los magistrados de “guisantes”, ya atacó duramente al juez Jean-Michel Gentil en el 2013 por haberle imputado en el caso Bettencourt.


Escuchas en cuestión

Todo depende de una cosa, de una sola cosa. La acusación contra Nicolas Sarkozy por corrupción y tráfico de influencias descansa únicamente en la grabación de una serie de conversaciones telefónicas que el ex presidente francés mantuvo con su abogado, Thierry Herzog, en enero y febrero pasados. De ellas se desprende que ambos habrían intentado obtener información sobre el procedimiento del Tribunal de Casación relativo al caso Bettencourt –en el que Sarkozy, ya exculpado, era parte interesada– y tratado supuestamente de influir para lograr una decisión favorable, a través de un magistrado de este tribunal, el abogado general (fiscal) Gilbert Azibert, que a cambio habría pedido el apoyo del ex presidente francés para integrar el Tribunal de Revisión de Mónaco. La defensa de Sarkozy va a tratar, en consecuencia, de impugnar a toda costa la validez de las escuchas judiciales.

La posibilidad de invalidar esta prueba capital no es una quimera. Al menos, así lo ven algunos letrados –entre ellos, el decano del Colegio de Abogados de París, Pierre-Olivier Sur–, que estos días han analizado la cuestión en diversos medios de comunicación. El principal flanco atacable es la modalidad y el uso mismo que la justicia ha hecho de estas escuchas. Decididas en el marco de la investigación sobre la presunta financiación ilegal de la campaña electoral de Sarkozy en las presidenciales del 2007 por el desaparecido líder libio Muamar el Gadafi, las escuchas se habrían alargado –según este razonamiento– de forma abusiva y habrían sido utilizadas de manera ilegítima para un caso diferente.

La ley permite intervenir las comunicaciones privadas, pero siempre con un objetivo preciso y por un tiempo limitado. Ahora bien, Sarkozy fue puesto bajo escucha en septiembre del 2013 y, pese a no encontrar nada, el pinchazo se prolongó varios meses, como si fuera una “red de deriva”, a ver qué podían pescar.

Por otro lado, el hecho de que las conversaciones de Sakozy fueran con su abogado defensor podría suponer una violación del secreto profesional, que protege precisamente la relación entre un abogado y su defendido. La defensa de Sarkozy, que ha asumido otro abogado, Pierre Haik –pues Herzog está también imputado–, impugnará las escuchas ante la sala de instrucción y, en el caso de que su demanda sea rechazada, ante el Tribunal de Casación. El procedimiento puede durar varios meses.


La barba es el mensaje

Tras abandonar el Elíseo en la primavera del 2012, derrotado por François Hollande, Nicolas Sarkozy se dejó crecer una barba de tres días con la que pretendía marcar un antes y un después. Era su forma de decir a través de la imagen lo que decía también con las palabras: su decisión de retirerse de la política era irrevocable (en fin, más o menos irrevocable, según y cómo). Su barba dio entonces mucho de qué hablar. La ex ministra Roselyne Bachelot, que rompió políticamente con el ex presidente francés a causa de su brusco giro a la derecha, llegó a asimilar jocosamente su nueva imagen a un “estilo bad boy homo revisitado”. Sarkozy no se afeitó ni para participar en el 70º aniversario del Desembarco de Normandía ni para ser recibido –poco antes de su abdicación– por el rey Juan Carlos. Era un símbolo. Un día advirtió a los periodistas: “El día que me la afeite será que he decidido volver”. La noche del miércoles, ante las cámaras de televisión de TF1, no quiso desvelar sus intenciones respecto a su futuro. Pero, eso sí, apareció pulcramente afeitado.



jueves, 3 de julio de 2014

Sarkozy, en plan Berlusconi

Nicolas Sarkozy no ha esperado ni veinticuatro horas para contraatacar. Y lo ha hecho a la manera berlusconiana. Imputado en la madrugada de ayer –tras quince horas de interrogatorio policial en situación de detenido– por los presuntos delitos de corrupción, tráfico de influencias y violación del secreto de la instrucción en el caso del Tribunal de Casación, el ex presidente francés lanzó en radio y televisión una violenta carga contra las dos jueces encargadas del sumario. Sarkozy denunció una “instrumentalización política de la justicia”, dió a entender que se había puesto en marcha una conspiración para bloquear su retorno político –en la que mezcló implícitamente al presidente François Hollande, al primer ministro, Manuel Valls, y a la ministra de Justicia, Christiane Taubira– y avanzó que nada le detendrá. “Renunciar es algo que ni me planteo”, afirmó rotundo.

Emitida simultáneamente por televisión (TF1) y radio (Europe 1), la entrevista de Sarkozy –la primera que concedía desde que abandonó el Elíseo en mayo del 2012– se convirtió durante veinte minutos en un ejercicio de victimización similar al que practicó el ex primerministro italiano Silvio Berlusconi cuando empezó a tener problemas con la justicia de su país, apelando directamente a los franceses y poniéndolos “por testigos” de lo que “se está organizando”. “La situación es suficientemente grave como para que la explique a los franceses”, se justificó. Grabada a media tarde en su despacho oficial de expresidente, en la calle Miromesnil de París, cerca del Elíseo, la entrevista fue emitida pasadas las 20 horas sin ningún corte.

Sarkozy acusó a las dos jueces de instrucción que le han imputado, Patricia Simon y Claire Thépaut –especialmente a esta última, por ser miembro del Sindicato de la Magistratura, de tendencia izquierdista y virulentamente antisarkozysta– de actuar con parcialidad y de buscar su “destrucción” acusándole con “cargos grotescos”. El ex presidente les reprochó haberle maltratado al decretar su detención –algo nunca visto hasta ahora con un ex jefe del Estado–, mantenerle quince horas bajo interrogatorio y citarle de madrugada para comunicarle –“sin hacerme ni una sola pregunta”, subrayó– su imputación. “Ha habido una voluntad de humillarme”, aseguró.

En todo caso, tampoco Sarkozy parecía muy dispuesto a contestar pregunta alguna. “Ustedes son jueces políticas, no tengo nada que decirles”, habría expresa-do el expresidente a las dos magistradas en su despacho, según informó el diario 'Le Figaro'.

La justicia sospecha que Nicolas Sarkozy, mediante el concurso de su abogado, Thierry Herzog, intentó obtener información de las deliberaciones del Tribunal de Cuentas sobre un asunto relacionado con el caso Bettencourt que le afectaba y probablemente tratar de conseguir una resolución favorable a sus intereses. El ex presidente francés, que había sido imputado y luego exculpado en dicho caso, buscaba que sus agendas oficiales del Elíseo fueran invalidadas como prueba cara a otros asuntos en las que también aparece implicado. Para ello, Sarkozy y Herzog habrían contado con la ayuda del magistrado Gilbert Azibert, abogado general (fiscal) en la sala de lo civil del Tribunal de Casación, interesado en que el expresidente le ayudara a obtener un puesto de consejero de Estado en Mónaco. Tanto Herzog como Azibert han sido también imputados.

Sarkozy aseguró anoche no haber cometido ninguna infracción –“Se ha hecho todo por dar de mí una imagen que no se corresponde con la realidad”, dijo– y se defendió de estas acusaciones alegando que nunca hizo gestión alguna en favor de Azibert en Mónaco y que, a fin de cuentas, el Tribunal de Casación rechazó su demanda respecto a las agendas.

Sarkozy no quiso adelantarse a su propio calendario y no desveló cuáles son sus intenciones respecto a la posibilidad de tratar de retomar las riendas de su partido, la Unión por un Movimiento Popular (UMP) y de reintentar el asalto al Elíseo en el 2017 –“Lo anunciaré a finales de agosto o septiembre, cuando haya acabado mi proceso de reflexión”, dijo–, pero su ambición no ofrece ninguna duda. “Frente a su país, uno tiene deberes, no derechos, y yo veo con consternación el estado actual de Francia”, afirmó. Y añadió: “Yo amo apasionadamente a mi país, y no soy un hombre que se desaliente por las villanías y las manipulaciones políticas”.


La tribuna misteriosa

“Quizá me he perdido un episodio, pero ¿alguien puede decirme si Claire Thépaut publicó una tribuna contra Nicolas Sarkozy?”. El politólogo Dominique Reynié, director de la Fundación para la Renovación Política (Fondapol) –un ‘think-tank’ de centroderecha–, lanzó ayer este mensaje a través de Twiter para tratar de aclarar uno de los más espesos misterios de la jornada. Los sarkozystas y los portavoces de un sector de la derecha –incluido 'Le Figaro' en su editorial– cuestionaron a coro la neutralidad de la juez de instrucción Claire Thépaut acusándola de haber firmado una crónica contra Sarkozy... que nadie supo encontrar. Por la sencilla razón de que nunca existió, como demostró 'Le Monde'. El texto que se le atribuye era en realidad del presidente del Sindicato de la Magistratura.







Esperando que caiga solo

¿Puede un ex presidente imputado por un delito tan grave como el de corrupción –que en caso de ser condenado le impediría asumir un cargo público–, y potencialmente implicado en otra media docena de casos judiciales, tomar las riendas del primer partido de la oposición? Nicolas Sarkozy, un hombre absolutamente persuadido de su excepcional valía, y sus seguidores más exaltados no tienen la más mínima duda, convencidos como están de que su campeón saltará limpiamente todos los obstáculos que la justicia le ponga por el camino. No se trata, sin embargo, de una opinión unánimemente compartida en su partido, la Unión por un Movimiento Popular (UMP), donde las expresiones de solidaridad hacia su antiguo líder no pueden haber sido más magras. Sus rivales aguardan en silencio a que la acumulación de 'affaires' le deje fuera de combate, mientras una parte de los cargos electos de la derecha se pregunta –cada vez más abiertamente– si el retorno de Sarkozy sería un buen negocio.

“Algunos no quieren su retorno, ésa es una realidad”, admitía ayer con franqueza la eurodiputada Nadine Morano, probablemente la más furiosa 'hooligan' del sarkozysmo. El hasta hace poco presidente de la UMP, Jean-François Copé, forzado a dimitir a causa del escándalo de las facturas falsas de la sociedad Bygmalion –un caso que puede salpicar también a Sarkozy, puesto que se trataba aparentemente de ocultar un gasto superior al legalmente permitido en la campaña electoral del 2012–, hizo un comentario parecido en Twiter: “Algunos le declaran su amistad y, mientras tanto, trabajan para evitar su regreso”, dijo amargamente.

Los tiempos de la unanimidad en la UMP se han acabado. Los tiempos del líder indiscutido y adorado, también. La imputación del ex presidente de la República –la segunda, puesto que ya fue procesado y posteriormente exculpado en el caso Bettencourt– no puede caerle en peor momento, puesto que le debilita a pocos meses del congreso extraordinario del partido del próximo otoño. Decidido a intentar de nuevo el asalto al Elíseo en el 2017, Sarkozy busca la manera de ser proclamado candidato a la presidencia de la República sin pasar por el enojoso –y hoy por hoy, arriesgado– trámite de las primarias. Y con este fin sopesa la oportunidad de presentarse a la elección para presidente de la UMP, cargo que será votado el 29 de noviembre. Una manera de reeditar el golpe del 2005, cuando se hizo con el control del partido como paso previo a ser designado candidato al Elíseo en el 2007.

Pero esta vez las cosas son mucho más difíciles. Ya no tiene como oponente a un 'outsider' como Dominique de Villepin, más solo que la una, sino a pesos pesados como Alain Juppé y François Fillon, que aspiran esta vez a encabezar la candidatura al Elíseo y que apoyarán al frente de la UMP a cualquiera que les deje el camino libre. El ex ministro Bruno Le Maire y –en menor medida– Hervé Mariton, candidatos declarados a la jefatura, garantizan a priori esta neutralidad. Hervé Mariton lo subrayó ayer: “Si queremos recuperarnos, necesitamos un partido robusto, necesitamos un presidente que no concurra a las primarias”, afirmó. Los cuatro tuvieron reacciones más que tibias, gélidas, a la hora de valorar la situación de Sarkozy.

Los electores de la derecha no parecen tampoco muy entusiasmados con el regreso del expresidente, cuya popularidad ha caído considerablemente en los últimos meses. Dos recientes sondeos de BVA constatan que Juppé (con un apoyo del 72%) es preferido por los simpatizantes de la UMP a Sarkozy (61%), y que una mayoría (79%) quiere una “renovación profunda” del partido.