jueves, 12 de abril de 2012

"Hay que volver al franco"

Voz tronante y verbo afilado –no exento de humor–, Marine Le Pen es bien la hija de su padre. Responsable de la mutación del viejo partido de ultraderecha fundado por Jean-Marie Le Pen en una formación política moderna y formalmente más aceptable, la presidenta y candidata al Elíseo del Frente Nacional (FN) se presenta a sus primeras elecciones presidenciales como la genuina “candidata anti-sistema”. En su discurso electoral, junto a la inmigración, el islamismo y –aportación de la historia reciente– los mercados financieros, Europa ocupa un lugar destacado en el altar de los demonios patrios.

“Debemos volver al franco y cerrar de una vez el paréntesis del euro”, clama Marine Le Pen, que el martes desgranó los principales ejes de su programa ante la prensa internacional en la sede del FN en Nanterre, un histórico feudo comunista de la periferia oeste de París al que el partido tuvo que mudarse por motivos económicos. Observada desde un lateral de la sala por el viejo patriarca Le Pen –impecablemente trajeado–, Marine bramó contra la “poción ultraliberal infecta” administrada a los países europeos en dificultad por los actuales dirigentes europeos en “complicidad” con Bruselas y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Y denunció el “dominio de los bancos y los mercados financieros” sobre las políticas nacionales –el ascenso de Mario Monti en Italia lo presentó como un “golpe de Estado”–, que calificó de “fascismo dorado”.

La candidata del FN, a quien los sondeos otorgan una expectativa de voto de entre el 15% y el 17% –“Será más alto, habrá enormes sorpresas”, vaticina–, considera que el euro es el origen de todos los males y sostiene que por salvar a la moneda única se está sometiendo a algunos países, como Grecia, a “curas inhumanas” que de nada servirán. Le Pen citó a España como próxima víctima de esta espiral si no abandona el euro. “No creo que el pueblo español pueda aceptar lo que está sufriendo el pueblo griego. El pueblo francés tampoco. Nuestros pueblos no lo soportarán”, dijo como argumento fundamental para abandonar el euro como moneda única.

La propuesta del FN a este respecto –que encuenttra eco en algunos economistas– es negociar con los socios europeos el “desmantelamiento concertado de la zona euro”, que pasaría por un periodo transitorio en el que el euro coexistiría con las monedas nacionales. El retorno del franco sería sometido a referéndum popular. Le Pen, que reivindicó un “euroescepticismo firme”, tachó de “mentirosos y tartufos” a quienes sostienen la imposibilidad de salir del euro.

La radicalidad de las posiciones del FN en esta materia, su discurso contra los bancos y Bruselas, su defensa de un Estado fuerte con una soberanía recuperada, le han granjeado un notable apoyo entre las clases populares –particularmente, los obreros– y también entre los más jóvenes. Según un sondeo de CSA publicado esta semana por Le Monde, Marine Le Pen sería la candidata más votada (26%) entre los jóvenes de 18 a 24 años, por delante del socialista François Hollande (25%) y del presidente Nicolas Sarkozy (17%)

Junto a la denuncia del “fascismo dorado”, la líder del FN agita también la amenaza del “fascismo verde”, esto es, del islamismo integrista, tema recurrente de su campaña que se ha acrecentado tras la tragedia de Toulouse. Le Pen descalificó en este terreno a Sarkozy, a quien acusó de haber “aupado” con su política al islamismo fundamentalista, tanto en Francia como en el mundo, en referencia a Libia.



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