El proyecto de enlazar las redes de ferrocarril de alta velocidad de Francia y España por la vertiente atlántica, a través del País Vasco, ha recibido un impulso fundamental con la aprobación, el pasado Viernes Santo, del trazado definitivo de las nuevas líneas Burdeos-Toulouse y Burdeos-frontera española (Hendaya) por parte del Ministerio de Transportes francés. El proyecto de esta doble línea de alta velocidad, conocido bajo el nombre de Sud-Oest, debería estar finalizado teóricamente en el horizonte del año 2020, al igual que el tramo Montpellier-Perpiñán, en la vertiente mediterránea. Pero, tanto en uno como en otro caso, la cuestión de la financiación puede retrasar este calendario.
La línea atlántica partía, a priori, con un mayor retraso, pero va camino de recuperarlo. Si el TGV llega ya a Hendaya –como ya lo hacía a Perpiñán y ahora lo hace a Figueres–, la línea de alta velocidad acaba hoy por hoy en Tours, en la frontera del Loira, y el resto del trayecto se prosigue por vía convencional. Sin embargo, la línea Tours-Burdeos ya está en marcha. Aprobado y adjudicado el proyecto –por 7.800 millones de euros–, las obras empezarán el próximo mes de junio, con el objetivo de que la línea entre en servicio en 2017. En ese momento, el viaje Burdeos-París durará dos horas, en lugar de tres.
El resto del tramo, entre Burdeos y la frontera española en el País Vasco, está lejos de tener la financiacion asegurada, pero con la aprobación del trazado se ha salvado un escollo muy importante. El proyecto original ha sido modificado en un 40% para atender las demandas locales.
En la vertiente mediterránea, la línea de alta velocidad llega ya mucho más al sur, hasta Nîmes. Pero la única obra en perspectiva es el tramo de 80 kilómetros entre Nîmes y Montpellier, ya adjudicado –por 1.800 millones– y cuyas obras deben empezar a finales de este año. Su entrada en servicio está prevista para 2017. El resto de la línea, entre Montpellier y Perpiñán, debería estar acabado en 2020, pero tampoco aquí la financiación está asegurada.
Por otra parte, la ministra de Fomento, Ana Pastor, anunció ayer que en los próximos meses su departamento activará el proyecto de construcción de un tercer carril ferroviario del Corredor Mediterráneo valorado en más 1.200 millones. Esta actuación conectará los puertos de Barcelona, Tarragona, Castellón, Valencia y Alicante y permitirá transportar mercancías en tren entre estos puntos y Francia por ancho internacional (de Barcelona a la frontera la infraestructura ya está en servicio). Pastor explicó que el proyecto se acometerá a través de un contrato de colaboración público-privada, un sistema por el que el capital privado –español e internacional– adelanta la mayor parte de la inversión necesaria para acometer el proyecto, para recuperarla una vez que la obra se pone en marcha mediante el cobro de un canon o tasa anual a la Administración.
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