lunes, 23 de abril de 2012

Guiño a la extrema derecha

Si la campaña de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 2007 se jugó en el centro, con François Bayrou en el papel de doncella cortejada, en 2012 se va a disputar en la extrema derecha. Nicolas Sarkozy, en una situacion extremadamente delicada después del mal resultado obtenido en la primera vuelta, ofreció anoche los primeros signos de por dónde va a enfocar la campaña de los próximos quince días: siguiendo con la línea marcada en las últimas semanas –sin demasiado éxito, por cierto–, el presidente francés se propone echar el resto para intentar seducir a los votantes del Frente Nacional, cuyo ascenso es el dato más notable del escrutinio.

“Los franceses han expresado sus sufrimientos y sus angustias, yo los comprendo”, declaró Sarkozy en una breve intervención ante sus seguidores en el histórico local de la Mutualidad, y a continuación desgranó los temas fundamentales que se propone explotar: el respeto de las fronteras, el control de la inmigración, la lucha contra las deslocalizaciones industriales, la valorización del trabajo, la seguridad... Todos los asuntos que están en el corazón de las preocupaciones de las clases populares, que son las que han nutrido el voto del FN.

“Quiero hacer un llamamiento a los franceses que ponen el amor a la patria por encima de los intereses particulares que se unan a mi”, clamó el presidente francés, quien volvió a extender la duda sobre la capacidad de su rival, el socialista François Hollande, para gestionar la crisis.

Con un electorado centrista tradicionalmente dividido casi a partes iguales entre derecha e izquierda, Sarkozy –siguiendo los consejos de su asesor Patrick Buisson– persiste en su intento de seducir a los votantes del Frente Nacional, que en 2007 le dieron la victoria y ahora le han dado la espalda. Su estrategia pasa por intentar poner en evidencia las debilidades, reales o supuestas, de su oponente. Y para ello se destapó proponiendo la celebración de tres debates cara a cara por televisión. Hollande rechazó inmediatamente tal posibilidad, acogiéndose a la tradición de celebrar un sólo duelo televisado.

Seguro de sí mismo, pero sin dar rienda suelta a la euforia, el candidato socialista se presentó ante sus seguidores en su feudo político de Tulle (Corrèze) como “el candidato de todas las fuerzas que quieren cerrar una página y abrir otra. Soy el candidato del reagrupamiento por el cambio”. “El cambio está en marcha y nada lo dentendrá”, añadió.

Hollande consideró el voto de la primera vuelta como una “sanción” del quinquenato que ahora acaba y una “desautorización” del presidente de la República. El candidato socialista reprochó a Sarkozy haber “hecho el juego de la extrema derecha”, lo que a su juicio explica el fuerte ascenso experimentado por el Frente Nacional. “Ni siquiera en 2002, cuando fue calificado para la segunda vuelta, no había movilizado tantos sufrimientos”, dijo expresando su preocupación.

También el centrista François Bayrou expresó su “inquietud” por la subida electoral de la extrema derecha. “La situación del país es hoy candente”, advirtió el candidato del Movimiento Demócrata (MoDem), quien subrayó que “el mal francés está ahí y se agrava”. Y remarcó que, a su juicio, “el único camino para salir será, un día u otro, el que nosotros hemos propuesto”. Es decir, una vasta unión del centro político que incluya a los moderados y reformistas de la UMP y el PS.

El apoyo electoral obtenido por el Frente Nacional fue asimismo subrayada por el candidato del Frente de Izquierda, Jean-Luc Mélenchon, quien reprochó a los dos candidatos favoritos de haber “imitado” o “ignorado” al FN, dejándole solo en su combate contra la extrema derecha. La ecologista Eva Joly, por su parte, culpó de este resultado a “los aprendices de brujo de la identidad nacional”, en una implícita alusión a Sarkozybayrou


Bernadette votó por Chirac

Nunca se sabrá lo que finalmente votó Jacques Chirac. O lo que hubiera votado... El ex presidente francés, quien parecía inclinarse por el socialista François Hollande frente al candidato de su propio partido, Nicolas Sarkozy –con quien ha mantenido históricamente tensas relaciones–, no acudió al colegio electoral y delegó su voto, por procuración, en su esposa. Bernadette Chirac, que ha apoyado a Sarkozy en la campaña, explicó que el estado de salud de su esposo no le permitía ocho horas de viaje hasta Corrèze para votar.


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