domingo, 29 de abril de 2012

Hollande aguanta la ofensiva de Sarkozy

Nicolas Sarkozy va directo a estrellarse. A una semana de la votación de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas, el 6 de mayo, todo apunta a una derrota clara e inapelable del actual presidente de la República frente al candidato socialista, François Hollande. Sólo el núcleo duro de la militancia de la UMP, movilizado para calentar los mítines de su campeón, mantiene el ánimo. Aparentemente Sarkozy también, pero su crispación le traiciona. Los sondeos –unánimes– le son extremadamete negativos, el desánimo y el nerviosismo se extienden en sus filas y entre su electorado ha empezado a instalarse el fatalismo.

“El pequeño Nicolas va a pasar a la historia, es una pena”. Dominique D., pequeño comerciante de la periferia parisina, es un elector fiel del presidente francés, a quien ve ya irremediablemente derrotado. “¡Y encima todo ese giro brutal a la derecha!”, se queja.

La deriva ultra impuesta por Nicolas Sarkozy a su campaña, en pos de los 6,4 millones de electores de la candidata del Frente Nacional (FN), Marine Le Pen, ha dejado estupefacto a una parte de su partido y de su propio electorado, incómodo con ser arrastrado al mismo terreno de la ultraderecha. Que Marine Le Pen haya lavado la cara del viejo FN para hacerlo más respetable y haya rebautizado a los seguidores frentistas como “marinistas” –sutil giro que rompe el cordón umbilical con su padre– no cambia el fondo de las cosas.

Las críticas que el ex primer ministro Dominique de Villepin ha osado decir en voz alta –la única ventaja de ser un apestado político dentro de su propia familia– la dicen a medias palabras otras figuras de la derecha gaullista y de los sectores centristas y democristianos de la mayoría. El filósofo y ex ministro de Educación Luc Ferry lo ha escrito negro sobre blanco en un artículo en Le Figaro: “La estrategia de derechización es un error, una trampa mortal”. En el partido, por ahora, casi todo el mundo calla. Pero el 7 de mayo, si la derrota se confirma, empezará una guerra sin cuartel en el seno de la UMP.

La apuesta de Sarkozy por las tesis de la extrema derecha –consecuencia última e inevitable de la estrategia diseñada por uno de los consejeros más influyentes del presidente, Patrick Buisson, un hombre de pasado ultraderechista– no está dándole resultado alguno. Tras una semana de machacar a la opinión pública con un discurso casi calcado del FN –contra la inmigración, contra los extranjeros, en defensa de las fronteras, contra las élites y los sindicatos– y un tono sumamente agresivo, Sarkozy no ha conseguido nada de nada.

Los seis últimos sondeos hechos públicos a finales de la semana son de una unanimidad demoledora. Todos vaticinan una victoria aplastante de François Hollande, que se impondría a su adversario por entre ocho y diez puntos de ventaja: los institutos de opinion Ifop, Harris Interactive y TNS-Sofres apuntan a un resultado de 55%-45%, mientras que BVA reduce la distancia en un punto –54,5% a 45,5%– y otros dos, CSA y Opinion Way, la rebajan en dos puntos –54% a 46%–. A siete días de la votación, esta diferencia parece insuperable.

De acuerdo con el resultado de la primera vuelta, los politólogos calculan que para ser reelegido Sarkozy necesitaría recuperar para sí el 80% de los votos del Frente Nacional y el 50% de los votos del centrista François Bayrou, presidente del Movimiento Demócrata (MoDem). Una ecuación casi imposible que, a la vista de las encuestas, está lejos de conseguir. La próxima semana, Le Pen y Bayrou desvelarán su posición para la segunda vuelta. Es la última esperanza de Sarkozy


Straus-Kahn: “Nunca creí que irían tan lejos”

Dominique Strauss-Kahn insiste en atribuir su caída política a una conspiración urdida para impedirle presentar su candidatura al Elíseo. En una entrevista publicada ayer por el diario británico The Guardian, Strauss-Kahn atribuye el complot a “gente con una agenda política”, presumiblemente vinculados al presidente Nicolas Sarkozy. “Quizá fui ingenuo en el terreno político, pero nunca creí que irían tan lejos”, afirma el ex ministro socialista y ex director general del Fondo Monetario Internacional (FMI). Strauss-Kahn, detenido el 14 de mayo de 2011 por la presunta violación de una camarera, Naffisatou Diallo, en un hotel de Nueva York –acusación que luego fue retirada–, no sugiere que Diallo formara parte de la conspiración, pero sí lo que sucedió después.



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