Las calles de Francia han empezado a ser casi tan peligrosas para el Ejército francés como el valle de Kapisa en Afganistán. Tres paracaidistas han sido asesinados –y un cuarto ha sido herido gravemente– en los últimos cinco días en el sur del país, en dos acciones aparentemente desconectadas pero que sin embargo presentan grandes similitudes.
Dos soldados franceses murieron ayer –y un tercero se debatía anoche entre la vida y la muerte– tras ser tiroteados por un pistolero a bordo de una scooter en una calle de Montauban (Tarn-et-Garonne), en Midi-Pirineos. Las tres víctimas pertenecían al 17º Regimiento de Ingenieros Paracaidistas (RGP), basado en esta ciudad. Se trata de una de las unidades del Ejército francés desplegadas en Afganistán, donde han muerto cuatro de sus soldados.
Se da la circunstancia de que el ataque de ayer se produce tan sólo cuatro días después de que otro soldado francés, perteneciente al 1er Regimiento Logístico Paracaidista (RTP) de Francazal, fuera asimismo tiroteado y asesinado en Toulouse. Entre esta ciudad y Montauban hay apenas una sesentena de kilómetros.
También en este caso, registrado el pasado domingo, el pistolero iba a bordo de una scooter. Y aunque los investigadores señalan que por el momento no hay ningún indicio que vincule ambos sucesos, tampoco se descarta. El fiscal de Toulouse, Michel Valet, admitió al respecto que los encargados de la investigación, centralizada en ambos casos por la policía judicial de esta ciudad, se hacen “serias preguntas”.
El ataque de ayer se produjo pasadas las 14h, cuando los tres soldados, vestidos con su uniforme, se encontraban sacando dinero de un cajero automático en una zona comercial muy próxima a su cuartel. Un individuo a bordo de una scooter, con el casco puesto y la visera bajada, se acercó a ellos y empezó a dispararles a bocajarro. La policía halló 17 casquillos de bala en el suelo. Dos de los paracaidistas, de 26 y 24 años, murieron en el acto. El tercero, de 28 años, resultó herido de gravedad y su vida se encontraba en peligro (a media tarde llegó a comunicarse por error su deceso, lo que el Ministerio de Defensa desmintió después). “Ha sido una ejecución sumaria”, valoró la alcaldesa y diputada de Montauban, Brigitte Bagères.
El soldado asesinado el pasado domingo, un suboficial de 30 años, iba vestido de paisano cuando un motorista –¿el mismo?– le atacó en una calle de Toulose disparándole en la cabeza.
Las fuerzas de seguridad desplegaron ayer diversos controles y movilizaron un helicóptero para tratar de localizar al motorista de Montauban, sin éxito. Al cierre de esta edición la identidad del asesino seguía siendo desconocida. Los investigadores no descartan ninguna hipótesis sobre el móvil de ambos crímenes.
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, expresó ayer su solidaridad con las familias de las víctimas y mostró su comprensión hacia la comunidad militar, pero llamó a “no dejarse sumergir por la emoción”. Por su parte, el ministro de Defensa, Gérard Longuet, manifestó su “viva emoción”.
Creado en 1946, el 17º RGP ha intervenido en diversas acciones militares exteriores de Francia: Indochina, Argelia, Corea, Suez, Chad, Líbano y Afganistán.
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