Nicolas Sarkozy había prometido la máxima firmeza contra el islamismo radical y la traducción de sus palabras no se ha hecho esperar. Una semana después de la identificación y muerte a manos de la policía del terrorista de Toulouse Mohamed Merah –responsable del asesinato de siete personas en tres atentados en Toulouse y Montauban–, las fuerzas se seguridad lanzaron en la madrugada de ayer una vasta operación contra la organización islamista Forsane Alizza (Caballeros del Orgullo) y detuvieron a un total de 19 personas en la región de París, Nantes, Lyon, Marsella, Niza y Toulouse, de las que 17 quedaron bajo arresto. La operación no estaba “directamente vinculada” al caso Merah, pero a nivel de la opinión pública parece dificil deslindar una cosa de otra.
A sólo tres semanas de la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas –convocadas para el 22 de abril y el 6 de mayo próximos–, ninguna acción es neutra, ningún gesto es inocuo. No resulta sorprendente pues, aunque sí formalmente discutible, que fuera Nicolas Sarkozy en persona quien confirmara de buena mañana el desarrollo de la operación policial, aprovechando una entrevista de carácter electoral en Europe 1. En su condición, pues, de candidato.
“Lo que ha pasado esta mañana va a continuar, habrá otras operaciones que seguirán y que permitirán expulsar del territorio nacional a gente que no tiene nada que hacer aquí”, afirmó el presidente francés, vinculando indirectamente los conceptos de islamista y extranjero, lo que está lejos de ser siempre así: Mohamed Merah, autor del asesinato de tres paracaidistas franceses y de cuatro personas –un profesor y tres niños pequeños– a las puertas de la escuela judía Ozar Hatorah el 11, 15 y 19 de marzo, era natural de Toulouse, francés de nacionalidad y de nacimiento. Una novedad fundamental que explica la sorpresa e inquietud que este caso ha provocado en Francia.
La operación policial de ayer es el resultado de una investigación iniciada el pasado otoño por la Dirección Central de Información Interior (DCRI) –contraespionaje– y la Subdirección Antiterrorista (SDAT) de la policía judicial y que desembocó en febrero en la disolución de Forsane Alizza por parte del Ministerio del Interior, que acusó a la organización fundamentalista de querer formar a sus seguidores en la lucha armada y atentar contra los principios de la República.
Entre las personas detenidas ayer está el líder del grupo, Mohamed Achamlane –alias Abou Hamza–, en cuyo domicilio la policía intervino tres fusiles de asalto Kalashnikov, una pistola Glock –de fabricación austríaca– y una granada. La organización había protagonizado entre 2010 y 2011 diversas acciones contra la ley que prohíbe el velo integral en el espacio público, y en estas manifestaciones Achamlane había expresado públicamente que no descartaba recurrir a la lucha armada como respuesta a las agresiones de las que a su juicio era víctima el islam. Antes de ser clausurada, la página web de Forsane Alizza había hecho un llamamiento para reclutar “soldados”, dirigiéndose especialmente a los “adeptos a los deportes de combate” y “capaces de intervenir rápidamente” en caso de ser requeridos por la organización.
La detención del núcleo duro de Forsane Alizza fue ordenada a principios de mes por tres jueces antiterroristas de París, a través de una comisión rogatoria, por asociación de malhechores con el objetivo de preparar actos de terrorismo. La operación policial de ayer, en consecuencia, es el resultado de una acción de la justicia que ha seguido su propio ritmo y que nada tiene que ver con los sucesos de Toulouse y Montauban. Otra cosa es cómo ha sido presentada y cómo Sarkozy trata de rentabilizarla ahora.
“No vamos a dejar pasar ni una, no habrá ninguna debilidad”, martilleó el presidente francés a lo largo de la jornada de ayer en referencia siempre al desafío de los grupos islamistas radicales. En su intervención radiofónica en Europe 1 llegó incluso a comparar los atentados cometidos por Mohamed Merah con los del 11 de septiembre: “El traumatismo de Montauban y Toulouse ha sido profundo en nuestro país. No quiero comparar los horrores, pero un poco como el traumatismo que siguió en Estados Unidos y Nueva York al 11-S”, dijo.
“Es una afirmación completamente estúpida”, reaccionó el soberanista Nicolas Dupont-Aignan, candidato al Elíseo por el partido Debout la République, quien tachó además de electoralista la operación policial de ayer. “Hay una acción asi cada cinco años, en periodo electoral”, declaró. Un portavoz del Frente Nacional (FN) incidió en esta misma línea al afirmar que la operación policial de ayer “se parece más bien a una redada electoralista”.
La candidata del FN al Elíseo, Marine Le Pen, es con diferencia la que está intentado con más determinación explotar electoralmente los sucesos de Toulouse, que evoca mitin tras mitin. Ayer, Le Pen fue un paso más allá y reclamó la disolución de la Unión de Organizaciones Islámicas de Francia (UOIF), a cuyo congreso anual –previsto a partir del próximo lunes en la periferia de París– habían sido invitados media docena de imanes y predicadores radicales a quienes el Gobierno ha denegado la autorización para entrer en Francia.
Pena de cárcel por aplaudir a Merah
Un joven de 20 años del mismo barrio que el terrorista de Toulouse fue ayer juzgado en comparacencia inmediata y condenado a tres meses de cárcel firmes por apología del terrorismo. “Mi amigo Mohamed es un hombre de verdad. Lástima que no haya tenido tiempo de acabar el trabajo”, dijo el 22 de marzo.
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