domingo, 25 de marzo de 2012

Francia sortea la psicosis

La tragedia de Toulouse ha sobrecogido de horror a Francia entera. La crueldad demostrada en la matanza de la escuela judía Ozar Hatorah por el terrorista islamista Mohamed Merah, a quien no tembló la mano a la hora de disparar con su pistola a la cabeza de tres niños de corta edad, y de perseguir incluso a uno de ellos –una niñita rubia de siete años– hasta el patio para rematarla, ha estremecido de espanto a toda la sociedad. Pero el dolor y la consternación están lejos de haberse transformado en miedo. Sea porque el asesino parece –hasta el momento– haber actuado solo, sea porque atacó a objetivos específicos en lugar de cometer atentados indiscriminados, o probablemente por ambas cosas a la vez, lo cierto es que no hay en Francia ni asomo de pánico ni de psicosis. Même pas peur!
Un sondeo de urgencia realizado por el instituto de opinión Ifop para Dimanche Ouest France los días 22 y 23, en pleno impacto emocional de los atentados y cuando ya se conocía la identidad del autor de los crímenes, constata una rara serenidad entre los franceses. Preguntados por su percepción de la amenaza terrorista que pesa sobre el país, el 53% la califica de elevada (un 11% muy elevada), frente al 47% que la considera débil o muy débil. Quiene expresan una mayor preocupación son las personas de edad avanzada, los miembros de las clases populares y los simpatizantes de extrema derecha.
El 53% es una mayoría escasa. Pero lo más llamativo no es tanto eso como el hecho de que es el nivel más bajo desde que Ifop empezó a plantear esta pregunta, inmediatamente después de los atentados del 11-S del 2001 en Estados Unidos. Sin ir más lejos, el barómetro de septiembre del año pasado –coincidiendo con el décimo aniversario de los ataques contra las torres gemelas de Nueva York y el Pentágono– indicaba que la amenaza terrorista era juzgada elevada por el 60% de los franceses, siete puntos más.
“El hecho de que la inquietud frente a la amenaza terrorista se estabilice hoy a un nivel históricamente bajo induce a pensar que si la tragedia de Montauban y Toulouse ha golpeado las conciencias y conmovido a los franceses, no ha creado en cambio un estado de psicosis en relación con la seguridad. Por horribles que sean, estos crímenes no han tenido el mismo impacto en la opinión que los atentados con bomba, por ejemplo”, razonan los analistas del estudio de Ifop.
En estas condiciones, resulta extremadamente difícil aventurar qué efectos puede tener el trauma de Toulouse sobre la dinámica de la campaña electoral francesa y, más allá, sobre el resultado de las elecciones presidenciales del 22 de abril y el 6 de mayo próximos. A priori, la situación creada ha otorgado a Nicolas Sarkozy la oportunidad de desembarazarse de la condición de candidato a la reelección y reencontrar su papel de presidente de la República y padre de la patria. El éxito policial, al identificar y neutralizar al autor de los atentados menos de 48 horas después de la matanza de la escuela Ozar Hatorah –otra cosa son los eventuales fallos en las labores de prevención–, ha venido a reforzar políticamente a Sarkozy.
“La onda de choque es espectacular. He aquí, en efecto, por la propia fuerza del acontecimiento, al jefe del Estado resituado en primera línea, en el centro del drama, en su mejor papel: gestor de crisis, enérgico y protector, recentrado y coherente (...) Este nuevo dato es todavía indescifrable. Sin duda va a beneficiar al presidente-candidato: jefe de guerra contra el terrorismo, va a poder esquivar, más que nunca, su balance y eludir su programa”, razonaba ayer el diario Le Monde en su editorial de portada.
Parecida opinión ha expresado en Le Figaro el politólogo Pascal Perrineau , para quien la tragedia de Toulouse ha recolocado a Sarkozy “en el centro del juego sobre una temática, la seguridad y el terrorismo, en que aventaja a François Hollande en las encuestas de opinión”. Para el director del centro de investigación de Scienes Po (Cevipof), es difícil vaticinar el efecto electoral que puede tener un drama de estas características. “Se puede prever una ganancia, casi mecánica, en las intenciones de voto de Nicolas Sarkozy. Pero toda la cuestión es saber de qué amplitud”, señala. Jérôme Fourquet, director del Ifop, se declara al respecto “escéptico”. “No creo que vaya a haber repercusiones significativas en los sondeos”, ha afirmado.
De momento, las dos únicas encuestas hechas públicas tras la tragedia ofrecen las mismas contradicciones que las anteriores: Ifop da una ligera ventaja a Sarkozy sobre Hollande en la primera vuelta (28,5% a 27%), mientras BVA invierte la tendencia en favor del candidato socialista al Elíseo (29,5% a 28%). En la segunda vuelta, sin embargo, los dos sondeos anuncian una clara derrota del presidente francés por ocho puntos de diferencia: 54% a 46%. Las cosas, de momento, no han cambiado pues mucho. Pero aún quedan cuatro semanas.

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