Si François Hollande es elegido presidente de la República en las elecciones del 22 de abril y el 6 de mayo próximos, los franceses más ricos –con unos ingresos anuales de más de un millón de euros– deberán rascarse el bolsillo y entregar al fisco el 75% de todo lo que ganen a partir de dicha cantidad. Así lo anunció anteanoche en televisión el candidato socialista al Elíseo, ganándose una tromba de descalificaciones de la parte de la derecha, que llegó acusarle de promover una auténtica “confiscación fiscal”.
La propuesta de Hollande consiste en crear una nueva franja de imposición en el Impuesto sobre la Renta , con un tipo del 75%, para los ingresos por encima de un millón de euros. Ello no quiere decir que ese gravamen se aplique a la totalidad de los ingresos del contribuyente –pues el sistema francés trocea los ingresos de cada francés en tramos y a cada uno le aplica un tipo diferente–, sino sólo a aquella parte que sobrepase el listón del millón.
El partido gubernamental, la UMP , aprovechó la ocasión para lanzar ayer un ataque masivo contra el candidato socialista, jugando ambiguamente con la idea sobreentendida –pero falsa–de que Hollande pretendía requisar a los más ricos el 75% de todas sus ganancias. El ministro de Asuntos Exteriores, Alain Juppé, habló de “confiscación fiscal”, mientras el titular de la cartera de Economía, François Baroin, de forma más alambicada, se refirió a uua “casi expoliación en relación al esfuerzo producido”.
Sin entrar en el detalle de la propuesta, el presidente francés y candidato a la reelección, Nicolas Sarkozy , se contentó con acusar a su adversario de “improvisación, precipitación y amateurismo”. Lo cierto es que el anuncio de Hollande, realizado en el transcurso de un programa de debate con periodistas y telespectadores en TF1, dejó a todo el mundo boquiabierto. Incluido su propio equipo de campaña electoral, uno de cuyos responsables económicos, Jérôme Cahuzac, presidente de la comisión de finanzas de la cámara baja, tuvo que admitir su total ignorancia. Hasta ahora, programa en mano, el candidato socialista sólo proponía establecer un nuevo tipo marginal del 45% a partir de unos ingresos anuales de 150.000 euros. “Se trata de enviar una señal, un mensaje de cohesión social. Hay que hacer un esfuerzo, un acto de patriotismo”, argumentó Hollande.
La imposición a los más ricos es un debate recurrente en Francia, donde –según datos oficiales– el 1,1% de los franceses con más renta sólo pagan de impuestos entre un 15% y un 20%, merced al amplio abanico de desgravaciones fiscales existentes. El verano pasado, el Gobierno aprobó un nuevo impuesto temporal sobre las rentas superiores a 500.000 euros, del 3%, para ayudar a reducir el déficit público. Poco antes, un grupo de 16 grandes empresarios y accionistas habían pedido tener una mayor contribución fiscal contra la crisis.
El nuevo tipo del 75% propuesto por Hollande tendría un efecto limitado. Unos y otros coincidían ayer en que la medida afectaría a muy pocas personas y generaría una recaudación limitada. Su importancia sería, por tanto, esencialmente simbólica. Así lo admitió el director de campaña de Hollande, Pierre Moscovici, quien cifró en algo menos del 1% la proporción de la población directamente concernida. El presidente del Sindicato Nacional Unificado de los Impuestos (Snuip), Vincent Drezet, citado por Le Monde, consideró que este nuevo tramo de imposición afectaría a entre 15.000 y 20.000 familias, y aportaría a las arcas del Estado de 200 a 250 millones de euros.
El sistema francés grava la renta por franjas y a cada franja –en la actualidad hay cinco– le corresponde un tipo impositivo: del 0% hasta 5.963 euros, del 5,5% entre esta última cantidad y 11.896 euros, del 14% en el tramo siguiente hasta 26.420 euros, del 30% entre esta cifra y 70.830 euros, y del 41% sobre todo lo que sobrepase dicha cantidad.
Esto no quiere decir que a un francés que gane, por ejemplo, 50.000 euros al año le corresponda pagar el 30% de sus ingresos y a otro que gane 100.000 el 41%, pues esos tipos máximos sólo les son aplicados a una parte de sus ingresos. En ambos casos, el tipo de gravamen realmente pagado es inferior al tipo marginal: suponiendo que sea una persona soltera y sin hijos, el primero debería pagar 9.433,67 euros (18,86%) y el segundo, 27.642,37 (el 27,64%)
Todo esto sobre el papel. Porque en Francia, la existencia de hijos y de otras personas económicamente dependientes en la unidad familiar no es ya que dé lugar a deducciones fiscales, es que hace que el tipo impositivo baje considerablemente: en función del llamado “cociente familiar”, los ingresos totales de una familia se dividen por el número de sus miembros y es a partir de esas cantidades individualizadas que se calcula la cuantía el impuesto.Forzosamente a la baja.
El sistema francés, sin embargo, tiene una particularidad que debe ser tenida en cuenta para poder compararlo con los de otros países. En Francia, junto al Impuesto sobre la Renta , existen otras dos contribuciones –la Contribución Social Generalizada (CSG) y la Contribución al Reembolso de la Deuda Social (CRDS)– que constituyen en cierto modo un impuesto sobre la renta bis. Una parte puede deducirse de la Renta , pero otra no. La Comisión Europea tiene en cuenta esta doble fiscalidad para calcular la tasa marginal del IRPF en Francia en el 46,7%.
No hay comentarios:
Publicar un comentario