miércoles, 21 de marzo de 2012

"¿Miedo? Nada de miedo"

"Ahora mismo, sólo quiero ir a rendir homenaje a las víctimas y rezar...”. Simon, de veinte años, tiene la mirada perdida a las puertas del colegio Ozar Hatorah, en la calle Jules Dalan de Toulouse. Una calle anodina de un barrio de casas con jardín –modestas y sencillas– como hay tantos en Francia. Una ligera llovizna cae sobre el barrio mudo de La Roseraie, pero las lágrimas se resisten a caer de los ojos brillantes de Simon, ex alumno reconvertido en vigilante del internado. “Yo los conocía a todos. Ayer aún estaba jugando con los pequeños”, dice con una tristeza infinita. Todavía le cuesta comprender, asumir lo que ha pasado. “Todo el mundo está atónito, perdido. Todos estamos bajo el shock”, afirma.

Simon bajaba por la calle en dirección al colegio cuando se produjo la matanza. Debió oir los disparos –un ruido seco–, pero no reparó en ellos. Tampoco vio al asesino. Sólo vio gente corriendo, presa del pánico. Cuando llegó a la entrada de la escuela, los cuerpos de las víctimas yacían en el suelo, en la calle. “Ayudé a cubrilos con mantas”, explica. El recuerdo de esas imágenes le hace titubear y prefiere alejarse.

Apenas queda rastro en el suelo de la matanza, sólo cinco círculos de verde fosforescente dibujados por la policía. Cuatro o cinco ramos de rosas habían sido depositados junto a la puerta, controlada por dos cámaras de videovigilancia. Casi nadie ha podido acercarse al lugar. La policía mantenía acordonadas las calles adyacentes, cerradas a los curiosos. Las casas de enfrente tienen los visillos corridos. A este internado privado para chicos, El tesoro de la Torah –ese es el significado de Ozar Hatorah–, acuden alumnos de toda Francia. En él estudió, por ejemplo, uno de los más populares humoristas y actores franceses, Gad Elmaleh.

La comunidad judía de Toulouse acudió en masa, a última hora de la tarde, a la sinagoga de la calle Riquet para rendir homenaje a las cuatro víctimas de la matanza. El oratorio situado en la primera planta se quedó pequeño y los presentes ocupaban todas las escaleras y los pasillos adyacentes. Escuchar lo que se decía no era lo más importante. Lo más importante era estar allí.

“¿Miedo? No, nada de miedo. Indignación, mucha, pero miedo no. No tiene más que ver cuánta gente hay aquí reunida”, protesta Jean-Jacques, en la cincuentena, cuando se le pregunta sobre el estado de ánimo de la comunidad judía tolosana. No se ve miedo en los rostros, efectivamente. Ni tampoco ira. Pero sí una enorme dignidad, en medio del dolor.

Para Jean-Jacques, como para todo el mundo, el ataque ha sido una sorpresa. En Toulouse, explica, no había habido hasta ahora actos antisemitas de gravedad. “Amenazas, grafitis, poca cosa”, dice. En su opinión, el autor de la masacre no es simplemente un loco: “Será un loco, pero un loco lúcido. No ha actuado al azar. Ha elegido bien la hora y el lugar”, dice. “¡Es un cobarde, un gran cobarde!”, apostilla con ojos enrojecidos su amigo Olivier.

Tampoco Gisèle, una elegante y afable abuela, cree que el asesino sea un loco. “No lo creo”, susurra. Demasiado fácil. Gisèle conoce al director de la escuela y de su esposa, cuya hija Miriam fue rematada en el suelo por al asesino. “Yo estuve con ellos ayer mismo, imagino su sufrimiento”, dice. “Espero que lo detengan pronto, mientras siga en libertad nadie está al abrigo”, añade en relación al autor del crimen, asegurando –como Jean-Jacques– no tener miedo: “Miedo, no. Pero estamos todos muy impactados”.

Jeanine y Henri también han acudido a la sinagoga a expresar su indignación y su solidaridad. Ellos viven además en el mismo barrio –“a cinco minutos del colegio”– y conocían a los tres niños asesinados. “No esperábamos una cosa así, no lo esperábamos”, confiesan desconcertados ante lo que consideran un acto propio de un “desequilibrado”.

La web oficial del colegio Ozar Hatorah permanecía ayer casi inalterada. Únicamente un escueto mensaje aludía a la tragedia, con idéntica continencia: “A causa de los sucesos, la escuela permanecerá cerrada el martes día 20".


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