domingo, 25 de marzo de 2012

Asunto de familia

El hermano mayor de Mohamed Merah, el terrorista de Toulouse muerto por la policía el jueves pasado tras asesinar a siete personas, podría ser acusado formalmente de complicidad en los atentados que costaron la vida a tres paracaidistas franceses y a otras cuatro personas –un adulto y tres niños de corta edad de confesión judía– en las dos últimas semanas. Abdelkader Merah, de 29 años, fichado por la policía como un integrista radical próximo al movimiento salafista, ha negado conocer los planes de su hermano, así como haberle ayudado a perpetrar sus crímenes, pero durante la investigación y los interrogatorios policiales han aparecido diversos elementos que le comprometen seriamente.

Abdelkader Merah y su mujer fueron conducidos ayer a la sede de la Subdirección Antiterrorista (SDAT) en la periferia de París. La policía no parece tener nada contra la mujer –a la que se ha retenido fundamentalmente para averiguar el papel de su marido en los atentados de Mohamed–, pero el hombre podría ser presentado hoy ante el juez, una vez agotado el plazo legal de detención, que en casos de terrorismo es de 96 horas, el máximo.

Las declaraciones de los testigos, así como las grabaciones disponibles –tanto las procedentes de las cámaras de videovigilancia como de la videocámara que el terrorista llevaba adosada al pecho para grabar sus acciones–, han llevado a la policía a la certeza de que Mohamed Merah llevó a cabo sus atentados en solitario. Lo cual no excluye, en cambio, que sus crímenes hubieran sido inspirados y apoyados, directa o indirectamente, por terceros. Acaso por el propio Albdelkader Merah, quien ante la policía dijo sentirse “orgulloso” de su hermano pequeño y “feliz” de que hubiera muerto como un “mártir”.

Ninguno de los indicios y elementos recogidos hasta ahora por la policía contra Abdelkader Merah son concluyentes, pero sí inquietantes. Los investigadores han descubierto, gracias a la geolocalización, que el teléfono móvil de Abdelkader Merah fue detectado cerca de la escuela judía Ozar Hatorah de Toulouse la mañana del lunes 19 de marzo, el mismo día en que su hermano Mohamed, en al filo de las 8 de la mañana, cometió su matanza, asesinando a un profesor y tres niños a las puertas del centro. Ambos hermanos, según la policía, cenaron juntos la víspera, el domingo 18, durante tres horas.

Otro dato contribuye a colocar a Abdelkader Merah en difícil posición. Según él mismo habría admitido, estaba junto a su hermano Mohamed el 6 de marzo cuando éste robó la moto scooter Yamaha T-Max que utilizó para cometer sus tres atentados: el 11 en Toulouse, el 15 en Montauban y el 19 de nuevo en la capital del Midi. El registro del domicilio de Abdelkader Merah en Auterive, 35 kilómetros al sur de Toulouse, se saldó en cambio sin ningún hallazgo. La policía tampoco encontró nada en sus ordenadores.

Abdelkader Merah, un integrista que luce barba y chilaba –y cuya mujer viste el velo integral–, es un viejo conocido de los servicios de información, que en 2007 lo vincularon a un grupo islamista de Toulouse que facilitaba el viaje de jóvenes aspirantes a yihadistas a las zonas de entrenamiento y de combate en Iraq, aunque no llegó a ser procesado. El padre de uno de los miembros del grupo, radicado en Argelia, se casó con la madre de los hermanos Merah, divorciada del padre a principios de los años noventa. Abdelkader y su esposa viajaron en 2010 a Egipto para seguir un curso en una escuela coránica y durante su estancia recibieron la visita de Mohamed, camino en aquel momento de Afganistán.

La investigación confirmó, por otra parte, que la pistola Colt 45 calibre 11,43 mm. hallada en un vehículo junto a otras armas el pasado miércoles –tras habérselo indicado el propio terrorista a los negociadores de la policía que intentaban persuadirle de rendirse–, es la que Mohamed Merah utilizó en sus tres atentados. El joven yihadista poseía un arsenal por valor de 20.000 euros.

El ministro del Interior, Claude Guéant, anunció ayer la desactivación de la máxima alerta antiterrorista en la región de Midi-Pirineos, decretada el lunes tras la matanza de la escuela judía.


Remordimientos de la madre

Puesta en libertad sin cargos en la noche del viernes, la madre de Mohamed Merah, Zoulika Aziri, experimenta un sentimiento de “culpabilidad” y “remordimientos” por no haber sabido percibir el cambio que se estaba produciendo en su hijo y no haber podido evitar que cometiera sus crímenes, según explicó su abogado, Jean-Yves Gougnaud.



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