Cerca de tres semanas ha pasadoNicolas Sarkozy desaparecido. Mudo. Localizable sólo para los amigos. El expresidente francés abandonó París nada más traspasar sus poderes a François Hollande y, acompañado de su esposa Carla y su hija Giulia, se refugió en un riad puesto a su disposición por el rey de Marruecos, Mohamed VI, en Marrakech. En la finca real de Ynan Kebir (El gran jardín), Sarkozy se ha dedicado a descansar de la larga y dura campaña electoral –cosa que su otrora rival y sucesor está lejos de poder hacer– y a empezar un difícil proceso de descompresión política que durará tiempo.
Sarkozy regresó a París el sábado con un aspecto inmejorable. Bronceado y con una barba de tres días, el ex presidente reapareció públicamente haciendo una sesión de jogging en el Bois de Boulogne, cercano al domicilio familiar. Eran las últimas horas de esparcimiento antes de asumir su nuevo papel de "ex".
Un despacho en la calle de Miromesnil, en el distrito VIII de París, muy cerca del Ministerio del Interior y del palacio del Elíseo, será su nueva morada oficial en tanto que exjefe del Estado. Sarkozy tomó ayer posesión simbólicamente de su oficina y mantuvo una primera reunión con el equipo que le asistirá en esta honoraria función.
El expresidente tendrá asimismo otro despacho en la sede del Consejo Constitucional, suerte de tribunal jurídico-político del que entrará a forma parte el próximo mes de septiembre y donde coincidirá con otro ilustre ex: Valéry Giscard d’Estaing. A quien no se cruzará, en cambio, es al también expresidente Jacques Chirac, cuya enfermedad –demencia senil– le ha apartado de los asuntos de este organismo.
A partir de septiembre, pues, Sarkozy podrá juzgar las leyes impulsadas por su sucesor que sean sometidas al Consejo Constitucional o impugnadas por vía judicial. Hasta entonces, Sarkozy volverá a tomarse unas semanas de vacaciones en verano, en la finca de Cap Nègre, que la familia de su mujer posee en la Costa Azul.
No parece que, de momento, Sarkozy haya tomado una decisión sobre su eventual retorno a su profesión de abogado y su reintegración en el bufete que comparte como asociado con Arnaud Claude. Económicamente tampoco lo necesita... Entre su pensión de expresidente y su sueldo de miembro del Consejo Constitucional cobrará alrededor de 20.000 euros al mes.
Los hombres más cercanos al expresidente, con Brice Hortefeux a la cabeza, han creado una asociación –Los amigos de Nicolas Sarkozy– para mantener viva la llama de su líder y servir, llegado el caso, de plataforma para un futuro retorno. Por ahora, sin embargo, esa posibilidad parece remota. Sarkozy se ha propuesto mantenerse en silencio, no hacer comentarios sobre la situación política y aún menos sobre su sucesor en el Elíseo. Su convicción es que debe hacerse olvidar por una larga temporada. Y esperar que el tiempo acabe poniendo las cosas en su lugar. ¿No se convirtió Jacques Chirac en el político más popular tras abandonar el Elíseo?
Lo que es seguro es que Sarkozy –quien, por cierto, no ve muchas posibilidades de que la derecha pueda ganar las elecciones legislativas, según ha comentado a sus amigos– no optará en ningún caso a retomar la presidencia de la UMP ni se propone intervenir en la guerra que va a enfrentar a Jean-François Copé, François Fillon y Alain Juppé por el liderazgo de la derecha.
Su futuro político hay quienes lo ven fuera de Francia, en Europa. A fin de cuentas, fue como presidente de turno de la Unión Europea como pudo verse al mejor y más brillante Sarkozy.
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