Un plan de inversiones por valor de 120.000 millones de euros para reactivar la adormecida economía europea es la receta keynesiana que propone François Hollande en su propuesta de Pacto por el Crecimiento en Europa. Así consta en el memorándum que el presidente francés envió el pasado jueves a sus homólogos europeos y cuyo contenido reveló ayer el Journal du Dimanche. La principal novedad del documento, de 11 páginas, es la cuantificación del esfuerzo inversor europeo, que a juicio de París debería centrarse en el desarrollo de las nuevas tecnologías –redes inteligentes, economía digital, nanotecnologías, biotecnologías, nuevos materiales–, energías renovables y eficacia energética de las nuevas construcciones, transportes y redes de suministro de agua.
La propuesta francesa considera que las medidas para relanzar el crecimiento económico –de “efecto rápido”, se subraya en el documento– deberían ser decididas en el Consejo Europeo del 28 y 29 de junio y concretarse de aquí a final de año. La mayor parte de los 120.000 millones previstos debería asimismo movilizarse en los próximos meses. La propuesta, que no detalla objetivos en materia de resultados, plantea asimismo la adopción de medidas de fomento de l empleo.
Las fuentes de financiación de estos 120.000 millones son ya conocidas, pues Hollande ya las había expuesto con antelación: el reaprovechamiento de los fondos estructurales inutilizados (55.000 millones), el reforzamiento del capital del Banco Europeo de Inversiones para financiar proyetos europeos en infraestructuras (10.000 millones, que le permitirían levantar en el mercado financiero 60.000 millones) y la creación de los denominados project bonds (4.500 millones), en línea con lo propuesto por la Comisión Europea. Hollande propone asimismo establecer una tasa sobre las transacciones financieras y cuya recaudación serviría básicamente para reforzar el presupuesto de Bruselas.
El documento del presidente francés elude, en cambio, el planteamiento de reformas estructurales tales como la del mercado de trabajo o la liberalización de determinados sectores económicos como propone Alemania.
La propuesta que más irrita en Berlín, la creación de eurobonos para mutualizar la deuda de los Estados de la zona euro, París no la plantea para ahora mismo, pero sí reclama la fijación de una hoja de ruta con etapas detalladas en los próximos diez años. Alemania no rechaza llegar a tal mutualización, pero al final de un largo camino que exigirá importantes cesiones de soberanía en materia económica y presupuestaria por parte de los países involucrados, algo que en Francia no levanta entusiasmo pero se ve inevitable.
François Hollande y la canciller alemana, Angela Merkel, mantuvieron el sábado una entrevista telefónica para tratar de rebajar la tensión que se había instalado entre ambas capitales a lo largo de esta última semana. Al parecer, al menos eso se logró. El Elíseo calificó de “constructiva y fructífera” la conversación.
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