martes, 19 de junio de 2012

La UMP se pregunta por sus errores

La derrota de Nicolas Sarkozy en las elecciones presidenciales del 6 de mayo no provocó en la UMP ningún debate interno. Las legislativas estaban demasiado cerca como para abrir en ese momento la caja de los truenos. Pasados los comicios y confirmada la catástrofe –con la pérdida de un centenar de escaños–, ha llegado el momento de abrirla. Diversos barones de la derecha pusieron ayer sobre la mesa la espinosa cuestión de la línea ideológica de la UMP y criticaron abiertamente la estrategia de aproximación a las tesis de la ultraderecha impuesta por Sarkozy y seguida después por el secretario general del partido, Jean-François Copé.

Las voces que se han empezado a alzar son de calado y auguran un vivo debate político –parelelo a la confrontación personal por el liderazgo del partido– cara al congreso que la UMP celebrará el próximo mes de noviembre.

El ex primer ministro Jean-Pierre Raffarin, referente de una sensibilidad centrista y social, fue el primero en atacar la misma noche electoral, al constatar en una entrevista televisiva que “la deriva derechista ha fracasado”. “En el pasado, nuestra mayoría ha sido un poco hemipléjica, la parte derecha ha estado más reforzada que el centro”, añadió.

En la misma línea, otro ex primer ministro, Alain Juppé, consideró en una entrevista en Le Monde que la UMP debe “clarificar” sus posiciones y sus valores. El que fuera el último ministro de Exteriores de Sarkozy apuntó que las declaraciones de algunas figuras de la UMP identificándose con algunos valores del Frente Nacional –en alusión a la ex ministra Nadine Morano– crean confusión en el electorado de derechas. “Nosotros tenemos una incompatibilidad de valores, de programa y de estrategia con el Frente Nacional”, remachó.

Si Juppé no quiso avanzar sus intenciones sobre la posibilidad de optar a la jefatura de la UMP, sí lo hizo en cambio el ex ministro de Economía, François Baroin, quien amagó con presentarse candidato a la presidencia del partido si no ve reflejadas sus ideas. Baroin se identificó con Juppé al criticar el acercamiento con la ultraderecha. “Cuando uno escucha a algunos decir que se reconocen en los valores del FN y que encuentran a Marine Le Pen simpática, uno se pregunta ¿cuál es el siguiente paso?”. Baroin marca así distancias con Copé, con quien hasta ahora integraba un grupo de jóvenes dirigentes llamados los mosqueteros. Otro rival de Copé, el ex ministro Xavier Bertrand, llamó por su parte a un “profundo replanteamiento”. “Hemos de seguir siendo nosotros mismos”, añadió.

Pero no es Baroin ni Bertrand la principal preocupación de Copé, sino François Fillon, serio aspirante a didirgir la UMP. Elegido en su nueva circunscripción de París, el ex primer ministro abordó sin tapujos la necesidad de un cambio: “Debemos renovarnos, el tiempo de las ilusiones y los eslóganes se ha terminado”, dijo la noche del domingo.

El acusado giro derechista protagonizado por Sarkozy desde mediados de 2011 y redoblado durante la campaña electoral –en la que coqueteó descaradamente con las tesis de la extrema derecha– no le funcionó. Como no ha funcionado en las legislativas la ambigüedad mantenida respecto al FN. Muestra de este callejón sin salida ha sido el estrepitoso fracaso de algunas de las figuras más identificadas con la línea radical del ex presidente –Claude Guéant, Nadine Morano, Valérie Rosso-Debord, Guillaume Peltier, Benjamin Lancar...–, que han quedado fuera del Parlamento. Y lo mismo les ha pasado a los representates de la corrienta más derechista de la UMP, la Derecha Popular, que ha perdido la mitad de sus diputados.


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