viernes, 15 de junio de 2012

La respuesta de Ségolène

El nuevo folletín del Elíseo, una historia pública de celos y fobias en la cúpula del Estado entre la mujer actual y la ex mujer del presidente de la República, se ha incrustado definitivamente en el debate de la campaña electoral francesa pese a los desesperados intentos de los dirigentes socialistas por apagar la polémica. A tres días de la seguna vuelta de las legislativas, la ex compañera de François Hollande y madre de sus cuatro hijos, Ségolène Royal, en una situación electoralmente desesperada, abrió un nuevo capítulo del culebrón ayer al reaccionar directamente al ataque de la primera dama, Valérie Trierweiler, a quien reclamó respeto.

En un mitin que protagonizó la noche del miércoles en La Rochelle, la circunscripción por la que se presenta a diputada, Royal aludió por primera vez al mensaje enviado por Trierweiler a través de Tweeter en el que ésta expresaba su apoyo a su rival, el candidato socialista disidente Olivier Falorni. “Yo puedo encajar los golpes. No es fácil, a veces es demasiado. Hay golpes incomprensibles, inimaginables, violentos”, afirmó Royal ante su auditorio, antes de confesarse “herida”. “Yo no soy un robot”, dijo. Y, de forma genérica, pero implícitamente dirigida a la mujer que rompió su pareja con Hollande, reclamó respeto: “Pido respeto para una mujer política, respeto para una madre de familia cuyos hijos escuchan lo que se dice”.

No fue vana tal alusión. Por los hijos, y sólo por ellos, Segolène Royal aceptó en noviembre del año pasado apoyar a Hollande en la campaña interna de las primarias socialistas para ser designado candidato al Elíseo. Y los hijos no podrán comprender y aceptar ahora que la nueva mujer de su padre –contradicendo el apoyo que, en contrapartida, le ha prestado el presidente a su madre– cometa ahora semejente traición. “Pido ser respetada, como debe ser respetado el apoyo político que me aporta el presidente de la República en tanto que única candidata de la mayoría presidencial”, remachó en Libération.

La malograda candidata socialista al Elíseo en 2007 frente a Nicolas Sarkozy, que también fracasó en su pulso con Martine Aubry en 2009 por hacerse con la jefatura del Partido Socialista, se enfrenta ahora a una nueva prueba crucial ante las urnas. Su desembarco en La Rochelle ha sido mal recibido por una parte del PS local, hasta el punto de formar una candidatura alternativa en su contra. Apoyado por la derecha, que ve una oportunidad de oro de desembarazarse de Royal y de empañar la previsible victoria socialista del domingo en el conjunto de Francia, Falorni es dado victorioso por los sondeos. De confirmarse, Royal vería frustrada su aspiración de regresar a la Asamblea Nacional y de optar a la presidencia de la cámara.

En su lucha por ganar la elección, Royal ha decidido explotar, en la recta final de la campaña, el recurso a presentarse como víctima. Y doblemente víctima: de los celos de Trierweiler, por un lado, y de una oscura conspiración política que uniría a la derecha local con sectores jospinistas de su partido, de otro. “Yo soy la mujer que quiere abatir una parte del viejo aparato político, esos machos que nunca han soportado que una mujer sea candidata a la presidencia de la República”, ha dicho, mientras denuncia una “operación de deshonor” en su contra y habla de “estafa política” y de “traición”. Royal pronuncia estas palabras aludiendo a Olivier Falorni –que ha calificado de “igual a Sarkoy”–, pero el eco parece alcanzar más allá.

El patinazo de Trierweiler suscitó ayer nuevas tomas de posición en el seno del PS. La primera secretaria del partido, Martine Aubry, consideró que la primera dama “debería ser mas discreta”. Y algo parecido sostuvo también el ministro de Trabajo, Michel Sapin, un íntimo del presidente...


“Vas a ver de lo que soy capaz”

Valérie Trierweiler ya puede negar todo trasfondo personal en su mensaje de apoyo al rival de Ségolène Royal en La Rochelle, que nadie le cree. Nadie le cree porque de su aversión y sus celos hacia la ex mujer de su compañero y presidente ha dado ya repetidas muestras. Y porque las circunstancias que desencadenaron el polémico tuit que la primera dama escribió el martes, que poco a poco empiezan a conocerse, corroboran la primera impresión. Abundando en lo que ya han explicado otros medios, la cronista política de Le Point Anna Cabana confirma que Trierweiler se enfureció tras conocer que Hollande había decidido –sin avisarle– escibir unas breves palabras de apoyo a Royal cara a la segunda vuelta de las elecciones. Un gesto que el presidete francés no ha tenido con ningún otro candidato socialista. Según el relato de Cabana, que cita como fuente a una persona cercana a la primera dama, Trierweiler se habría encarado con su compañero y le habría espetado: “Has tomado posición en favor de Royal sin decírmelo. Vas a ver de lo que soy capaz”.




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