martes, 12 de junio de 2012

Le Pen se queda a medio camino

El fulgurante ascenso de la extrema derecha francesa en las elecciones presidenciales del pasado mes de mayo, en las que su jefe de filas y candidata, Marine Le Pen, obtuvo el récord de 6,4 millones de votos (el 17,9%), ha quedado considerablemente frenado en la primera vuelta de las legislativas, a la vista de los resultados oficiales definitivos. Aún con un porcentaje de voto considerable (el 13,6%), uno de los más altos logrados por el Frente Nacional (FN) en unas elecciones legislativas, el partido de ultraderecha ha perdido por el camino casi tres millones de votos. La abstención le ha castigado proporcionalmente más que al Partido Socialista y sus socios –con una pérdida de 1,3 millones de sufragios– y que a la Unión por un Movimiento Popular (UMP), que ha perdido a su vez algo menos de un millón.

La “ola azul marino” que, cual tsunami, anunciaba Marine Le Pen ha resultado tener bastante menos fuerza de la esperada. Los 3,5 millones de votos recolectados en la primera vuelta por los frentistas están por debajo, tanto en términos absolutos como relativos, del resultado de las elecciones legislativas de 1997, en que el FN del padre fundador, Jean-Marie Le Pen, se llevó 3,8 millones de votos (el 15%), sin por ello obtener ningún diputado en el hemiciclo de la Asamblea Nacional. El resultado actual es comparable también al de las elecciones regionales de 1992, 1998 y 2004.

El salto dado en las presidenciales de este año llevó a la nueva dirección del FN a vislumbrar un segundo acto triunfal en las legislativas. La realidad, sin embargo, ha venido a corregir su entusiasmo. Así, las 135 circunscripciones en que los frentistas aspiraban potencialmente a pasar a la segunda vuelta han acabado reducidas a 61: de ellas, en 29 se trata de duelos contra otro candidato –20 de izquierda y 9 de derecha– y en 32 casos, de “triangulares” con tres aspirantes en liza. Es aquí, pero sólo aquí, donde pueden hacer daño a la UMP.

Si en las presidenciales Marine Le Pen acabó en cabeza en 23 circunscripciones, esta vez sus candidatos sólo han acabado en primer lugar en cinco. Entre ellas la de la propia líder del FN en Hénin-Beaumont (Nord-Pas de Calais) y de su sobrina, Marion Maréchal-Le Pen, en Vaucluse.

“El Reagrupamiento Azul Marino resiste remarcablemente bien, habida cuenta cuenta de la abstención y de un modo de escrutinio profundamente antidemocrático”, proclamó ayer Marine Le Pen sin echar las campanas al vuelo. Realista, la líder del FN subrayó la consolidación de su partido tercera fuerza política de Francia y expresó su confianza en lograr de nuevo representación en la Asamblea Nacional, donde ha estado presente en sólo dos ocasiones (la última en 1988)

Le Pen confirmó que el FN mantendrá todos sus candidatos en liza en la segunda vuelta y avanzó que, allí donde no esté presente, no pedirá el voto para ningún otro candidato. Salvo en seis casos excepcionales en los que el partido de ultraderecha quiere vengarse personalmente de uno de los candidatos –ya sea de la UMP como del PS– y llamará a votar a su contrincante. Es el caso, por ejemplo, de la ex ministra y ex portavoz de campaña de Nicolas Sarkozy, Nathalie Kosciusko-Morizet, o del ex ministro socialista Jack Lang.

Los socialistas, como es habitual, llamaron ayer por boca de la primera secretaria del PS, Martine Aubry, a establecer un “cordón sanitario republicano” para impedir que el FN obtenga representación parlamentaria. La proposición es que cada ubo de los dos gran ds partidos apoye al del otro allí donde enfrente haya un candidato frentista. En el caso de triangulares, ello implicaría la retirada del peor situado de los dos, esto es, el que acabó en tercer lugar. Los socialistas han decidido ya aplicar de forma unilateral esta política –por ejemplo, contra la nietísima Le Pen– y apelaron a la UMP a hacer lo mismo. Su llamamiento cayó en saco roto.

La dirección de la UMP, que no quiere importunarse con el electorado popular de extrema derecha, reafirmó ayer su decisión de mantener a todos sus candidatos en liza y de no pedir el voto para ningún otro, ni del FN ni del PS. Así lo explicó el secretario general del partido, Jean-François Copé, quien considera que le hegemonía del PS en el Parlamento es mala para el país.

La UMP tampoco quiere importunarse con su propio electorado, que en una elevada proporción –dos decada tres, según un sondeo de Ipsos– desearía un acuerdo UMP-FN de mutuo desestimiento contra la izquierda. Algún candidato de la derecha, a titulo individual, se ha mostrado inclinado a hacerlo así.
De haber un acuerdo tácito entre derecha e izquierda para cerrar el paso al FN, Marine Le Pen no tendría ninguna esperanza de entrar en la Asamblea Nacional, dado que el sisteme electoral mayoritario a dos vueltas penaliza a los partidos minoritarios. Pero la abstención –activa o pasiva– de la UMP puede abrirle la puerta. Las estimaciones le dan como máximo de 3 a 5.





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