Francia ya no
tiene primera dama. François Hollande comunicó finalmente ayer, pocos minutos
antes de las siete de la tarde, que había decidido “poner fin” a su “vida en
común” con la periodista Valérie Trierweiler. Ni una palabra más, ninguna otra
explicación. Esta vez, a diferencia de lo que sucedió con el divorcio de su
antecesor en el Elíseo, Nicolas Sarkozy, en el 2007, no hubo ningún comunicado
oficial de la presidencia de la República, ninguna declaración escrita, ni
individual ni conjunta. Tan sólo una llamada del presidente a la agencia France
Presse a título personal, un modo de reforzar su determinación de mantener su
vida privada separada de su vida pública.
La ruptura de la pareja presidencial parecía inevitable
después de que la revista Closer desvelara hace dos
semanas –con fotos incluidas– la relación amoroso clandestina de François
Hollande, de 59 años, con la actriz Julie Gayet, de 41. Las escasas y escuetas
declaraciones que había realizado el presidente a este respecto, más los pocos
comentarios surgidos desde su entorno, apuntaban a este desenlace. Quedaba
decidir cuándo anunciarlo.
Hollande hubiera deseado hacerlo inmediatamente, pero la
hospitalización de la que en ese momento era todavía su compañera oficial, a
causa de una crisis nerviosa –que al parecer le empujó a una ingestión excesiva
de tranquilizantes– provocada por la noticia de su infidelidad, le obligó a
esperar. Ingresada durenta una semana en el hospital de la Pitié-Salpétrière,
Trierweiler salió hace una semana y se instaló provisionalmente, para guardar
reposo por consejo de los médicos, en la residencia presidencial de La Lanterne
(Versalles)
El presidente francés se comprometió, en su conferencia de
prensa de apertura del año en el Elíseo, el pasado día 14, a “clarificar” su
situación personal –y por consiguiente la continuidad o no de Valérie
Trierweiler como primera dama– antes de su viaje oficial a Estados Unidos del
próximo 11 de febrero, en cuyo programa había una cena privada, a cuatro, en la
Casa Blanca, con Barack y Michèle Obama. Al final, el anuncio sorpresa de que
Valérie Trierweiler iba a mantener su participación en un viaje a la India
organizado por Acción contra el Hambre –que se inicia mañana en Bombay– ha
precipitado el anuncio este fin de semana. Aunque presentado como de “carácter
privado”, el viaje había sido preparado conjuntamente con los servicios de
Trierweiler en el Elíseo y en las acreditaciones de prensa se aludía
explícitamente a la visita de la “First Lady of France”. La “clarificación”
devino en ese momento urgente.
Las condiciones de la separación, que al parecer fueron
pactadas por la pareja en un almuerzo el pasado jueves, no han sido por ahora
explicitadas. Hollande y Trierweiler, cuya relación data de hace ocho años,
nunca se han casado, ni firmado
documento alguno. Pero el hecho de que Trierweiler se haya visto obligada a
dejar –ni que sea parcialmente– su trabajo para asumir su función de primera
dama ha obligado sin duda a pactar también las cuestiones de tipo material. De
momento, ayer dejó La Lanterne y se trasladó a su domicilio particular, en el
distrito XV de París.
A punto de cumplir 49 años, Trierweiler sigue siendo
asalariada de Paris Match, semanario para el que escribe
actualmente una crítica literaria y gracias al cual conoció a Hollande. El hoy
presidente era primer secretario del Partido Socialista (PS) cuando la
periodista fue encargada de cubrir la información de los socialistas. Su
romance se inició en el 2005. Madre de tres hijos, Valérie Trierweiler –cuyo
apellido familiar es Massonneau– estaba casada entonces en segundas nupcias con
el periodista Denis Trierweiler, mientras que Hollande estaba unido a la que
fuera candidata socialista al Elíseo en el 2007, Ségolène Royal, con quien
tiene tres hijos. Ese año, la misma noche de las elecciones legislativas, Royal
anunció públicamente su ruptura con Hollande.
Trierweiler tuvo desde el principio dificultades para
adaptarse al papel de primera dama. Obsesionada por Ségolène Royal, puso a
Hollande en una postura desairada en dos ocasiones: al forzarle a darle un beso
en la boca en la fiesta que se celebró en la Bastilla nada más ser elegido
presidente, el 6 de mayo del 2012, y cuando en la campaña de las legislativas
de junio difundió en Twiter un mensaje para sabotear la candidatura de Royal en
La Rochèle.
El epidosio del tuit degradó un poco más las relaciones con
Hollande –que al parecer ya no iban muy bien– y con los hijos de éste, además
de echarse a la opinión pública en contra. Si Hollande es el presidente más
detestado de la V República, Trierweiler era la primera dama más impopular
(sólo un 8% de simpatizantes)
La separación deja a Hollande las manos libres para
proseguir su relación sentimental con Julie Gayet. Pero, en este caso, será
totalmente privada. El presidente francés ya ha dejado claro, en conversaciones
privadas, que no piensa colocar a una nueva primera dama en el Elíseo. Esta
figura no existe legal ni constitucionalmente en Francia, pero la realidad es
muy otra. Trierweiler tenía hasta ahora un gabinete propio, integrado por cinco
personas, cuyos salarios se elevaban a 19.742 euros netos mensuales. A partir
de ahora, Hollande será como un presidente soltero.
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