A medida que se
van conociendo nuevos detalles de la relación amorosa clandestina de François
Hollande con la actriz Julie Gayet, más en evidencia queda el desenfado con que
el presidente francés abordó las cuestiones relativas a la seguridad. Conducido
a sus citas por su antiguo chófer de los tiempos del Partido Socialista
–recuperado para la ocasión– y con sólo dos escoltas de protección, el
apartamento donde se citaba la pareja, situado en el número 20 de la calle
Cirque –a una manzana de distancia del Elíseo–, aparece indirectamente
vinculado a la mafia corsa.
Propiedad de un comerciante jubilado residente en Biarritz,
el piso está alquilado a la actriz Emmanuelle Hauck, amiga de Julie Gayet. El
exmarido de Hauck y padre de sus hijos, el también actor Michel Ferracci –que
irónicamente participa en la serie de televisión “Mafiosa”–, del que está
separada desde hace seis años, fue condenado en noviembre del año pasado a 18
meses de prisión en el marco del caso del Círculo Wagram, una sala de juego de
París utilizada par desviar dinero en favor de la banda de la Brise de Mer, un
gang del crimen organizado de la isla de Córcega.
Emmanuelle Hauck estuvo después sentimentalmente ligada a
François Masini, un hombre vinculado al mundo del fútbol, que el 31 de mayo del
año pasado fue acribillado a balazos cerca de Bastia, al norte de la isla en un
ajuste de cuentas de firma mafiosa. El director del diario digital Mediapart, el primer medio que alertó sobre esta circunstancia,
Edwy Penel, subrayó ayer el riesgo que asumió el presidente francés al acudir
en los últimos meses a este apartamento. “Hollande podría haber sido víctima de
una trampa de la mafia corsa”, dijo. Hipótesis descabellada o no, lo cierto es
que los servicios de seguridad de la presidencia de la República no parecen
haber tenido en cuenta este extremo.
Asimismo, la relativa facilidad con que Hollande fue cazado por el fotógrafo que vendió las imágenes a la
revista Closer –Sébastien Valiela, el mismo paparazzo
que en 1994 tomó la foto de la hija secreta de François Mitterrand. Mazairne–,
plantea la cuestión del riesgo potencial de un atentado. Apostado en un piso
alquilado a tal efecto en el edificio de enfrente, el fotógrafo tuvo al
presidente a tiro en varias ocasiones.
Mientras tanto, la compañera sentimental de François
Hollande, Valérie Trierweiler, permanecía anoche hospitalizada. Según fuentes
próximas a la primera dama, cuya salida del hospital se esperaba para ayer, permanecerá
aún varios días bajo la vigilancia de los médicos, indicó la agencia France
Presse. Trierweiler, que según el periodista Frédéric Gerschel, de Le Parisien, que ha podido hablar con amistades
cercanas, se enteró de la infidelidad de Hollande por boca de éste la noche del
jueves, pocas horas antes de que Closer publicara las
fotos comprometedoras –hasta entonces, no había querido creer en los
insistentes rumores que circulaban por París–, sufrió un shock y el viernes tuvo que ser ingresada.
Según el entorno de Trierweiler, ésta espera una
“clarificación” de la parte del presidente sobre su situación, habida cuenta de
que además de las cuestiones personales está en juego su papel oficial como
primera dama. De acuerdo con estas fuentes, Trierweiler no estaría por la
ruptura, sino por salvar su pareja.
En el Elíseo, en víspera de la conferencia de prensa
semestral del presidente, el nerviosismo estaba a flor de piel. Tan pronto se
reprochaba en voz baja al gabinete de la primera dama orquestar un chantaje
emocional, tan pronto se veía la mano de Nicolas Sarkozy en la información
publicada por Closer. En todo caso, Hollande deberá
decir algo a los 500 periodistas de todo el mundo que le esperarán hoy en el
Elíseo.
El papel de Ségolène
Royal
Ségolène Royal, ex compañera sentimental de François Hollande
y madre de sus cuatro hijos, abandonada por el hoy presidente francés para
unirse con Valérie Trierweiler, ha mantenido en todo este asunto una exquisita
elegancia. Preguntada por el caso en una radio, abogó por “pasar página”.
Curiosamente, Ségolène Royal está indirectamente en el origen del encuentro entre
François Hollande y Julie Gayet. La actriz participó, en efecto, en la campaña
electoral de Ségolène Royal para las presidenciales del 2007 y ahí entró en
contacto con Hollande y con los amigos de la entonces pareja. Julie Gayet
reapareció a finales del 2011 para prestar su apoyo a la campaña de Hollande en
las primarias del PS.
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