viernes, 17 de enero de 2014

¿Demasiados tranquilizantes?

La hospitalización de la compañera oficial del presidente francés, Valérie Trierweiler, el viernes pasado, tras conocer la infidelidad de François Hollande con la actriz Julie Gayet, pudo deberse a una ingestión excesiva de tranquilizantes, según han avanzado varios medios de comunicación franceses citando a amigos de la primera dama de Francia.

Ni el Elíseo, que mantiene un silencio absoluto sobre el tema, ni el gabinete de Trierweiler han confirmado este extremo. La versión oficial sigue siendo la misma de hace hoy una semana, cuando la compañera de Hollande fue ingresada en el hospital de la Pitié-Salpétrière, esto es: un ataque de fatiga que le exige reposo. De momento, hospitalizada sigue y seguirá aún varios días, e incluso –según avanzó el analista político Michaël Darmon, del canal i-Télé– podría acabar siendo transferida a una clínica de reposo.

El semanario de información general Le Point apuntaba ayer que tras recibir la confesión del presidente sobre sus relaciones amorosas con Julie Gayet , la noche del jueves –víspera de que la revista Closer publicara una amplia información con fotos de los dos amantes entrando y saliendo del mismo edificio en una de sus citas clandestinas–, Valérie Trierweiler habría tomado una dosis elevada de tranquilizantes. “Sólo tomó alguna píldora de más”, aseguró uno de sus amigos, descartando así que pudiera tratarse de un intento de suicidio.

Una versión muy parecida publicó ayer la revista del corazón Ici Paris, que incluso identifica el fármaco: Lexomil, un ansiolítico compuesto de bromazepán e indicado para estados de ansiedad severos. Según el relato de esta publicación, Valérie Trierweiler, ya tensa después de la conversación de la víspera con el presidente, sufrió un shock el viernes por la mañana al ver las fotos de la revista Closer y decidió dejar el Elíseo para trasladarse a su domicilio particular, en el distrito XV de París. Una vez allí, al parecer, tomó los tranquilizantes con el fin de poder dormir. Pero su guardaespaldas, inquieto, habría alertado inmediatamente al Elíseo y el presidente habría ordenado su traslado preventivo al hospital.

Preocupado debía estar también, en efecto, François Hollande el pasado viernes y, según algunas fuentes, estuvo llamando regularmente al hospital para interesarse por el estado de su compañera. Sin embargo, a petición de los médicos, el presidente francés no ha puesto en ningún momento los pies en el centro hospitalario. Después de la confesión inicial, la pareja presidencial tiene aún pendiente una conversación crucial sobre su futuro. Y es muy probable que lo que Hollande tenga que decirle a su compañera no sea precisamente lo más indicado para levantar el maltrecho ánimo de la paciente.

Si el presidente deseara mantener a Trierweiler a su lado ya habría ido a visitarla y el martes, en su multitudinaria conferencia de prensa en el Elíseo, habría confirmado sin ambages que ella sigue siendo la primera dama. No ha hecho ni una cosa ni otra, por lo que el escenario que se dibuja es más bien el de una ruptura.

Según los amigos de la periodista, citados en diversos medios, Trierweiler se encuentra en un estado de “fatiga nerviosa” muy acusado y alterna sentimientos de cólera y de abatimiento. Y estaría dispuesta a perdonar para salvar su pareja. Falta, sin embargo, que Hollande, que en los últimos tiempos se ha mostrado más bien distanciado, esté interesado.

La última crónica firmada por Valérie Trierweiler en Paris Match, semanario del que sigue siendo asalariada y donde escribe regularmente una tribuna cultural, empezaba ayer con una frase que ha dado pié a todo tipo de interpretaciones: “No hay peor veneno mortal que la indiferencia”.


Gayet reclama 50.000 euros

La actriz Julie Gayet, supuesta amante del presidente francés, François Hollande, ha presentado una demanda por atentado a la vida privada contra la revista Closer, por la publicación el pasado viernes de imágenes de los dos amantes entrando y saliendo del número 20 de la rue du Cirque, donde mantenían sus citas clandestinas. Gayet reclama al semanario una indemnización de 50.000 euros, más otros 4.000 euros en concepto de gastos judiciales, así como una llamada en la portada sobre la sentencia condenatoria. François Hollande, por su parte, anunció el martes en su conferencia de prensa que personalmente renunciaba a perseguir a esta publicación para no abusar de sus prerrogativas como jefe del Estado. El semanario, que pagó al parecer 30.000 euros al fotógrafo que tomó las imágenes, ha hecho hasta ahora un buen negocio y lo seguirá haciendo aunque le caiga una condena. El número del viernes pasado ha vendido unos 600.000 ejemplares y la revista ya anunció ayer que el número que sale hoy a la venta en los quioscos aportará nuevas revelaciones y –sobre todo– nuevas fotos sobre el affaire.






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