sábado, 25 de enero de 2014

Tú a Bombay y yo a Estambul

La primera dama de Francia no está dispuesta a aceptar sin más que la pongan de patitas en la calle. Mientras el presidente francés, François Hollande, busca el mejor momento y la mejor manera –suponiendo que exista– para poner fin a su relación con la periodista Valérie Trierweiler, la que todavía es su compañera oficial ha decidido reanudar su agenda y realizar este fin de semana un viaje humanitario a la India, abandonando así el reposo que le habían recomendado los médicos. Casi a la vez, el presidente realizará el lunes y martes próximos un viaje oficial a Turquía, donde visitará Ankara y Estambul.

Hospitalizada en la sección de psiquiatría del hospital parisino de la Pitié-Salpétrière tras hacerse pública la relación sentimental clandestina entre François Hollande y la actriz Julie Gayet –presuntamente por una crisis nerviosa que la habría conducido a ingerir una dosis excesiva de tranquilizantes–, la primera dama fue dada de alta hace una semana y su primera decisión fue trasladarse no a su domicilio privado, en el distrito XV de París, sino a la residencia presidencial de La Lanterne (Versalles), un gesto que ya dijo mucho sobre su determinación de no dar nada por perdido.

En línea con esa primera decisión, Trierweiler ha decidido ahora, para pasmo del Elíseo –que no fue informado–, honrar el compromiso que había adquirido meses atrás con la organización Acción contra el Hambre y el domingo partirá en dirección a Bombay para participar en varios actos de tipo humanitario.
La ONG insistió ayer en que se trata de un viaje de “carácter privado” –costeado por diversos mecenas–, pero lo cierto es que había sido organizado conjuntamente con el gabinete de Trierweiler en el Elíseo y será, si nada pasa antes, en tanto que primera dama que participará el lunes en una conferencia de prensa en el hotel Taj Mahal. Podría haber anulado su participación y todo el mundo lo habría comprendido. No lo ha hecho, y todo el mundo lo entiende también...

“Es un desafío amoroso”, opinó ayer Nadia Le Brun, autora de una biografía sobre Trierweiler titulada “La dama de picas”, a cuyo juicio se trata de una “mujer enamorada” que lucha por salvar su pareja y estaría dispuesta a olvidar la afrenta y “perdonar”. Lo mismo parecen haber entendido en el Elíseo, donde los colaboradores del presidente se pellizcaban ayer la mejilla para comprobar que no estaban soñando.

Pero en los asuntos del amor este tipo de órdagos conllevan muchas veces el riesgo de precipitar los acontecimientos en el sentido inverso al perseguido... Y eso mismo podría acabar pasándole a Trierweiler. El canal de televisión BFMTV apuntaba ayer que François Hollande podría acelerar a este mismo fin de semana la anunciada “clarificación” sobre su pareja, ya sea a través de un comunicado conjunto, ya sea a través de un comunicado oficial de la Presidencia de la República.

La “clarificación”, como ha sido evidente desde el primer momento en que Hollande se vio forzado a abordar públicamente el affaire –cuando se refirió a los “momentos dolorosos” por los que atraviesa su pareja– implica la separación. La frialdad y el distanciamiento con que se ha conducido denotan que el presidente, en su interior, ya ha pasado página. Y los pocos amigos que osan hablar –siempre bajo condición de anonimato– apuntan sin duda hacia una ruptura. “François vive una bonita historia”, señalaba uno de ellos citado por Le Parisien. Bonita historia con Julie Gayet, naturalmente.

El presidente, según fuentes del Elíseo, hubiera querido resolver este trámite hace quince días, inmediatamente después de que la revista Closer desvelara sus amoríos con la actriz y difundiera fotos de sus citas clandestinas en un apartamento de la rue du Cirque, a dos pasos del Elíseo. Pero la hospitalización de Trierweiler abortó esta maniobra.

En la conferencia de prensa celebrada el día 14 en el Elíseo frente a 600 periodistas de todo el mundo, Hollande evitó en lo que pudo este espinoso asunto, pero se comprometió a despejar todas las incógnitas que rodean la condición de la primera dama antes del 11 de febrero, inicio de su viaje de Estado a Estados Unidos. Aunque sólo sea porque en el programa de la visita hay prevista una cena en la Casa Blanca de la pareja presidencial francesa con el presidente norteamericano, Barack Obama y su mujer, Michèle.Tiempo, no le quedaba ya mucho. Ahora, aún tiene menos.

La inesperada intervención pública anteayer de la abogada de Valérie Trierweiler, Frédérique Giffard, en la que expresaba el interés de la primera dama en –nuevamente– “clarificar” la situación y resolver los aspectos materiales de una eventual separación, toda vez que no están casados, parecía dar a entender que Trierweiler daba por descontada la ruptura. Pero ayer la abogada fue desautorizada.


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