martes, 21 de enero de 2014

Un Elíseo sin primera dama

Francia puede estar a un paso de quedarse sin primera dama por tiempo indefinido. Y no por falta de candidatas, reales o potenciales. El presidente francés, François Hollande, está sopesando la oportunidad de aprovechar la crisis por la que atraviesa actualmente su pareja con la periodista Valérie Trierweiler –y que podría desembocar de forma inminente en una ruptura– para dejar el puesto vacante. Así lo ha dado a entender en los últimos días el presidente en persona, que según el periodista y analista Michaël Darmon fue muy claro al respecto en una reciente conversación privada: “En el futuro, no quiero que haya más primeras damas en el Elíseo”, habría dicho.

Semejante pronunciamiento, como otros anteriores –calculadamente ambiguos pero no por ello menos inequívocos– del presidente francés, parece dejar pocas dudas sobre el desenlace de la crisis de la pareja presidencial, que estalló hace casi diez días cuando la revista Closer desveló –con fotos incluidas– la existencia de una relación amorosa clandestina entre Hollande y la actriz Julie Gayet. La separación, sin embargo, no parece ser la solución querida por Valérie Trierweiler, que a la salida del hospital el pasado sábado –tras permanecer ingresada una semana por un principio de depresión– no se trasladó a su domicilio particular, sino a la residencia presidencial de La Lanterne, en Versalles. Los mensajes que surgen de su entorno hablán mas bien de “perdón” y dibujan un escenario próximo al de la pareja de Bill y Hilary Clinton tras el escándalo Lewinsky...

El problema es que Hollande, que hubiera deseado solucionar rápidamente la crisis con un comunicado conjunto anunciando la separación, parece decantarse por la salida contraria. Su relación con Gayet, que según Closer dura desde hace dos años, sería suficientemente fuerte como para no permitir una marcha atrás.

Pero aún en tal caso, y a la vista de lo expresado por Hollande, no parece que la actriz pueda acabar algún día asumiendo la función de primera dama, aún cuando su relación con el presidente siga adelante. Dotado con un presupuesto público, el puesto de primera dama no tiene sin embargo ninguna cobertura legal o constitucional. Hollande parece pues tentado de proseguir su mandato como un presidente soltero (cosa que realmente es, pues nunca se ha casado, ni con Valérie Trierweiler ni con su primera mujer y madre de sus cuatro hijos, Ségolène Royal). El presidente francés tuvo ayer oportunidad de comprobar de cerca, en su primera visita oficial a los Países Bajos, cómo la soltería no está reñida con la dirección política de un país: el primer ministro neerlandés, Mark Rutte, es soltero... En La Haya, Hollande tuvo que responder de nuevo a una pregunta sobre su vida privada. Y fue escueto como siempre: “Valérie Trierweiler está mejor, descansa en La Lanterne”. Es todo


La patria de sus ancestros

Hollande en Holanda. Parece un juego de palabras debido a l azar, pero de azar no tiene nada. El apellido del presidente francés tiene justamente su origen en la procedencia de sus antepasados, protestantes holandeses que en el siglo XVI se refugiaron en Francia huyendo de la persecución religiosa. Hollande no ha conservado, sin embargo, ningún rastro de su puritanismo.








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