Hakim, de 15
años, vecino de Pinsaguel (Alto Garona), una localidad francesa de la banlieue sur de Toulouse, acudió el pasado 6 de enero al
instituto como cada lunes. Pero ese día no regresó a casa. En una carta
dirigida a sus padres, dejada en un diccionario, les explicaba que se había
marchado para “predicar el mensaje del profeta”. En realidad, su objetivo era
trasladarse a Siria, vía Turquía, para unirse a los grupos de yihadistas que
combaten contra el régimen de Bachar el Asad. El joven Hakim no se fue solo,
sino con un compañero de clase, Assan, de 16 años, seducidos ambos por la
palabrería fundamentalista. “Un lavado de cerebro”, lamentó el padre del
primero.
Los servicios de información franceses siguen la pista de
ambos adolescentes, dentro de una lista de 89 jóvenes franceses o residentes en
Francia –entre los cuales hay una docena de menores– que están camino de Siria
para participar en la Yihad. “Este fenómeno se ha acelerado en las últimas
semanas, desde finales del 2013” ,
explicó ayer en la emisora de radio Europe 1 el ministro francés del Interior,
Manuel Valls, que mostró una extrema preocupación por esta deriva. “Esto
representa el mayor peligro (en materia de seguridad) al que deberemos hacer
frente en los próximos años”, dijo el ministro, quien añadió: “Tanto franceses
como europeos podemos vernos sobrepasados por este fenómeno, a la vista de su
amplitud”. El peligro es que estos individuos puedan cometer atentados
terroristas en suelo europeo a su regreso.
Según las informaciones recogidas por la Policía francesa y
los servicios de la lucha antiterrorista, alrededor de 700 franceses estarían,
de cerca o de lejos, implicados en el conflicto de Siria. El ministro del
Interior cifró en 250 los jóvenes franceses que están actualmente combatiendo
en tierras sirias, a los que deben sumarse los 89 en tránsito y unos 150 más
que habrían manifestado en un momento u otro su intención de viajar a Siria. De
los que ya han ido, 76 han regresado a Francia y 21 han perdido la vida.
Éste es el caso de dos hermanos franceses –hijos del mismo
padre pero de diferente madre– que murieron el año pasado en Siria. Nicolas y
Jean-Daniel Bons, de 30 y 22 años respectivamente, dos jóvenes convertidos al
islam, ganaron notoriedad al difundir por internet en julio pasado un vídeo en
el que, kalashnikov en la mano, llamaban a los musulmanes de Francia a sumarse
a la lucha. Jean-Daniel murió poco después, en el transcurso de un combate
contra las tropas leales a Bachar el Asad. Su hermano Nicolas se suicidó el 22
de diciembre en un atentado kamikaze.
Los dos hermanos eran originarios de Toulouse, lo mismo que
los dos adolescentes que huyeron de sus casas en dirección a Siria a principios
de este mes. Toulouse, una ciudad con grupos islamistas muy activos, era
también la ciudad de nacimiento de Mohamed Merah, el terrorista que en marzo
del 2012 asesinó a siete personas, cuatro personas de confesión judía –un adulto
y tres niños– y tres militares, en la capital del Garona y Montauban, antes de
caer él mismo abatido por las fuerzas especiales de la
Policía.
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