lunes, 7 de mayo de 2012

Dos mujeres ante las urnas

El 6 de mayo de 2007, hace hoy cinco años, 7,1 millones de franceses se abstuvieron en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales que dieron la victoria a Nicolas Sarkozy. Entre quienes aquel día eludieron ir a votar estaba la entonces esposa del que aquella noche iba a salir elegido presidente de la República, Cécilia Ciganer-Albéniz, que tras una primera separación se disponía a abandonarle definitivamente. “Fue el día más triste de mi vida”, confesaría después el propio Sarkozy.

Aquel día tampoco acudió a votar la que hoy es su –tercera– esposa, Carla Bruni. Pero no porque la ex modelo y cantante italiana se sintiera entonces “epidérmicamente de izquierdas”, como ella mismo se definió, sino porque en aquel entonces no tenía aún la nacionalidad francesa.

Quien sí podía, pero tampoco se acercó a las urnas, fue la compañera del candidato socialista al Elíseo, la periodista Valérie Trierweiler. Vinculada ya sentimentalmente a François Hollande, la que esta noche podría convertirse en la nueva primera dama de Francia se sintió incapaz de depositar su voto por la que entonces era todavía formalmente la mujer de su amante, Ségolène Royal. “No fui a votar. No podía, no quería. Era doloroso”, ha explicado en un libro escrito por su colega y amiga Constance Vergara: Valérie, Carla, Cécilia y las otras, en campaña.

Si algo tienen en común Nicolas Sarkozy y François Hollande, más allá de pertenecer a la misma generación –ambos tienen 57 años– y haberse dedicado a la política desde su juventud, es haber vivido un cambio radical en su vida sentimental al mismo tiempo –en 2007– y haber rehecho sus vidas con dos mujeres más jóvenes que ellos –de 44 y 47 años–, modernas, profesionales e independientes, con las que han fundado una nueva familia recompuesta. Y haberlo hecho abiertamente.

Bajo Sarkozy, el Elíseo ha tenido muy poco que ver con el del austero y puritano general De Gaulle, o con el disimulado escenario de las agitadas vidas secretas de un Mitterrand o un Chirac. Con Sarkozy, la vida personal del presidente de la República –privada de misterio– se ha reencontrado con la del común de los franceses. Y Con Hollande, si es él finalmente el elegido, seguirá siendo así. Símbolo de esta normalidad, el candidato socialista ha dicho ya que. si es presidente, no residirá en el palacio del número 55 del Faubourg Saint-Honoré, sino en el apartamento que comparte con Valérie Trierweiler en el distrito XV de París. Lo mismo que Nicolas Sarkozy, quien vive en el hôtel particulier que Carla Bruni tiene alquilado desde hace años en el XVI.

Pertenecientes a dos mundos diferentes, nada empujaba al presidente francés y a la cantante italiana a unirse, ni siquiera a encontrarse. Fue en realidad una cita a ciegas, organizada por el publicitario Jacques Séguéla en noviembre de 2007, la que echó a uno en brazos del otro. Nicolas Sarkozy, instalado ya en el Elíseo, acababa de divorciarse. El romance salió a la luz muy poco después –la pareja se mostró en familia en Disneylandia en diciembre– y desembocó rápidamente en matrimonio, que se celebró discretamente en el Elíseo el 2 de febrero de 2008. La pareja tuvo una niña en común –Giulia– en octubre del año pasado, que se añade a los tres vástagos que el presidente francés tiene de sus dos primeros matrimonios y al hijo que Carla Bruni tuvo de su unión con el filósofo Raphael Enthoven.

François Hollande y Valérie Trierweiler no necesitaron que nadie les arreglara ninguna cita. La periodista, que trabaja en Paris Match y conduce un progama de televisión en Direct 8, lo conoció en los años noventa por motivos profesionales. El roce se convirtió en complicidad y, más tarde, en amor. Ambos mantenían ya un idilio en 2006, mientras Ségolène Royal –la compañera sentimental de Hollande durante más de veinticinco años y madre de sus cuatro hijos– se disponía a intentar la carrera hacia el Elíseo. Su ruptura se formalizó la noche de la segunda vuelta de las elecciones legislativas de junio de 2007.

Madre a su vez de tres hijos adolescentes, Trierweiler –de soltera Masonneau– ha estado casada dos veces. Y toda la cuestión es saber si lo estará una tercera en caso de que Hollande sea elegido presidente. De momento, ambos prefieren eludirlo.

De la misma forma que Carla Bruni ha seguido más o menos con su carrera de cantante –sacó un tercer disco en 2008, aunque el cuarto no acaba de ver la luz–, Trierweiler se propone seguir trabajando como periodista pase lo que pase. De momento, ambas se han dedicado a apoyar la campaña de sus compañeros con el entusiasmo de un hincha. Hoy, las dos votarán.




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