Marc Blondel (1938-2014)
Ex secretario general del sindicato francés Fuerza Obrera
Bufanda roja al cuello y gafas de concha, a
mediados de los años noventa la imagen de Marc Blondel estaba permanentemente
en la retina de los franceses. No había manifestación –y no hubo pocas en
aquella época– en la que el carismático líder del sindicato Fuerza Obrera (FO)
no encabezara la marcha, determinado y desafiante. En 1995, Blondel se convirtió
en la pesadilla del entonces primer ministro Alain Juppé, cuyos proyectos de
reforma de las pensiones y de la Seguridad Social combatió con dureza, ganando
parcialmente la batalla. El desgaste sufrido por el jefe del Gobierno acabaría
llevando a la derecha a la hecatombe electoral en 1997, tras la azarosa
decisión de Jacques Chirac de disolver anticipadamente la Asamblea Nacional.
Nacido el 2 de mayo de 1938 en Courbevoie (periferia oeste
de París), hijo de militar y nieto de minero, Marc Blondel se crió en el norte,
en Hénin-Liétard (Pas de Calais) –hoy Hénin-Beaumont–, una zona obrera que se
ha convertido en uno de los feudos del Frente Nacional (FN). Retirado desde
hace diez años, sucumbió el domingo a una insuficiencia cardíaca en el hospital
Val-de-Grâce de la capital francesa. Su fallecimiento fue dado a conocer ayer
por el sindicato.
Secretario general de FO durante 15 años (1989-2004), Marc
Blondel hizo de la intransigencia su lema y de la contestación, su bandera.
Siempre consideró que el papel de los sindicatos no era buscar acuerdos a toda
costa con el Gobierno y la patronal, sino –por el contrario– defender los
intereses de los trabajadores sin preocuparse de otras consideraciones. Una
práctica que reprochó siempre a su antecesor en el sindicato, André Bergeron.
Tras estudiar Derecho en París –carrera que no acabó–,
Blondel entró a militar en el sindicato en 1958, con 20 años, y pronto empezó a
asumir responsabilidades internas, hasta ascender en 1980 al buró confederal.
En 1989 dio la campanada haciéndose con la secretaría general frente al delfín
de su antecesor. Posteriormente sería reelegido de forma aplastante en 1992,
1996 y 2000.
Su combatividad y su compromiso político –fue asimismo
militante del Partido Socialista– no le impidió sin embargo trabar amistad con
Jacques Chirac, con quien almorzaba regularmente. Fruto de esta proximidad,
Blondel acabó condenado en el 2011 por el caso de los empleos ficticios de la
alcaldía de París. El tribunal lo juzgó culpable de complicidad en el devío de
fondos públicos por haber aceptado de Chirac un escolta personal. Fue
dispensado de cumplir la pena.
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