viernes, 21 de marzo de 2014

Sarkozy y la Stasi

La reserva se ha acabado. Las medias palabras y las confidencias, también. Nicolas Sarkozy rompió ayer el voto de silencio que él mismo se había impuesto tras su derrota en las elecciones presidenciales del 2012 –y que le aconsejaba su condición de miembro del Consejo Constitucional– con una combativa tribuna en la edición digital del diario Le Figaro, en la que denuncia las escuchas judiciales de las que ha sido objeto y se presenta como víctima de una persecución política.

El ex presidente francés no se anda con paños calientes y acusa implícitamente al poder socialista y a su sucesor, François Hollande –sin citarle–, de utilizar métodos propios de la Stasi, la policía política del régimen comunista de la antigua República Democrática Alemana. “Me pusieron bajo escucha en septiembre del 2013 (...) no porque dispongan de indicios, sino porque esperan encontrarlos. Hoy todavía, toda persona que me telefonee debe saber que será escuchada” –escribe–. “No es un extracto de la maravillosa película "La vida de los otros", sobre la Alemania del Este y las actividades de la Stasi. No se trata de la actuación de algún dictador en el mundo contra sus opositores. Se trata de Francia”.

Las escuchas telefónicas a Nicolas Sarkozy fueron decididas por los jueces de instrucción del caso Gadafi, que investigan sobre la presunta financiación ilegal de su campaña electoral en las presidenciales del 2007 por el antiguo régimen libio. Durante estos meses, nada han encontrado al respecto, pero sí interceptaron varias conversaciones entre el ex presidente y su abogado, Thierry Herzog, de las que se deduce que ambos trataron de influir en la decisión del Tribunal de Casación para conseguir la invalidez de las agendas de Sarkozy –la oficial y la personal– mientras estuvo en el Elíseo como elemento de prueba judicial, para lo que presuntamente contaron con la colaboración de un magistrado del tribunal, Gilbert Azibert. Las supuestas gestiones no dieron fruto alguno, pues los jueces decidieron en sentido contrario al pretendido, pero eso es lo de menos. La nueva fiscalía nacional de delitos financieros se estrenó con la apertura de una investigación oficial sobre el presunto delito de tráfico de influencias y violación del secreto de la instrucción.

Sarkozy justifica la ruptura de su silencio por la gravedad de los hechos del que se dice víctima. “Si lo hago, es porque principios sagrados de nuestra República son pisoteados con una violencia inédita y una ausencia de escrúpulos sin precedentes”, escribe el ex presidente, quien considera vulnerados los derechos al respeto de la vida privada, la proporcionalidad de la respuesta penal a los hechos investigados y la presunción de inocencia, a la vez que denuncia el uso de “la calumnia como método de gobierno” y la “instrumentalización” de la justicia a través de fugas de información “oportunamente manipuladas” (extractos de estas escuchas han sido publicados por los diarios Le Monde y Mediapart)

En su alegato, el ex presidente francés insinúa que algunos jueces de los casos por los que es investigado han actuado movidos por motivaciones ideológicas o políticas –de uno, destaca su adscripción a un sindicato de magistrados crítico con su persona, de otro, el hecho de haber firmado un manifiesto en contra de su política judicial– y, aunque no acusa en ningún momento directamente al Gobierno socialista ni al presidente François Hollande, lo de a entender constantemente.

“Los policías no ignoran nada de mis conversaciones íntimas con mi mujer, mis hijos, mis amigos. Los jueces escuchan las discusiones con los responsables políticos franceses y extranjeros. Las conversaciones con mi abogado han sido grabados sin la menor incomodidad”, dice, para asestar después: “El conjunto es objeto de transcripciones escritas de las que es fácil imaginar quiénes son los destinatarios”.

Sarkozy pone explícitamente en duda que los ministros de la Justicia, Christiane Taubira, y del Interior, Manuel Valls; no supieran nada y no tuvieran información de las escuchas, como han pretendido. “¿De quién se burlan?”, se exclama. Y concluye con una velada amenaza de retorno: “A todos aquellos que pudieran temer mi regreso, pueden estar seguros de que la mejor manera de evitarlo sería que yo pueda vivir mi vida simplemente, tranquilamente... en el fondo, como un ciudadano 'normal”. 

 Ayrault reprocha una “grave falta moral”

El primer ministro, Jean-Marc Ayrault, no se quedó corto en su respuesta a la tribuna de Sarkozy. El jefe del Gobierno acusó al ex presidente de cometer una “grave falta moral” por poner en duda el honor de la policía y la justicia, y consideró “insoportable” la comparación entre la República Francesa y la Alemania del Este. El primer secretario del PS, Harlem Désir, denunció un “ataque inaudito” contra las instituciones.







No hay comentarios:

Publicar un comentario