Que La Poste, el
servicio estatal de correos francés, cuenta entre sus filas con
militantes aguerridos no es un secreto para nadie. Ahí está, como eminente
ejemplo, Olivier Besancenot, el cartero de Neuilly, antiguo trotskista de verbo
encendido y envidiable telegenia que cuando no reparte cartas lidera el Nuevo
Partido Anticapitalista (NPA) y anuncia al advenimiento de la revolución. A su
juicio, el socialdemócrata François Hollande es poco menos que un traidor – “Yo
pensaba que sólo se acostaba con la patronal”, dijo mordaz cuando surgió el affaire Gayet–, así que su opinión sobre el Frente
Nacional y Marine Le Pen no puede ser más negativa.
Besancenot no es, sin embargo, el único entre los 266.000
empleados de La Poste en encontrar indigestas las recetas políticas del FN. Y
en combatirlas. Una docena de carteros del distrito VII de París se negó el
lunes a repartir la propaganda electoral de la candidata frentista de esta
circunscripción en las próximas elecciones municipales, Bernadette de La
Bourdonnaye, porque no iba convenientemente oculta dentro de un sobre. No hay
ningún reglamento que obligue a guardar la propaganda en un sobre, pero los
carteros consideraron que el hecho de llevarla a la vista –junto a otros
folletos comerciales– les convertía en propagandistas a su pesar y podía
comportarles problemas. E incluso el riesgo de ser agredidos...
Poniendo en sus manos “ostensiblemente” la propaganda
política del FN, “La Poste transforma a los carteros en militantes del Frente
Nacional”, protestó Olivier Rosay, portavoz del sindicato SUD, según el cual al
menos una docena de carteros del distrito, sobre los cuarenta que estaban de
servicio, se negaron el lunes a repatir el folleto. Se da la circunstancia de
que, en la perspectiva de las próximas elecciones municipales y europeas, el
sindicato SUD ha lanzado una campaña contra el FN –con el lema “La extrema
derecha es un peligro mortal”– en el que llama a los obreros a no dejarse
seducir.
Para el representante de SUD –cuya rama SUD-PTT, presente en
La Poste y en France Télécom, había sido considerada próxima a los trotskistas
de Besancenot–, actuando de este modo el servicio de correos falta a su deber
de neutralidad. Todo lo contrario de lo que argumenta La Poste. Consultada por
la agencia France Presse, la dirección del servicio público de correos aludió
justamente al “principio de neutralidad” para justificar el reparto
“equitativo” de la propaganda electoral remitida por cualquier partido
político, siempre naturalmente que sea legal.
Pero lo que los sindicatos objetan –no únicamente SUD, sino
también la CGT– no es el reparto de la propaganda del Frente Nacional en sí
mismo, sino el modo en que se pretendía hacer. “Normalmente, la propaganda
política va oculta en un sobre opaco”, subrayó a este respecto un portavoz de
la CGT, Emmanuel Cottin, quien recordó que el reglamento interno prohíbe a los
carteros realizar propaganda.
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