jueves, 13 de marzo de 2014

Carteros objetores

Que La Poste, el servicio estatal de correos francés, cuenta entre sus filas con militantes aguerridos no es un secreto para nadie. Ahí está, como eminente ejemplo, Olivier Besancenot, el cartero de Neuilly, antiguo trotskista de verbo encendido y envidiable telegenia que cuando no reparte cartas lidera el Nuevo Partido Anticapitalista (NPA) y anuncia al advenimiento de la revolución. A su juicio, el socialdemócrata François Hollande es poco menos que un traidor – “Yo pensaba que sólo se acostaba con la patronal”, dijo mordaz cuando surgió el affaire Gayet–, así que su opinión sobre el Frente Nacional y Marine Le Pen no puede ser más negativa.

Besancenot no es, sin embargo, el único entre los 266.000 empleados de La Poste en encontrar indigestas las recetas políticas del FN. Y en combatirlas. Una docena de carteros del distrito VII de París se negó el lunes a repartir la propaganda electoral de la candidata frentista de esta circunscripción en las próximas elecciones municipales, Bernadette de La Bourdonnaye, porque no iba convenientemente oculta dentro de un sobre. No hay ningún reglamento que obligue a guardar la propaganda en un sobre, pero los carteros consideraron que el hecho de llevarla a la vista –junto a otros folletos comerciales– les convertía en propagandistas a su pesar y podía comportarles problemas. E incluso el riesgo de ser agredidos...

Poniendo en sus manos “ostensiblemente” la propaganda política del FN, “La Poste transforma a los carteros en militantes del Frente Nacional”, protestó Olivier Rosay, portavoz del sindicato SUD, según el cual al menos una docena de carteros del distrito, sobre los cuarenta que estaban de servicio, se negaron el lunes a repatir el folleto. Se da la circunstancia de que, en la perspectiva de las próximas elecciones municipales y europeas, el sindicato SUD ha lanzado una campaña contra el FN –con el lema “La extrema derecha es un peligro mortal”– en el que llama a los obreros a no dejarse seducir.

Para el representante de SUD –cuya rama SUD-PTT, presente en La Poste y en France Télécom, había sido considerada próxima a los trotskistas de Besancenot–, actuando de este modo el servicio de correos falta a su deber de neutralidad. Todo lo contrario de lo que argumenta La Poste. Consultada por la agencia France Presse, la dirección del servicio público de correos aludió justamente al “principio de neutralidad” para justificar el reparto “equitativo” de la propaganda electoral remitida por cualquier partido político, siempre naturalmente que sea legal.

Pero lo que los sindicatos objetan –no únicamente SUD, sino también la CGT– no es el reparto de la propaganda del Frente Nacional en sí mismo, sino el modo en que se pretendía hacer. “Normalmente, la propaganda política va oculta en un sobre opaco”, subrayó a este respecto un portavoz de la CGT, Emmanuel Cottin, quien recordó que el reglamento interno prohíbe a los carteros realizar propaganda.


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