jueves, 20 de marzo de 2014

Las maniobras de un tal Paul Bismuth

Paul Bismuth es un agente inmobiliario israelí. Pero no únicamente. Paul Bismuth es también la falsa identidad tras la que el ex presidente francés, Nicolas Sarkozy, había ocultado la existencia de un segundo teléfono móvil para escapar a las escuchas judiciales. Salvo que este teléfono había sido también intervenido y ha permitido descubrir un presunto caso de tráfico de influencias. Nuevos extractos de estas grabaciones, difundidos la noche del martes por el diario digital Mediapart, confirman hasta qué punto Sarkozy, a través de su abogado Thierry Herzog, utilizaba los servicios del magistrado Gilbert Azibert, abogado general en la cámara civil del Tribunal de Casación para tener información de primera mano sobre los debates de este tribunal en el caso Bettencourt. Y, más allá, tratar de influir sobre su decisión respecto a la validez como pruebas de las agendas oficial y personal de Sarkozy en su etapa en el Elíseo.

Los extractos corresponden a siete conversaciones mantenidas por Sarkozy y Thierry Herzog entre el 28 de enero y el 11 de febrero pasados. En ellas, ambos parecen persuadidos de que han escapado a toda vigilancia. hasta el punto de que el ex presidente sugiere al letrado la conveniencia de mantener una conversación banal y aséptica sobre el caso Bettencourt a través de la línea de teléfono oficial –la pinchada– para no levantar sospechas.

Achivada la causa contra él en el caso Bettencourt, Sarkozy estaba muy interesado de todos modos en neutralizar jurídicamente sus agendas, a fin de que no pudieran ser utilizadas en otros affaires, como el caso Tapie o el de la presunta financiación de su campaña electoral por Gadafi. Finalmente, el Tribunal de Casación negó la petición del ex presidente por entender que ya no era parte en el caso Bettencourt.

Las gestiones del juez Azibert no tuvieron éxito, pero para la justicia eso es lo de menos. En las conversaciones interceptadas entre Sarkozy y su abogado, este último confirma que Azibert habría hablado del asunto con otros magistrados del Tribunal de Casación, y que pasaba información sobre el estado de la tramitación.

La noticia de que el ponente de la sentencia abrazaba las tesis del ex presidente de la República –según las cuales las agendas estarían protegidas por la inmunidad de que goza el jefe del Estado en el ejercicio de su cargo– fue recibida por Herzog con satisfacción y una insultante alusión a los jueces de instrucción de Burdeos del caso Bettencourt, a los que calificó de “bastardos”. El abogado hablaba también en otro momento de un “corresponsal” –confidente o topo– en la judicatura que le pasaba información.

La aparición de estos nuevos extractos debilita enormemente la posición de Sarkozy, a quien se ve mezclado en una trama para influir en la justicia. La portavoz del Gobierno, Najat Vallaud-Belkacem, consideró que si se verifica es “extremadamente grave”. 



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