Limoges, la
ciudad de la porcelana, bastión político de la izquierda desde 1912, cayó ayer
por primera vez en manos de la derecha. Más de un siglo convertido en cenizas.
La derrota de los socialistas en la capital del Limusín simboliza con
descarnada crueldad la debacle sufrida por el Partido Socialista (PS) en la
segunda vuelta de las elecciones municipales en Francia, en la que fueron
literalmente arrollados y expulsados de más de un centenar de alcaldías. En los
inicios de la Primera Guerra Mundial el mariscal Joffre, tras los primeros
reveses militares frente a los alemanes, decidió confinar en Limoges a los
oficiales juzgados tibios o incapaces. Desde entonces, un despido recibe
también el nombre de limogeage. El primer ministro,
Jean-Marc Ayrault, era anoche el principal candidato a ser fulminantemente limogé. Aunque quien resultó ayer directamente
sancionado fue el presidente de la República, François Hollande. La abstención,
estimada en el 38,5%, batió un nuevo récord.
La victoria socialista en París –de una importancia
simbólica capital– y en un puñado de ciudades como Lyon, Lille, Estrasburgo,
Dijon, Rennes, Metz, Nantes,Poitiers, Rouen o Aviñón –donde el Frente Nacional
(FN) perdió su apuesta–, no sirvieron anoche para enmascarar el calado de la
derrota. Numerosas ciudades importantes bascularon a la derecha: Toulouse,
Saint-Etienne, Roubaix, Pau –en beneficio del líder centrista François Bayrou,
apoyado esta vez por la UMP–, Reims, Quimper, Angers, Angulema, Belfort,
Nevers. Ajaccio, Tourcoing, Roanne, Périgueux, Valence, Tours, Caen, Amiens...
Y aún otras dos, Dunkerque y Grenoble, les fueron arrebatadas por otras
candidaturas de izquierda o ecologistas disidentes.
“Los resultados son malos para la izquierda, son
decepcionantes”, admitió la ministra portavoz del Gobierno, Najat Vallaud
Belkacem. Más dura, Ségolène Royal –su antigua mentora política– habló de una
“advertencia muy severa” y una “sanción al sistema de partidos”. Y el
secretario nacional de Jean-Christophe Cambadélis no dudó en calificarla de “la
peor derrota del PS en unas elecciones locales”. Mientras Jean-Luc Mélenchon, líder del Partido
de Izquierda, juzgó el resultado directamente de “desastre” y lo atribuyó a la
política “derechista” de Hollande.
En el seno del PS, empezó a haber los primeros movimientos
reclamando un cambio de rumbo y un giro a la izquierda. Así se manifestaron
anoche mismo el Movimiento de Jóvenes Socialistas (MSJ) y la corriente Maintenant la Gauche (Ahora la izquierda). Lo mismo hicieron
los aliados de los socialistas en el
Gobierno, Europa Ecología-Los Verdes.
François Hollande podría dirigirse hoy mismo al país y
anunciar un cambio de Gobierno. Y a la vista de la amplitud de la derrota, ello
debería comportar un cambio de primer ministro. Jean-Marc Ayrault, sin embargo,
no lo ve así. El jefe del Gobierno compareció pasadas las diez de la noche por
televisión y, aunque admitió la “desafección” de una parte del electorado
socialista, se manifestó determinado a seguir la política de reformas iniciada.
La gran triunfadora de la jornada fue la Unión por un
Movimiento Popular (UMP). el partido de Nicolas Sarkozy, que se resarce de la
derrota del 2008 y se hace con la hegemonía de la política municipal. “Ha
habido una marea azul”, constató el presidente del partido, Jean-François Copé,
quien aseguró que la UMP vuelve a ser “el primer partido de Francia”, e instó
al presidente de la República a “cambiar absolutamente de política”. La
derecha, que en la primera vuelta ya había amarrado numerosas ciudades
–particularmente, Burdeos–, y arrebató a la izquierda una treintena de ciudades,
confirmó asimismo su dominio en algunos de sus feudos, especialmente Marsella,
El notable avance del Frente Nacional (FN) en la primera
vuelta se confirmó ayer, al ganar este partido un puñado de nuevas ciudades:
Béziers –donde resultó elegido el periodista Robert Ménard, ex presidente de
Reporteros sin Fronteras (RSF)–, Fréjus, Beaucaire, Le Pontet, Luc, Hayange,
Villers-Cotterêts y Camaret-sur-Aigues, que se suman a las otras dos ya
obtenidas en la primera vuelta –Hénin-Beaumont y Orange– y a una alcaldía de
distrito en Marsella.
Pero en dos de las principales joyas que aspiraba a quedarse
fracasó: en Perpiñán, el vicepresidente del FN, Louis Aliot, fue claramente
derrotado por Jean-Marc Pujol (UMP), mientras en Aviñón, la socialista Cécile
Helle recuperaba el terreno perdido en la primera vuelta. El director de
festival de teatro de Aviñón, Olivier Py, que amenazó con abandonar la ciudad y
buscar otro emplazamiento para el certamen si ganaba el FN, pudo dormir
tranquilo. En Forbach o Saint-Gilles, sus candidatos no lograron tampoco
rematar la faena. En cualquier caso, la presidenta del FN, Marine Le Pen, se
felicitó de unos resultados que ofrecen a su partido una representación
municipal de la que carecía –alrededor de 1.200 concejales– y que a su juicio
inauguran una “nueva etapa”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario