lunes, 31 de marzo de 2014

Los socialistas franceses, barridos

Limoges, la ciudad de la porcelana, bastión político de la izquierda desde 1912, cayó ayer por primera vez en manos de la derecha. Más de un siglo convertido en cenizas. La derrota de los socialistas en la capital del Limusín simboliza con descarnada crueldad la debacle sufrida por el Partido Socialista (PS) en la segunda vuelta de las elecciones municipales en Francia, en la que fueron literalmente arrollados y expulsados de más de un centenar de alcaldías. En los inicios de la Primera Guerra Mundial el mariscal Joffre, tras los primeros reveses militares frente a los alemanes, decidió confinar en Limoges a los oficiales juzgados tibios o incapaces. Desde entonces, un despido recibe también el nombre de limogeage. El primer ministro, Jean-Marc Ayrault, era anoche el principal candidato a ser fulminantemente limogé. Aunque quien resultó ayer directamente sancionado fue el presidente de la República, François Hollande. La abstención, estimada en el 38,5%, batió un nuevo récord.

La victoria socialista en París –de una importancia simbólica capital– y en un puñado de ciudades como Lyon, Lille, Estrasburgo, Dijon, Rennes, Metz, Nantes,Poitiers, Rouen o Aviñón –donde el Frente Nacional (FN) perdió su apuesta–, no sirvieron anoche para enmascarar el calado de la derrota. Numerosas ciudades importantes bascularon a la derecha: Toulouse, Saint-Etienne, Roubaix, Pau –en beneficio del líder centrista François Bayrou, apoyado esta vez por la UMP–, Reims, Quimper, Angers, Angulema, Belfort, Nevers. Ajaccio, Tourcoing, Roanne, Périgueux, Valence, Tours, Caen, Amiens... Y aún otras dos, Dunkerque y Grenoble, les fueron arrebatadas por otras candidaturas de izquierda o ecologistas disidentes.

“Los resultados son malos para la izquierda, son decepcionantes”, admitió la ministra portavoz del Gobierno, Najat Vallaud Belkacem. Más dura, Ségolène Royal –su antigua mentora política– habló de una “advertencia muy severa” y una “sanción al sistema de partidos”. Y el secretario nacional de Jean-Christophe Cambadélis no dudó en calificarla de “la peor derrota del PS en unas elecciones locales”. Mientras Jean-Luc Mélenchon, líder del Partido de Izquierda, juzgó el resultado directamente de “desastre” y lo atribuyó a la política “derechista” de Hollande.

En el seno del PS, empezó a haber los primeros movimientos reclamando un cambio de rumbo y un giro a la izquierda. Así se manifestaron anoche mismo el Movimiento de Jóvenes Socialistas (MSJ) y la corriente Maintenant la Gauche (Ahora la izquierda). Lo mismo hicieron los aliados de los socialistas en el Gobierno, Europa Ecología-Los Verdes.

François Hollande podría dirigirse hoy mismo al país y anunciar un cambio de Gobierno. Y a la vista de la amplitud de la derrota, ello debería comportar un cambio de primer ministro. Jean-Marc Ayrault, sin embargo, no lo ve así. El jefe del Gobierno compareció pasadas las diez de la noche por televisión y, aunque admitió la “desafección” de una parte del electorado socialista, se manifestó determinado a seguir la política de reformas iniciada.

La gran triunfadora de la jornada fue la Unión por un Movimiento Popular (UMP). el partido de Nicolas Sarkozy, que se resarce de la derrota del 2008 y se hace con la hegemonía de la política municipal. “Ha habido una marea azul”, constató el presidente del partido, Jean-François Copé, quien aseguró que la UMP vuelve a ser “el primer partido de Francia”, e instó al presidente de la República a “cambiar absolutamente de política”. La derecha, que en la primera vuelta ya había amarrado numerosas ciudades –particularmente, Burdeos–, y arrebató a la izquierda una treintena de ciudades, confirmó asimismo su dominio en algunos de sus feudos, especialmente Marsella,

El notable avance del Frente Nacional (FN) en la primera vuelta se confirmó ayer, al ganar este partido un puñado de nuevas ciudades: Béziers –donde resultó elegido el periodista Robert Ménard, ex presidente de Reporteros sin Fronteras (RSF)–, Fréjus, Beaucaire, Le Pontet, Luc, Hayange, Villers-Cotterêts y Camaret-sur-Aigues, que se suman a las otras dos ya obtenidas en la primera vuelta –Hénin-Beaumont y Orange– y a una alcaldía de distrito en Marsella.

Pero en dos de las principales joyas que aspiraba a quedarse fracasó: en Perpiñán, el vicepresidente del FN, Louis Aliot, fue claramente derrotado por Jean-Marc Pujol (UMP), mientras en Aviñón, la socialista Cécile Helle recuperaba el terreno perdido en la primera vuelta. El director de festival de teatro de Aviñón, Olivier Py, que amenazó con abandonar la ciudad y buscar otro emplazamiento para el certamen si ganaba el FN, pudo dormir tranquilo. En Forbach o Saint-Gilles, sus candidatos no lograron tampoco rematar la faena. En cualquier caso, la presidenta del FN, Marine Le Pen, se felicitó de unos resultados que ofrecen a su partido una representación municipal de la que carecía –alrededor de 1.200 concejales– y que a su juicio inauguran una “nueva etapa”.


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