A sus 47 años, Jean-François Copé, secretario general de la UMPy líder de la mayoría en la Asamblea Nacional, es una de las principales figuras de la derecha francesa y uno de los más serios aspirantes a tomar el relevo de Nicolas Sarkozy cara a la elección presidencial de 2017. Una ambición que no esconde y para la que no ha sido ungido por el presidente francés, con quien ha mantenido históricamente relaciones tumultuosas. "Sarkozy tiene una concepción medieval de las relaciones humanas: está el señor, el vasallo y el rival", dijo hace años Copé, quien hoy prefiere eludir ese pasado y jugar la carta de aliado fiel. Sin por ello devenir vasallo.
¿Saldrá Europa de la crisis?
El acuerdo del miércoles constituye un paso decisivo para salvar a Grecia, proteger la zona euro, reforzar nuestros bancos y construir un gobierno económico eficaz a escala europea. Hay que seguir en esta vía de reforzar el gobierno económico de la UE y sanear las finanzas públicas de cada Estado miembro.
¿La nueva Europa que se dibuja será una Europa alemana?
No comprendo este concepto. Y el acuerdo logrado muestra bien que el reto era llegar a una solución común que sobrepasa ampliamente este tipo de consideraciones. Nicolas Sarkozy y Angela Merkel han trabajado concertadamente, con todos los jefes de Estado y de Gobierno de la zona euro. Ahora, es cierto que Alemania hizo reformas estructurales importantes antes que los demás, y es perfectamente legítimo que haya pedido a sus socios que hagan los mismos esfuerzos.
Al final es Alemania quien ha impuesto sus puntos de vista...
Yo soy claramente menos categórico que usted. Yo veo un éxito europeo, con impulso franco-alemán. Y no es anormal, puesto que ambos representamos la mitad del PIB de la zona euro.
Dice que Alemania hizo las reformas estructurales necesarias. ¿A Francia qué le queda?
Bajo el impulso de Nicolas Sarkozy y de su mayoría, Francia ha llevado ya a cabo dos reformas estructurales fundamentales: la reforma de las pensiones y el control del gasto del Estado. En mi opinión, quedan dos cosas por hacer: la reducción del gasto público ineficaz - sobre todo en las administraciones locales y en la Seguridad Social-y la reforma laboral. Yo defiendo una refundación social, que se traduciría en la resolución de la cuestión de la semana de 35 horas y en otra financiación de la Seguridad Social, por el IVA y no únicamente por las empresas y los asalariados.
¿No se puede prometer otra cosa que sacrificios?
¡No, en absoluto! Lo que tenemos que hacer es conducir la mutación profunda de nuestro sistema. Tenemos que aprender a vivir de otro modo. Donde antes nos apoyábamos en el gasto público, el déficit, la deuda, para financiar el crecimiento, debemos apoyarnos mañana en más trabajo, más productividad, más competitividad, más formación, más innovación, más exportación…
La crisis está precipitando cambios políticos en toda Europa. En Francia, los sondeos vaticinan la derrota de Sarkozy en 2012. ¿Cree posible la victoria?
Sí, naturalmente. Estamos a seis meses de la elección presidencial, en Francia esto es una eternidad. Y déjeme añadir que a los socialistas franceses les falta coraje, les cuesta mucho asumir las decisiones impopulares. Esta es la principal debilidad de su candidato, François Hollande. El programa que ha presentado supone 255.000 millones de gasto suplementario en cinco años. A la inversa, Nicolas Sarkozy presenta todas las cualidades que los franceses esperan de un jefe de Estado: visión, valentía, responsabilidad y aptitudes de mando. Y nuestro objetivo es trazar para Francia un camino de responsabilidad y de coraje, con propuestas concretas pero que no pesen sobre las finanzas públicas.
Hay quien ve en usted la misma ambición, la misma determinación, que Nicolas Sarkozy...
Es cierto que tenemos puntos en común. Y tenemos también diferencias. Nuestras relaciones han sido a veces complejas, pero al menos la ventaja es que siempre nos hemos dicho las cosas de forma muy franca. Y debo decir que trabajo verdaderamente muy bien con él desde que asumí mis funciones al frente del partido.
Desde que usted es secretario general de la UMP, el partido es un actor del debate político, incluso a riesgo de divergencias con el Gobierno y el Elíseo.
No hay absolutamente ninguna divergencia con el Elíseo. Nosotros organizamos debates para alimentar el proyecto que propondremos a nuestro candidato. Él decidirá en su momento. Pero, es cierto, ha habido a menudo debates internos, lo que es normal en un partido como el nuestro. Y es normal que el secretario general anime el debate. Y si luego, de vez en cuando, hay algunos platos rotos no es grave. Es incluso más bien sano.
Pero sus relaciones con Sarkozy han sido a veces tensas...
A veces hemos tenido relaciones complejas, pero siempre han sido francas. Y ahora, como le digo, trabajamos muy bien juntos ymi objetivo es unir a toda nuestra familia política en torno suyo cara al 2012. Todo el mundo está movilizado para ganar la elección presidencial.
"La República se vive a cara descubierta"
Usted fue el promotor de la ley de prohibición del velo integral. ¿Cómo evalúa su puesta en práctica?
Bien, muy bien. De entrada, porque en su momento ya habíamos previsto un tiempo de explicación antes de aplicar la ley, y después porque para aquellos que la han desafiado ha habido detenciones, juicios y pronunciamiento de penas. Puede haber algunas provocaciones, aquí o allá, pero globalmente todo el mundo ha comprendido que la República se vive a cara descubierta. Es un combate que llevé a cabo con el apoyo de mis amigos diputados, incluso contra la opinión de alguna gente en París, y que no lamento ni un instante. Son los fundamentalistas quienes ponen a prueba a la República, instrumentalizando la religión. Y el hecho de que la República haya respondido como ha hecho ha sido muy positivo.
Hay una mujer con velo que ha declarado ser candidata a la presidencia de la República. ¿Qué le sugiere esto?
Ahí tenemos un problema. Nuestro país exige el respeto de las leyes de la República. Y la ley de la República dice que se tiene que llevar el rostro descubierto. Así que si alguien se presenta con el rostro cubierto está ya en la ilegalidad. Es un mal comienzo para una candidata a la presidencia de la República.
¿El islam, su concepción de la religión en la vida pública, es un problema?
No, en absoluto. Nosotros militamos por un islam de Francia, es decir, un islam que respete las reglas de la República, que se imponen a todos. Y digamos las cosas como son: entre el 90% y el 95% de nuestros compatriotas de confesión musulmana se acomodan perfectamente bien a este principio.
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