martes, 4 de octubre de 2011

Espantada en el centro

Jean-Louis Borloo no ha esperado a que el toro estuviera en el chiquero para dar la espantada. El líder del Partido Radical francés, el hombre que aparecía como potencial algutinador del centro político frente a la deriva derechista de Nicolas Sarkozy, anunció la noche del domingo que arrojaba la toalla y renunciaba a presentar su candidatura en las elecciones presidenciales de 2012. La noticia ha dejado estupefactos y sumidos en el desconcierto a la mayoría de sus seguidores y aliados, mientras ha sido recibida con alivio y aplausos en el Elíseo y en la UMP. El ex ministro de Ecología, y antiguo número dos del Gobierno, regresa en cierto modo al redil de la mayoría presidencial.
La aventura de Borloo ha durado seis meses, desde que anunciara el abandono del nido de la derecha –la Unión por un Movimiento Popular- para volar solo. El vuelo, de altura gallinácea, ha acabado inopinadamente, cuando menos se esperaba. La decepción era ayer patente entre sus seguidores, especialmente entre aquellos damnificados de Sarkozy que habían abandonado la UMP y se habían adherido a Borloo como una forma de venganza, como Rama Yade, Yves Jego, Jean-Marie Bockel o Dominique Paillé.

Borloo justificó su retirada por la falta de una dinámica “suficiente” en el espacio del centro para superar la primera vuelta de las presidenciales –los sondeos no le otorgaban más un 7% u 8%-, y con el fin de evitar que, en la actual situación de crisis, su candidatura pudiera precipitar la derrota de Sarkozy y abrir la puerta a la extrema derecha. “El riesgo populista es real”, advierte en una carta abierta, “y yo no quiero hacer correr este riesgo a los franceses. “No he pedido nada, no he negociado nada, no he abandonado mis convicciones”, ha alegado para despejar toda duda. Duda legítima desde el momento en que su sensibilidad centrista se exacerbó justo cuando Sarkozy decidió mantener a François Fillon como primer ministro, en lugar de nombrarle a él.

La UMP, a través de su secretario general, Jean-François Copé, y otros dirigentes, se apresuró a tender la mano a Borloo y elogiar su sentido de la responsabilidad, agravando el sentimiento de onfardad de los centristas. Aunque no de todos. Así, el líder del Nuevo Centro, Hervé Morin –aunque integrado, junto con otros grupúsculos, en la Alianza Republicana Ecologista y Social (ARES) de Borloo-, quiso ver la puerta abierta a una candidatura personal. Pero a quien más beneficia la defección de Borloo, es al líder del Movimiento Demócrata (MoDem), François Bayrou, el abanderado del centro en 2007 y  único competidor que se había mantenido al margen de la alianza centrista. Bayrou, clarividente, ya lo había predicho: “La candidatura de Borloo no pasará del invierno”.

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