El Gobierno francés trabaja, entre otras hipótesis con crear un nuevo tipo intermedio del IVA, entre el 5,5% y el 19,6%, que sería aplicado a determinados sectores, como la restauración y la hostelería. Sarkozy no quiso anoche confirmar este extremo, limitándose a decir que “no habrá un aumento generalizado del IVA en ningún caso”. El presidente francés añadió que las nuevas medidas –que en todo caso no serán múltiples– serán anunciadas oficialmente después de la cumbre del G-20 que se celebrará, bajo presidenca francesa, en Cannes los días 3 y 4 de noviembre.
Hacía diez meses que Sarkozy no se dirigía directamente a los franceses –fruto de una cura de adelgazamiento mediático autoimpuesta– y escogió para volver a las pantallas un asunto grave como la crisis de la deuda. Durante la mayor parte de la hora y cuarto que duró la entrevista emitida conjuntamente desde el Elíseo por los dos principales canales de televisión –TF1 y France 2–, el presidente francés se dedicó a hablar de economía. A explicar, y justificar, los acuerdos alcanzados anteanoche en Bruselas. Y a abordar también la situación económica y financiera de Francia.
“Desde 1974 no se ha votado ningún presupuesto en equilibrio, gastamos un dinero que no tenemos”, afirmó Sarkozy, quien subrayó que Francia destina al año 49.000 millones a pagar los intereses de la deuda. El presidente defendió su política de reducción del gasto y atribuyó a sus iniciativas –reforma de las pensiones y amortización de 150.000 empleos públicos– el hecho de que en Francia “no se han tenido que bajar salarios ni pensiones”.
Sarkozy abogó por un acercamiento al modelo económico alemán –incluyendo una convergencia fiscal–y por replantear el sistema de financiación del “modelo social” francés. El presidente apuntó como opción gravar a nivel europeo los productos de terceros países que hagan competencia desleal en materia social o medioambiental. “No es proteccionismo, sino reciprocidad”, dijo.
La advertencia de los sabios
El Consejo del Siglo XXI, un grupo integrado por una cuarentena de personalidades internacionales apadrinado por el Instituto Nicolas Berggruen, hizo ayer un llamamiento en París a los dirigentes europeos a comprometerse en “una mayor integración fiscal y una coordinación económica más profunda”, así como avanzar hacia una “unión política”, si no quieren asistir al “hundimiento del euro”. “Hoy Europa es la prioridad urgente”, remarcaron en su comunicado final los miembros del grupo –entre los que están Gordon Brown, Mohamed El Erian (Pimco), Francis Fukuyama, Felipe González, Pascal Lamy, Rodrigo Rato, Nouriel Roubini, Gerhard Schröder, Michael Spence o Joseph Stiglitz–, reunidos para abordar la próxima cumbre del G-20 en Cannes. A su juicio, el G-20 debería consolidarse como una suerte de gobierno económico mundial, con un comité ejecutivo y un secretariado permanente.
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