François Hollande, de 57 años, será el candidato del Partido Socialista francés al Elíseo en 2012. Los simpatizantes de izquierda acudieron ayer en masa a votar en la segunda vuelta de las primarias socialistas y entregaron una muy amplia victoria al ex líder del PS, que batió de forma clara y contundente - 56,4% a 43,6%-a su rival, la actual primera secretaria del partido, Martine Aubry.
Los socialistas evitaron ayer los dos grandes peligros que les acechaban. La participación, cifrada en cerca de tres millones de votantes, no sólo no reculó sino que aumentó respecto a la primera vuelta. Yel candidato ganador, con nada menos que trece puntos de ventaja, obtuvo una victoria neta e indiscutible. Reforzado por este apoyo masivo y esta legitimidad, Hollande parte con las mejores bases para intentar desalojar a Nicolas Sarkozy de la presidencia de la República la primavera del año que viene. Algo que es todo menos fácil y evidente.
Veterano elefante del PS, que dirigió sin interrupción durante once años (1997-2008) como primer secretario, François Hollande ha recuperado de forma impensable la oportunidad que perdió en 2007, cuando la popularidad de la que entonces era su pareja, Ségolène Royal - malograda candidata contra Sarkozy-,le hizo renunciar a su ambición. Anoche, Hollande selló con dos besos la reconciliación - si no personal, política-con su ex compañera sentimental y madre de sus cuatro hijos, que tras salir derrotada en la primera vuelta llamó a votar por él. Anoche, mientras se dirigía a los militantes socialistas reunidos en la sede de la calle Solférino, ella estaba - imagen desconcertante-a su derecha...
La elección de Hollande como candidato al Elíseo es una consecuencia política directa del seísmo provocado por la detención el 14 de mayo en Nueva York, acusado de violación, del ex director del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn, que privó a los socialistas de su mejor baza. Sin la defección de Strauss-Kahn, el gran favorito de los franceses para 2012, Hollande no habría llegado hasta aquí.
La inopinada caída de Strauss-Kahn, a sólo dos meses del plazo de presentación de candidaturas para las primarias, dio la oportunidad a Hollande y lastró gravemente las posibilidades de Martine Aubry, derrotada pese a contar con el apoyo del aparato y de los principales barones del partido. Cuando Aubry lanzó su candidatura, en la universidad de verano socialista de La Rochelle, a finales de agosto, Hollande llevaba ya meses pateándose todo el país.
Acusado por su rival de ser el "candidato del sistema", Hollande ha ganado hablando de rigor, mostrando moderación. Anoche repitió las tres divisas de su propuesta política. La primera de ellas, credibilidad. Justicia y esperanza, las otras dos. El presidenciable socialista se presentó como "el candidato del respeto, del diálogo y de la democracia", y prometió poner todo el empeño en "hacer realidad el cambio".
Hollande, "hombre del reagrupamiento" - como él mismo se definió-,prometió también unidad y tendió la mano a sus rivales. "Aquí no ha perdido nadie, todos hemos ganado", afirmó.
Martine Aubry, que anoche recuperó automáticamente sus funciones como primera secretaria del PS - que había dejado temporalmente en suspenso-,aceptó con dignidad la victoria de Hollande y ofreció también ponerse al servicio de su candidatura. Nadie - fuera de la derecha-cuestionó su continuidad en el cargo.
Hollande y Aubry aparecieron anoche juntos y sonrientes ante los militantes. La imagen de unidad era perfecta. El tiempo dirá si era, además, verdadera.
El éxito indiscutible de participación democrática en las primarias abiertas organizadas por el PS ha hecho que este sistema de elección del futuro candidato al Elíseo - inédito en Francia hasta ahora-haya acabando prendiendo entre los ciudadanos franceses, por encima de sus diferencias ideológicas. Un sondeo de TNS Sofres hecho público ayer constata una importante adhesión de los electores a las primarias como concepto - el 57% se manifiesta a favor-y una inclinación creciente a generalizarlo.
Los votantes de la derecha, aunque menos entusiastas - 46% a favor por 41% en contra-,desearían sin embargo de forma claramente mayoritaria - un 56%, por encima incluso de la media de los franceses, del 55%-la celebración de primarias en la UMP cara a las elecciones presidenciales de 2017. Para entonces, Nicolas Sarkozy - en el caso en que fuera reelegido la próxima primavera-,no podría volver a presentarse, tras cumplir dos mandatos consecutivos en el Elíseo, y la derecha estará obligada a buscar un nuevo cabeza de cartel.
Lógicamente, la mayoría de los simpatizantes de la UMP no considera apropiado hacerlo para las elecciones de 2012, dado que el presidente saliente pertenece a sus filas. Aun así un 33% no lo vería mal...
A la dirección de la UMP, este fenómeno la ha cogido totalmente fuera de juego. La plana mayor del partido de Sarkozy, con el secretario general, Jean-François Copé, a la cabeza, ha intentado por todos los medios descalificar las primarias, tanto como método como por su desarrollo, llegando incluso a minimizar el éxito de participación. El presidente francés apeló al mismísimo general De Gaulle para zanjar que la V República prevé dos vueltas para elegir al presidente, no cuatro...
Sin embargo, los barones de la derecha que han discrepado del discurso oficial han sido numerosos y altamente cualificados. Al frente de todos ellos, el primer ministro, François Fillon, que calificó las primarias como un sistema de elección moderno y lo defendió para las presidenciales de 2017. La UMP esperaba que las primarias dividieran al PS, pero les han dividido a ellos mismos.
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