El objetivo del presidente francés no era tanto abordar la crisis de la zona euro, ni la situación particular en la que se encuentran algunos países europeos –a España e Irlanda sólo aludió de pasada–, como hacer tragar la amarga píldora de los recortes.
“Durante decenios, hemos hecho como si pudiéramos exonerarnos de las reglas de sentido común que las familias se imponen a sí mismas –dijo Sarkozy aludiendo al laxismo presupuestarios de los sucesivos gobiernos de izquierda y de derecha en Francia–. Y los países que no se han despertado a tiempo son países que hoy ya no pueden hacer frente. Miren cómo esto cambia rápido...”, afirmó antes de citar el caso español. Y concluyó: “Un país que no hace el esfuerzo de controlar sus gastos es un país que ya no es independiente”.
El presidente francés pronunció estas palabras el mismo día en que la Asamblea Nacional empezaba a discutir el proyecto de presupuestos de la Seguridad Social , convertida en un auténtico agujero negro. Decidido a reducir el déficit de los 18.200 millones previstos este año a 13.900 –¡ni siquiera soñar en superávit!–, el Gobierno francés plantea entre otras medidas una especialmente controvertida: la reducción de la indemnización diaria en concepto de baja por enfermedad del 50% del salario bruto al 60% del salario neto...
Los recortes en el presupuesto de la Seguridad Social , al igual que los generales del Estado, amenazan en cualquier caso en verse agravados. Las cuentas, calculadas sobre una previsión de crecimiento del 1,75% para 2012, ya están caducas: el Gobierno podría reducir esta previsión a un escaso 1% en los próximos días.
El diario Le Monde constataba ayer en su editorial que si Francia debe acomodarse hoy al diseño de una futura “Europa alemana” es por su culpa: “Habría podido evitarlo si se hubiera dado los medios, si no se hubiera dejado debilitar por sus déficit de todo tipo, financieros, comerciales y de competitividad”.
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