lunes, 3 de octubre de 2011

“No odio a Strauss-Kahn, le desprecio”

“No siento odio por Strauss-Kahn, sino desprecio”. De apariencia frágil pero de una fortaleza insospechada, la periodista y escritora Tristane Banon compareció anoche en el mismo plató de televisión que el ex director del Fondo Monetario Internacional (FMI) hace diez días para reiterar en voz alta y ante toda Francia sus acusaciones contra el político socialista, al que inculpa de un intento de violación en febrero de 2003. “Intentó violarme y lo mantengo. Y estoy segura de que me habría violado si no logro escapar”, afirmó con entereza y seguridad en una entrevista emitida en directo por TF1.
Banon, que desistió en su día de presentar denuncia aconsejada por su madre –la militante socialista Anne Mansouret-, se decidió finalmente a hacerlo a raíz de la detención de Dominique Strauss-Kahn el pasado 14 de mayo en Estados Unidos acusado de la presunta violación de una empleada del hotel Sofitel de Manhattan, Nafissatou Diallo, y la formalizó poco antes de que la fiscalía de Nueva York retirara los cargos contra el ex director del FMI por falta de pruebas.

Banon y Strauss-Kahn fueron confrontados ayer cara a cara, durante algo más de dos horas, por orden de la fiscalía ante los investigadores de la Brigada de represión de la delincuencia contra las personas (BRDP) de la Policía. No fue propiamente un careo, en el sentido en  que se conoce en el sistema judicial español, puesto que ambos no se interpelaron directamente, sino que se limitaron a contestar a las preguntas de los agentes. No había presente ninguna autoridad judicial, ni los abogados de las partes. A la salida, Strauss-Kahn se dirigió a pie hacia su coche con parsimonia y exhibiendo una sonrisa forzada ante las decenas de periodistas allí concentrados. Banon, en cambio, salió disparada a bordo de un furgón policial, que remontó la calle en contra dirección.

“Strauss-Kahn se ha conducido [durante el cara a cara] con la misma arrogancia y frialdad que demostró en su intervención televisiva”, explicó Banon a la entrevistadora de TF1, Laurence Ferrari. “Esperaba que se disculpara de alguna forma, pero no lo ha hecho. No se ha atrevido a mirarme en ningún momento”, añadió. Preguntada por si sentía odio hacia su presunto agresor, respondió: “Odio no, desprecio. El mismo desprecio que él mostró hacia mi, hacia Nafissatou Diallo y hacia todos los franceses”.

Tanto Banon como Strauss-Kahn mantuvieron su versión de los hechos, según informó por su parte el abogado de este último, Henri Leclerc, quien descartó que su defendido tuviera que pedir disculpas a la periodista: “No tiene nada de qué excusarse”, dijo. La versión dada por Strauss-Kahn ha variado con el tiempo. Si en un principio negó rotudamente que hubiera pasado nada anormal en su entrevista con Banon, posteriormente admitió ante la policía haber intentado besarla. Según el abogado de la presunta víctima, David Koubbi, sería esta segunda versión –que calificó de “falsa”- la que Strauss-Kahn habría confirmado de nuevo ayer. Banon aseguró que el político socialista habría incurrido en diversas “incoherencias”.

La fiscalía de París deberá decidir ahora qué curso le da al caso. Puede archivarlo, si considera que no hay indicios suficientes de delito o si –aún habiéndolos- los juzga constitutivos de un delito de agresión sexual, que prescribe a los tres años. O bien puede traspasarlo a un juez  de instrucción, si llega a la conclusión de que pudo tratarse en efecto de un intento de violación, puesto que su plazo de prescripción –diez años- permitiría todavía juzgarlo. Banon sostuvo anoche la imposibilidad de probar materialmente la “intención” de violar –lo que juzgó un defecto de la ley francesa- y avanzó que si el caso es archivado se constituirá en parte civil, lo que comportará automáticamente la designación de un juez de instrucción.

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