jueves, 29 de septiembre de 2011

La emergencia de Montebourg

La sorpresa todavía es posible en el Partido Socialista francés, pero quizá no la acabe dando –en contra de lo que ella misma cree- la indomable Ségolène Royal. Entre un François Hollande que cada día consolida un poco más su condición de favorito y una Martine Aubry que va perdiendo aliento, una nueva figura se destaca en el proceso de las primarias socialistas para designar a su candidato al Elíseo en 2012: Arnaud Montebourg. A punto de cumplir 49 años, representante de la nueva generación de dirigentes del PS que disputa el poder a los viejos elefantes del partido, el diputado de Saône-et-Loire ha experimentado un acusado ascenso en las últimas semanas, hasta el punto de poner en peligro el tercer lugar ocupado hasta ahora por Royal.
Dos sondeos simultáneos, de Ipsos-Logica –para Le Monde-France Télévisions- y de Opinion Way-Fiducia –para Le Figaro-LCI-, han constatado la notable progresión de Montebourg, que ha pasado de una intención de voto de entre el 5% y el 8% a colocarse en el 10%, muy cerca de Royal, a quien se atribuye entre el 11% y el 13%. Según ambas encuestas Hollande se mantendría en cabeza con un 43%, mientras que la primera secretaria del PS sigue –a poco más de una semana de la primera vuelta de las primarias- muy a distancia de su antecesor, con un 30-33%. Los otros dos aspirantes, Manuel Valls (5%) y Jean-Michel Baylet (1%), aparecen ya muy descolgados.

La ascensión de Arnaud Montebourg, espoleada sin duda por el primer debate televisado entre los seis aspirantes celebrado la semana pasada, se verá probablemente confortada con el segundo debate emitido ayer tarde. Montebourg, con un discurso radical y un tono apasionado, fue percibido por los telespectadores –según aparecía en los foros de internet- como uno de los más convincentes, junto a Hollande.

La originalidad de Montebourg, que se enfrentó con Valls –a quien acusó de adoptar recetas propias de la derecha- y con Aubry –a quien reprochó su complacencia ante los casos de presunta corrupción en el partido-, radica en su discurso decididamente antoiglobalización. El secretario nacional de Renovación del PS defiende un proteccionismo europeo frente a la competencia desleal de los países emergentes y pone el acento en la necesidad de disciplinar al sector financiero, colocando en particular a los bancos bajo la intervención directa del Estado. Adalid de la lucha anticorrupción, propone en fin una renovación democrática con la fundación de la VI República.

Con su imagen de jinete solitario y joven rebelde, Montebourg ha eludido siempre la adscripción a alguna de las corrientes tradicionales del PS y no ha dudado en quedarse solo antes que renunciar a lo que cree, como demostró en el congreso de 2006 en Le Mans. Como Royal, va por libre. Como Royal hace cinco años, puede dar una sorpresa.

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