lunes, 21 de enero de 2013

Más muertos en Ain Amenas


La dimensión de la tragedia de Ain Amenas crece conforme pasan las horas. A los 23 rehenes muertos en el asalto islamista a la planta gasista de Tiganturin reconocidos oficialmente hasta ahora por el Gobierno argelino, podrían sumarse varias decenas más de víctimas mortales. A la espera del balance definitivo, que podría ser comunicado hoy por el primer ministro, Abdelmalek Sellal, el canal de televisión privado Ennahar informó ayer de que el ejército había encontrado 25 cadáveres más en las instalaciones, una cifra que el diario El Watan aumentaba a unos 30.

El ministro del Interior, Mohamed Said Belaid, admitió anoche en televisión que el número definitivo de muertos iba sin duda a aumentar y subrayó que los militares todavía estaban procediendo a las labores de búsqueda en la planta gasista, además de a la desactivación de los explosivos colocados por los terroristas.
Además de los 32 islamistas muertos por las tropas argelinas durante su asalto, se supo que cinco de ellos fueron detenidos vivos ayer por la mañana en la misma planta y que otros tres lograron darse a la fuga. Estas cifras cuadran con las ofrecidas por el líder del grupo al que pertenecían todos los miembros del comando, “Los que firman con sangre”, el islamista argelino Mojtar Belmojtar, que en un vídeo difundido a través del sitio web Sahara Media habló de una cuarentena de activistas procedentes de diversos países, incluida Europa. Algunas fuentes sostienen que entre ellos habría un francés.

Mojtar Belmojtar reivindicó el asalto a la planta gasista de Ain Amenas –explotada conjuntamente por la compañía agelina Sonatrach, la británica British Petroleum (BP) y la noruega Statoil– en nombre de Al Qaeda y la presentó como una represalia por la intervención militar francesa contra los grupos yihadistas del norte de Mali. El líder islamista se dijo abierto a “negociar” con los países occidentales si Francia detiene su intervención.

El Gobierno argelino cifró en 792 el número de empleados de la planta de extracción de gas rescatados con vida, 685 de nacionalidad argelina y 107 extranjeros. Pero ha sido mucho más vago en lo que respecta a las víctimas mortales. Varios países expresaban todavía ayer su preocupación por la falta de noticias de varios de sus nacionales. Era el caso de Noruega, que ignoraba el destino de cinco de sus ciudadanos. Y de Japón, que no tenía noticias de una decena de personas. El primer ministro, Shinzo Abe, pidió en una conferencia de prensa a las autoridades argelinas que aclaren cuanto antes la situación. Poco después, fuentes hospitalarias de Ain Amenas aseguraron que en la morgue tenían los cadáveres de 12 japoneses.

Los testimonios de los rehenes supervivientes coinciden en describir un auténtico infierno. Los terroristas, según sus relatos, actuaron con una crueldad sólo comparable a su determinación. Los japoneses, por cierto, pagaron inmediatamente con su vida su nacionalidad extranjera. Según varios testigos argelinos, los islamistas asesinaron a algunos de ellos en sus habitaciones, a cuyas puertas llamaron hablando en inglés con acento norteamericano. “Fueron ejecutados salvajemente”, señaló a la agencia France Presse un empleado argelino, Brahim, que contabilizó hasta nueve japoneses de la empresa JGC muertos. “Estaban al corriente de todos nuestros procedimientos y conocían las habitaciones en las que estaban los extranjeros”, añadió un colega.

Los terroristas buscaban a los extranjeros, a “los cristianos”, y trataron de forma preferente a los argelinos. Los expatriados capturados fueron recluidos aparte y les colgaron explosivos del cuello. Algunos de los que se salvaron lograron darse a la fuga aprovechando algún momento de confusión, como el irlandés Stephen McFaul, que huyó cuando el ejército argelino atacó al convoy de terroristas y rehenes que pretendía abandonar el lugar. Un trabajador noruego caminó durante 15 horas por el desierto hasta Ain Amenas, la ciudad más cercana, a 50 kilómetros de la planta.

El francés Alexandre Berceaux se salvó escondiendose durante cerca de 40 horas debajo de su cama, auxiliado –con comida y agua– por algunos colegas argelinos. “Disparaban por todas partes –explicó ayer visiblemente conmocionado–, fue muy largo y muy frío”. 


Los rehenes franceses en el Sahel siguen vivos

Los siete rehenes franceses en manos de diversos grupos islamistas en la zona del Sahel siguen vivos. Así lo declaró ayer el ministro de Defensa, Jean-Yves Le Drian en el canal de televisión France 5, donde aseguró que el Gobierno mantenía contacto con los diferentes secuestradores. Poco antes, sin embargo, su colega de Exteriores, Laurent Fabius, había dicho en una emisora de radio que no había habido contactos recientes... El presidente, François Hollande, recibió ayer en el Elíseo a las familias de los secuestrados, a quienes expresó el apoyo del Estado y prometió que se seguirá haciendo todo lo posible para conseguir su liberación. La situación de los rehenes, que ya era de por sí difícil, se ha agravado tras la intervención militar francesa en Mali.

La mayor parte de los secuestrados están retenidos por Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI): es el caso de los cuatro trabajadores de la planta de extracción de uranio de Arlit, en el norte de Níger –Thierry Dol, Daniel Larribe, Pierre Legrand y Marc Féret–, capturados el 16 de septiembre del 2010, y de dos geólogos –Serge Lazarevic y Philippe Verdon– secuestrados a su vez el 24 de noviembre del 2011 en un hotel de Hombori, en el nordeste de Mali. Finalmente, el séptimo rehén –Gilberto Rodrígiez Leal, un jubilado de origen portugués y nacionalidad francesa–, secuestrado el 20 de noviembre del 2011 en el oeste de Mali, está en manos del Movimiento para la Unicidad y la Yihad en África de Oesta (Muyao)





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