martes, 15 de enero de 2013

Francia se enreda en Mali


La guerra de Mali no va a ser un paseo militar para Francia. La capacidad de resistencia y el poder de respuesta demostrado en cuatro días de combates por las fuerzas islamistas del norte del país –que en las últimas horas han lanzado una contraofensiva al oeste y tomado la ciudad de Diabali–, unida a la debilidad flagrante del ejército regular maliense, amenaza con arrastrar a Francia a un largo conflicto de desgaste. ante esta situación, París se dispone a reforzar su intervención militar con el envío de más tropas a la zona. Los 500 soldados llegados el pasado fin de semana a la capital, Bamako, podrían elevarse en los próximos días a 2.500 e implicarse en los combates terrestres, ya sea para contener los ataques islamistas, ya sea para lanzar una ofensiva hacia el norte.

El Gobierno francés insistió ayer, por boca de su ministro de Asuntos Exteriores, Laurent Fabius, en que “Francia no tiene ninguna vocación de intervenir sola” y llamó a la comunidad internacional a implicarse decididamente en Mali, donde el riesgo de constitución de un Estado islamista –“terrorista”, según la terminología utilizada por París– representaría un serio riesgo para África del Oeste, donde Francia conserva importantes intereses, pero también para toda Europa.

Francia ha empezado a recibir apoyo logístico y de transporte de sus aliados –Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Dinamarca, Holanda...–, pero ninguno de ellos tiene la menor intención de comprometerse militarmente. Paralelamente, diversos países africanos –Senegal, Níger, Costa de Marfil, Burkina-Faso, Benin, Togo...– han anunciado la aportación de tropas para constituir el contingente africano de 3.300 soldados autorizado por la ONU para apoyar al ejército maliense en su objetivo de reconquistar el norte del país, controlado por las fuerzas islamistas desde la primavera del 2012. Pero, como subrayaban expertos militares, difícilmente este contingente estará operativo antes de tres meses... Y cuando lo esté, parece dificil que resulte suficiente para sostener a un ejército –el de Mali– prácticamente desarbolado y hacer frente a unos adversarios fuertemente armados, con material moderno, bien organizados y extremadamente motivados.

Los ataques aéreos lanzados por Francia contra las fuerzas islamistas en el frente y en sus bases de retaguardia –en los que ha utilizado cazabombarderos Mirage y Rafale– han permitido detener uno de los ejes de la ofensiva islamista, que el jueves pasado llegó a amenazar seriamente con llegar a la capital y precipitó la intervención francesa. En este eje, situado en el este, el ejército maliense apoyado por los franceses ha conseguido reconquistar la ciudad de Konna y forzado el repliegue de las fuerzas del grupo islamista tuareg Ansar al Din.

Pero este éxito no ha tenido equivalente en el sector oeste, donde las tropas malienses deben hacer frente a las milicias de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI). Los salafistas lanzaron ayer una contraofensiva en la zona y consiguieron tomar el control, después de violentos combates, de la localidad de Diabali, cerca de la frontera con Mauritania y a tan sólo 400 kilómetros de Bamako. Una victoria que demuestra –como lo hizo la muerte del piloto de un helicóptero de combate francés– la capacidad militar de los islamistas y confirma que las cosas no serán fáciles.

Francia, en lo que ha bautizado como Operación Serval –nombre de un felino del desierto–, ha desplegado hasta ahora entre 500 y 600 soldados, la mayor parte de los cuales permanecen en Bamako, oficialmente para reforzar la seguridad de la capital y proteger a los 6.000 residentes franceses. Una cincuentena de soldados de las fuerzas especiales se encuentran en la zona del frente. Pero este dispositivo, contenido, podría elevarse rápidamente hasta los 2.500 soldados, que serían enviados hacia el centro del país. Algunas fuentes sostienen que el objetivo –de acuerdo con lo expresado por el presidente François Hollande– sería únicamente el de desplegarse como fuerza de contención para frenar nuevas ofensivas islamistas. Pero algunos expertos militares consideran que lo conveniente sería aprovechar la situación y, valiéndose de control absoluto del espacio aérero, atacar al norte.

“Si no se va más allá de la destrucción de objetivos militares, no hay que creer que la victoria estará conseguida –apuntó en declaraciones a France Presse elpolitólogo Bruno Tertrais, de la Fundación para la Investigación Estratégica–. Después habrá que ocupar el terreno de forma duradera y, en consecuencia, desplegar hombres y medios”.

Las fuerzas islamistas, en concreto AQMI y otra de las miliacias asociadas, el Movimiento por la Unicidad y la Yihad en África del Oeste (Mujao), amenazaron a los franceses con golpear “en el corazón de Francia” como represalia. El Ministerio del Interior considera que la amenaza de atentados terroristas es real y elevada, y ha decidido reforzar la vigilancia en los edificios públicos e infraestructuras de transporte. La única buena noticia en este terreno es el pronunciamiento de los independentistas tuaregs del Movimiento Nacional para la Liberación del Azaward (MNLA) de apoyar a los franceses en el desierto.

Los malienses, espantados por el régimen de terror impuesto por los islamistas en el norte del país, con lapidaciones y amputaciones, han recibido con entusiasmo la intervención francesa. En Bamako, proliferan las banderas francesas como muestra de reconocimiento. Pero los combates han empezado a arrojar a los caminos a miles de refugiados. La ONU calcula que 30.000 personas han huido de la zona.


Los ‘shebab’ difunden la foto del comando muerto

Los shebab, como se conoce a los milicianos del grupo islamista somalí Al Shabab, difundieron ayer a través de las redes sociales de internet una imagen del presunto cadáver del comando francés que cayó herido y fue apresado durante la fallida operación de rescate de un rehén francés el pasado sábado. El primer ministro francés, Jean-Marc Ayrault, censuró lo que calificó de “puesta en escena particularmente odiosa”. Los medios de comunicación franceses renunciaron voluntariamente a reproducir la foto. Dos comandos franceses murieron en el asalto lanzado el sábado por los servicios especiales de la Diorección General de Seguridad Exterior (DGSE) –servicios secretos– en la población de Bulomarer, en el sur de Somalia, en un intento de liberar a uno de los suyos, el agente conocido bajo el seudónimo Denis Allex, que había sido secuestrado en Mogadiscio en julio del 2009. París da por hecho que Allex fue asesinado por sus captores durante el asalto. La razón del fracaso parece haber estribado en que los comandos franceses –una cincuentena de hombres, trasladados en helicópteros a un punto situado a tres kilómetros del objetivo– fueron detectados por los shebab antes de llegar a la casa donde estaba retenido Denis Allex, lo que eliminó el factor sorpresa y permitió a los islamistas –más numerosos– preparar su defensa.






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