miércoles, 23 de enero de 2013

Los amigos de Saddam, en el banquillo


Veinte personas, entre ellas el ex ministro francés del Interior Charles Pasqua; el actual presidente de la petrolera Total, Christophe de Margerie, y varios ex altos diplomáticos franceses, se sientan desde el lunes en el banquillo de los acusados por el fraude del programa de la ONU Petróleo por Alimentos, que entre 1996 y 2002 permitió al régimen iraquí de Saddam Hussein vender parte de su petróleo –hasta entonces sometido a un embargo total por su invasión de Kuwait– con el fin de adquirir medicamentos y alimentos de primera necesidad para la población.

El fraude, descubierto tras la caída de Saddam Hussein en el 2003 tras la guerra de Iraq, fue evaluado por una comisión de las Naciones Unidas en entre 10.000 y 40.000 millones de dólares (entre 7.500 y 30.000 millones de euros) y salpicó a numerosos países. El Gobierno de Iraq, por una parte, otorgaba a personalidades extranjeras amigas del régimen millones de barriles de petróleo –que luego eran revendidos a terceros– en pago a su tráfico de influencias en favor de la anulación del embargo. Y, por otra, exigía el pago, por el petróleo, de un sobreprecio en negro, por encima de las tarifas fijadas por la ONU, que iba a engrosar los bolsillos de lo notables del régimen.

El Tribunal de París trata de determinar ahora, más de dos décadas después de los hechos, las responsabilidades francesas en este fraude. La vista se inició el lunes con una suspensión cautelar del juicio, debido a la presentación de dos cuestiones previas de constitucionalidad presentadas por una parte de la defensa. El tribunal debe decidir ahora si las considera fundadas, a lo que la fiscalía se opone, o no. Si es que sí, deberá entonces trasladarlas al Tribunal de Casación, lo que podría retrasar la reanudación del juicio varios meses.

Contra el ex ministro Charles Pasqua, una de las figuras históricas del gaullismo, hay únicamente un documento rescatado por los norteamericanos en los archivos de Saddam Hussein, cuya autenticidad es contestada por el acusado, que parecería implicarle en el fraude. Pero no hay pruebas de que hubiera recibido el petróleo supuestamente asignado –dos millones de barriles– ni que hubiera ingresado dinero alguno.

No es el caso de su ex consejero diplomático, Bernard Guillet, a quien la acusación señala como beneficiario de 200.000 dólares (150.000 euros). O de Serge Boidevaix, ex secretario general del Quai d’Orsay, y Jean-Bernard Mérimée, ex representante de Francia en la ONU, que han admitido haberse beneficiado del sistema. El primero podría haber ingresado 400.000 dólares (300.000 euros) y el segundo, 165.000 dólares (124.000 euros). El presidente de Total, Christophe de Margerie, que en la época era director de Explotación-Producción del grupo, alega una total ignorancia del asunto.



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