Los soldados
franceses combaten ya directamente en Mali contra las fuerzas islamistas que
controlan el norte del país. La Operación Serval, que empezó como una acción de
apoyo aéreo en respaldo del ejército regular maliense para hacer frente a la
ofensiva de los yihadistas, se ha convertido en una intervención terrestre. Los
bombardeos desde el aire, a cargo de cazas Mirage y Rafale, sobre las
posiciones, bases y centros logísticos de los islamistas han empezado a perder
efectividad, ante la dispersión de las fuerzas yihadistas en la vastedad del
desierto y su dilución entre la población local en las ciudades, obligando a
descender al suelo.
Efectivos de las fuerzas especiales francesas ha entrado ya
en combate con los islamistas en la zona de Diabaly, en el este de Mali, una
ciudad conquistada por los islamistas de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI)
el lunes. Fuentes malienses de seguridad aseguraron a France Presse que los
franceses combatían “cuerpo a cuerpo” con los yihadistas, un extremo este
último que el Ministerio francés de Defensa desmintió después. Las tropas
francesas estarían también apoyando al ejército maliense en su intento por
recuperar la ciudad de Konna, en el oeste, cuya pérdida el pasado jueves ante
la ofensiva islamista precipitó la intervención militar de Francia. Grupos de
blindados franceses estaban desplegándose a su vez en la zona próxima al frente
y ayer tomaron el control preventivo de un puente estratégico sobre el río
Níger cerca de Markala.
Francia cuenta en este momento con 800 soldados desplegados
en Mali, una cifra que debería alcanzar en los próximos días los 2.500.
Paralelamente, los países africanos comprometidos en el envío de una fuerza
internacional a Mali integrada por 3.300 soldados –Senegal, Níger, Burkina
Faso, Costa de Marfil, Togo, Benin, Guinea, Ghana...– han empezado a acelerar
los preparativos.
En Francia, las dos cámaras del Parlamento –la Asamblea
Nacional y el Senado– debatieron la intervención militar en la antigua colonia,
aunque sin que mediara ninguna votación. El apoyo a la intervención fue
prácticamente unánime, aunque el secretario general de la UMP, Jean-François
Copé, puso el dedo en la llaga al expresar su preocupación por el hecho de que
Francia se encuentre “aislada” y hg frente en solitario al problema. Fuera del
hemiciclo, el presidente François Hollande, negó que Francia se encuentre sola
y repasó una vez más los apoyos políticos recibidos del Consejo de Seguridad de
la ONU, los países africanos y la Unión Europea, algunos de cuyos miembros
prestan asimismo apoyo logístico. “Si no hubiéramos intervenido –reiteró una
vez más–, Mali hubiera sido completamente conquistado por los terroristas”.
Fuentes del Elíseo insistieron en quitar hierro a la situación, subrayando que
una vez iniciada la operación sería muy difícil y complejo incorporar a otros
países al dispositivo.
Paralelamente, el fiscal del Tribunal Penal Internacional,
Fatou Bensouda, anunció ayer la apertura de una investigación oficial sobre los
crímenes de guerra cometidos en Mali desde el inicio de la guerra en enero del
2012.
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