jueves, 17 de enero de 2013

Contragolpe islamista en Argelia


Cinco días después de que Francia empezara su intervención militar para combatir a los islamistas en Mali, los yihadistas dieron ayer un espectacular contragolpe al asaltar una planta gasista en el este de Argelia y secuestrar a 41 occidentales –estadounidenses, noruegos, británicos, japoneses y probablemente también franceses– que al cierre de esta edición mantenían como rehenes y a cambio de cuyas vidas reclamaban el cese de la intervención armada francesa. En el asalto, que se produjo en la madrugada del miércoles, murieron un británico y un argelino, y seis personas más resultaron heridas, entre ellas dos británicos y un noruego. El ejército, la gendarmería y las fuerzas especiales argelinas –los ninja– tenían rodeada la planta, que los islamistas amenazaban con hacer volar por los aires si los militares lanzaban un ataque.

El objeto del asalto es la planta de extracción de gas natural de Ain Amenas, situada a escasos kilómetros de la frontera con Libia y a más de 1.000 kilómetros de Mali, país del que los asaltantes aseguraron venir (algo que el ministro del Interior argelino, Dahu Uld Kablia, descartó, asegurando que eran de la región). La planta es explotada por la sociedad argelina Sonatrach en colaboración con la británica British Petroleum (BP) y la noruega Statoil, y en ella trabajan 700 personas.

Los asaltantes, un grupo fuertemente armado integrado al parecer por unos 60 combatientes, pertenecen a la organización “Los que firman con sangre”, una facción creada el año pasado por el argelino Mojtar Belmojtar, uno de los fundadores de Al Qaeda del Magreb Islámico (AQMI). Además de una respuesta a la intervención francesa, la operación parece también una represalia directa contra Argelia por haber abierto su espacio aéreo a los aviones de combate franceses Rafale que han bombardeado estos días las bases islamistas en el norte de Mali y por haber cerrado su frontera terrestre con este país.

Una gran confusión reinaba todavía anoche sobre la nacionalidad de los 41 occidentales secuestrados por los islamistas –que, según testimonios contactados telefónicamente, los mantenían encerrados en unos locales de la planta–, así como el número de trabajadores argelinos –al parecer, varios centenares– que seguirían retenidos en el recinto, pese a que una parte habrían sido liberados. Entre ellos hay, al menos, 150 empleados locales de la empresa francesa CIS Catering.

Según una primera reivindicación a la agencia privada de noticias mauritana ANI, entre los rehenes habría siete estadounidenses –lo que ha sido confirmado por Washington, aunque sin precisar su número–. El Gobierno noruego confirmó por su parte que entre los retenidos había también 13 ciudadanos de esta nacionalidad. Está confirmada asimismo la presencia de británicos –entre ellos, un norirlandés– y de japoneses. Y se sospecha que puede haber también franceses, pero el presidente François Hollande aseguró anoche no haber podido todavía verificar este extremo. Los occidentales permanecen, al parecer, recluidos y atados. Mientras que el resto del personal puede moverse más o menos libremante por la planta.

Los secuestradores exigieron al Gobierno argelino la liberación de cien islamistas presos en las cárceles argelinas y un paso franco para abandonar el país con los rehenes extranjeros. El ministro del Interior, Dahou Ould Kablia, aseguró que no había “nada que negociar con los terroristas”. Los islamistas replicaron amenazando con destruir la planta, en la que han colocado explosivos, si el ejército decida lanzar un asalto.
“Somos miembros de Al Qaeda y hemos venido del norte de Mali. Pertenecemos a la brigada Jaled Abul Abbas, Mojtar Belmojtar”, declaró un portavoz de los asaltates en el momento de reinvidicar la acción. Y recordó que Belmojtar había “amenazado con responder a toda intervención militar en Mali”. Venidos de Mali –lo que nadie cree, por más que tengan vínculos–, de la vecina Libia o del propio desierto argelino, los expertos consideran que el asalto a la planta debía haber sido preparado desde hace tiempo y los acontecimientos en Mali sólo lo habrían precipitado.

Mojtar Belmojtar, el tuerto, que recientemente se separó de AQMI, era uno de los jefes militares del GIA (Grupo Islamista Armado), que en los años noventa puso a Argelia a sangre y fuego. Posteriormente, participó en la fundación de Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC), que en el año 2007 se convirtió en la rama magrebí de Al Qaeda. Su grupo, instalado en el Sahel, se especializó en los últimos años en el secuestro de ciudadanos occidentales, con el fin de obtener rescates con los que financiar la compra de armas. Francia le atribuye el secuestro y muerte de cuatro franceses en Mauritania en el 2007. También se le atribuye el secuestro de otros dos s franceses que resultaron muertos en enero del 2011, en la frontera entre Mali y Níger, en otra operación fallida operación de rescate de los servcicios especiales.





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