domingo, 13 de enero de 2013

Francia limita su intervención en Mali


La intervención militar de Francia en Mali durará todo lo que sea necesario, pero no más. Y, sobre todo, en ningún caso irá más allá de detener el avance hacia el sur de los islamistas que ya controlan el norte del país y de garantizar, de este modo, el despliegue de una fuerza militar africana en apoyo del ejército regular maliense, tal como acordó el Consejo de Seguridad de la ONU en diciembre. Se trata, pues, únicamente de estabilizar la situación y ganar tiempo para que pueda desplegarse la nueva fuerza internacional. Así lo subrayó ayer el presidente francés, François Hollande, tras reunir en el Elíseo al Consejo de Defensa. “He dado hoy, de nuevo, todas las instrucciones para que los medios utilizados por Francia estén estrictamente limitados a este objetivo”, afirmó.

La intervención francesa, bautizada con el nombre de Operación Serval –nombre de un felino del desierto– e iniciada la tarde del viernes con ataques aéreos sobre las fuerzas islamistas, ha conseguido ya detener provisionalmente el avance de los rebeldes. Pero le ha costado también su primera víctima: un piloto, el teniente Damien Boiteux –del 4º Regimiento de Helicópteros de las Fuerzas Especiales–, murió alcanzado por los disparos de un arma ligera. Su muerte es un toque de alerta sobre la complejidad y los riesgos de la intervención.

Francia, que nunca quiso intervenir directamente en Mali –limitándose a dar apoyo logístico–, se ha visto impelida a hacerlo ante el derrumbamiento, el jueves en Konna, del ejército maliense frente a la ofensiva islamista, que hubiera hecho inviable e inútil toda intervención internacional. Pero no tiene ninguna intención de enviar tropas de combate terrestres y meterse en el cenagal maliense. La recuperación del norte del país deberá asumirla el propio ejército de Mali con el apoyo del contingente de 3.300 soldados que deben enviar varios países africanos. Costa de Marfil anunció el viernes el inicio de los preparativos a este respecto y otros tres países –Burkina, Níger y Senegal– confirmaron ayer el inminente envío de tropas a Mali.
“En esta operación Francia no persigue ningún otros interés particular –insistió Hollande, cons-ciente de las suspicacias que puede suscitar la intervención francesa en su antigua colonia– que la salvaguarda de un país amigo y no tiene otro objetivo que la lucha contra el terrorismo”.

El ejército francés prosiguió ayer los ataques aéreos contra los islamistas del grupo tuareg Ansar al Din y de Al Qaeda del Magreb Islámico (Aqmi), que habían lanzado su ofensiva a través de dos ejes de penetración. Además de los helicópteros de combate Gazelle de las fuerzas especiales –armados con misiles–, también fueron utilizados cazabombarderos Mirage 2000 y Mirage F1 estacionados en Chad. Según el jefe del Alto Estado Mayor de los Ejércitos, el almirante Édouard Guillaud, fueron destruidos numerosos vehículos de los islamistas, así como un centro de mando. El Gobierno maliense aseguró haber reconquistado, con el apoyo francés, la ciudad de Konna, caída el jueves.

Francia ha enviado asimismo un número indeterminado de militares a la ciudad de Sevaré, con el fin de respaldar al centro de mando táctico del ejército maliense. Asimismo, varios centenares de soldados –diversas compañías – han empezado a ser desplegados en Bamako con el fin de reforzar la seguridad de la capital, y en particular de los 6.000 residentes franceses, así como del resto de ciudadanos europeos. Las autoridades militares francesas guardan una absoluta reserva sobre el número de efectivos, el despliegue y los medios comprometidos en la Operación Serval.

El presidente interino de Mali, Dioncounda Traoré –quien había pedido oficialmente el apoyo urgente de Francia–, agradeció ayer a Hollande la intervención militar francesa, saludada tambien por Londres y Washington. Los estadounidenses han ofrecido a los franceses apoyo logístico, reavituallamiento en vuelo y aviones teledirigidos de vigilancia. Pero, por ahora, Francia está actuando en solitario.


Refuerzo de la vigilancia antiterrorista

Tras reunir en el Elíseo al al Consejo de Defensa, François Hollande anunció haber pedido al primer ministro, Jean-Marc Ayrault, el refuerzo de la vigilancia antiterrorista en Francia, en particular la seguridad de los servicios públicos y las infraestructuras de transporte. “La lucha contra el terrorismo exige también tomar todas las precauciones aquí, en Francia”, argumentó el presidente francés en una decaración por televisión. Formalmente, el Plan Vigipirate va a ser reforzado, pero se mantendrá tal como estaba ya actualmente, en el nivel rojo –el tercero en una escala de cuatro–, sin subir al nivel escarlata, que es el de máxima alerta y que normalmente se declararía tras la comisión de un atentado. Varios grupos islamistas, así en Mali como en Somalia, han anunciado ya con tomar represalias contra Francia y contra sus ciudadanos en el mundo árabe. De acuerdo con el nivel rojo de alerta –vigente desde el año 2005–, unos 1.200 soldados realizan labores de vigilancia.





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