miércoles, 30 de enero de 2013

La ayuda a Mali se queda corta


Si la ayuda militar de la comunidad internacional a la guerra contra los islamistas en Mali, asumida prácticamente en solitario por Francia, ha sido hasta ahora más bien mezquina, la contribución económica no parece estar tampoco a la altura de las necesidades. La conferencia de donantes reunida ayer en la sede de la Unión Africana (UA) en Adis Abeba, la capital de Etiopía, comprometió un total de 455,53 millones de dólares (338,6 millones de euros) para sostener el esfuerzo bélico y formar a la fuerza africana en fase de constitución, una cifra que apenas alcanza la mitad del dinero necesario para mantener un año de campaña militar.

El presidente interino de Mali, Dioncunda Traoré, agradeció el apoyo de la comunidad internacional y el presidente de Costa de Marfil y presidente de turno de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedaao), Alassane Ouattara, calificó el acuerdo de ayer de “paso decisivo”. Pero si no se dan otros pasos en los próximos meses la Misión Internacional de Apoyo a Mali, aprobada por la ONU, que debe movilizar a unos 8.000 soldados de varios países africanos, va camino del colapso. Los 338,6 millones de euros prometidos ayer quedan, en efecto, muy lejos de los 711,3 millones de euros (959 millones de dólares) en que los expertos de la Cedeado han calculado el coste de la misión militar africana durante un año.

Francia, que actualmente tiene desplegados 3.500 soldados en Mali –por sólo 1.900 africanos, de los que sólo unos pocos han empezado a actuar– ha gastado ya en apenas tres semanas 63 millones de dólares (46,7 millones de euros), según informó en la capital etíope el ministro de Asuntos Exteriores, Laurent Fabius. La Unión Europea prometió ayer aportar 63 millones de euros –por detrás de Estados Unidos (96 millones) y Japón (120 millones)–, además de movilizar a unos 500 militares para formar al ejército regular maliense.

El presidente de Mali, Dioncounda Traoré, que ocupa el cargo de forma provisional, reiteró ante la comunidad internacional su compromiso de regresar a una “situación constitucional” con la celebración de elecciones “transparentes y creíbles” antes del próximo 31 de julio. El anterior presidente, Amado Toumani Touré, elegido democráticamente, fue derrocado por un golpe de Estado militar el 22 de marzo del año pasado. El vacío de poder creado por el alzamiento tuvo como consecuencia directa la ofensiva tuareg e islamista en el norte del país.


Actos de pillaje en Tombuctú

Cientos de personas protagonizaron ayer en Tombuctú actos de pillaje en comercios regentados por árabes o tuaregs, sobre quienes la población ha volcado la sospecha de colaboración con los islamistas, que impusieron en los últimos meses un régimen de terror y que abandonaron la ciudad ante la llegada de las tropas francesas y malienses. La organización Human Roghts Watch ya había advertido la víspera del riesgo de actos de represalia e instó a las autoridades malienses a impedir un enfentamiento entre comunidades. Por otra parte, la suerte de las decenas de miles de manuscritos históricos de los siglos XV y XVI conservados en Tombuctú es todavía un misterio. Si es cierto que antes de huir los islamistas incendiaron el nuevo edificio del Instituto Ahmed Baba, inaugurado en el 2009, diveras fuentes académicas sostienen que los manuscritos no estaban almacenados allí, sino en la antigua sede del instituto, así como en Bamako y hasta en París.



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