sábado, 19 de enero de 2013

La pesadilla sigue en Argelia


La pesadilla en la planta gasista de Tiganturin, en In Amenas, en el este de Argelia, asaltada el miércoles por un grupo de islamistas armados en represalia por la intervención militar de Francia en Mali, estaba anoche lejos de haber terminado. Atrincherados en un sector de las instalaciones, una parte de los terroristas retenía todavía al cierre de esta edición a un número indeterminado de rehenes, todos ellos al parecer trabajadores extranjeros de la planta. La agencia de noticias mauritana ANI, que citó como fuente a un portavoz del grupo terrorista, “Los que firman con sangre”, liderado por el yihadista argelino Mojtar Belmojtar, dio la cifra de siete –tres belgas, dos estadounidenses, un británico y un japonés–, aunque no había ninguna confirmación oficial. Los islamistas propusieron intercambiar a los dos norteamericanos por dos terroristas presos en Estados Unidos, pero Washington rechazó de plano negociar.

Más de veinticuatro horas después de que el ejército argelino lanzara su ataque contra los terroristas en In Amenas, la situación en la planta gasista seguía sin estar controlada y la confusión más absoluta persistía sobre el balance de la operación militar, que podría haber causado varias decenas de muertos y heridos. Una fuente gubernamental argelina citada por la agencia oficial APS subrayó que el asalto se había producido en unas condiciones “extramadamente complejas” y que había evitado un “verdadero desastre”. No es éste precisamente el punto de vista de la mayor parte de las capitales occidentales con ciudadanos entre los secuestrados, muy críticas con la forma en que las autoridades argelinas han conducido la crisis.

La agencia oficial argelina APS informó, a partir de fuentes de la seguridad, de que un total de 639 personas habían sido liberadas por la intervención del ejército, de las cuales 573 eran de nacionalidad argelina. Los 66 restantes formaban parte de los 132 trabajadores extranjeros de la planta, explotada por la sociedad argelina Sonatrach, la británica British Petroleum (BP) y la noruega Statoil.

Qué ha sido de los que faltan sigue siendo un misterio. Aparte de los siete que seguían anoche en manos de sus secuestradores, la agencia de noticias argelina habló de 12 rehenes muertos durante el asalto, así como de 18 terroristas. Nada se sabe qué ha pasado con el resto de extranjeros –una sesentena–, dados provisionalmente como desaparecidos. El Gobierno noruego no sabe nada de ocho de sus nacionales.

Algunos de los extranjeros cuyo paradero se desconoce pueden haber muerto, pero otros pueden estar todavía en algún lugar indeterminado de la planta. Las instrucciones de seguridad de los empleados, ante el caso de un ataque, es esconderse. Un francés, Alexandre Berceaux, directivo de la empresa Catering International Services (CIS), ha explicado tras su liberación cómo pasó 40 horas escondido bajo la cama de su habitación. Tres ingleses se escondieron, por su parte, en el falso techo de la despensa del restaurante colectivo. En este local se encontraban agrupados unos 250 argelinos, que al escuchar los tiros y las explosiones

Los testimonios de los trabajadores liberados han permitido confirmar que los terroristas sólo estaban interesados en los trabajadores extranjeros, y en concreto los “expatriados”, enviados a la planta gasista por las dos empresas extranjeras. Según declaró un empleado argelino, Abdeljader, a la agencia Reuters los islamistas buscaban a los “cristianos e infieles”. A quienes consiguieron capturar, los ataron y los recluyeron en un local aparte, mientras los argelinos –una parte de los cuales pudieron irse y otros, la mayoría, quedaron retenidos en la planta– no fueron importunados y algunos de ellos gozaron incluso de una relativa libertad de movimientos en el interior.

Los terroristas, miembros de un grupo que ha hecho del secuestro una especialidad lucrativa, pusieron como condición para liberar al conjunto de los trabajadores de Tiganturin que las autoridades argelinas les abrieran un pasillo para poder escapar con los rehenes occidentales. Ante la negativa de Argel a negociar, los secuestradores intentaron el jueves escapar del recinto con unos cuantos rehenes a bordo de un convoy en dirección a Libia, cuya frontera se encuentra a tan sólo unas decenas de kilómetros. Fue en ese momento cuando las fuerzas especiales del ejército argelino –los llamados ninjas– entraron en acción y desencadenaron la operación de asalto.

Acorralados, los terroristas intentaron ayer jugar la baza de Estados Unidos y ofrecieron al Gobierno norteamericano intercambiar a los dos rehenes estadounidenses que permanecen en sus manos por la liberación de dos islamistas presos en Estados Unidos. Se trata del jeque Omar Abdel Rahman, considerado el inspirador del primer atentado contra las Torres Gemelas de Nueva York, en 1993, y de Aafia Siddiqui, un científico paquistaní condenado por haber disparado contra dos soldados norteamericanos en Afganistán. Washington se negó en redondo. La portavoz de la Secretaría de Estado, Victoria Nuland, subrayó que Estados Unidos “no negocia con terroristas”. El secretario de Defensa, Leon Panetta, por su parte, amenazó a los terroristas con perseguirlos hasta el final: “No encontrarán ningún santuario donde esconderse, ningún refugio, ni en Argelia, ni en el Norte de África ni en ninguna parte”, declaró.

En Francia, el ministro de Asuntos Exteriores. Laurent Fabius, confirmó que un trabajador francés de la planta gasista figura entre los muertos en In Amena, mientras que otros tres han sido liberados y están sanos y salvos. Para París, que se ha guardado mucho de criticar a Argel en este asunto, el desenlace desde el punto de vista interno es menos grave. Pero el alivio puede no ser tal, porque entre los terroristas muertos podría figurar también un francés. No sería la primera vez que se encontrara un yihadista galo en Afganistán o el Sahel. Pero sí que un islamista francés interviniera contra otros franceses. Aparte de Mohamed Merah...



No hay comentarios:

Publicar un comentario