sábado, 4 de junio de 2011

¿El final de una diarquía?

Rafael Nadal se juega en los próximos tres días en París algo más que su sexto torneo de Roland Garros y la posibilidad de igualar el récord del sueco Björn Borj. El tenista español, número 1 del ránking, arriesga también su liderazgo mundial. Nada nuevo, en cierto modo. Si no fuera porque, por primera vez desde hace seis años, quien aspira a desalojarle de la cima del tenis no es el eterno Roger Federer –“el mejor tenista de la historia”, en palabras del propio Nadal–, sino Novak Djokovic, perpetuo tercero devenido número 2, aparentemente condenado hasta hora a mirar hacia la cumbre sin esperanza. Este fin de semana en la capital francesa, el tenis mundial puede dejar de ser una diarquía.
Para conservar su trono, Nadal debe ganar imperativamente el trofeo de Roland Garros –nada evidente, a la vista de su desigual actuación hasta el momento–, empezando por la semifinal que le enfrentará hoy al escocés Andy Murray. Pero ni siquiera así puede garantizarlo. Bastará con que Djokovic venza, en la otra semifinal, a Federer para que el serbio se haga con la corona mundial, algo con lo que sueña desde niño. Gane o no gane en la final.
Si sale hoy victorioso, Djokovic, el hombre más fuerte en este momento en las canchas de tenis, igualará el récord que el legendario John McEnroe mantiene desde 1984 en número de victorias consecutivas (42) en el arranque de la temporada. El empuje implacable del serbio, que ha infligido recientemente a Nadal dos severes derrotas en Roma y Madrid, y que le persigue infatigablemente, el aliento en la nuca, justo cuando Federer empieza a declinar, contribuye a explicar el desfallecimiento de la moral del jugador balear, quien días atrás admitía estar “fatigado”. “Hace seis años que debo defender cada día mi rango de primero o segundo mundial. Es mucho estrés”, dijo.
La falta de confianza que había atenazado a Nadal durante la primera semana y media de competición llevó a su entrenador y tío, Toni Nadal, a hacerle una severa admonición: “Si sigues jugando así, da por perdido el torneo, es imposible ganar”. Así lo explicó el propio preparador a Efe, quien se mostró aliviado tras la victoria de su sobrino sobre el sueco Robin Söderling el miércoles en cuartos de final. “Ha sido una semiliberación”, confió. La mejora del juego del tenista manacorense, que parece haber recuperado su nivel habitual, le permite ahora afrontar como favorito su encuentro con Andy Murray, un jugador peligroso pero a quien Nadal ha vencido en diez de las 14 ocasiones en que se ha enfrentado con él, entre ellas la última, en Montecarlo, así como en todos los partidos –tres– que han disputado sobre tierra batida. Veteranos tenistas como Mats Wilander o Àlex Corretja consideran que Nadal no debería perder hoy.
Como favorito parte también Djokovic contra Federer, pero esta circunstancia puede jugarle una mala pasada. Libre de la presión, el jugador suizo podría aguarle la fiesta al serbio y romper su racha de victorias. A fin de cuentas, la última derrota de Djoikovic, en los Masters de Londres en noviembre pasado, fue precisamente contra Federer, decidido a demostrar que todavía tiene mucho que decir en las pistas. Si hinca la rodilla esta tarde, el tenista serbio deberá esperar al domingo para ver si puede ceñirse la corona de número 1.

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